Capítulo 2



La campana de recreo sonó y Taehyung se quedó unos minutos sentado allí. Tenía sueño, y pereza, no quería levantarse. Escuchaba a la gente murmurar otra vez rumores sobre su vida. Notó también que las chicas lo consideraban "lindo", "atractivo", y comentaban entre ellas "yo quiero un novio bad boy cómo él", "de seguro es de los que dan nalgadas" y se reían con coquetería. Taehyung se peinó hacia atrás con los dedos, en un gesto presumido, y salió de la sala, dejando a las chicas esas suspirando como bobas.

Nunca le habían atraído las chicas, ¡qué triste para ellas!

Lo supo desde muy pequeño, sin embargo, no era tema. Nunca lo conversó con nadie, y las cosas simplemente fluyeron al momento de satisfacer sus deseos. Gustaba de los chicos desde que tenía memoria, pero no estaba completamente asumido hasta el último año de primaria, cuando el cuerpo comenzó a poner en marcha la búsqueda de roces y afecto. En ese año, besó a una cantidad incalculable de hombres, que se suponía eran amiguitos del colegio. Después del incidente de la agresión al parlamentario, si bien era tenido por los demás como un delincuente, por otra parte se hizo mucho más popular, especialmente con chicos mayores.

Incontables noches no llegó a casa, para recién comenzar a dormir a eso de las nueve de la mañana después de meterse a casa por la ventana.

Miles de recuerdos venían a su mente en el curso de minutos. No solamente se limitaban a las miradas juiciosas y comentarios mordaces. Algunos estaban cargados de piel, besos y sudor, y esos eran los mejores.

Decidió mejor salir al recreo. Una vez afuera, notó la inmensidad de la escuela. El pasillo estaba lleno de gente conversando, riéndose, intercambiando cartas de juegos de rol, chicas jugando con patrones de lana entre los dedos o juegos de ritmo con las palmas de las manos. Se asomó por una ventana del pasillo y vio el patio, también muy concurrido.

El colegio anterior era más pequeño, en este había cuatro niveles por clase, mientras que en el otro sólo tenían A y B. Lo impresionaba bastante, la cantidad de gente circulando por todas partes.


- Oye, tú


Escuchó una voz raspada, y por algún motivo sospechó que le hablaba a él, pero no se dio por aludido. No volteó ni movió ningún músculo.


- Oye, mírame, tú, el rubio nuevo


Taehyung era el único rubio y nuevo allí, así que no pudo seguir evitando la confrontación. Al darse la vuelta, lo vio, era el muchacho bajito punk que vio el día anterior en la oficina del director. Tenía una cara sonriente y comía unas frituras, y además no estaba solo. Lo acompañaba un muchacho delgado, más alto que él, de tez amarillenta, cabello rojizo, rostro alargado y nariz bonita.


- ¿Hm? – Taehyung musitó a modo de pregunta


El chiquillo de cabello menta se limpió el aceite de las papitas por dentro de la manga de su sweater, y extendió la mano para saludar a Taehyung.


- Nos vimos ayer, soy Min Yoongi, aunque la gente acá me llama Suga, y este es Hoseok

- Sí, me acuerdo... Suga. Soy Kim Taehyung – saludó al chiquillo y a su amigo

- Sabes, no te hubiese hablado si no fuera por Hobi – dijo, señalando al pelirrojo. – Le gusta hablarle a todo el mundo y le da pena los que están solos


El chico que lo acompañaba dejó salir una risotada. Su risa era escandalosa, pero compensaba con una sonrisa muy bonita, con forma de corazón contorneado por labios finos.


- Gracias, supongo – dijo Taehyung, rascándose la cabeza, estaba un poco nervioso por interactuar con ellos. Sentía que era algo forzado, pero al parecer esos dos la estaban pasando bien hablándole.

- Sí, bueno, por eso es que acompaño a Suga, que está solo como un perro

- Huh, chistoso – dijo el bajito. – Se ríe de mí porque reprobé y estoy recursando, ya ves, debería ir en tercero con él, pero voy en segundo otra vez, aula D – explicó - Igual me extrañas – le dijo al pelirrojo en una forma inusualmente cariñosa para lo que Taehyung solía ver entre dos hombres en su colegio anterior.


