prologue.
Louis Tomlinson jamás se había caracterizado por ser el más obediente de su manada.
Y gracias a esa desobediencia su padre, el alfa, lo había expulsado de la manada al exponer toda una misión, ya que el chico de ayudar a una pobre niña humana que se encontraba en medio de un incendio.
Ahora Louis se encontraba mal herido, sin manada y vagando en su forma humana por aquel bosque cubierto de nieve.
El invierno había comenzado y la nieve caía casi a diario.
Las pisadas de Louis eran lentas y apasiguadas, mientras su espalda agradecía no tener la camiseta puesta para poder disfrutar de los copos de nieve que caían sobre las heridas de la misma.
Louis se encontraba en el lado este del Londres, en el territorio de otro alfa.
Louis sabía que le quedaba poco tiempo antes de los betas y el alfa de aquel territorio lo encontraran y atacaran por estar en su territorio y para desgracia de Louis, sus fuerzas eran casi nulas.
Sintiendo la humedad de la nieve contra las plantas de sus pies, se detuvo al escuchar las pisadas frenéticas de por lo menos cinco lobos tras suyo.
Recostandose contra un árbol, soltó un quejido cuando su espalda toco la áspera superficie decidió tirarse contra la nieve dejando que sus heridas disfrutaran del frío contacto.
Cerro sus ojos escuchando y sintiendo las pisadas cada vez más cerca de él.
Respirando tranquilamente, espero a que los lobos se acercaran a él, para así poder convencerlos de dejarlo permanecer en la manada o que le dieran la oportunidad de curarse y poderse ir de ahí.
Sus ojos se abrieron revelando el color azul tormenta cuando un cálido bufido golpeo su cara.
Sus ojos se toparon con los ojos rojos, casi negros del alfa de esa manada.
Moviéndose con lentitud, se recargo en sus ante brazos alzando ligeramente la parte alta de su cuerpo a pesar del dolor.
-Alfa-llamo al gran lobo castaño que se cernía frente a él-. Le pido que me permita permanecer en su manada como uno mas de sus betas-dijo Louis con cierto grado de cortesía y elegancia en su voz.
Los tres lobos tras el alfa se miraron entre ellos y Louis supo que se hablaban telepaticamente.
Pero fue el ligero gruñido del alfa quien los callo sin apartar la mirada de Louis.
Alejándose medio paso del castaño bufo y realizo un movimiento de cabeza indicándole que se parara.
Louis casi a regaña dientes lo hizo y se tambaleó solo por un momento en su lugar.
Varias de las heridas ya habían sanado, solo las mas profundas seguían sangrando y totalmente abiertas.
Los tres betas se colocaron a cada lado de Louis. Uno a su derecha, otro a su izquierda y el ultimo tras de él.
El alfa se coloco delante de él y comenzó a caminar con los lobos de su costado siguiendole el paso pero sin apartarse de Louis realmente.
Un golpe en su espalda baja lo tuvo saltando ligeramente y voltando a ver al mediano lobo gris, el cual lo miro con unos preciosos ojos castaños.
El lobo movió la cabeza, pidiendo de forma silenciosa que avanzara con el resto, y Louis así lo hizo.
Louis seguía sin preguntar a aquellos lobos con la esperanza de que sus heridas hubieran sanado totalmente para cuando llegaran a su destino o que no tuviera que pelear con una manada verdaderamente grande.
Si no, él se las vería condenada mente difícil.
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