Yoon no tiene a nadie


Dando casi saltitos de alegría, Yoongi iba por la acera, rumbo al departamento de su novio.

Habían concluido el segundo semestre de la universidad con éxito. Y ahora tenían dos semanas de descanso.

Yoongi sostenía en sus manos una bolsa de regalo que había elegido muy minuciosamente para su novio. Tenía muchas ganas de animarlo con un obsequio, ya que sabía cuanto le había costado a este pasar los exámenes.

Había conocido a Jimin hace unos 5 meses. Sintiendo una atracción "mutua" con el pasar de los días, Yoongi voló en las nubes cuando Jimin tomó la iniciativa de pedirle para comenzar a salir en citas.

Citas que se volvieron más constantes, hasta el punto donde Jimin le pidió ser novios. Aquel día era inolvidable para Yoongi. La felicidad no cabia dentro suyo. Y más aún, que al ser novio de Jimin, tuvo también muchos amigos, Hoseok, Jungkook, Jenny, Chaewon, Felix, y los amigos de estos también se volvieron cercanos a él.

Aún teniendo un poco de su personalidad tímida y reservada, estaba satisfecho por tener a un gran círculo de amistades, con los que podía ir de paseo, tener conversaciones amenas, lo invitaban a fiestas, en fin...no era más una persona "x". Pero lo que más llenaba todo su ser, era Jimin. La llegada de él a su vida, fue lo mejor que le pudo haber pasado.

Con un suspiro, se detuvo frente al portón de un edifico, y acomodó su bufanda y gorrito, apreciando otra vez el tierno diseño de unos pollitos en la funda de regalo. Adentro había el perfume que Jimin tanto le gustaba usar, y que Yoongi amaba oler en él.

Sonriendo, entró al edificio. Tomó el ascensor rumbo al piso del departamento de Jimin. Al llegar, recorrió el vacío pasillo, quedando parado frente a la puerta, la cual tocó un par de veces, y esperó.

Los segundos pasaron y todo seguía en silencio. Yoongi volvió a tocar, esperando otra vez. Pero nada.

- ¿No se encuentra? - susurró para si.

Frunciendo su ceño, sacó su celular y lo llamó, pero después de varios pitidos, la llamada lo mandó a buzón.

- ¿Estará dormido o salió?

Yoongi se quedó pensativo, puesto que Jimin le había dado una copia de llave de su departamento para que entrara con toda confianza, él siempre dudaba si usarla o no. No quería invadir su privacidad de la nada.

Suspirando un poco indeciso, sacó la llave de su pequeño bolso que siempre llevaba y abrió la puerta despacio.

Al asomar la cabeza, no vio a nadie en la pequeña sala, así que terminó de entrar. Al cerrar la puerta, se quedó parado allí unos segundos.

- ¿Jimin? - susurró bajito. Riendo para si mismo, pues nadie lo escucharía a ese tono.

Pasó por la sala, dejando su bolso y el regalo en una de las sillas, y fue hacia el cuarto de Jimin, el cual conocía de pies a cabeza.

Entonces, escuchó que alguien murmuraba. Yoongi sonrió. Jimin solía murmurar cosas ilegibles cuando dormía, lo cual lo hacía ver muy tierno. Se acercó a la puerta, queriendo girar la chapa y entrar, pero se detuvo al escuchar risas.

Frunció su ceño y se quedó estático en su lugar, pegándose un poco más a la puerta.

Si, las risas eran de más de una persona.

- El tiempo pasa muy lento - escuchó. Aquella voz era la de una...mujer. El corazón de Yoongi comenzó a latir muy rápido.

Jimin rió. - No exageres Jen, para mi ha pasado rápido, tan solo faltan dos semanas, y todo esto acabará.

- Lo dices tan natural, porque tu no eres el que tiene que observar como Yoongi se te pega como chicle.

¿Jen? Así le dicen a...a Jenny. Yoongi tragó grueso y sus manos temblaban encima de la chapa. No entendía, ¿de qué estaban hablando?

- Soy el que soporta eso, que es peor que observarlo, así que como dije, no exageres.

Yoongi abrió sus labios pasmado.

Jenny chasqueo la lengua. - Sabes, a veces me da un poco de penita lo que le pasara a Yoongi el día de la expo interuniversitaria pero, también me imagino cuanto hemos de reír ese día.

El menor llevó una mano a su boca, tratando de acallar sus jadeos.

- Hemos acumulado muchas cosas de todo tipo para ese día, si que será una Expo inolvidable.

- Lo que si pensaba darte es un Oscar por tu actuación, ha sido impecable. Con todos los chicos hasta pensamos que de verdad te comenzó a gustar Yoongi.

¿Actuación? ¿Todos los chicos? Las lágrimas habían comenzado a acumularse en los ojos de Yoongi.

- Hoseok es el que creía eso y les metía cosas en la cabeza a ustedes, ridículos.

Jenny rió - Ya, ya no te enfades, dentro de semanas ganarás la apuesta contra Taehyung, y tendremos mucho dinero para pasar un buen nuevo semestre.

Entonces, volvió el silencio.

A estas alturas, Yoongi estaba en transe, con sus ojos cubiertos de lágrimas, y su corazón a punto de quebrarse.

Por inercia, terminó de girar la perilla, pero por una leve rendija pudo prescenciar como Jimin y Jenny se comían a besos. Entonces su corazón terminó por romperse en mil pedazos.

