Capítulo único

¿Quién diría que sigues siendo una bestia, Katsuki?

••••••••••••

Por primera vez, un plato le cayó en la cabeza.

—¡Esta es la enésima vez que haces lo mismo, Katsuki!

Delante de él, Todoroki Shōto, el hombre con el que decidió juntar su vida, le grita con furia mil y un insultos.

¿Qué ha pasado aquí? Esa es la pregunta que se hace Katsuki en estos momentos.

—¡Tranquílizate! —grita tomando la muñeca de su agresor—. Se supone que entre los dos yo soy el que pierde los estribos primero.

—¡Me importa muy poco! ¡¿Cómo pudiste?! —Vuelve a gritar y Katsuki no sabe que responder.

No se había quedado sin palabras.

No le habían descubierto nada.

Simplemente no sabía que ocurría.

—Mierda, sólo tranquilizate y sé el mismo de siempre. —Lo suelta por unos instantes creyendo que con eso se relajaría, pero cuando el puño de Todoroki se estampa contra su mejilla se da cuenta de que estaba bastante equivocado.

Y la paciencia de Katsuki se agota finalmente.

Habían pasado tres años desde que Katsuki le había levantado la mano a Shouto por primera vez y no se había equivocado en gritarle que no sería la última vez que lo haría.

Ahora, bajo de él, Shōto se remueve con ganas tratando de liberarse por completo.

—¡Suéltame! ¡Tú... idiota! —grita lo más fuerte posible con tal de hacerse oír.

—¡Te callas de una puta vez! ¡Estoy hasta los huevos de toda tu puta mierda, maldita escoria! —Le grita al oído—. ¡Ahora escúchame bien, pedazo de idiota! ¡Me dirás qué mierda te pasa como gente civilizada y si vuelves a tratar de golpearme de nuevo te la voy a devolver por diez!

Bastaron unos minutos para que ambos se calmaran y se levantaran del piso. Hasta ahora, era una suerte de que ningún vecino haya ido a verlos para saber que ocurría.

—Bien que lo sabes, Katsuki —declara Shouto sobándose la mandíbula—. Me lo dijo Iida, todo, ¡Todo! ¡TODO!

—¿De qué "todo" hablas? —pregunta Katsuki acariciándose la mejilla.

—¡Que sé lo que pretendías de nuevo! ¡Dejarme con tu asquerosidad!

—¿A qué mierda te refieres?

—Izuku le contó a Iida que tú le hiciste que...

—¿Izuku? ¿Y ahora qué mierda te dijo él? La vez pasada dijo que yo había sido el que le cortó la luz.

—Y tuve que sacarte de la cárcel por eso.

—¡Estaba exagerando! Creía que era un estúpido cable sin importancia, le estaba dando a mi coche.

—¡Lo que yo me pregunto es cómo diantres le hiciste para no electrocutarte cortándolo!

—Un mago jamás revela sus secretos.

Vaya, Izuku de nuevo le había acusado. 10 de cada 11 de sus acusaciones eran ciertas y bien fundamentadas por Katsuki. Las otras eran sin fundamento alguno, realizadas por el poco autocontrol de él.

Ahora se preguntaba que había hecho esta vez para poner tan furioso a su hombre.

No recuerda haberle hecho una trastada tan grande.

—La vez antepasada le gritaste hasta que te cansaste.

—¡Estaba molesto! Si no soltaba toda mi furia, pude haber muerto. Tú me conoces.

—¡Sí, pero no era para decirle que bailarías en su tumba el día en que muera! Él sigue siendo uno de mis mejores amigos desde la universidad.

—¿O sea que entre él y yo, él tiene mayor valor?

—No, Katsuki.

Shōto toma las manos de su pareja y besa el dorso de ambas haciendo que Katsuki enrojezca.

—Simplemente es porque a ambos los conozco, Izuku es muy sumiso y tú eres bastante impulsivo.

—Ya, ¿y? Igual sé que le encanta.

—Actúas como si a Izuku le gustaras así.

—¿A quién no le gusto? Soy el mejor, admítelo, te has sacado la lotería al tenerme a tu lado.

—O tal vez consumí drogas sin saberlo durante mi adolescencia y es por eso que estoy contigo.

Ambos ríen por la discusión. No estaban locos, es sólo que sus peleas eran bastante tontas. La minoría, claro está. Cuando su sentido del humor ataca, no hay manera para que Katsuki no sea perdonado por Shōto.

—¿Qué te dijo esa pequeña plasta verde?

—Que entraste a su casa, tomaste toda su ropa, incluso la que traía puesta, y la mandaste por paquetería a China.

—¿Él te dijo eso? ¡Pff! ¿Yo? ¿Hacer algo como esto? ¡Por favor! —dijo riendo Katsuki.

—¿Entonces? ¿Eso es verdad?

—¡Claro que no! La envié a África.

—Ah, ya... Espera, ¡¿Qué tu, qué?! ¡Bakugō Katsuki, me prometiste no volverle a hacer algo a Izuku! —grita dándole de golpes en la cabeza bastante enojado.

Katsuki reía por la reacción de su compañero de vida.

—¡Estoy jugando! Está en el maletero de su coche, me dijo que saldría de viaje así que decidí ayudarlo empacando sus cosas a mitad de la noche.

—¿Y por qué a mitad de la noche?

—Para poder sacarle la ropa que traía puesta y no tener que ver su pene con mayor claridad, duh.

—En serio, Katsuki... —dice Shōto sin saber que hacer, si reír o enojarse más por las estupideces que cometía su pareja—. Él dijo que le dejaste una nota donde decía claramente que enviaste su ropa a China e incluso los papeles de la transferencia.

—Ah... Lo hice para que viera más creíble, mandé unos productos de mi trabajo en realidad.

—¿Así que su ropa sigue en este mismo país? —Enarca una ceja quien no se cree la cosa.

Katsuki asiente con la cabeza.

—Claro, nunca te he mentido.

Toma la mano de Shōto y le da un pequeño apretón. Seguido, le pone contra la pared de la cocina y besa sus labios con el mismo cariño desde que iniciaron su romance. Quizá hasta más.

—¿Quién diría que sigues siendo una bestia, Katsuki? —Shōto posa sus manos en las caderas de su pareja, atrayéndolo a él más—. Esta noche no te me escapas, me importa poco que llegues tarde a tu trabajo mañana, así que prepárate, que tu castigo ha iniciado, pedazo de zorra.

La razón del mal comportamiento se debe a ello. Los castigos de su novio, el encanto que ha dejado a Katsuki enamorado.

Si Bakugō es una bestia en cuanto a su carácter, Todoroki es una bestia en la cama.

••••••••••••

Para saber mas sobre otros proyectos, te invito a seguir el canal de Whatsapp.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top