prologue
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( the runners )
LAS COSAS SE habían salido de control antes de que cualquiera hubiese sido capaz de prever todo lo que podría haber pasado. Naturalmente, Jane, había tomado muy malas decisiones a lo largo de su vida, sin embargo, había tenido la suerte de que la mayoría resultaba con un final decente y poco problemático. Aun así, las cosas se habían salido de sus manos y era poco probable que incluso alguien como su hermana June —que, gracias a un error de la arpía de su madre, había resultado ser a más fuerte de las mujeres Carstairs que había existido a lo largo de la historia de la familia, aparte de ser la primogénita— fuese capaz de resolver de forma sencilla.
Eran tiempos oscuros y peligrosos. Aquel, él que no debía ser nombrado —una sarta de disparates, si le preguntabas a Jane—, había tomado la fuerza suficiente para surgir de las tinieblas y armarse de los brujos sangre pura más odiosos y podridos por dentro. Incluyendo a la respetada familia Carstairs, sería casi insultante aclamar que dicha familia, su familia, estaba limpia de las Artes Oscuras, vamos, que June mató a su abuelo Randall a los 5 años por culpa de Melania, pero resultaba un poco doloroso saber que ahí estaba ella, con los nervios a flor de piel observando fijamente el cuadro de su abuela Artemis, mientras sentía su corazón palpitar con fuerza.
Jane suspiró. El cuadro que estaba en la cima de la majestuosa escalera en Carstairs Manor había sido pintado cuando su abuela tenía 17 años y estaba recién graduada de Hogwarts. Tenía el cabello tan claro, casi de un color perla, que podría sentir la cólera de Lucius Malfoy por el hecho de que existió alguien con el cabello más bonito que el suyo. A pesar de todo, así no era como Jane había visto a su abuela la última vez que la había visto, le gustaría poder recordarla así, joven, hermosa y, bueno, viva. Las imágenes no se podían apartar de su cabeza y era casi insoportable el estar recordando constantemente como el cuerpo de su abuela caía con fuerza en la sala de Carstairs Manor, sin vida, por culpa de Melania. Oh, bueno, tampoco podía dejar por fuera a Lord Voldemort.
—¿Qué miras? —la mano de Kit Wright se colgó sobre sus hombros, causando que Jane se tensara sobremanera y le mirase de mala gana—. ¿Por qué pierdes el tiempo viendo un cuadro, cuando me puedes estar viendo a mí?
Jane le fulminó con la mirada. Kit sonrió de forma pícara.
—Si no me sueltas ya mismo, Kit, te juro por Merlín que te partiré la mano —Jane había hablado en un tono que le helaría la sangre a cualquiera, aun así, Kit la miro con diversión y apartó la mano con inocencia, como si no hubiese hecho algo malo—. ¿Sabe Athisa que estás conmigo?
—Hum, no recordaba que fueses tan agresiva cuando estábamos juntos —Jane alzó ambas cejas al notar la evasiva a su pregunta—. Dime, Janio, ¿es que acaso no estás teniendo un buen sexo?
Jane rodó los ojos notablemente, a lo que Kit soltó una carcajada. La relación con el chico pelinegro y las hermanas Carstairs era un poco complicada, teniendo en cuenta que había sido el primer amor de ambas y que tanto June como Jane habían peleado entre sí para obtener su atención.
La pelea parecía haber terminado cuando June cayó por otro mago y Jane pudo hacerse con Kit. Pero había aparecido Athisa Odair en el cuadro y, ¿por qué no? Regulus Black también había influenciado lo suficiente como para que la relación terminase.
Sin embargo, Kit no podía evitar hacer comentarios fuera de lugar cada vez que se encontraba con las hermanas Carstairs y Athisa no se encontraba.
—Y, para tu información, Athisa sabe que estoy aquí, porque ella misma me mandó a ver que estuvieses bien.
—Oh, vamos —Jane bufó sonoramente—. Si Athisa Odair hubiese necesitado de mí, ella misma hubiese venido por mí.
—¿Y toda esa desconfianza de donde viene, Janie?
—Oh, bueno, Kit, supongo que viene del hecho de que tu novia teme que te pierdas en las faldas de otra mujer —Jane hizo una mueca—. Tu reputación te persigue, Kit Wright.
—Claro, como si tú no tuvieses tu propia reputación.
Jane se encogió de hombros, restándole importancia y volviendo la vista al cuadro de Artemis Carstairs.