Esa era una de las cosas que lo tenía harto de esa escuela, que las parejas heterosexuales hacían y deshacían en todas partes y nadie les decía nada, mientras que un mínimo gesto amoroso entre parejas del mismo sexo y se armaba una batahola.


- Sí, te extraño mucho – respondió el muchacho alto, y juntó su frente con la de Suga, para luego dejar un suave beso en sus labios.


Wow, eso era novedoso. Taehyung miró a todas partes y no vio a nadie sorprenderse por ello, era como si todo el mundo estuviese totalmente acostumbrado. Y en parte era eso. Lo otro, era que Yoongi era una de las personas más respetadas de la escuela, y con la primera vez que alguien criticó su orientación sexual, se ganó una humillante intimidación pública y nadie más se atrevió a molestarlo. Hoseok, por su parte, era muy querido, así que por mucho que algunas personas no estuvieran de acuerdo con su estilo de vida, siempre lo trataban bien y no se entrometían.

Taehyung no opinó nada, pero de alguna forma se sintió acogido, aunque ese par de chicos no tuviera idea de lo que sentía.


- Tienen acento – dijo el rubio, cambiando el tema

- Al igual que tú, Suga es de Daegu, y yo de Gwangju – el pelirrojo contestó, alegre – ven, para que te mostremos la escuela


Taehyung sonrió cuando el pelirrojo lo tomó de la mano como si fueran un par de amiguitos pequeños muy cercanos. Miró por si es que Suga mostraba algún gesto de desagrado o celos, pero no notó nada, y de hecho estaba sujeto a la otra mano de Hoseok con los dedos entrelazados. Seguro los tres de la mano se veían graciosos o hasta ridículos, porque alguna gente los miraba y susurraban cosas.

No podía decir que se estaba acostumbrando, pero suponía que tendría que soportarlo.


- Vamos al tercer piso, a mi sala – Hoseok invitó. Subieron la escalera y el lugar lucía casi igual al segundo piso. Entraron a la sala indicada por Hoseok, de tercero clase B, y varios chicos saludaron a Yoongi, pues habían sido sus compañeros en el año anterior.

- Ah, es el chico nuevo de segundo, del que todos hablan – dijo un muchacho alto y atractivo, y se acercó a saludarlo. Escondía un tono desagradable en sus palabras. – Soy Mingyu

- Taehyung – contestó el rubio, devolviendo su apretón de manos.

- Los de segundo seguro les da miedo hablarte, porque ¿qué haces acá con los de tercero? Esta no es tu sala

- No te interesa – le respondió el rubio, con una sonrisa falsa.

- Ah, ya veo, gracias – se rió el tipo y salió de la sala

- No le hagas caso, Taehyung – lo confortó Hobi. – es conflictivo sólo porque es grandote pero no se atreve a nada. – el muchacho hablaba mientras rebuscaba en su mochila, y sacó un montón de comida envuelta en servilletas. – Toma, Taehyung, para que desayunes

- Uhm... gracias – sonrió contento, porque comer nunca estaba demás, y le dio un mordisco al bizcocho. Sabía a vainilla y tenía azúcar glass arriba.

- ¿De dónde sacas tanta comida? - Preguntó Suga, mientras recibía unos churros algo lacios, pero que estaban buenos aún

- Son las que sobran de las reuniones de la lista, Seokjin siempre trae cosas ricas y sobra mucho, porque Jimin toooodo el tiempo está a dieta y sólo picotea las migas.


Taehyung se comió su bizcocho mientras escuchaba la conversación, ante la cual se sentía un poco colgado. No conocía a las personas de las que hablaban ni sabía por qué se juntaban a comer.


- Ah, Taehyung, estoy de candidato con unos amigos, para el consejo estudiantil, así que tienes que votar por nosotros, es el viernes. Hay un chico de tercero A que postula para presidente, yo como tesorero, y un chico de segundo A para secretario y delegado.

