Capítulo 21: Mi prometida

—¿Qué?

—¿Qué? —dije al mismo tiempo haciéndome la desentendida.

Intenté alejarme pero su agarre en mi cintura se afianzó. Me observaba con los ojos a medio cerrar como si me evaluara, como si temiera que todo fuera una broma.

Moví mi cabeza rompiendo el contacto visual y suspirando.

—Solo era una idea. Tal vez no sea lo más prudente.

—No, no, no. —Se levantó de la silla hasta que tuve que voltear mi cabeza para poder verlo, tomó mis mejillas evitando que me moviera—. Solo que, se supone que nuestra boda sería un momento lleno de emociones, y buenos momentos.

—Por ello sería una buena noticia para Gia, para mi familia. ¿O acaso es que no me quieres? —pregunté bajando la mirada, pero él hizo que lo viera de nuevo; sus ojos azulados me miraron directamente sin parpadear.

—Te amo —dijo seriamente al instante en que mi respiración se detenía.

—Yo también te amo —murmuré y ambos soltamos el aire contenido—. Es por ello que estoy decidida a ser tu esposa.

No sabía de dónde había sacado tanta valentía y seguridad. Incluso dejé de pensar en que esto podría acabar de un momento a otro, sin saber la causa exacta, sin deberla ni temerla. Pero quería disfrutar todo lo que esta oportunidad me diera y trataría de ser cuidadosa.

Llevaba años con una atracción física hacia él; haber convivido juntos en estos dos meses y medio, conocer sus miedos, ambiciones, su personalidad tímida y distraída me llevaron al borde del abismo en el que no me importó caer por él. Lo mejor de esto, es que él cayó conmigo.

—Entonces, Lucy Withmore —rompió el silencio, sonriéndome ampliamente dándome la dicha de observar sus hoyuelos—. ¿Estás lista para ser mi compañera, verme día y noche entrar por esa puerta y amarme de la manera en que yo lo hago? ¿Quieres ser Lucy Stone?

Respiré profundamente y por segunda ocasión yo inicié lo que se convertiría en un buen beso. Sus manos se colocaron en mis caderas y las mías en su cabello entreteniéndome con sus rizos.

El beso francés se hizo presente cuando escuchamos pequeños pasos detrás de nosotros. Volteamos justo en el momento en el que Camila se asomaba tallándose un ojo y cargando a Teddy del otro brazo. Su cabello estaba alborotado y un pequeño bostezo salía de su boca; se acercó a nosotros y alzó sus brazos en dirección a Dylan para que la alzara, algo que hizo sin dudar.

—Me daré una ducha —mencioné antes de darle un beso a Camila en la frente, pero antes de marcharme por completo, volví a la cocina llamando la atención de Dylan—. Sí quiero.

Y con una sonrisa tonta me escabullí al baño no sin antes escuchar lo que le decía a su hermana.

—Te contaré porqué estoy feliz.

***

—¿Estás segura de lo que haces? —preguntó Abby mientras yo movía el anillo en mi dedo con lo que creía era una mirada soñadora. Nunca lo vi con detenimiento hasta ahora; era delicado y hermoso, color plata de dos vueltas, con incrustaciones y un cristal en forma de cuadrado que brillaba incluso sin luz.

Estábamos sentadas en unas de las mesas del patio de la universidad. Camila estaba con mis padres, y Dylan decidió que yo debía venir pues él y su padre ayudarían a su madre a instalarse. Así que aquí estaba en el mediodía, con el aire fresco de mediados de febrero contándole a mi más cercana amiga cómo decidí que sería la esposa de Dylan Stone.

—Lo amo, Abby. —Me sonrió cuando levanté la mirada—. Y me ama, ¿qué más se hace falta? Tenemos un apartamento, vivimos juntos; hacemos una vida de casados en la que solo nos faltó la fiesta.

—Pero, ¿cómo van a sustentarse? Te falta un año en la escuela. ¿No planean una casa más grande? ¿Qué pasará si tienen hijos?