—Al menos, la mía no incluye de forma literal, la palabra reputa.
Aquello, aunque tenía toda la intensión de ser una especie de insulto, sacó una carcajada desde el fondo de la garganta de Kit. Jane soltó una mínima sonrisa, tal vez un poco sorprendida de que fuese capaz de sonreír un poco. Después de que las risas mermaron, un silencio denso se instaló en la estancia. Jane había vuelto los ojos al cuadro de su abuela y el chico a su lado había hecho lo mismo, considerando un poco cruel el hecho de que Melania decidiese dejar el cuadro en el mismo lugar en vez de poner el suyo propio.
—Tu abuela quería esto, lo sabes, ¿cierto?
Jane frunció el ceño notablemente y giró la cabeza hacia Kit, sintiendo todo su interior revolverse ante las palabras del chico.
—¿Tú como sabes eso? —preguntó Jane, completamente extrañada. Había sido uno de los secretos de Artemis Carstairs. De repente, estaba por completo en alerta.
Kit sonrió abiertamente y miró a Jane como si escondiese el más grande secreto del mundo. Una mirada que le aceleró el corazón y le puso los pelos de punta. —Un pajarito me dijo —le guiñó un ojo con picardía—. Me irá ahora que sé que no planeas asesinar a alguien, Athisa debe estar buscándome.
Por lo bajo, Jane murmuró algo parecido a "reputo" cuando Kit pasó por su lado, si la escuchó, no dijo ni hizo nada al respecto. Simplemente se fue y dejó a Jane observando el cuadro de Artemis con el estómago revuelto. Pasaron un par de minutos en los que la muchacha rubia se quedó de piedra, observando el cuadro de su abuela. Sabía que Melania era cruel, pero aquello era demasiado. En aquella habitación, un tiempo atrás, su madre había pronunciado la maldición asesina y la vida había abandonado a Artemis Carstairs. June había gritado y Kit había tenido que sujetarla con todas sus fuerzas para que no matase a Melania ahí mismo.
Así como Kit había aparecido casi de la nada, Regina Vólkova también había aparecido y había tomado a Jane por los hombros.
—El señor Tenebroso ha llegado —dijo Regina Vólkova, parpadeando varias veces y mirando a la rubia fijamente—. Tu madre exige tu presencia.
Jane tragó saliva con fuerza, asintió con la cabeza y le devolvió la mirada a Regina.
—¿June?
—Justo al lado de Melania —respondió, comenzando a caminar.
Jane siguió a la castaña escaleras abajo, desviándose a la derecha, hacia la gran puerta de madera tallada. Podía escuchar la suave música clásica, el murmullo de las personas y el ruido de la reunión en el salón de baile. Fue Regina quien abrió la puerta y Jane la siguió.
Hubo un ligero silencio cuando los ojos se posaron en la muchacha rubia, que portaba un vestido negro de algodón, cuyo cabello rubio relucía como hebras de oro puro y sus ojos brillaban con frialdad, como dos bloques de hielo. Jane se enderezó por completo y caminó hacia el lado izquierdo de su madre.
Melania Carstairs examinó a Jane de pies a cabeza. Tenía el cabello rubio peinado y recogido en una trenza elaborada y un vestido negro bastante sencillo, con mangas tan largas que llegaban hasta el suelo y aberturas para poder mover las manos.
—Mi señor —Melania habló, agachando la cabeza, como si fuese una reverencia.
De igual, forma, Lord Voldemort miró a June a los ojos y se dirigió a ella.
—Querida June —murmuró, tomando la mano de la muchacha.
Y, por primera vez desde que Jane Carstairs tenía memoria, agradeció el hecho de que su madre fuese una mujer infantil, completamente celosa de la repentina atención que recibía su propia hija. Naturalmente, Melania tuvo que interrumpir el momento en que Lord Voldemort se dirigía directamente a la chica pelinegra. Realmente, Jane temía que June saltase sobre Voldemort y le lanzase alguna maldición imperdonable.
—Mi señor, por aquí —rápidamente, Melania tomó la mano de Voldemort y lo guió dentro del salón de baile en la mansión Carstairs, desapareciendo entre magos sangre pura y mortífagos.
Escuchó a June junto a ella, soltar el aire con fuerza. De repente, una mano grande y varonil la tomó de un hombro y desviando la cabeza, pudo ver a Kit rodeando tanto a June como a ella misma con sus brazos.
—No es el momento de hacer una escena —murmuró Kit, acercando su boca al oído de June—. No aquí, cuando está rodeado de gente que no temería en destruirte si lo asesinas.
