Capítulo 43: Te amo

Dylan

La señora Withmore nos había invitado a un almuerzo de celebración. Su actitud fresca y jovial hizo que mis padres se sintieran cómodos de inmediato; por lo que ahora todos nos encontrábamos en el jardín de aquella casa azul. Mi madre se veía rejuvenecida mientras ayudaba a Karla a poner la mesa, a mi padre se le veía relajado como alguien de su edad mientras hablaba con el señor Withmore, había olvidado la última vez que se había sentado a conversar tranquilamente con una persona externa a nosotros, era extraño no verlo detrás de mamá; pensé que quería darle su espacio aún cuando mantenía sus ojos en cada paso que ella daba.

Camila, por otro lado, se encontraba corriendo por el jardín observando las diversas flores plantadas a los costados del patio.

Sentí un beso en mi hombro cuando Lucy volvió a estar a mi lado, llevaba un muy lindo vestido floreado color blanco que resaltaba todos los colores de su rostro y cabello. Puso una uva entre mis labios que comí con gusto antes de acariciar su mejilla y darle un beso casto, era algo magnético y adictivo el no poder mantenerme alejado de ella, tenía esa necesidad de estar cerca, rozar si brazo, entrelazar nuestras manos o tocar su mejilla con tal de estar seguro que era verdad, que estaba ahí.

Sus pestañas batían mientras me miraba, no eran rizadas ni largas pero eran tantas que acentuaban sus maravillosos ojos.

Tomé la cámara que colgaba de mi cuello y le tomé una foto a esa distancia apreciando el resultado, sus pecas resaltaban y yo adoraba que fuera mi mayor fuente de inspiración.

Observé a mi familia cuando nos llamaron para comer, el ambiente era tan feliz que me encontraba extasiado, solo quería quedarme disfrutando ese momento por mucho tiempo. Que mi felicidad no escapara de mis manos.

Un año después

Toqué la puerta de la habitación delicadamente antes de entrar.

—Hola, mamá —susurré mientras acercaba una silla a la cama y tomaba su mano sentándome. Hace una semana había estado haciendo los preparativos fuera de casa cuando papá llamó, mi madre había recaído y se encontraban en el hospital. No me importó nada mas que llegar con ella, necesitaba verla; Lucy estuvo conmigo en esas noches de duelo donde no encontraba un sentido para sonreír, mi madre volvía a estar en el borde. «¿Cómo alguien puede ser capaz de superarlo aún cuando ya se ha pasado por ello?»

Mamá era obstinada, no duramos mucho dentro de la clínica pues según ella decía que ese lugar solo hacía que te sintieras más enfermo. Ahora estaba en cama, la mayor parte del tiempo acostada o sentada, pues mi padre se había hecho un poco —mucho—, más protector con ella. Los admiraba, adoraba su matrimonio incondicional, mi padre se encargaba de todo y además encontraba tiempo para estar con su esposa y mirar el atardecer en el porche con una taza de café todos los días sin falta. Si aspiraba a algún tipo de amor, sin duda alguna era el de mis padres.

—Querido que bueno es verte. —Acarició mi mejilla y yo volteé la cara a su mano dejándome consentir mientras ella me sonreía—. ¿Hoy ya es el día?

Asentí pero bajé la cabeza: —Mamá, puedo aplazarlo. Quiero que puedas celebrar conmigo o abrazarme si me dice que no. Pero planeé esto antes de que tú enfermaras.

—Y es por eso que debes hacerlo mi niño. Estás decidido a dar este paso y yo quiero estar aquí cuando lo des y lo voy a estar. —Hizo el amago de levantarse por lo que la ayudé acomodando las almohadas en su espalda, me hizo un espacio en la cama y me subí colocando mi cabeza en su regazo, más de la mitad de mi cuerpo estaba fuera de la cama lo que hizo reír a mi mamá diciéndome que ya no era un niño. Acarició mi cabello antes de continuar hablando—. Además, no creo que te diga que no, han estado viviendo juntos por cuatro meses y las cosas han resultado bien.

—Tienes razón. —Suspiré profundamente sonriendo sin pensar al recordar a mi novia. Hace cinco meses había encontrado trabajo en una compañía de modelaje para una nueva campaña de verano, la paga era mejor de lo que habían sido mis pequeños proyectos anteriores como eventos familiares. Fue el paso decisivo que hizo que me lanzara a una nueva etapa con Lucy: vivir juntos. Era toda una aventura y a pesar de que nuestro espacio era pequeño, nuestra presencia y una que otra decoración de la cual ella se encargó lo hizo cálido y acogedor. Aún recordaba sus ojos brillantes y sorpresivos cuando se lo pregunté, y el gran abrazo demoledor de huesos que me dio su padre cuando fue la mudanza.

—Estoy tan orgullosa de ti cariño —habló mi madre de nuevo sin dejar de acariciar mi cabello—. Te has convertido en un gran hombre. Tu padre y yo estamos muy felices de verte hacer tu vida, pensamos que el día no llegaría.

