Capítulo 39: Mal momento
LEAN LA NOTA AL FINAL POR FAVOR
Llegué a la universidad con una sonrisa de tonta enamorada. Marzo iniciaba en todo su esplendor, al frío le quedaban pocos días para irse por completo, dando paso a una hermosa primavera; y así como se espera que florezcan las plantas, al igual lo hacía mi relación con Dylan.
No era perfecta, muchas veces era tan despistado que se le olvidaba a qué horas quedábamos después de clases y en algunas ocasiones esto ocasionaba ciertas peleas que duraban máximo un día. Tenía miedo, todo iba bien y esperaba que en el momento en el que algo más grande estallara fuéramos capaces de resolverlo.
Apoyado en la pared frontal de mi edificio estaba Dylan con los brazos cruzados escuchando a sus amigos. Como cualquier otro día, alrededor de él estaban sus compañeros de basquetbol y una que otra animadora o conocida.
Celos. Claro que había experimentado muchos de ellos, cuando dichas personas se acercaban mucho a él, o intentaban alcanzar su oído mientras se apoyaban en sus brazos; sin embargo había aprendido a controlarlo al ver cuán indiferente era ante los demás, tan reservado y tímido como siempre se apartaba lo más sutilmente posible.
La noche anterior mi madre había horneado algunas galletas de avena, y debido a las varias ocasiones en las que nuestras citas eran en mi casa, le había agarrado cierto afecto..., el suficiente como para que me diera una bolsa de galletas asegurando que se las entregaría.
Me iba acercando lentamente a su grupo de amigos, su alboroto a veces me abrumaba pero ninguno de ellos era malo en ningún sentido, al contrario, mientras les hablaras bien ellos igual a ti.
Un momento antes de llegar completamente hasta ellos, las palabras de las chicas me detuvieron.
—¿La pelirroja sosa es la novia de Dylan? Diablos no. Es tan nerd y sin chiste —habló la morena. Era bonita, alta, esbelta y conocida; tal vez por ello se creía con el derecho de criticar a los demás, o al menos a mí.
Su séquito asintió dándole la razón; su amiga con el cabello platinado y puntas rosas habló como si fuera un secreto: —Es tan poco para él, a ella nadie la conoce ¿cómo es que si quiera pudo atraparlo? Zorra regalada.
A mi boca ya habrían entrado muchas moscas del tiempo que la mantuve abierta, escuchando tanto repudio de unas personas que ni siquiera conocía.
Cuando era más joven había aprendido a que esos comentarios no me afectaran, siempre habría alguien que quisiera hacerte sentir mal y aún cuando no me consideraba la perfección escenificada, sabía que Dylan no me veía como menos, lo que era mejor, yo nunca me vi como menos estando con él; simplemente se sentía correcto, como que mi platónico siempre fue solo un chico esperando por mí. Aún así, escuchar ser criticada sin saber nada me dejaba una sensación de malestar; sin querer armar un alboroto de víctima y al ser una persona con unos valores muy arraigados de no violencia di media vuelta y me fui a paso veloz dentro del edificio. Casi trotando mientras subía las escaleras, alguien tomó mi codo haciendo que me detuviera y afrontara la situación.
Dylan me observaba con sus grandes y hermosos ojos azules, su frente marcada ligeramente por la confusión.
—¿Qué sucede rojita? Parecías tener propulsores en los pies. —Me sonrió ligeramente sin soltarme.
Solté una risita que me hizo agotar toda la reserva de aire que mis pulmones guardaban. La huida se me hizo pesada en el momento en el que sentía que el oxígeno me faltaba, no pude contestarle a Dylan, solo quería encontrar el inhalador en mi mochila aunque el cierre estaba trabado.
Intenté hablar para que me ayudara pero empecé a entrar en pánico, a pesar de las tantas veces que me había pasado, la sensación de ahogo nunca iba a ser tranquila.
Ahí, en medias escaleras apoyándome en Dylan, me desmayé. «Que mal momento.»
***
Cuando abrí los ojos, la luz me cegó por un momento que me hizo cerrarlos inmediatamente. Me permitía observar por pequeñas rendijas hasta que me acostumbré, me levanté de donde estaba sintiendo el peso extra en mi mano al verla entrelazada con la de Dylan.
