Capítulo 4
Seokjin se encontraba cenando junto a sus padres y hermano mayor después de haber sido regañado. El muchacho amaba comer, el placer de la comida deleitaba sus sentidos hasta volverlo loco, pero últimamente los regaños amargaban la cena prácticamente todos los días. Siempre había un motivo, por más mínimo que pareciera, que convertía cualquier error de Seokjin en un escándalo para su padre.
Había llegado tarde a la cena, y su padre estaba convencido de que tenía un novio oculto que lo hacía tardar. Por más que Seokjin le explicó que estaba haciendo tutoría a un alumno más joven, por orden del director, no le creyó, e insistía en que estaba con un novio.
Seokjin había salido del closet a sus tiernos trece años. Aquel día, su padre se enfureció, y levantó la mano para golpearlo, pero su mamá y hermano mayor acudieron en su defensa. Desde eso, el señor Kim se tomó el asunto como una "etapa de confusión" en la vida de Seokjin. Estaba absolutamente convencido de que finalmente terminaría casándose con una chica, hasta que, a los dieciséis del chiquillo, llevó a casa a Namjoon, y sin pedir ningún permiso, lo presentó tal como lo que era: su novio. Su padre se puso de todos los colores, y su madre, cómplice absoluta de la visita de Namjoon, lo invitó a cenar y hasta a quedarse a dormir.
En la casa de Seokjin podía haber tres hombres y sólo una mujer, pero definitivamente era un matriarcado.
El señor Kim tuvo que tragarse las ganas de decir comentarios desagradables, pero con el tiempo, simplemente se conformó, y no volvió a hablar del tema, pasó casi a ser un tabú. Meses después, cuando Namjoon y Seokjin terminaron su relación, el padre de Seokjin volvió al ataque, poniendo condiciones que, según él, eran por el bien de Seokjin, y así fue como la señora Kim también estuvo de acuerdo: Seokjin no volvería a tener novio porque se concentraría en sus calificaciones para el examen de admisión a la universidad. Para los Kim, eso no podía tranzar, ni evitarse, ni postergarse, y era el motivo por el que Seokjin tenía permitido no tener que trabajar en empleos a tiempo parcial, como lo hacían otros jóvenes de su edad. Debía estar cien por ciento dedicado a quedar en la mejor universidad del país, para estudiar negocios.
Aunque no quisiera.
Llegar tarde a la cena de aniversario de sus padres no hacía más que desesperar al señor Kim. Seokjin debía estar en casa temprano, porque su presencia era importante para el desarrollo de la cena, según su padre, pero en realidad, era para asegurarse de que llegara a estudiar.
Ya había estudiado bastante con Taehyung, no sólo ayudando al chico, sino también consiguiendo recordar materias de segundo año. Eso debía ser suficiente, pero para los Kim, esa palabra no existía en el diccionario.
Hasta que, finalmente, Seokjin consiguió una llamada del director a sus padres, para contarles que estaba ayudando a un estudiante. Ahí fue cuando recién le creyeron y dejaron de insistir con lo del supuesto novio. Era el colmo tener que llegar a esos extremos.
De todas maneras, con la excusa de quedarse ayudando a Taehyung supuestamente todos los días, Seokjin volvía a tener tiempo libre para hacer lo que quisiera, aunque a escondidas, como siempre.
~
Estudiar con Taehyung se había vuelto un hábito agradable. El muchacho aprendía rápido, era gracioso e incluso adorable. Cuando empezaba a cansarse, fingía llorar con una mueca exagerada que no fallaba para hacer reír a Seokjin. El mayor notaba como el muchachito buscaba excusas para tocarlo, aunque fuese de la manera más sutil, rozando su pie o sus dedos, o a veces lo sorprendía con los ojos pegados en él y un gesto embobado. Jimin ya se lo había comentado en una sesión de consejo estudiantil, bromeando tras tomarles una foto al par mientras estudiaban, diciéndole a Hoseok "quédate con quien te mire como Tae mira a Jin hyung". Y sí, tenía sentido, podía notarlo también, Taehyung lo miraba de una forma distinta a como miraba a los demás.
Jin no tenía dificultades en tomar la iniciativa cuando las pistas eran las correctas.
Taehyung dejó caer el lápiz que sujetaba en la boca cuando Jin lo invitó a jugar al arcade. Inmediatamente le dijo que sí, y comenzó una seguidilla de mentiras piadosas en las que, supuestamente, Seokjin se quedaba también a estudiar martes y jueves en reforzamiento intensivo, cuando en realidad salía con Taehyung a bailar en las Pump it Up, jugar a las peleas en The King of Fighters, y luchar contra soldados y alienígenas en Metal Slug.