—Le haría un favor a...
—No lo digas —interrumpió Jane—. Vamos, Junie. Yo sé que puedes ser una completa perra de corazón frío, podrás soportar esta noche.
—Necesitaré aire —sin decir más, June salió del salón de baile a paso rápido.
Jane quiso seguir a su hermana mayor, sabiendo que estaba a nada de tener alguna clase de ataque, pero Kit, de nuevo, la detuvo. Tomando una bocanada de aire mucho más grande de lo que en realidad, tenía planeado, Jane giró sobre su eje y miró a Kit.
En realidad, él era muy guapo. Tenía el cabello muy negro y los ojos de un imposible azul cielo. Una sonrisa pícara y aquella expresión que prometía misterio, peligro y aventura plasmada en el rostro. Sin embargo, Jane ya había caído por aquellos encantos y había encontrado el amor en un rostro familiar y acogedor, aquel que le traía mil y un recuerdos, dibujados en unos ojos grises tan hermosos.
—¿Quieres bailar? —Kit tendió su mano a Jane, mirándola a través de las pestañas.
—¿Qué diría Athisa si te viera? —murmuró Jane.
—Athisa no dirá nada, porque es solo un baile —Kit se tomó la libertad de rodear la muñeca de Jane con sus dedos y tirar de ella suavemente hacia la pista de baile. Acercándola hacia él, dramáticamente, puso su mano en su espalda baja y con la otra, rodeó su mano—. ¿Ves? Un baile inocente.
Jane negó levemente con la cabeza. Sobre el hombro de Kit, pudo visibilizar la mirada preocupada de Regina, quien juzgaba la cercanía entre el chico y la rubia. Suspirando, Jane se dejó llevar por la suave música y por delicados y sutiles movimientos de Kit.
—¿Quieres una copa? —volvió a preguntar él, soltándola y tomando dos copas que llevaba un elfo doméstico por toda la habitación.
—Seguro —Jane tomó una copa y miró a Kit a los ojos, mientras daba un trago.
Sintió el ardor del alcohol bajar por su garganta y quemarle en el estómago. Se sintió ligera, mucho más tranqui y... ¿acaso Kit siempre tuvo los ojos tan bonitos?
❛ ⚜ ❜
Jane se levantó de golpe, saltando de la cama y enredándose en las sábanas que la habían rodeado mientras estaba dormida. Intentó ponerse de pie, pero tropezó con sus propios pies y terminó sentada en el suelo de nuevo. La frialdad del baldosado subía por su piel caliente y solo en aquel momento fue capaz de notar que se encontraba en su habitación en Carstairs Manor, completamente desnuda y sin ser capaz de recordar algo más allá de haber estado en la reunión de puras sangres con...
Poniéndose de pie, como si fuese un resorte, Jane tiró de las sábanas con fuerza y tratando de cubrirse con estas. Caminó con mucho cuidado por la habitación, encontrando una de las copas sobre la mesita de noche. No hubo necesidad de oler el residuo de la bebida que se encontraba ahí, era poción de amor, alguien la había drogado... el corazón se le detuvo por una fracción de segundo y giró por completo, observando el cuerpo de Kit dormir plácidamente sobre su habitación.
¿Acaso Kit...? ¿Acaso Kit la había drogado para poder acostarse con ella? ¿Acaso Kit la había... él había sido capaz de... violarla?
Con frenetismo, comenzó a buscar entre las sombras, la ropa que había tenido antes. Su vestido negro y sus zapatos de tacón. Se vistió como pudo, luego se vería en un espejo y se aseguraría de que nadie sospechara nada. Las lágrimas le caían solas sin ningún tipo de esfuerzo. Simplemente no podía creer que Kit fuese aquella clase de hombre.
—¿Jane? —escuchar su voz la puso alerta. Le enfrentó directamente, pero sus ojos irradiaban una inusual luz azul—. ¡Caracoles hervidos! ¡Tu también tienes el Don del Fuego Maldito!
Jane frunció mucho el ceño y comenzó a alejarse. El cuerpo le temblaba y podía sentir su piel calentándose sobre manera. Temía explotar, explotar y calcinar todo a su paso.
