Besos sabor limonada
¡Hey, Loves!
¿Cómo están? ¡Espero que bien! Disculpen que no haya posteado hasta ahora. Estaba trabajando en esta historia y recaí en la mala costumbre de cortar y cortar y cortar y verle cada mini detalle hasta decidir nunca publicarla, pero al no querer abandonarla, no estaba trabajando en nada más y volvía a ella en una horrible condena muy a la Sísifo.
Pero ya se las dejo aquí y pienso seguir con los ejercicios para ustedes.
Agradezco mucho a todos los que me han estado enviando sus historias para que las comparta en mis redes sociales. Recuerden que únicamente compartiré las historias que sean basadas en los ejercicios que estamos haciendo :) todas sus historias que sean basadas en estos ejercicios pueden dejármelas aquí en los comentarios para que pueda verlas más fácilmente.
Esta historia es muy distinta a las anteriores. Cuando vi el reto que nos tocaba, inmediatamente empecé a trabajar con mi pluma manchada de víceras, sangre y MUERTE (¡mwahaha!) como es mi costumbre. Sin embargo me di cuenta de que lo que más se me dificulta escribir es amor y recordé lo mucho que lo sufrí con Zelic. Así que decidí darle a esta historia un giro más amoroso y de vez en cuando dejarles historias tranquilas y románticas. Por ahora esta área definitivamente no se me da y cualquier crítica que tengan para ayudarme a mejorar es bien recibida. Mi objetivo es lograr escribir historias o escenas de amor que causen una reacción en ustedes y no caigan en lo aburrido o cliché. Empezaremos de poquito en poquito para alcanzar este objetivo.
Sin más, dejo mi aporte al club de escritura.
Reto: "Un beso" (Es todo lo que dice)
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Dan montó su motocicleta todo el camino hasta llegar a la enorme casa de Alex. Era una motocicleta Yamaha, deportiva, de un bonito color plateado. Se la había comprado hace un mes a su tío Eugenio el cual se la había pasado haciendo compras impulsivas desde hace como un año cuando le entró la crisis de la mediana edad. Al parecer adquirió muchas deudas y tuvo que deshacerse de la motocicleta; Dan estaba más que agradecido por la oportunidad.
Su moto se deslizaba exquisitamente por el asfalto de la ciudad y, para cuando Dan la estacionó frente a la casa de Alex, el lugar estaba completamente atestado de gente. ¡Era increíble! Había tanta gente que hasta había una fila para poder entrar a la casa. Había por lo menos unos veinte autos estacionados afuera y Alex había contratado un servicio de valet para esta ocasión tan especial.
El bajo de una canción vibraba desde adentro de la casa. Dan se bajó de su moto y se quitó el casco para amarrarlo bien. Estaba usando una camiseta de algodón de un rojo oscuro y unos cómodos jeans metidos en botas de combate. Se acercó hasta la casa de su amigo pasando por el enorme jardín frontal y se colocó hasta el final de la fila. Le tomó cerca de quince mensajes de texto pero finalmente Alex salió de su casa en todo el esplendor de un traje casual color negro y sus brazos abiertos de par en par.
-¡Dan! ¡Llegaste!- Había una chica rubia bien vestida junto a Alex. Dan no la reconocía, pero para lo rápido que Alex se aburriría de ella, era mejor ni siquiera preguntarle su nombre.
-¡Alex- Dan trataba de hablar más alto que la música pero estaba probando ser bastante imposible-¿Ya llegó Carol?-Preguntó mientras Alex lo arrastraba dentro de la fiesta. La gente de la fila estaba gritando y quejándose de que dejaran pasar a Dan cuando ellos llevaban más tiempo esperando, pero Alex ni siquiera les dirigió la mirada. A pesar de que la casa de Alex era cuatro veces el tamaño que cualquiera de las casas en la zona de la ciudad donde Dan vivía, no había suficiente espacio para toda la gente. Todos estaban empujando y moviéndose. Dan se preguntaba cómo es que Alex podía caminar con tanta facilidad sin chocar ni detenerse. La fiesta era un conjunto de rostros difuminados. Chicas girando en la pista de baile, chicos jugando beer pong, gente besándose en cada esquina. ¡Era demasiado! Sin duda era una fiesta con todo el estilo de su amigo Alex.
-Hey- Volvió a decir Dan, tomando el hombro de Alex-Pregunté que si ya llegó Carol.
-¿Te parece el tipo de fiesta a la que vendría Carol?- Preguntó Alex arqueando una ceja. Dan le echó un vistazo a la fiesta una vez más-Supongo que no- sonrió Dan con timidez mientras rascaba la parte trasera de su cuello.