El escudo de la escuela dentro del reloj me hizo saber que estábamos en la enfermería, ¿ahora por cuánto tiempo había sido?
—Hey, me asustaste. —Se acercó Dylan con una cara de alivio.
—Lo siento. —Acaricié su mejilla adorando cómo se acomodaba en ella—. El asma me regresó, creo que no te lo había dicho. No alcancé mi inhalador.
La enfermera entró en ese momento, su cara era redonda haciendo que sus ojos fueran casi invisibles cuando sonreía ampliamente como en ese momento.
—Ya puedes ir a clases, solo recuerda tener tu inhalador a la mano para cualquier cosa. Absorbe una dosis del sereretide* y puedes irte.
Me pasó una rueda morada diminuta, la coloqué en mi boca por el orificio disponible y aspiré manteniendo la respiración.
—No deberías perder clase. —Le dije a Dylan cerrando los ojos esperando que la picazón del polvo en mi garganta pasara.
—No vamos a discutir por eso. —Señaló él—. Además solo van quince minutos de la primera hora.
»¿Me dirás por qué huías así?
Negué con la cabeza, no les daría la satisfacción de tener importancia o ser mencionadas dentro de mi relación. Dylan suspiró y se reclinó en la silla donde estaba sentado dejándome ver sus ligeros brazos marcados tensos debajo de la camisa de manga larga azul cielo que llevaba.
Sin poder aguantar un minuto más, estiré mi mano quitando los rizos de su frente.
Me sonrió acercándose a mi caricia: —¿Me hace falta un corte cierto?
—Me gusta de las dos maneras —respondí sinceramente ganándome un beso en el dorso de mi mano. Se levantó de la silla ayudándome a salir de la camilla.
—¿Quieres ir por algo de comer antes de que empiece la segunda hora?
Solté un respingo recordando para qué iba con él en la mañana.
—Casi se me olvida —hablé sacando la bolsa de mi mochila—. Mamá hizo galletas de avena y dijo que te trajera unas cuantas.
Sus ojos se abrieron y una sincera y dulce sonrisa de labios cerrados –de mis favoritas–, apareció haciendo destacar sus hoyuelos y su recién cortada barba rubia.
—Vaya, gracias. —Se inclinó dándome un beso pequeño en la frente y pasando un brazo por mis hombros para guiarme lejos de la enfermería.
Cuando llegamos fuera del edificio y nos sentamos por un costado de este volvimos a hablar tranquilamente, hasta que su mirada empezó a parar lejos de mí.
—¿Qué sucede? —inquirí. Tomé su mentón ligeramente haciendo que me viera.
—Tengo que contarte algo.
Se veía muy serio y sus dedos empezaron a retorcerse en su regazo, estaba nervioso por algo que debía ser sumamente importante.
»Es sobre mi madre. Quiere conocerte.
Abrí mis ojos fingiendo la sorpresa que esperaba me diera cuando dicen que conocería a mi suegra, una de las únicas personas encargadas de proteger y amar a su hijo, además de saber que sería la primera mujer de todas sus listas.
—Me encantaría.
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*Seretide: medicamento para asmáticos. Es en polvo.
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Léanlo por favor
Primero que nada LA NOVELA FUE AGREGADA A LA LISTA DE LECTURA DEL PERFIL OFICIAL DE NOVELA JUVENIL EN ESPAÑOL. Soy feliz 😊
Manejémoslo por puntos:
1.- Lo siento. Cuando inicié el maratón tenía vacaciones y cuando menos me di cuenta estaba a dos días de regresar a clases y tenía diez mil proyectos que entregar en la semana mas pendientes.
2.- Es mi último año por lo que mayo será un mes ajetreado de finales, proyectos, fotos y preparativos. Pero espero no atrasarme con las actualizaciones semanales, estamos a nada de terminar la novela.
3.- En mi perfil anuncié que no iba a poder subir, ahí siempre aviso. Gracias a todos por la paciencia y sus mensajes.
4.- ¡En doce día cumplo años! Quien adivine cuántos se lleva una dedicatoria.
5.- En multimedia están dos candidatos a ser Dylan, ¿por cuál se van? ¿1 o 2?
6.- ¿Qué les pareció el capítulo?
7.- ¿Qué opinan de la nueva portada?
Gracias por todo, nos leemos pronto.
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