- Primero debo conocer las propuestas, ¿no crees? – preguntó Taehyung, considerándolo una situación seria, pero riendo en tono de broma

- Aquí están – dijo el chico, entregándole un folleto. Ponía las caras de tres chicos, en donde el del medio obviamente era Hoseok, a la derecha estaba un chiquillo rubio con rasgos entre cachorro y niño pre-escolar, y a la izquierda...


Dios, a la izquierda.

Kim Seokjin, 3° A, decía bajo su retrato. Era un chico realmente hermoso. Tenía una impronta elegante, un aire de príncipe. Su cara era pequeña y ovalada, cuello largo, la piel lucía suave, ojos grandes y brillantes, labios gruesos, nariz chiquita. Taehyung sonrió, y por dentro, deseó encontrárselo por ahí, o que Hoseok se lo presentara, pero no dijo nada. Guardó el folleto avisando que lo leería con tiempo más tarde, en casa. Estuvieron los tres conversando acerca de la mudanza de Taehyung, dónde estaba viviendo y qué le parecía Seúl. Ambos chicos conocían la pastelería en donde estaba alojando el rubio y envidiaban que tuviera tantas cosas ricas cerca todos los días. Quedaron de acuerdo en juntarse nuevamente al segundo recreo y luego al almuerzo.


~


El break de almuerzo fue ameno en compañía de esos dos. Pese a tener que compartir con una pareja, no se sentía incómodo, pues Yoongi y Hoseok, además de ser novios, eran muy amigos, y entre ellos hacían muchos chistes irónicos con los que no se ofendían, al contrario, se reían mucho y alegraban la bienvenida a Tae. Lo necesitaba, había sido un primer día agotador, física y mentalmente. Toda la jornada estuvo escuchando rumores en susurros poco disimulados, y para colmo, sus profesores tiraban indirectas cada vez que podían.

¿Cómo se enteraron de todo eso? ¿No se suponía que sería confidencial? Quería hablarlo con la profesora, pero no quería parecer un llorón. No, no volvería a serlo, el Taehyung de ahora era fuerte, y no le importaría nada más que defenderse.


~


A la salida, Taehyung caminó hasta los casilleros para guardar sus libros y atrás apareció Yoongi haciéndole compañía.


- Mi casa queda pasada la tuya

- Vámonos juntos entonces – dijo el rubio.


Esperaron por un momento a Hoseok bajo la sombra de un árbol, y luego llegó, agotado por la práctica de baile. Traía compañía, el rubito que postulaba para secretario, según recordaba Taehyung, lo reconoció inmediatamente. El pelirrojo le había contado que asistía al taller de danza todos los años junto a él, y pese a que el taller aún no comenzaba formalmente, ellos iban por iniciativa propia a ensayar al gimnasio y bailaban un par de canciones antes de salir.

La mirada del chiquillo, Park Jimin, era de desconfianza absoluta. No habló mucho más que saludar y luego se fue con Hoseok. Si bien Taehyung se sintió irritado, debía concederle razones. De seguro muchos le tenían recelo y miedo por culpa de los rumores. Se preguntaba qué pensaría Kim Seokjin al conocerlo, si es que llegaban a encontrarse alguna vez.

Esperaba que tuviera una buena reacción, pero no podía exigir demasiado.

Caminó junto a Suga a la estación del metro. Bajaron las escaleras haciendo conversación casual, y cuando Taehyung se disponía a cargar su tarjeta con dinero para pagar el pasaje, Yoongi lo tomó por la muñeca. "¿No me digas que gastas dinero en transporte?" le preguntó, con una sonrisa burlesca. "Así cruzamos los tacaños" le dijo, y lo apegó a su cuerpo detrás de él, pidiéndole que se agarrara fuerte. Taehyung le hizo caso y se abrazó a la cintura del muchacho, notando lo delgado que era, y cruzaron los dos como si fueran una sola persona a través del torniquete, pagando sólo un pasaje.


- Vaya... nunca había hecho eso – comentó Taehyung, riendo nervioso al llegar al otro lado. - ¿Nadie nos vio?

