𑁯࣭࣭✩̷ Carilla V

Formato: Drabble.
Criatura: Brujo.

➡️ Brujo titiritero.

(...)

Miró al gato negro junto a la ventana dormir con tranquilidad. Su respiración era tranquila, y la herida que Taehyung (un enorme tigre de Bengala color naranja) le había hecho minutos antes, poco parecía molestarle.

Pero se sentía algo culpable de solo verlo.

Taehyung no lo había herido solo porque sí y ya. Por mucho que aquel Cambiante y Yoongi se llevaran mal, ninguno de los dos lastimaría el otro a menos de que tuviera sus razones.

Y Taehyung las tuvo..., por culpa suya. Él había mandado a Yoongi a traerle algún mechón de pelo o ropa de Jimin, olvidando por completo el hecho de que Taehyung se la pasaba pegado al chico a todo momento. No fue hasta que escuchó el rugido de Taehyung que cayó en cuenta de la herida que éste le había causado a su compañero.

"-¡Maldito desgraciado, controla a tu estúpido gato! ¡Me ha mordido el desgraciado!-gritó con cólera Jimin-. ¡Es tan salvaje como tú, maldición!"

Apretó sus labios entre sí, cerrando su mano izquierda alrededor de aquel pedazo de tela que Yoongi había alcanzado a arrancarle a Jimin. Pequeños rastros de sangre manchaban el pedazo, pero aquello sólo le daría ventaja sobre lo que buscaba hacer.

Acarició la cabeza de Yoongi y siguió de largo hasta su cama, donde se sentó y puso el trozo de tela justo delante suyo. Cerró los ojos, estiró ambas manos hacia el trozo -pero sin llegar a tomarlo-, y empezó a decir aquel conjuro que su abuelo le había enseñado.

Mientras lo hacía imaginó a Jimin estando en una habitación completamente oscura. Encima de él, habían una par de manos. Sus manos. De ellas salieron decenas de hilos plateados que volaron en dirección al contrario, tomándolo como prisionero.

Jimin gritaba y se retorcía entre los hilos.

Alzó su dedo índice izquierdo, haciendo que con él, uno de los hilos que rodeaba la garganta de Jimin de tensara. El chico se calló al instante en busca de aire. Hoseok soltó el hilo.

Con un poco de esfuerzo extra, hizo que dos de los hilos tomaran un color rojizo. Dirigió uno de los hilos a las manos de Jimin, y el otro simplemente lo guió hasta la boca del mismo donde lo usó para callar el llanto del contrario.

«Llora todo lo que quieras, idiota. Pero de esta no te salvas»

Jimin, claramente, no era su persona favorita. Podía decir que lo detestaba lo suficiente como para hacer todo eso, pero incluso la palabra «detestar» quedaba corta.

Aquel chico le había hecho la vida imposible desde llegó al circo. Se burlaba de él y le molestaba a toda hora del día. Tampoco le dejaba trabajar, y en su lugar se ponía esparcir el rumor de que Hoseok era un brujo de cuarta que sacaba sus trucos de internet.

Su paciencia se acabó hace una semana, cuando Jimin intentó lastimar a Yoongi y por poco no causa que Namjoon, literalmente, lo mande a quemar.

De todos las burlas que Jimin había hecho, de todas las peleas y choques de palabras que ambos habían tenido en el transcurso de poco más de diez años, ninguna le había molestado tanto como que casi le causara la muerte a él y a su compañero.

Alzó el dedo meñique derecho, y el hilo rojo que rodeada las manos del chico empezó a apretarse. Las manos de Jimin se tornaron rojas, y gritos ahogados salían de sus labios junto con gruesas lágrimas que rodaban camino abajo por sus mejillas.

Esta vez alzó el dedo del medio izquierdo, y uno de los hilos rodeó la cintura de Jimin para empezar a apretarla.

Y así siguió unos pocos segundos más, alzando y bajando dedos, haciendo que aquellos hilos rodearan difernetes partes del cuerpo de aquel chico. Se detuvo una vez vio que algunas zonas de la pijama de Jimin se estaban pintando de rojo.

Se tomó un minuto de descanso para poder mofarse del dolor que Jimin expresaba con tanta precisión en su rostro.

Una vez sintió que ya era suficiente, continuó.

De algún lugar de aquel sitio oscuro, Hoseok hizo aparecer otro hilo; era de un color dorado. Alzó sus dedos anulares, y el hilo en la boca de Jimin que le impedía hablar o lo que sea, desapareció. Éste rápidamente fue reemplazado por el hilo dorado, que pareció entrar en Jimin para poder llegar a su corazón.

«Lo tengo»

Hoseok hizo al hilo rodear aquel órgano, sintiendo los latidos de éste como si lo tuviese en la mano.

"-¡Suéltame!-súplico Jimin"

Por supuesto, eso no pasó.

Jimin había invocado la furia y odio de Hoseok, un brujo titiritero. Y ahora debía hacerse responsable de sus actos.

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