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Quisiera poder volver a sentir como algún día llegue a sentir por ti ¿Es por eso que aun en mi mente acabas?

No podríamos ser personas más distintas, yo era enérgica y muy parlanchina. El más bien era callado y poco presente. El tenía pocos amigos, ninguno verdadero se podría decir, es más con el tiempo ni siquiera se verían pudiendo recordar viejos momentos, en cambio yo me volví parte de un grupo que podrían haberme protegido hasta de las fieras mas terribles. Él era bueno en las mates y yo era buena en las humanidades. Proveníamos de dos mundos que aunque quisieran colisionar, nunca jamás podrían coexistir.

-Pobre chica, no supo con quien se metió- Era un comentario habitual sobre la pequeña criatura que era su novia en el momento, todos compadecidos de ella y muchos decepcionados con el ¿Enserio estaba ella loca? O era una más de las fantasías que me trataste de vender.

-Aquella que se mete con el pierde- No era algo poco común que la mayoría pensara así, es más, casi todos pensaban aquello. Yo misma tenía un pensamiento similar, quizá si desde aquella primera charla no te hubiera escuchado, pensado y preocupado ahora mismo mis recuerdos de México no dolería de una manera tan cabron.

Era una clase de alemán a la cual mi amiga no había asistido y o sentó con alguien más, no lo recuerdo con claridad. Era su cumpleaños, pocos te habían felicitado, te desee feliz cumpleaños por compromiso, me daba igual si te lo decía o no y estoy segura que a ti también te daba igual si te felicitaba o abrazaba.

El lucia triste, tenía ojos de cachorro anhelante, le pregunte que le pasaba. La historia fue desgarradora ¿enserio podía alguien sentirse tan triste el día de su nacimiento? Me sentía incrédula del porque tu alma dolía tanto en un día que yo buscaba tanto, te ofrecí consejos y te di apoyo. Nunca debí haber empezado a empatizar con él, fue más bien una molestia que debería haber tomado y con gusto haber rechazado.

Los hubiera no existen, tu voz desganada y tu tristeza en mi cabeza rebotaba. Te escribí en la tarde, sentía que había cumplido la misión de mi vida, grave error ahí empezó el mal de mis mejores males. Un apodo que si ahora escucho mi piel siente y se eriza como si un fantasma hubiera apagado la corriente.

-Gracias, italiana bella- ¿Enserio? Que apodo tan malo, ojala pudiera volverlo a escuchar salir de tus labios




...





Clases de italiano extra sonaba a tortura, quizás debería habérmelas saltado y evitar entrar a ellas. El único asiento libre y por el resto del semestre era a su lado. Increíble, no quiero sentarme con él, no debería haberme sentado con él y aun así es de los momentos que más extraño con todo mi ser.

El tenía algo con aprender a dibujar, le gustaba dibujar personas, sus ojos y analizar sus rostros, fue en aquellas clases que me dibujaste por primera vez, donde decidiste detallar cada uno de mis aspectos y fue también cuando empecé yo a detallar su rostro, sus largas pestañas y la profundidad de sus ojos que tanto me cautivaban. Sus ojos me recordaban al otoño. Como he amado al otoño y es ahora una estación del año a la cual no comprendo.

Las clases a su lado eran entretenida, variadas y muy amadas. Conocí un par de sus intereses y el conoció un par de los míos, poco compatibles si éramos, pero juntos podríamos haber sido un dúo imparable, porque aunque tú me dijeras que te perdías en mis ojos era yo la que estaba realmente perdida.

Después de una clase de aquellas tardes fue la primera vez en la que me subí a tu carro, sabía que tenías dos, más nunca había prestado atención en ellos, sin embargo ese día me sentía tan especial en su auto, sentada a su lado, mirando concentrada como maneja por las calles y por fin ese día me pregunte ¿Quién eres? Quería saber todo de ti, la curiosidad por aprender a quererlo parpadeaba latentemente en mi alma de repente. Ojala mi yo de ahora podría decirme que aquel fue un error inesperado que aunque me lo niegue volvería a cometer sin pensarlo dos veces.

Hubiera querido que ese momento durara para siempre pero al final fue una escena que se grabó en mi corazón como una llama por siempre. A veces pienso y lo re pienso y deseo estar es su auto, escuchando sus locuras por siempre.

Nos despedimos con un beso en el cachete, siempre lo he hecho con todos incluso con gente que apenas conocía ¿Por qué entonces contigo fue como un abrazo para mis sentimientos?

Le conté a mi mama sobre ese suceso, tan solo callo y me advirtió que el no era bueno, ella siempre ha tenido la razón. Perdón por no haberte echo caso, si no ahora no tendría mi corazón partido en pedazos.




...





No paso mucho cuando terminaste con tu novia, ella parecía haber quedado destrozada pero tú, tu parecías feliz. Es acaso felicidad lo que sentía en ese momento ¿Podía estar feliz a costa del sufrimiento de alguien más? Yo no era así, de hecho ya no podríamos reconocernos si nos topáramos de repente.

Empezamos a bromear ¿Eran un par de bromas verdad? Bromeamos con besarnos, bromeamos con querernos, bromeamos con entregarnos, yo aun no me había entregado a nadie, era inocente en práctica pero había aprendido que podía mover ciertos hilos para tensionar tus nervios de repente.

Empezamos a sentarnos juntos en el curso, lado a lado molestándonos durante toda una clase de historia. El empezó a tener más confianza, me agarraba mi pierna, yo era feliz con ese simple gesto. Me mirabas a los ojos y mi alma sonreía, era feliz mientras mis amigas veían como mi mundo empezaba a tornarse.

Me acuerdo claro cómo fue esa charla, fui a dejar mis cosas y el también. Mi madre se iría de viaje ese finde semana, los tuyos también. Te mire y no lo tome enserio, quería provocarte e inexpertamente logre un cometido que no sabía que tenía. Me dijiste que me visitarías en la noche ¿Seguía siendo una broma verdad?

-Dale, te voy a estar esperando- Fue lo último que conteste antes de irme con mis amigos.

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