CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 1 : Confusión al despertar
Me removí en la cama, sintiendo cómo la luz del día golpeaba mis párpados. Me llevé una mano a la frente, soltando un quejido mientras una punzada aguda atravesaba mi cabeza; el dolor palpitante apenas me dejaba pensar con claridad. Cuando finalmente abrí los ojos, el cuarto me pareció demasiado brillante, todo borroso.
Respiré hondo, tratando de calmar la sensación de vértigo que amenazaba con devolverme a la inconsciencia. Miré a mi alrededor: estaba en mi habitación, las paredes blancas, la colcha azul de colores neutros y mi cobija de apego entre mis brazos, todo estaba en su lugar.
Me tallé los ojos, intentando aclarar la visión y de alguna manera, ordenar los fragmentos dispersos de mi memoria trataban de regresar pero no había nada claro. Solo imágenes borrosas, luces brillantes, voces lejanas, y alguien sosteniendo mi mano. ¿Pero quién?
Me incorporé en la cama sintiendo que faltaba algo, como si alguien debería estar aquí pero no estaba. Miré a mi alrededor en busca de alguna pista de lo que había pasado anoche, pero la migraña me nublaba los pensamientos, haciendo imposible recordar con claridad.
Suspiré, frustrada y confundida. Algo extraño llenaba el ambiente, como si alguien hubiera estado en la habitación y se hubiera ido, dejándome sola supuse después de observar como había una silla aún lado de mi cama, no obstante en la silla había una camisa de hombre... Pasé las manos por mi cabello, intentando despejar las imágenes en mi mente. Pero no sirvió de mucho. ¿Qué pasó anoche?, murmuré en voz baja para mi misma .
Maldición... En que momento se metió o metí a un chico a mi casa, rápidamente me cubri bajo la cobija para revisar que aún mantuviera mi ropa interior, gracias al cielo aún tenía todo incluyendo mi ropa superior que me puse el día de ayer .
Note que en la silla justo debajo de la camisa estaba un pantalón y logre ver que en el bolsillo trasero se veía una billetera de cuero , Antes de pensarlo demasiado, la tome entre las manos, y al abrirla, me encontre con una credencial que incluía su nombre completo, Franco Colapinto . El nombre me sonaba vagamente familiar, como si alguna vez lo hubiera escuchado .
No tuve tiempo de averiguar más. Apenas escuche el sonido de la puerta del baño abriéndose y el vapor escapando guarde la billetera rápidamente y volví a dejarla en su lugar ya que me sobresalte y giré la cabeza rápidamente, mis ojos se abrieron de par en par al ver al chico salir envuelto solo en una toalla, su torso desnudo aún estaba húmedo por la ducha.
Me quedé inmóvil, la sorpresa me había congelando cualquier reacción , Él se encontraba secando su cabello castaño con otra toalla ya que lo tenía pegado en la frente, mirándolo sin disimulo me di cuenta que al parecer era un poco alto , al menos más que yo si que lo era.
—¿Qué? —dijo, arqueando una ceja y mostrando una sonrisa ligera —. ¿Te gusta lo que ves, rubia? —
Sentí cómo el calor subió a mis mejillas al escuchar eso y por instinto me levanté de la cama de golpe, ignorando la punzada de la migraña que amenazaba con tumbarme de nuevo. Di un paso atrás, manteniendo la distancia mientras mis ojos se clavaban en él, quien seguía ahí, completamente cómodo, como si esta situación fuera de lo más normal que podría pasar en el mundo.
— ¿Quien eres? Y ¿Que haces en mi casa? —exclamé, intentando mantener la compostura aunque el tono alterado de mi voz me traicionaba — Sal de aqui ahora mismo — Levanté una mano buscando algún objeto que tuviera en un estante cercano para arrojarle directo a la cara —
Él no pareció intimidarse en lo absoluto. En lugar de eso, soltó una suave carcajada y mi mirada nada discreta resbaló un poco a la toalla que aún colgaba peligrosamente de sus caderas. Dio unos pasos hacia mí, relajado, disfrutando cada segundo de la tensión que se sentía en el ambiente.
—¿En serio? ¿Vas a llamar a la policía solo porque me di una ducha en tú piso y te ayudé a no terminar en el suelo de una calle anoche? —Se inclinó un poco hacia mi, mirándome a los ojos —. Francamente, esperaba al menos un “gracias” antes de que empezaras a echarme —
Lo miré con el ceño fruncido, intentando procesar lo que acababa de decir. ¿Una ducha? ¿Acaso no tenía donde dormir? Y ¿Él ayudándome? Las preguntas sonaban en mi cabeza, como si estuviera tratando de resolver un rompecabezas con piezas faltantes. Intenté recordar pero solo termine con más dolor de cabeza.
