Capítulo 32

En medio de la tempestad de golpes que destrozaban su cuerpo, Rachel intentaba aferrarse a su vida con el objetivo de sobrevivir pese a cualquier costo. —"Piensa, Rachel... Sus golpes pronto te van a matar si no actúas rápido... Tengo que encontrar el instante exacto... ¡Ahora!" —Dentro de su pensar, Rachel lanzó un derechazo con muy poca fuerza a la mandíbula de Mark deteniendo por un momento a la tempestad, solo un par de segundos que fueron de vital importancia para quitarse a Mark de encima y recuperar el aliento. —Eso estuvo cerca. —Dijo la mujer retirándose la chaqueta para limpiarse la cara con ella. —Que pena, es una chaqueta hermosa, lástima que está llena de sangre. Ahora querido ¿Continuamos?

La pareja se puso de pie uno delante del otro a la espera del golpe que diera inicio a la carnicería. —"Eres una mujer increíble, no me has decepcionado ni una sola vez. Pero tenemos que volver a lo importante; por favor no me culpes si te mato." —En algún lado de la conciencia de Dorian Mark, este se despedía de su auto control regresando a ese estado Berserker y saltando al ataque sobre su amada. Por su parte, aquella boxeadora que desbordaba sangre igual que una cascada; salió disparada en un intercambio de puñetazos a mano limpia. La pelea se prolongó durante horas y ya que el sol se había esfumado solo existía oscuridad en el palacio gris. Ambos llegaron al punto en que sostenían por el deseo de no ser los primeros en caer, las drogas dejaron de hacer efecto en el cuerpo de Mark así que su sonrisa insignia salió a flote segundos antes de que los cuerpos de los enamorados cayeran presas del sobreesfuerzo.

¡No! El único que cayó rendido fue Mark, de hecho Rachel llevaba inconsciente desde el instante en que limpió la sangre de su cara con su chamarra. Esta mujer había pasado horas golpeando y esquivando los puñetazos mortales del criminal de forma involuntaria, su instinto animal y las ganas por sobrevivir la protegieron hasta el final dejándola cómo vencedora. Por fin lo había logrado, el instinto agresivo de La Bestia estaba de vuelta. Cuando el cansancio hizo hincapié sobre la guerrera, esta recuperó la lucidez y se dejó caer a un lado de novio respirando con dificultades por el daño recibido. —Muchas gracias, cielo. Aprecio mucho que hayas hecho esto por mí. —Una pequeña risa salió del destrozado Mark que a duras penas estiraba su mano para abrazarla. —Ni lo menciones, solo no vuelvas a drogarme otra vez.

Las semanas fueron pasando, todo el país estaba emocionado por la feriz contienda por el Cinturón Nacional de Peso Gallo. Muchas apuestas fueron abiertas donde el resultado mostraba un 53% de apoyo para Rachel Williams contra un 47% de apoyo para Jessica Martinez; así la pelea se acordó llevarla una semana antes del año nuevo.

Y mientras las retadoras al campeonato se preparaban para su disputa, una boxeadora local acababa de conseguir su segunda victoria en el torneo de novatos de la división de peso gallo. Juliana Mondi cada vez más era honrada con el apoyo de muchos fanáticos que la postulaban cómo la posible ganadora del torneo.
—¡Julia, te amo! ¿Me das tu autógrafo?
—Confiamos en que vas a ganar. Tú puedes.
—De seguro perderá en su tercer encuentro.
—¿Creen que esté al nivel para retar a Jessica Martinez o Rachel Williams?
—Su siguiente oponente es la campeona del torneo interescolar, no? Está vez Juliana perderá.
Y sin embargo, Julia seguía entrenando hasta el cansancio con el mismo objetivo en mente solo que ahora tenía una misión secundaria delante de ella. —Escucha bien, Julia. Ya estás en los cuartos de final y tú siguiente rival ganó un torneo interescolar eso significa que es muy fuerte; se llama Zarina alías "Power" es una fajadora igual que tú y su especialidad son los ganchos de derechas, así es. Zarina es una boxeadora zurda. A partir de hoy entrenarás para poder pelear adecuadamente contra una zurda así que ve a cambiarte. —Las noches en el gimnasio cada vez se hacían más rigurosas para Juliana quien se quedaba hasta altas horas de la madrugada practicando sus movimientos con el sacó con la intención de perfeccionar su técnica.

—Buenas noches entrenador. —Era Alejandra, la amiga de Rachel que había ido al gimnasio buscando a su amiga al no tener razón de ella, ni siquiera su madre sabía dónde se encontraba en varios días por lo que estaban preocupadas. Y por supuesto que el viejo tampoco tenía noticias de su peleadora. —Lo lamento, Ale. Pero Rachel no ha venido tampoco. Pero déjame ir a llamarla desde la oficina tal vez tenga suerte; no tardaré te quedas en tu casa, niña. —El hombre se marchó a su oficina, dejando aparentemente sola a Alejandra en medio del gimnasio o eso pensaba ella cuando el sonsonete de unos guantes golpeando con firmeza los costales la sacaron de su timidez. —"Que raro, no sabía que había otra chica entrenando en este lugar." —Dijo para si misma acercándose a saludar contemplando a una chica quizá un par de años más joven mover sus puños al tiempo en que mostraba un increíble trabajo de piernas a la hora de rodear la bolsa. Cada paso que Ale daba hacia la desconocida, podía sentir un calor inusual emanado por la boxeadora. —Eh, hola. —Las palabras de Alejandra sacaron de su concentración a la otra boxeadora que bajó su guardia para responder el saludo. —Hola. —Tan frío como eso, rápidamente volvió a su serie consecutiva de puñetazos. —Me llamo Alejandra, y tú? Oye de casualidad no conocerás a Rachel? Entrena en este gimnasio también. —La conversación continúo sin que las miradas de ambas mujeres se cruzaran. —Soy Juliana, y no conozco a esa tal Rachel... Bueno, se que es una boxeadora de este gimnasio pero no he hablado con ella. Aunque una vez peleé con ella. —Esto último acarreó una gran carga sobre la pobre Julia quien se retorcía de odio al recordar las dos humillaciones que sufrió gracias a esa perra, aunque esa aversión pasó a segundo plano y fue ocupado por orgullo y deseo de superación.

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