- Nah, el guardia estaba distraído, llevo mirándolo un buen rato. Esta estación es un poco vieja, así que aquí podemos ahorrar. En las más modernas es imposible. Pero se hace lo que se puede.

- Gracias

- Para la otra pagas tú, rubito


No llevaba un día en esa escuela y ya estaba haciendo lo que no debía: forjar amistad con un problemático y evadir el pago del transporte. Y aún le quedaban un par de kilómetros para llegar a casa.


- Ese chico que llegó al final es... Park Jimin, ¿verdad? – preguntó Taehyung, mientras se equilibraba contra el movimiento del metro, sujetándose de un fierro

- Ah, sí, muy amigo de Hobi, parece encantador, pero por alguna razón le cuesta encajar con la gente... es algo diva para sus cosas

- Hm... sí, sentí que me miró algo pesado

- Es así al principio. Después es muy tierno, ya vas a ver


Taehyung pensaba que Yoongi no parecía el tipo de persona que describiría a otra con la palabra tierno. Suga tenía un gesto permanente de pereza y de odiar al mundo, pero por lo visto, las apariencias engañaban.

¿Qué opinión tendría de Seokjin?

Taehyung necesitaba saberlo. Suga parecía una persona imparcial, de seguro daría un buen juicio.


- ¿Y... Seokjin sunbae?

- ¿Seokjin? Es la persona más buena de la escuela

- ¿En qué sentido?

- En tooodos los sentidos, Taehyung – le respondió, guiñándole un ojo, y por su culpa el rubio casi no durmió preguntándose a qué se refería con ese tono y ese gesto.


~


Los días siguientes fueron cada vez más agobiantes. La gente ya no sólo murmuraba rumores, ahora se acercaban directamente a hacer preguntas malintencionadas. "¿Es verdad que eres un asesino?" le preguntó una chica con cara de demente. Taehyung simplemente la miró y se dio vuelta a seguir conversando con Yoongi y Hoseok. Si bien decidió callar ante las provocaciones, Yoongi no era del tipo de tragarse la rabia.


- Córrete de aquí, enferma

- Yoongi oppa, eres malo, y tonto, estás recursando porque de seguro tienes problemas cognitivos

- Al menos no estoy cagado de la cabeza como tú, sociópata de mierda

- Yoongi, basta – susurraba Hoseok, jalándole la camiseta con pequeños tirones

- ¡Les diré a todos!


La chica se fue, apurada a la oficina del director. Al siguiente bloque de clases, Yoongi y Taehyung se encontraban siendo sermoneados por el tipo. Taehyung había hecho literalmente nada, pero por haber estado en la escena y ser "el ex delincuente", no le quedó más que dejarse regañar.

Estaba comenzando a hartarse.

Además los profesores cada vez que le hacían una pregunta lanzaban una frase tipo "¿sabrá algo este crío?", insultando su inteligencia. La única que lo trataba bien era la profesora jefe, pero tampoco confiaba en ella. ¿Qué tal si había sido ella la que le contó a todos? Era probable. La respetaría, pero nada más, no habría ninguna pizca de afecto.

Estaba harto de las miradas todos los días. Simplemente quería descansar, pero llegar a la casa significaba escuchar mucho ruido de clientes y la cocina. Trataba de evitar estar allí, saliendo con Yoongi a dar vueltas por el vecindario. Al de cabello verde le sentaba genial, Taehyung no se quejaba al verlo fumar como lo hacía Hoseok, y hasta le pedía una que otra calada al cigarro en apoyo. Suga no tenía problema en compartir de lo que fumaba, para él, fumar era un instrumento de socialización que no podía compartir con Hobi.


- No te había visto fumando en otros lados

- Hobi me colgaría de las bolas

- ¿No le gusta que fumes?

- Lo odia. Ya sabes, es bailarín y todo eso, muy sanito para sus cosas. Dice que estoy poniéndole alquitrán a mi cuerpo


Taehyung sonrió. Era cierto, pero sonaba como lo que diría una mamá, o hasta una abuela. No quería pensar que Hobi era aburrido, quizás tenía una idea diferente de disfrutar la juventud, haciendo deporte y cuidándose mucho. Por su parte, Taehyung prefería gozar de la vida, total, algún día se moriría igual que todos. Yoongi lo apoyaba notablemente en este afán, mientras le metía al cuerpo tabaco y destilado.