El dinero para comer colación se iba en fichas para jugar, y recortaban algo para comprar frituras o dulces y comerlos en la azotea de la escuela, normalmente clausurada para los estudiantes. "No deberías usar tus privilegios como presidente en esas cosas, Seokjin" le había dicho Namjoon, y Seokjin le contestó, con aires de diva, "si hubieras sido elegido presidente, harías lo mismo, y si hubieras seguido siendo mi novio, no te importaría qué uso le doy a las llaves de la escuela, ¿no?". Namjoon sólo se rió, algo trágico. No veía sentido a discutirle eso, si tenía razón.
Para variar las salidas, un viernes Taehyung invitó a Seokjin a tomar helado en vez de jugar videojuegos. El mayor aceptó, y fueron juntos hasta una heladería cercana a la escuela. Jimin y Hoseok estaban emocionados, aunque Jimin le recomendaba comer granizado antes que helado "porque engorda menos", mientras que Yoongi simplemente le palmeó la espalda a Tae, diciéndole "que Seokjin chupe bien ese helado, amigo".
Taehyung pidió un cono de helado de chocolate y menta, mientras que Seokjin pidió un helado azul cielo y la otra bola morada, con un montón de crema encima y chispitas de colores.
- ¿Qué sabor es ese helado? – el menor le preguntó, estirando su cucharita para tomar una probada
- ¡Sabor unicornio!
- ¿Qué clase de sabor es eso? – preguntó Taehyung, llevándose luego la cuchara a la boca. Sabía parecido a la goma de mascar, pero algo avainillado, no tan empalagoso como se veía.
- Me gustan estos sabores diferentes – dijo, para seguidamente pasar la lengua por la parte de más arriba de la crema y comerse la guinda al marrasquino que adornaba el helado.
- No está mal
Comieron el helado, hablando sobre la escuela y una que otra anécdota. Seokjin había estado mirando a Taehyung y pensaba en lo bella que era su sonrisa, no lo había visto sonreír tanto como en ese día. Le gustaba que Taehyung mostrara todos sus dientes al reír, era una sonrisa amplia y auténtica.
- Jin hyung...
- Dime, Taehyung
- ¿Tú sabes todo lo que se habla de mí, verdad?
- Uhm... claro, lo sé
- Y aún así, ¿no te importa juntarte conmigo?
- No, no me importa, nunca me ha parecido un problema, porque no creo en lo que dicen
- Mi sentencia es real – le dijo, con un gesto severo
- ¿La libertad condicional?
- Sí. Por golpear a un político.
Seokjin caviló por un momento. - De seguro se lo merecía, yo habría hecho lo mismo
Taehyung sonrió, reconfortado. Se sentía comprendido por Seokjin, y era gratificante, porque no esperaba apoyo de alguien que parecía tan educado y correcto.
- No fue la reacción más inteligente, pero la gente pareciera agrandar mucho más todo eso, como si yo fuese un delincuente habitual
- Ah, no les creo eso. Imposible que alguien como tú mate gatitos o empuje a abuelas
- ¿Ahora empujo a abuelas? No lo sabía
- Para que veas, a veces uno se entera por los demás de las cosas que uno mismo hace, yo no tenía idea de que pagaba para tener buenas notas. Te recomiendo hacer oídos sordos, Taehyung. La gente habla aún más cuando se dan cuenta que las cosas nos afectan
- Tienes razón.
- Taehyung, ya sabes que si necesitas hablar sobre todo esto, te escucharé sin juzgarte
- Creo que ya nada me preocupa tanto como al principio. He hecho buenos amigos, tú me has estado ayudando mucho... eso sí, tengo una espina clavada por mi padre. Pensé que estaría más afectado por tenerme lejos que por perder su prestigio. Mi mamá ha estado triste por mí, pero él sólo parece estar avergonzado. Se lamenta de ser el único entre sus amigos que tiene un hijo con antecedentes.
- Ah, es frustrante eso. Pero puedes demostrarle que eres mucho más que un chico con una condena absurda. Eres... un buen estudiante, buen amigo, he visto las cosas lindas que has hecho en el taller de arte... además, si sigues así de bien, limpiarán tus papeles
- Gracias, hyung...
- Hazlo por ti. No por él, Taehyung. Véncete a ti mismo.
El muchacho rubio sonrió. Seokjin siempre sabía exactamente qué decir para animarlo. Parecía alguien tan fuerte, tan sólido. Se preguntaba si Seokjin también tenía sus propias penas y luchas diarias. Deseaba poder ser un bálsamo para Jin, tanto como Jin lo era con él, traerle paz y seguridad.