—¿Tan mal estaba? —pregunté sonriendo sintiendo la risa de mi madre.

—Admítelo querido, eras tan cerrado con las demás personas que no pensábamos hubiera alguien que te moviera el piso de lo tan centrado que estabas.

—Lucy es especial.

—Lo sé, cariño. —Hizo una pausa larga en la que pensé que se había vuelto a dormir hasta que la escuché—. Además hará que mis nietos sean hermosos.

Me reí levantándome y besando su frente mientras la abrazaba.

—Gracias mamá.

—¿Por presagiar un buen futuro a tus hijos?

—Por la increíble madre que eres. A ti y a mi padre se los debo todo en mi vida, gracias.

Sentí sus manos temblar cuando me abrazó con fuerza.

—Fue un placer, mi niño.

***

Toqué la puerta de la habitación una vez más recargando la frente en ella.

—¿Rojita? ¿Ya casi estás lista?

Suspiré cuando no me contestó, recargué mi espalda en la puerta y miré el reloj por lo tarde que llegaríamos; sin embargo, casi caigo cuando la puerta se abrió de repente sin aviso, y cuando levanté la vista por poco y vuelvo al piso.

Lucy estaba del otro lado con una mano en la puerta y mirándome con su pequeña y tierna sonrisa característica.

Llevaba un vestido rojo de tirantes y escote un poco pronunciado, con un elástico propio del vestido que marcaba su cintura estrecha, además el vuelo del mismo hacía ver sus caderas más anchas, incluso llevaba unos tacones diminutos de color rojo que hacían ver pálidas a sus piernas, perfectas. Estaba ligeramente maquillada salvo por el labial rojo que le quedaba de maravilla como siempre a sus bonitos y delgados labios. Su cabello había crecido un mínimo y al alaciarlo caía un poco debajo de sus hombros. Me encontraba boquiabierto y podría jurar que por un segundo había dejado de respirar.

—Te ves preciosa, Lu.

Se balanceó en sus pies pasando un mechón detrás de su oreja sin dejar de sonreírme.

—Tú también te ves muy bien.

Observé mi camisa blanca y corbata roja, sabía que combinaríamos de esa manera. Le sonreí ofreciéndole mi mano que aceptó inmediatamente dejándome guiarla a donde tenía planeado, esperaba que no sintiera cómo mis manos empezaban a sudar de lo nervioso que me encontraba.

En cuanto llegamos al lugar respiré hondo observando a Lucy mirar todo embelesada, había ahorrado para esto desde hace tiempo, me sentía bien de que le gustara, quería que fuera perfecto. El camarero nos guió a nuestra mesa frente a la pista de baile y el escenario, donde tres coristas y un cantante se encargaban de ambientar el lugar con el gran repertorio de canciones variadas que cantaban.

—Es muy bonito Dylan —dijo Lucy tomando mi mano por encima de la mesa entrelazando nuestros dedos. El mesero llegó con los menús, el restaurante no tenía un tema en específico pero la comida era muy buena, tenía un ventanal enorme que daba justo a la costa. Las mesas eran iluminadas por velas dando el aspecto romántico que estaba buscando; en ese instante mi bolsillo se sentía pesado.

Fue una cena tranquila, como la mayor parte del tiempo, en algún momento mientras nos entregaban el postre yo hice un asentimiento con mi cabeza al mesero que fue hacia el escenario a paso veloz. En cuanto terminó la canción que estaban tocando, el cantante se acercó al micrófono como había previsto.

—La siguiente canción es una dedicatoria, de Dylan para su novia y acompañante, la señorita Lucy —dijo señalándonos, mi novia se escondía detrás de su cabello con una sonrisa enorme y mejillas sonrojadas cuando todos empezaron a aplaudir.

(Coloquen la canción de multimedia)

El ritmo empezó a sonar y Lucy con cierta timidez se movía al son de la música tan movida, mientras que yo por dentro estaba conteniendo la respiración cuando el chico empezó a cantar.

Es una noche hermosa
Y estamos buscando algo tonto que hacer
Hey nena, creo que quiero casarme contigo

El balanceo por parte de Lucy se detuvo prestando más atención a la canción con la mirada siempre en el escenario, para entonces ya no sabía cómo es que se respiraba o se dejaba de transpirar, incluso las palmadas que daba al son se habían detenido cuando la letra empezó a tener sentido, la canción hablaba de una capilla hermosa donde el evento podría suceder y que no importaban los gastos.

Exhalé cuando empezó a reír nerviosamente mientras los coristas cantaban:

No digas que no no no no no
Solo di sí sí sí sí sí
E iremos, iremos, iremos
Si estás lista, estoy listo.