-No sabía que conocías a tanta gente- Dijo Dan.
-¿Eh?- Respondió Alex acercando su cabeza para poder escuchar mejor.
-¡No sabía que conocías a tanta gente!- repitió Dan un poco más alto.
-¿Qué?
-Dije,-Dan tomó aire-¡QUE NO SABÍA QUE CONOCÍAS A TANTA GENTE!- Gritó tan alto como pudo.
-¡Ow! Ya te escuché. Tranquilo- Alex frotó el antihélix de su oreja-No los conozco- Se rió-Pero ya sabes cómo es esto. Una persona se lo dice a otra y de la nada se arma algo grande- Dan no dijo nada porque en realidad no sabía qué responder. La última vez que había hecho una fiesta fue cuando cumplió ocho años y en ese entonces sólo fueron cinco personas, Alex siendo una de ellas.
-¡Vamos!-Dijo Alex de pronto tomándolo por el brazo-Te ves medio muerto, necesitas un trago- Lo llevó hasta un lugar un poco más privado de la fiesta en donde estaba la barra de las bebidas y la música no se escuchaba tan fuerte. La casa de Alex era mucho más ostentosa que cualquier otra de las que Dan había visitado y todos dentro de ella parecían estar usando ropa muy lujosa también. Hacían sentir a Dan bastante mal vestido y fuera de lugar, especialmente con toda la gente que lo estaba mirando por tener trato especial del hijo del alcalde.
-Toma- Sonrió Alex pasándole un vaso con un líquido verdoso dentro-Lo llamo Mojito especial del Cumpleaños de Alex.
-Es un nombre muy largo- Sonrió Dan inspeccionando la bebida-¿Qué tiene?- Preguntó antes de tomar un pequeño trago. Sabía a limón, a yerbabuena y un poco a algo que no podía identificar del todo.
-Un poco de todo- Dijo Alex bebiendo su Mojito. Dan se quedó con el vaso en la mano sin probarlo de nuevo. Quién sabe que le haría a su hígado ese "un poco de todo".
-¡No estés tan tieso, Daniel!- Dijo Alex golpeando su hombro-Hoy estamos celebrando. ¡Diviértete, bebé!
-Ya te dije que no me digas bebé, estúpido- Dijo Dan frunciendo el ceño y quitándole la mano del hombro. Alex solo carcajeó. Alex siempre le decía todo tipo de nombres para molestarlo, normalmente Dan se lo tomaba como un juego pero como hoy sentía la mirada de tanta gente sobre él, no podía evitar sentirse más nervioso de lo normal.
Dan decidió arriesgarse con su hígado y tomó otro sorbo de su bebida para relajarse mientras observaba al barman mezclar una piña colada para una guapa castaña. Fue en este momento en el que Dan notó que la amiga rubia de Alex ya no estaba, pero no iba a preguntar.
-Por cierto,-Dijo Alex llamando su atención-Hace rato vi llegar a una persona a la fiesta . . .- Sus palabras sonaban un poco graciosas, probablemente ya estaba algo ebrio.
-No me digas, la mujer de tus sueños, el verdadero amor de tu vida- Dijo Dan con voz dramática.
-No- Alex ahogó un eructo con su mano mientras negaba con la cabeza-Era, tú sabes quién-Dijo agregándole urgencia a lo último de su oración.
-¿Carol?
-No, idiota. Tú. Sabes. Quién- Dijo cada palabra lentamente.
Hubo una pausa incómoda mientras Dan intentaba unir las piezas y saber de qué hablaba Alex. Desde aquí podía ver a unas chicas de cabello reluciente bailar sin zapatos y con sus manos sobre sus cabezas.
-. . .Oh- Fue todo lo que pudo decir, dándole otro trago a su mojito y sintiendo a su estómago enrollarse con nerviosismo-¿Él?- preguntó sólo para estar seguro.
-Sip- Asintió Alex con la cabeza.
-¿Pero qué hace aquí? Él nunca va a fiestas. Nunca- Dan estaba mirando el piso. Parecía estar hablándose más a sí mismo que a Alex-¿Estás seguro?- Miró a su amigo.
-Muy seguro. Casi chocamos hace un rato. Creo que él no me reconoció pero yo obviamente a él sí.
-¿Y por qué no me lo dijiste antes?- Preguntó Dan con su voz cargada de acusación.