Tras conversar otro rato, Taehyung puso atención a la hora y ya era bastante tarde. Ambos decidieron volver a casa. Caminaron juntos, Seokjin iba mostrándole algunos lugares que no conocía, mal que mal, Tae era un reciente ciudadano de Seúl y había muchas cosas que ignoraba. Llegaron a la esquina en donde debían despedirse, y Taehyung lo hizo, lo que llevaba deseando desde que lo vio: tomó el rostro de Seokjin, y tras mirarlo detenidamente a los ojos, y trazar los labios con sus pulgares, lo besó. Primero fue lento, sintiendo la suavidad de los labios del mayor, y cuando este abrió la boca, Taehyung aprovechó de meter la lengua. El sabor dulce del helado azucarado aún permanecía, sutil, como recuerdo de esa primera cita. Taehyung bajó con las manos hasta rodear la pequeña cintura del mayor, y Seokjin abrazó al rubio por el cuello, masajeándole el cabello con los dedos, perezosamente. Ladeó la cabeza, para permitirse un beso más profundo, y Taehyung se apegó aún más, sintiendo la adrenalina por estar comiéndose en medio de la vereda.
Era nuevo para Seokjin, besar a alguien con un piercing en el labio. Sentía el impulso de morderlo o jalarlo, pero no quería lastimar a Taehyung. Ligeramente envolvía la argolla con sus labios y la tiraba un poco. - ¿Puedo? – preguntó entre besos, y Taehyung le dijo que sí, que no dolía, que se sentía bien.
Seokjin rompió el beso, con la respiración agitada, las mejillas sonrosadas y la boca teñida de carmín, para mirar a Taehyung y sonreírle con tanto cariño, que el rubio se sintió como soñando toda la escena. Para hacerlo sentir nuevamente en el mundo real, Jin lo abrazó, fuerte y apretado, y le habló al oído, invitándolo a una plaza cercana en donde nadie los molestaría.
Caminaron de la mano, buscando refugio de las miradas, metiéndose por recovecos de la ciudad. Llegaron hasta el pequeño parque, y parecía el lugar ideal para parejas. Los árboles eran tupidos, los juegos de niños estaban deteriorados y podía verse a una que otra pareja de chicos o chicas en las mismas andanzas que ellos, escondiéndose del juicio.
Taehyung y Seokjin se adentraron en la plaza, y tras encontrar un árbol que ofrecía privacidad, el mayor se abalanzó a los brazos de Taehyung para seguir besándolo. El lugar era silencioso, salvo por los chasquidos de los besos y la respiración entrecortada. Taehyung disfrutaba de cada detalle, los sonidos de Seokjin, la piel erizada al tocarla bajo la camiseta, la sensación de excitación aumentando cada vez más. No podía controlarlo, y se preguntaba si Seokjin podía sentirlo, pues estaban pegados el uno al otro. Taehyung encontró respuesta inmediatamente, cuando en un roce completamente intencional, lo sintió endurecerse bajo los pantalones también, lo cual, puso algo nervioso a Seokjin.
- Lo siento, son nuestros primeros besos y yo... - dijo el mayor, mirando abajo, avergonzado
- No, no, no pidas disculpas, estoy igual
- Pero yo soy el mayor, no debí dejar que esto pasara, ni traerte aquí
- No estás aprovechándote de nadie, Seokjin, sé perfectamente lo que estoy haciendo, porque quiero hacerlo... por favor
Taehyung apoyó su frente en el hombro de Seokjin, y se quedaron abrazados un buen rato. El mayor seguía acariciando el pelo de Tae, mientras el chico se regocijaba en su abrazo. Seokjin no volvió a decir nada, sólo tragaba saliva.
- ¿Estás enojado conmigo? – preguntó Taehyung, rompiendo el silencio y mirando a Jin a los ojos. Buscaba una respuesta ante la reacción de Seokjin.
- No, Taehyungie – nunca le había dicho así, y en sus labios sonaba como la cosa más tierna jamás escuchada – sólo me puse nervioso... sentí que debía controlarme, pero es imposible contigo
Taehyung sonrió, con ese sonidito de risa adorable que Seokjin amaba escuchar. – No tienes que controlarte. Me alegra saber lo que provoco en ti
- Entonces... creo que me encantará perder el control – Seokjin dijo con una sonrisa, y volvió a besar a Taehyung, lento y profundo, cerrando los ojos y sumergiéndose en el sabor de su boca y en el toque frío del metal de la argolla. Taehyung lo aprisionó por la cintura una vez más, y se quedaron allí hasta que el sol se puso.
Holita ~ Cómo están? Para mí han sido días de estrés, pero ya pasará...
Gracias por leerme, comentar y votar! Me encanta leer y responder comentarios, me río mucho ♥ Les mando besos y amor!
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