—¿Cómo...? —cerró la boca y pasó saliva. Mirando fijamente a Kit, su cerebro hizo click—. No te creo. ¡¿Eres un puto cazador?! —Kit comenzó a acercarse a Jane, pero, con los nervios a flor de piel, ella explotó levemente, haciendo que el muchacho sintiese tanto calor, que le quemara la piel—. ¡No me toques! ¡No te acerques! ¡Eres un maldito cazador! ¡¿Acaso querías violarme y luego asesinarme?!
—¡Yo no te he violado! —logró formular.
—Que te den, Wright —levantando una mano, logró hacerle volar por los aires y caer inconsciente sobre el suelo.
Saliendo a toda prisa, chocó con una muchacha castaña. Su cabello estaba desordenado. Tenía los ojos rojizos y olía terriblemente a alcohol. Athisa Odair se encontraba frente a ella y, al verla, los ojos marrones se llenaron todavía más de lágrimas. Jane pasó saliva con fuerza y, sin decir nada, simplemente se alejó de la muchacha. A Jane le dolía mucho más de lo que podía admitir, Athisa había sido su mejor amiga y simplemente no podía creer a lo que se había reducido su amistad.
Todavía sentía el cuerpo temblar, el calor era abrazador y creía que rompería a llorar en cualquier momento. Toda su vida supo que, por ser una mujer poderosa, rica y hermosa, los hombres le harían mucho daño. En pocas palabras, Jane sabía que siempre había la posibilidad de ser tocada sin su consentimiento, pero jamás imaginó que sería Kit. Siguió caminando con rapidez, quería alejarse de su habitación, quería alejarse de Kit y la llorosa Athisa.
No podría soportarlo.
—¡Jane! —inhalando con fuerza y tratando de calmarse, buscó a quién la había llamado. Se topó con Regina de nuevo. Su corto cabello se sacudía debido a la velocidad con la que corría, su rostro estaba crispado de horror y Jane solo pudo tragar con fuerza. No más, pensó, no podría con más—. Julieth acaba de enviar un patronus. Los ha visto.
—¿Ha visto a quienes? —preguntó, frunciendo el ceño completamente.
—A quienes crees —dijo ella, torpemente—. Kassie le confirmó a Tessa que era cierto. Dijo que había cierta aura de muerte ahora que se había concebido la última pieza.
—¿June lo sabe?
—No —negó Regina—. June está atrapada en el salón de baile.
—Oh, Merlín.
Corriendo, Jane bajó los tres pisos hasta llegar a las escaleras principales de la mansión. Pasó justo frente al cuadro de su abuela y se preguntó si ella sabría que Kit era un Cazador. Entró a al salón de baile y escaneó el lugar. Su rostro se crispó de pánico cuando se encontró con June, bailando con Lord Voldemort. Se tensó en su lugar, armándose de valor y se acercó hacia ellos.
—¡Ah, Jane! ¿Nos acompañas en esta velada? —preguntó con entusiasmo.
—Sería un completo honor, Señor Tenebroso, pero mi hermana y yo debemos encargarnos de asuntos... delicados —Jane apretó los labios, esperando una reacción exagerada de parte de Lord Voldemort, sin embargo, no pareció sorprendido ni enojado.
—Es una pena, dulce Jane —soltó a June y le dejó ir con su hermana—. Un placer haberte visto, querida June.
Ni bien tenían un pie fuera del salón, cuando June comenzó a hiperventilar. Le sudaban las manos, le sudaba el cuerpo en su totalidad, sentía náuseas y se arrepentía de haber cenado tan poco, pero se agradecía, de igual manera, no haber cenado del todo, sino, estaría muy ocupada con la cabeza dentro de un retrete.
—Lo sabe —murmuró June, inhaló—. Sabe de La Orden. ¡¿Entiendes eso, Jane?! Tenemos que decirle a Dumbledore. Por Merlín, conoce a Acorán. ¿Lo sabrá Dumbledore ya? Demonios, tiene que saberlo de inmediato —June mordió su uña pulgar y miró a Jane—. ¿Por qué no te está dando un ataque como a mí?
—June, escucha atentamente lo que te voy a decir —Jane apoyó las manos sobre los hombros de su hermana—. Vienen hacía acá.
—¡¿Qué?! —chilló June—. ¿Quiénes son esos 'quienes'? —gritó June, en un susurró, inclinándose sobre la rubia.
—Los que piensas, June. Acorán, Eukene y Rommel. Jules los ha visto y Tessa lo ha confirmado, bueno, no Tessa, Kassie le dijo a Tessa y ella le dijo a Dumbledore que le dijo a James...