—No sé de qué estás hablando , mejor sal de aquí —respondí finalmente, con tono firme pero algo dudoso, como si intentara convencerme a mí misma tanto como a él — No recuerdo absolutamente nada —
Él tal Franco suspiró dramáticamente y se encogió de hombros. Se acercó a la silla junto a la cama y tomó su camisa que había dejado sobre esta misma para ponersela, me di la vuelta para no observarlo cambiarse puesto que también se colocó su pantalón.
— Si queres puedes mirar —Me lanzó una mirada de arriba abajo sin disimulo al estar de espaldas a él — O mejor podría darte todos los detalles de la noche de ayer — pauso por un momento despues de que me diera la vuelta lentamente — Claro si es que a vos te interesa y... —
No lo deje terminar ya que cuando escuche eso, tire la cobija al suelo y le lance lo primero que había tomado en mis manos , parte de mí quería gritarle que se fuera y que ya no quería saber nada, pero otra parte en mi tenía esa curiosidad de saber que fue lo que paso, finalmente, solté un suspiro después de escuchar su queja .
Las primeras cosas que tiré, las esquivó sin esfuerzo, y eso solo encendió más mi frustración. Pero la tercera vez, mis manos se hicieron con algo un poco más pesado, una figura decorativa que lanzé sin detenerme a pensarlo dos veces.
Esta vez no tuvo tanta suerte. El objeto impactó rozando parte de su frente, provocándole un rasguño y haciéndolo tambalear , ahí fue cuando me pregunte de donde era que tenía tan buenos reflejos , sin embargo me había pasado demasiado.
Pero antes de que pudiera reaccionar note como se desvaneció enfrente mío por lo que me moví rápidamente. Aprovechando su desorientación, trate de levantarlo hasta hacerlo caer en la silla. Con el pulso acelerado, tomé una cobija que tenía cerca y comencé a atarle los brazos y el torso, asegurándome de que no pudiera moverse.
Franco seguía sin moverse, la cabeza la tenía ligeramente inclinada hacia un lado y los ojos cerrados, como si lo hubiera noqueado. Me acerqué un poco, sin saber bien qué hacer, y me incliné hasta estar frente a él, observando su rostro en busca de alguna reacción.
— Oye... —murmuré, comenzando a preocuparme un poco más de lo que quería admitir— Reacciona, no quería golpearte —
Me mordí el labio, sintiéndome entre frustrada y culpable, y estiré una mano con un poco de miedo hacia su rostro, en un intento de asegurarme de que respiraba bien. Apenas me incline más cerca, cuando sus ojos se abrieron de golpe.
—¡Sorpresa! —exclamó con una sonrisa que le iluminaba el rostro —
— Debi suponerlo — dije después de dar un paso atrás y terminar sentada sobre mi cama observandolo riendo con gracia —
Lo ignoré, ajustando la cobija con un tirón firme para evitar que pudiera liberarse. Aunque, si soy honesta, tenía mis dudas de si esta improvisada "atadura" aguantaría mucho, pero en este momento solo quería ganar un poco de control en una situación que se me estaba escapando de las manos. Franco sin embargo por su parte, estaba lejos de sentirse intimidado. Su expresión era de diversión, sus ojos brillaban con una chispa de atención.
—¿Así que queres tenerme bajo control atandome? —continuó, inclinando la cabeza de un lado a otro, como si evaluara cada movimiento que hacía —
—No recuerdo quien eres y no te conozco —repliqué, terminando de asegurar el nudo y echándome hacia atrás, cruzándome de brazos— Solo quiero oír tu historia sin que andes por ahí caminando como si nada —
El chico se recostó en la silla, la sonrisa seguía aún dibujada en sus labios mientras me miraba con una intensidad que hizo que una corriente eléctrica me recorriera la columna por completo, Se acercó lo que pudo a mí, a pesar de las restricciones de la cobija, y bajó la voz para hablarme.
—¿Sabes? Podríamos estar haciendo algo mucho más interesante en esta habitación que hablar de la travesía de anoche —dijo, sus ojos viajando de los míos a mis labios y de vuelta, había una provocación en cada palabra— Pero, si vos prefieres jugar a atarme, no va funcionar —
Rodé los ojos, aunque sentí el calor en mis mejillas después de todas las insinuasiones que había dicho con anterioridad.
— Lo único que quiero saber es la verdad , Así que habla antes de que cambie de opinión y te eche a patadas —
Él suspiró dramáticamente, inclinándose hacia atrás en la silla.
—Está bien, rubia —dijo, pero su mirada seguía siendo juguetona—. Aunque te diré que no puedo evitar pensar seriamente al estar atado con una manta — me mostró sus manos y después de girarlas un poco término desatándose —
Contuve el impulso de quejarme y mantuve mi postura firme, aunque una parte de mí admitía en silencio que la situación era inesperadamente entretenida.