Cuando el coro se volvió a escuchar me armé de valor respirando hondo y me levanté ofreciéndole mi mano; me miró con ese brillo soñador en sus ojos y supe que estaba haciendo lo correcto. Tomó mi mano y rápidamente la atraje a mí tomando su cintura; nunca fui un buen bailarín, siempre culpaba a mi estatura de que fuera tan estático al bailar pero simplemente no se me daba; por lo que me encargué de hacer girar a Lucy y sostenerla mientras ella se movía y reía divertida a mi alrededor con la música tan alegre. Muy pronto varias parejas se arremolinaron a nuestro alrededor disfrutando de la canción, muchos de ellos casados, «qué irónico» pensé.

Sin que dejáramos de movernos me fui acercando a nuestra mesa de nuevo, en alguna parte del coro extendí mi brazo y luego tiré de él para que Lucy diera una vuelta y quedara pegada a mi pecho, otra cosa es que no sabía cantar, pero en serio traté de verter todo mi amor cuando le dije al oído la parte más importante de la canción: "Hey baby, creo que quiero casarme contigo"

Rápidamente volteó a verme mientras yo sacaba la caja de mi bolsillo y me arrodillaba, su mirada era un poema y deseé tener mi cámara para capturarla, sin embargo, no creí que nunca se borrara de mi memoria todo lo que sus ojos me transmitían en ese momento, el amor que siempre esperé tener.

Abrí la caja dejando ver el anillo por el que tanto había trabajado, no era ostentoso pero la sencillez lo hacía relucir; las personas a nuestro alrededor al igual que cualquier otro ruido se extinguió, éramos nosotros dos frente a frente. Respiré hondo antes de hablar.

—Bueno empezaré por lo más sencillo..., te amo —dije mirándola directamente y tomando sus manos entre las mías, sentía que mi voz temblaba de la emoción contenida, observé cómo su labio inferior era atrapado entre sus dientes para evitar que temblara—. Quiero compartir el resto de mis días contigo, presentarte ante todos orgulloso de que alguien como tú sea mi esposa; quiero tomar tu mano y observar el anillo al igual al mío que nos une ante los ojos de todos, porque tú y yo ya somos uno aún sin el. Y sé que sería el hombre más feliz viéndote al despertar y siendo lo último que vea al dormir por el resto de mis días.

Mis ojos se llenaron de lágrimas sin derramar cuando observé los suyos en igual estado, al igual que su labio que ahora temblaba un poco.

»—No me importa que digan que somos muy jóvenes, estoy seguro de que eres el amor de mi vida y que no encontraré a nadie más que me haga sentir igual que tú. Me traes loco, quiero toda esta felicidad que me embarga al estar juntos por el resto de mi vida y estoy convencido de que contigo a mi lado lo podremos tener. Quisiera ser el hombre de tu vida, con quien siempre puedas contar y que en vez de ser ordinarios individualmente podamos ser extraordinarios juntos. ¿Te casarías conmigo, rojita?

Y juro que esa sonrisa extensa que me regaló, fue la más hermosa que había sido afortunado de ver.

—Claro que sí —dijo mientras una lágrima salió de su ojo derecho sin poder contenerse más. Tomé su mano y deslicé el anillo que por obra del destino le quedó a la perfección. Besé sus nudillos y me levanté para abrazarla, me sorprendió que apenas estaba estabilizándome cuando se colgó de mi cuello en un abrazo de muerte que de ninguna manera me molestó.

A lo lejos parecía escuchar aplausos, pero la verdad es que no tenía conciencia de nada mas que de la persona que estaba en mis brazos. Sorbí un poco por la nariz para evitar llorar, pero es que me sentía feliz, realizado. Mi madre seguía conmigo, tenía un buen empleo y mi novia se casaría conmigo, ¿no se me permitía llorar de emoción?

Se separó de mí después de un rato y observó su anillo.

—¿Te gusta? —pregunté.

—Me encanta, amor. Todo fue perfecto, gracias.

Negué con mi cabeza sonriendo complacido mientras metía un mechón de su cabello detrás de su oreja y besaba su pequeña nariz.

—Gracias por aceptar.

Acarició mi barbilla sonriendo: —Siempre soñé con este día.

—¿Cómo sería tu propuesta de matrimonio?

—No —dijo tomando mi rostro para mirarla—. Cómo sería si tú me lo pidieras, fue mejor que lo que imaginé. Te amo, Dylan.

Sonreí y acorté la distancia para darnos nuestro primer beso como prometidos, estaba seguro que esa noche habría muchos de ellos.

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Vaya. Díganme; ¿qué les pareció la propuesta Lancy? ¿Fue todo lo que esperaban? ¿Les gustó que fuera Dylan quien lo narrara? La verdad ni yo sabía. Espero leerlos, me esforcé 😂

La verdad si lloré un poquito, este capítulo fue lleno de emociones. Coméntenme qué les pareció, que reacciones tuvieron, me encantaría saber si les gustó tanto como a mí.

Canción de multimedia: Marry you de Bruno Mars❤️

Solo quiero compartirles mi felicidad. Adivinen ¿quién logró entrar a la universidad en los primeros lugares? 👉¡Yo! 👈Bueno ya, es todo jaja.

Nos leemos más pronto que tarde, prepárense para el gran final, el cual será el siguiente capítulo.

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