—¡Wow! Tranquila. —Empecé a hiperventilar con la idea del embarazo. Sabía que tenía razón en algunas cosas; incluso yo tenía mis dudas de si este tipo de vida sería para siempre—. No sé ni siquiera cómo costearemos la boda o cómo le haremos si solo tenemos trabajos de medio tiempo. Pero estoy segura de que es una buena idea y que quiero hacerlo.

Abby levantó los brazos en rendición: —Sabes que te apoyo.

—Me alegra, porque serás mi dama de honor.

Se levantó y empezó a saltar aplaudiendo, me levanté y empecé a brincar junto a ella cuando me abrazó.

—¡Te vas a casar! —Comenzó a gritar y reí sabiendo que su parte racional se había marchado, y porque estábamos haciendo una escena frente a gran parte de mis compañeros, pero no me importaba.

El timbre sonó por lo que tuvimos que separarnos para ir a nuestros respectivos edificios, volteé antes de entrar para ver como Zac llegaba y abrazaba a Abby antes de que la aludida se fuera corriendo. Reí de la impresión y entré a mi clase de ortografía donde la mayoría de los compañeros que antes no me hablaban ahora estaban interesados en saber sobre el anillo en mi mano.

Al final del día había sobrevivido a la atención. Cuando cruce la puerta, Dylan me esperaba del otro lado con las manos en los bolsillos y la mirada en el suelo.

—Hey. —Saludé—. ¿Cómo está Gia?

—Cansada. —Torció el gesto—. Hablé con el entrenador y me dio permiso de faltar al entrenamiento, pero tendré que repetir algunos exámenes mañana y tendremos una sesión en el estudio para más tarde, pero antes...

—¿Qué ocurre? —pregunté acercándome a él, tomó mi mano acariciando el anillo con su pulgar.

—Tengo que hablar con tus padres y con los míos.

—Mis padres te aman, y sabían que nos casaríamos en algún momento —«ni siquiera yo lo sabía, solo iba a ver tu partido de básquetbol, me desmayé y ahora eres mi prometido, ¿qué cosas no?» reí por lo bajo sintiendo cuán lejano se sentía aquel día—. Y tu madre se pondrá muy feliz, esto también es para ellos.

—Lo sé, solo que... —Rascó detrás de su cabeza con nerviosismo mientras nos guiaba al sofá—. Sabes que mi familia no está en una posición económica alta, la mayor parte del dinero se va en los tratamientos de mi madre y en pagar mi universidad. Yo ahorré mucho dinero, porque sabía que algún día querría casarme y le daría a mi prometida la boda de sus sueños, sin tener que exigirle a mis padres apoyo. Lu, tengo algo de ese dinero pero otro se ha ido en este apartamento y no sé...

Negué con la cabeza deteniéndolo: —Basta, basta. Dylan... te amo. Así sea una boda rápida y sencilla será la boda de mis sueños, porque será contigo.

La timidez de decir todo aquello era palpable pues solo se escuchaban mis murmullos, pero quería que él lo supiera, que no se afligiera y disfrutara el evento que se nos venía encima.

—Además, te aseguro que mi mamá querrá apoyar en todo lo que se le permita —dije estando segura de la reacción que tendría mi madre en cuánto le diera la noticia.

Me sonrió colocando una mano en mi rodilla y habló sin creerlo: —Eres mi prometida.

Asentí con una sonrisa.

—Desde hace tiempo —dije segura de algo al fin después de tanto tiempo.

*************************
Lo prometido es deuda. Gracias por cumplir el reto y por su gran entrega a esta historia. Escenas de gran peso se acercan, amarren bien sus corazones y no se dejen llevar.
Anillo de Lucy en multimedia

¿Me regalan un voto o comentario? Me animaría mucho saber qué piensan de este capítulo.
Recuerden unirse al club de lectores, a veces subiré adelantos de capítulos allá.

Entraré a la escuela por lo que nos vemos el lunes 21 de enero, prometo que haré todo lo que pueda para cumplir con un horario de actualización semanal, incluso intentaré subir dos veces por semana, los dejé por mucho tiempo y los extraño.

Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top