Capítulo 6: "Rojita"
Me desperté por unas ganas irremediables de ir al baño. La habitación del hospital se encontraba sumida en la oscuridad, volteé a ambos lados encontrándome con un muy dormido Dylan; estaba recostado en el sillón café junto a la ventana con los brazos cruzados, no era del tipo demasiado musculoso pero sí contaba con lo suficiente como para que su camisa se remangara y se marcara. Sus labios se encontraban entreabiertos y desde lejos pude admirar sus larguísimas pestañas.
Aún no podía creer que él estuviera aquí, y que lo hubiera golpeado ese día. La confusión y seguridad de que no era verdad me hizo hablar con una seguridad que nunca tuve frente a él, ahora que todo eso había pasado, volvía a ser aquel ser tartamudo en su presencia. No tenía idea de qué pasó entre el juego y cuando desperté aquí, estaba esperando que en cualquier momento, aparecieran en la puerta unas personas con sus cámaras gritando "¡Hey, era todo una broma!"
Pero no lo habían hecho..., y luego estaba ese tonto anillo, ¿cómo es que llegó ahí? Mi cabeza empezó a martillar y dejé de pensar en ello por un instante, llevaba tres días en el hospital, mañana era lunes y yo me sentía perfectamente excepto por unas cuantas magulladuras en mi cadera y el yeso que no dejaba de picar en mi brazo, desde el día anterior pudieron haberme dado de alta pero tanto mis padres como Dylan hicieron que me quedara como observación, pensaron que el golpe me había dañado la cabeza pues no lo reconocí como mi prometido. ¡Ellos eran los maniáticos!
Empujé la cobija a un lado y el frío de la habitación se coló en mis piernas, me senté y la camilla crujió instantáneamente haciendo que Dylan despertara. Volteó a todos lados desconcertado hasta que me encontró sentada en la camilla. Se levantó tallándose los ojos y se colocó enfrente de mí.
—¿Qué haces rojita? —Sonreí y bajé la cabeza apenada. Su apodo era tan tierno que me resultaba inevitable no reaccionar de esa manera.
—¿A dónde piensas ir? —continúo al ver que no decía nada. Abrí los ojos y me quedé observando su rostro en la oscuridad, tan cerca...
—Voy al baño... —susurré cada vez más bajo. Solo ábrete tierra y cómeme.
—Claro, te ayudo.
Me tomó del brazo y lo colocó en sus hombros para que me apoyara en él, caminaba muy despacio y sentía sus dedos rozando muy apenas mi cintura, daba gracias que la bata del hospital impidiera que sintiera mi piel erizada.
Llegué a la puerta del baño de la habitación y entró conmigo.
—Puedo sola desde aquí.—susurré.
—Ah, claro. —Levantó su brazo derecho rascándose detrás de la cabeza, un gesto de nerviosismo en él—. Esperaré afuera si me necesitas.
Cerré la puerta detrás de mí y me observé en el espejo, mis ojos se veían cansados y mi cabello era un desastre, aún así, Dylan Stone, mi amor platónico desde hace tres años estaba ahí afuera, preocupado por mí y creyendo que era mi prometido.
Negué con la cabeza dando por zanjado el tema por esa noche, tratar de entender lo que pasaba era algo imposible.
Salí del baño minutos después, Dylan seguía ahí y me sonrió ayudándome a ingresar a la cama.
—Dylan... —Lo llamé en un susurro—. ¿Te puedo hacer una pregunta?
Sus ojos me observaron y asintió acercándose a mí; aún pensando que él me quería, su cercanía me ponía nerviosa, para mí seguía siendo aquel chico distraído que no me conocía.
—¿Cuándo nos hicimos novios?¿Cómo nos conocimos? —Mi cabello ocultaba la mitad de mi rostro pero aún así observé el suyo, pasaba de la confusión, al enojo, a la desesperación y finalmente a la nostalgia.
—¿Por qué no me crees, Lu?
Observé mis manos entrelazadas. ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo hacerle entender que esa no era mi realidad?
—Solo quiero entender cómo es que esto pasó —hablé bajito.
Se acercó y tomó mi cabeza con sus manos haciendo que sintiera el tan conocido calor en mis mejillas.
—¿Qu-qué haces? —pregunté balbuceando.
—Creo que te golpeaste la cabeza más fuerte de lo que piensas.
Levanté los brazos al aire exasperada.
—¡No me golpeé nada! —Levanté la voz y me sentí culpable al instante pues estaba aún en el hospital.
Suspiró.
—Fue el primer día de clases... —comenzó a decir mientras se sentaba en el espacio libre de la camilla—. Había perdido el autobús y cuando caminaba de regreso a casa te vi, haciendo el mínimo intento de arreglar ese Volvo tuyo que tienes.
Rió ligeramente sin voltear a verme.
>>—Te ayudé y como era un cobarde no te invité a salir, pero nos hicimos amigos...todo surgió después de eso.
Se quedó mirándome y yo solo miraba mis manos entrelazadas; el ambiente se volvía espeso por lo que decidí acostarme antes de decir alguna tontería.
—Es una bonita historia —comenté algo adormilada, los medicamentos estaban haciendo efecto en el momento menos indicado, aún así pude asentir su mano sobre la mía.
—Es nuestra historia...—por su tono de voz supuse que estaba sonriendo, pero ya no podía abrir los ojos.—Descansa rojita.—susurró y cuando sentí un beso suyo en la frente caí dormida.
***
Desperté al día siguiente cuando mis padres entraban por la puerta con una gran sonrisa.
—¿Lista para irte hija?—sonreí al escucharla y me desperecé completamente.
—Claro que sí.
Media hora después caminábamos los tres fuera del hospital, Dylan se había ido en cuanto mis padres llegaron, pero cuando crucé las puertas corredizas del hospital salió de mi Volvo con una gran sonrisa.
—¿Por qué está conduciendo mi Volvo? —pregunté en un susurro tembloroso.
—Te va a llevar a su casa.—contestó mi madre.
Volteé a verla con el ceño fruncido de confusión. Llegó hasta nosotros con una gran sonrisa que me hizo sentir cohibida.
—¿Por qué no a la mía? —pregunté y su sonrisa se borró mirando a mis padres con preocupación antes de voltear a verme con cautela.
—Vivimos juntos.
Ay no.
*************
#FinDeSemanaDeBesosySueños
Que largo hashtag. Holaa, los extrañé, espero que les esté gustando la novela.
Si es así, háganmelo saber con un voto o un comentario, se los agradecería mucho.
Recomienden la novela si piensan que vale la pena, hay que hacer un grupo grande:3
Nos vemos en poco tiempo, pero si no les deseo una muy bonita Navidad, los quiero.
Lucy en multimedia
Gracias por leer.
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