—No necesito saber la cadena, Jane —June inhaló aire—. Regulus, ¿tiene el guardapelo? —Jane asintió, sintiendo su corazón romperse un poco, al escuchar aquel nombre—. Perfecto, huye con él, Jane. Ahora.
Apartó la mirada de su hermana mayor, para que no notase lo mucho que le afectaba el hecho de que Regulus había decidido actuar solo. Quería echarse a llorar, los dos hombres más importantes de su vida le habían roto el corazón y ahí estaba ella, tratando de recomponerse para sobre vivir.
—No lo entiendes. Regulus ya se ha ido —balbuceó Jane.
—Maldito Black —June se pegó mentalmente para concentrarse—. Huye, eso no cambia.
—Vendrás conmigo, June. No te dejaré, no esta vez, ¿entiendes? —June asintió con la cabeza.
Ambas hermanas enredaron sus manos para correr por el pasillo, pero cuando cruzaron en la esquina a la derecha, las velas que iluminaban la casa se apagaron gracias a un torrente de viento que terminó por extinguir las pequeñas llamas. Jane se heló en su lugar y pensó por una fracción de segundo que June siempre tuvo razón con respecto a las velas.
Pero eso no fue todo, dos puntos rojos ardieron en medio de la oscuridad del pasillo. Aquella pestilencia de podredumbre inundó el lugar y la criatura solo tuvo que rugir para que June lo supiera.
—Hellhounds —dijo June, por lo bajo—. Eukene envió sus Hellhounds. ¡Jane, corre! ¡Sal de aquí, por amor a Merlín!
June empujó a su hermana y se devolvió en sus pasos, corriendo por todo el pasillo del que recién venía junto a Jane. Sabiendo que no podría hacer nada para cambiar la opinión de su hermana, corrió por los pasillos hasta llegar al estudio de su abuela. Abrió la puerta de golpe y corrió hasta los cajones, tratando de encontrar el tarrito con los polvos flu. Al hacerlo, tomó un pellizco, sin embargo, dudó.
No.
No dejaría a June.
Corriendo por donde había venido, pudo llegar al punto de separación. Con el corazón a mil, Jane caminó, nerviosa, con la varita en mano, los ojos irradiando aquel brillo azul y un pellizco de polvos flu en la otra mano, encontró el cuerpo de June tendido en el suelo. Corrió hacia ella y le tomó el pulso, notando que seguía viva, como pudo, la colgó sobre sus hombros y corrió por todos los oscuros pasillos, hasta la chimenea de su abuela.
En el estudio, Athisa y Kit se encontraban apoyados sobre el escritorio de su abuela. La castaña todavía tenía rastros de lágrimas y ojos rojizos y Kit tenía una venda en su mano derecha. Jane se tensó y volvió a alzar la varita.
—¿Qué ha sucedido? —preguntó Kit, preocupado por el estado de June.
—Aléjate de mi y de mi hermana, si no quieres que te queme hasta las bolas, maldito cazador violador.
—¡Ay, por favor, Janette! —se quejó Athisa—. Realmente esto es demasiado, intenté hacer las cosas bien, traté de que volviésemos a ser las mejores amigas, pero te acostaste con mi novio y ¿dices que te violó?
Jane lanzó el pellizco de polvos a la chimenea, sus ojos brillaron de forma amenazadora. Antes de meterse en la chimenea, miró a Athisa a los ojos.
—Estás muerta para mí, Athisa Odair —se metió en la chimenea y gritó—. ¡Casa Potter!
Cayó con fuerza sobre el suelo, june cayó a su lado. Bañada en hollín, escuchó como James corría escaleras abajo y gritaba cosas, escuchó a Tessa, pero Jane no era capaz de conectarse con la realidad. Necesitaba estar sola, necesitaba quitarse esa sensación de su cuerpo. Necesitaba llorar.
eh acabo de reescribir todo el prólogo de luke para que tuviese mucho más sentido con la historia de luke? si, por. es un prólogo mucho más largo y mucho más complicado que el anterior, va de la mano con el prólogo de lom porque luke y skye son contemporáneos pero son totalmente diferentes. omg no puedo esperar a que vean todo lo que tengo planeado
es, acaso, luke carstairs mi personaje fav? probablemente y es que ustedes no saben lo tierno y perfecto que es, espero que lo quieran tanto como yo y no puedo esperar a comenzar a publicar los capítulos de lukeeee. ya casi genteeee
espero que disfruten y les amo más que ayer pero menos que mañanaaa, un besito en las patas <3
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