— Habla rápido Colapinto — lo nombre por su apellido, las palabras salieron de mi boca siendo totalmente clara para que entendiera que lo escucharía —
Él se líbero del agarre apoyó su espalda contra la silla cruzando los brazos sobre el pecho mientras se acomodaba para contar su versión de los hechos. Me di cuenta de que había algo en él, en la forma en que mantenía esa calma despreocupada, que me hacía imposible ignorarlo.
— Anoche, mientras yo manejaba te cruzaste en mi camino — Mi mirada se suavizó un poco, como si intentara recordarme que no estaba aquí para hacerme daño aunque hizo una pausa —
— Y ¿Que más ocurrió? — cuestione mientras dudaba en decir lo demás —
— Bueno justo cuando parecía que ibas a cruzar la calle me detuve y baje del auto ya que no estabas mirando a ambos lados —
— ¿Estas insinuando que casi me atropellan por culpa mía? —
— Bueno, no exactamente pero si no hubiera sido por que yo baje del auto muy posiblemente un pelotudo que venía a toda velocidad te hubiera atropellado —
— Y después de eso ¿me ayudaste a regresar a mi casa en tu coche? —
Entrecerré los ojos, aún incrédula. Todo sonaba como una excusa, aunque decidí creerle , no podía negar que tenía lagunas en mi memoria, vacíos que no sabía cómo llegaban y perdía recuerdos después de mis migrañas, La idea de haber estado tan vulnerable como para necesitar ayuda de un extraño me hacía sentir demasiado avergonzada.
— Bueno, realmente no tengo un coche propio, ese me lo ha prestado un compañero de trabajo — afirmó — Además, era evidente que no estabas en condicion de ir sola a ningún lado —
Me quedé en silencio, procesando sus palabras. Había algo en lo que decía que resonaba, como si, a pesar de su actitud despreocupada, pudiera confiar en que decía la verdad y no me estaba mintiendo.
Justo cuando Franco se disponía a salir, un ruido inesperado resonó en la calle. El sonido agudo de una alarma de coche me hizo ponerme alerta, reconocí el sonido al instante: era la alarma del coche de Alex. Sin pensarlo, me asomé rápidamente por la ventana, y allí lo vi, cruzando la calle y acercándose a mi puerta.
Franco, con una ceja levantada, observó mi reacción y se acercó a mí, aparentemente confundido queriendo mirar hacia afuera pero no lo deje ya que Alex giro su mirada hasta arriba, lo salude un poco nerviosa.
— Tienes que irte ahora —susurre rápidamente mientras pensaba en alguna idea para sacarlo de mi casa — hay una puerta trasera, esta cerca de la cocina —
— ¿Me vas a hechar por la puerta trasera? — cuestionó con una confusión muy notoria fingiendo resignación, cuando escuché a Alex abrir la puerta principal y llamarme desde el pasillo —
— No tengo otra opción más, lo siento — me disculpe después de asomar mi cabeza por la puerta de mi habitación —
Me asomé por la puerta de mi habitación, esperando asegurarme de que Alex no estuviera cerca para que Franco pudiera salir sin ser visto. Pero justo en ese momento, vi a Alex subiendo las escaleras, acercándose rápidamente.
Antes de que Franco pudiera asomarse para ver qué pasaba, lo empujé hacia atrás, intentando mantenerlo fuera de la vista. Él arqueó una ceja, sin poder contener una sonrisa entre confundida y divertida.
—¿Esa voz no es de Alex? —preguntó en voz baja, al reconocer la voz de mi amigo —
— Guarda silencio — murmuré, intentando mantener mi voz baja mientras volvía a empujarlo hacia atrás con cuidado de no lastimarlo más de lo que ya lo había hecho —
Pero cuando Franco intentó volver a echar un vistazo por la puerta, sentí una presión de su pecho sobre mi espalda, me di la vuelta para empujarlo un poco para estar más distanciados pero no vi la cobija tirada en el suelo.
Por lo que al dar vuelta sobre mis pies tropece, y en un segundo, ambos caímos hacia atrás, aterrizando sobre mi cama, Sus manos cayeron por un lado de mi cuerpo.
Fue en ese preciso instante que Alex apareció en la puerta. Lo escuché soltar un sonoro grito antes de apresurarse hacia nosotros. Franco levantó la mirada hacia él, al igual que yo mientras el se levantaba.
—¡Franco! —exclamó, enojado—. Te pedí que la trajeras a su casa, ¡No que intentaras acostarte con ella idiota! —
Alex soltó lo que traía en las manos sin siquiera mirarlo caer al suelo, su expresión mezclaba de sorpresa e indignación al vernos a ambos en esa posición.
Tenemos el Capítulo 1 listo
Por lo que me gustaría saber
¿Que fue lo que les pareció?
Sin más que decir me despido por hoy,
les dejo las dedicatorias del día :
yoana6609 -Ravenne WinterFrostlight Annfxcklv ItsDefinitelyJin -folklvs wildcardess rossiesainz Vickybelen777
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top