Con su mente teniendo aquella última escena, retrocedió lentamente, hasta casi chocar contra la pared. Se sentía perdido, sin saber que hacer.

Después de mirar a varios lados, su mirada fue hacia la silla donde dejó su bolso y el regalo. Temblando fue hacia allí, los tomó y salió corriendo de aquel asfixiante lugar.

Al salir por fin del edificio, se inclinó sobre sus rodillas, tratando de respirar bien y calmar sus latidos.

Comenzó a caminar, alejándose de aquella zona. Aunque, no sabía a donde ir.

Lágrimas seguían cayendo, mientras su mente procesaba lo que acababa de descubrir. Atando cabos de lo que estaba pasando, y llegando a su realidad.

¿Todos lo sabían? Entonces...todo lo que había vivido estos meses, ¿nada fue real? ¿era una simple actuación a su alrededor? En realidad, ¿nunca tuvo amigos? ¿Nunca tuvo novio?

Yoongi se detuvo. Viendo a su alrededor, rodeado de tanta gente que iba y venía. Algunos mirándolo extraño por su triste y perdida expresión.

Entonces, levantó el regalo que era para Jimin. Soltando un sollozo, se acercó a un bote de basura, y lo dejó allí.

Se abrazó así mismo, y siguió caminando sin un rumbo en si.


El ocaso estaba por llegar, y Yoongi después de tanto divagar por las calles, decidió que en si solo tenía a alguien.

Había llegado a su casa, donde vivía con su hermana mayor Wonyoung. Necesitaba sentirse protegido y que alguien le dijera que todo iba a estar bien, aunque no sea cierto.

Abrió la puerta de la casa, y entró olvidando quitarse los zapatos, necesitaba desahogarse con su hermana.

Supo que estaba en la cocina, pues escuchaba su voz, y al parecer estaba hablando por celular.

Yoongi se detuvo al ras de la pared de la cocina, cuando Wonyoung mencionó el nombre de Jimin.

Wonyoung suspiró sonriendo. - Si, si, si falso cuñadito lo que sea, pero quiero mi depósito hoy mismo, o si no...mi hermanito lo sabrá todo, y adiós a tu victoria contra Taehyung - dijo con voz cantarina.

Yoongi sintió sus rodillas flaquear, hasta el punto de caer contra el suelo, aún pegado a la pared.

- Ay no te quejes, lo que te he pedido este tiempo no es nada, además lo recuperarás cuando Taehyung te pague. Y además, te recuerdo que seré yo quien tenga que consolar a Yoonie cuando le rompas el corazón y quede como un idiota en la expo.

Cada palabra se sentía como una puñalada en su cuerpo. Ahora su casa también se sentía asfixiante.

- Obvio que seré yo, ¿quién más? Yoon no tiene a nadie.

"Yoon no tiene a nadie"

"Yoon no tiene a nadie"

"Yoon no tiene a nadie"

Aquella frase se repetía como ecos en su cabeza, haciéndolo temblar, así que antes de dejarse llevar por un ataque de pánico, se levantó y salió corriendo de aquella casa.

Esta vez no se detuvo. Corrió y corrió sin rumbo fijo. Sus pulmones quemaban, ardían, pero no se podía detener.

Esto era demasiado. Demasiado.

"Yoon no tiene a nadie"

Yoongi por fin se detuvo, cerrando sus ojos, mientras se dejaba caer al suelo.

Sus piernas lo habían llevado hasta el paso peatonal del puente del río Han.

El ocaso estaba por terminar, dando al cielo colores como naranjas, rosaceos y plomo. Era la hora pico, así que los autos pasaban a carrera del lado vehicular. Todo aquello, ayudaba a que el llanto de Yoongi no fuera relevante para nadie.

Las lágrimas eran como una melancólica lluvia, y su labio inferior temblaba. A pesar de eso, su llanto era silencioso.

Arrimó su espalda al balcón que separaba el paso de la carretera, y recogió sus piernas.

El atardecer estaba cayendo, la luz estaba desapareciendo, todo aquello llevándose consigo su propia luz, la esperanza que había con tanto esfuerzo logrado conseguir.

La soledad, miedo e incertidumbre comenzó a llenar su ser como hace un tiempo atrás cuando estaba en el colegio, pero esta vez había una gran diferencia por la cual le dolía más.

Y es que, esta vez no era cosa de un romance de dos meses solo de obsequios y mimos superficiales como el que tuvo en el colegio. No. Esta vez era algo que en realidad quería  asegurarse que fuera para siempre. Había dado todo de si. Se había entregado en mente y corazón.

Aquello le sacó más lágrimas y sollozos.

Literalmente había entregado todo, dejando atrás sus miedos e inseguridades.

- Fui un estúpido, un idiota...¿cómo pude ser un idiota otra vez? - dijo entre sollozos.

Llevó una mano a su corazón, apretando la chaqueta en aquel lugar.

- No puede ser, no puede ser...

Entonces, de verdad era poca cosa. Todo lo que él llegó a creer sobre su persona era cierto. Ni su físico, ni su personalidad, ni sus gustos...nada...nada de él valía la pena.

Era tan patético que solo servía para eso...para que las personas jugaran con él, y apostarán quien lograba que se viera más patético.

Esta vez tristemente no se dio cuenta a tiempo.









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