Después de las salidas con el chiquillo peliverde a la plaza, volvía a la pastelería, por fin vacía. No podía reclamar, al menos allí tenía comida y café, que bebía de a tres tazas y luego no le permitía conciliar el sueño. Veía algo de porno y se decía a sí mismo, no hay insomnio que no muera con dos pajas. Tras la segunda eyaculación seguía despierto, más activo y con ganas de salir a correr por las calles. No lo entendía, su cuerpo ya no era suyo.

Pensaba en el candidato a presidente del centro de alumnos.

¿Cómo sería su aroma? ¿Cómo se sentiría su piel? ¿Tendría las manos suaves? Sus labios de seguro se sentirían deliciosos entre sus dientes o envolviendo su pene. No, no quería una tercera paja. Trataba de pensar en cosas no tan atractivas, como que quizás Seokjin era un presumido, un mojigato o un aburrido. Era el único amigo de Hobi que no había cruzado caminos con él en ese tiempo. Casi nunca lo veía por la escuela, y cuando lo veía, siempre estaba con ese otro tipo caminando a la biblioteca, o a comer. Taehyung quería matarlo, darle un puñetazo y volarle la poca nariz que tenía.

La tercera paja estaba cargada de ira.

Y así, comenzó a quedarse dormido en clases, sumando antecedentes a su ya manchado historial.


~


El día de las elecciones llegó y todo el mundo parecía estresado. Grupos de niñas iban a dejar sus votos en masa a las urnas. Hoseok, Jimin y Seokjin estaban sentados en una banca y hacia allá caminaron Yoongi y Taehyung. El corazón del rubio se aceleró al ver al objeto de su atracción allí. Quizás podrían conversar, aunque, con sólo saludarse Taehyung se daba por pagado.

En el último instante, Yoongi tomó a Taehyung de la mano, saludó desde lejos al trío y le pidió al rubio que por favor lo acompañara a comprar ya que el kiosco estaba vacío.

Puto destino, Taehyung quiso darle un golpetazo a su amigo, pero se aguantó. Si las cosas estaban postergándose era por algo, por un bien mayor, quería creer.

Votó, cumpliendo su deber como estudiante, y luego se dedicó a vagar en clases.


~


El director lo citó en esos días para conversar, y le dijo que pensó en una nueva estrategia para "ayudarle a superar su mal comportamiento". Taehyung cabeceaba somnoliento, mientras pensaba que ya de seguro el viejo había inventado alguna estrategia educativa especial para él.

Siempre era el especial.

No era tan genial como podría parecer.

En la escuela anterior, Taehyung ya había pasado por esa serie de experimentos antes y no habían dado resultado. Hablar con el director, con la inspectora, el orientador, con la psicóloga, con el profesor de su salón, y hasta con la madre superiora. Y sí, también intentaron lo que el director estaba imponiéndole ahora: tener una charla con un alumno ejemplar para absorber sus conocimientos y elevados intereses. En su escuela anterior no había dado resultado, pues el chico se dedicó a darle un discurso acerca de la meritocracia y le enrostró a Taehyung hasta cansarse que era un mediocre y que nunca conseguiría nada.

Si volvía a pasar eso, Taehyung pensaba, y alguien volvía a insultarlo así, el escupo en la cara no se lo quitaría nadie, y seguramente se iría suspendido otra vez.

Aunque al abrir la puerta, más ganas tuvo de arrojarle otra sustancia en la cara al ver a ese verdadero símbolo sexual sentado en el escritorio, que hacía rato lo traía caliente, y recordó cuando lo vio dando el discurso de triunfo en las elecciones. Taehyung, por primera vez en su vida, participó de un evento eleccionario votando por Kim Seokjin, el dulce muchachito que descansaba de piernas cruzadas en la salita.

No me obligues a tratarte mal, bonito, pensó para sus adentros.



Segundo cap!! 

Espero que les esté gustando! Les mando muchos besos y agradecimientos por leer~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top