-Porque creo que esto tiene que pasar. Va a ser terapéutico- Dijo Alex tranquilamente. Ni una gota de remordimiento en su voz. Dan quería tumbarle los dientes-Mira, si a él le diera miedo verte no habría venido. Tal vez no recuerda mi cara pero sí sabe mi nombre y vino a esta fiesta de todas formas- Hizo una breve pausa-Creo que es una señal.
-¿Señal?-Se burló Dan-¿Señal de qué? ¿De qué eres un pésimo amigo?
-No- Dijo Alex dejando su mojito en la barra-Una señal de que con esto se va a romper tu mala racha amorosa y al fin vas a avanzar y conocer gente nueva- Y así, de la nada, con la sonrisa de Alex y su carisma, la burbuja de tensión se había roto y todo estaba regresando a la normalidad. Dan se sintió un poco mareado ante el cambio de humor de su amigo.
-¿Cómo me veo?- Preguntó Alex cambiando el tema de manera abrupta.
-Uh. . . bien-Respondió Dan secamente-Pero Alex, creo que lo mejor es que me vaya.
Alex chasqueó la lengua-No, Daniel. Me prometiste quedarte hasta el final y voy a ver que lo cumplas. Además, ¿de qué te preocupas? El tipo es un nerd, igual y ya se regresó a su casa.
Alex comenzó a avanzar de regreso al centro de la fiesta. Dan lo seguía escaneando la multitud tratando de ver si lo encontraba entre la gente. El DJ estaba tocando una canción que Dan había estado escuchando mucho en la radio (pero de la que no se sabía el nombre), y la gente en la pista estaba saltando con energía y cantando la letra de la canción. El lugar estaba cubierto de luces multicolor. Dan bebió un poco más de su mojito sintiéndose tonto por estar tan quieto en medio de toda esta gente bailando.
Alex le dio un pequeño golpe en la espalda-Ahí está.
Dan siguió la mirada de su amigo y descubrió que, en efecto, ahí estaba. Emiliano. Con su cabello castaño, sus anteojos enormes y su piel a la que parecía nunca darle el sol. Estaba de pie, recargado contra una de las paredes junto a una mesa de botanas y con la mirada perdida en su teléfono.
No estaba vestido de manera extravagante-simplemente usaba unos jeans y una sudadera con el nombre su universidad-y no estaba haciendo nada para resaltar. Y aun así, toda la atención de Dan fue directo hacia él como si tuviera visión de túnel. Su pecho comenzó a sentirse demasiado apretado y podía sentir su cena tratando de subir por su garganta; tal vez no era su cena, sino su corazón o algún otro órgano. Las palmas de sus manos comenzaron a sudar y casi se resbala el mojito de su mano.
-Ve-Dijo Alex dándole un ligero empujón-Habla con él.
-No puedo- Dijo Dan con voz queda. Recordó que Alex no podía escucharlo con la música tan alta y se aclaró la garanta para repetir
-No puedo.
-Claro que puedes- Dijo Alex. Dan estaba sudando cada vez más, había demasiada gente aquí, había muy poco aire. Todos lo estaban mirando, todos podían ver a través de él. Necesitaba salir y tomar un respiro. Su cerebro se sentía gomoso y su garganta estaba seca.
Estaba a punto de darse la vuelta e irse cuando vio a Emiliano guardar su teléfono en el bolsillo trasero del pantalón y alzar la mirada hacia la pista de baile. Dan se quedó tieso, su cabeza en blanco mientras esperaba a que lo viera como cuando un venado está atrapado por las luces de un automóvil esperando el golpe.
Y pasó.
El golpe llegó; en seco y justo al centro de su caja torácica. Emiliano lo estaba mirando y ya no había marcha atrás. Dan se mordió la lengua sin saber qué hacer. Emiliano se reajustó las gafas y cambió su peso de un pie al otro viéndose muy incómodo.
¿Se debía acercar? ¿Emiliano querría que se acercara?
Una chica vestida de amarillo chocó contra Dan mientras bailaba y tiró su mojito al suelo. Esto le sirvió de distracción unos segundos mientras le ayudaba a la chica a recuperar el balance y la escuchaba disculparse profusamente. Alguien llegó rápidamente a recoger el vidrio roto del suelo.
Dan regresó su mirada hacia Emiliano y él movió su mano en un pequeño saludo. Dan pasó su lengua por la parte trasera de sus dientes sintiendo un burbujeo de nerviosismo.
-Bueno pues ya te vio. Hora de irme-Dijo Alex comenzando a moverse entre la gente.
-No. ¡Espera!- Dijo Dan alcanzándolo -¡No me puedes dejar solo! No sé qué decirle.
El DJ cambió la canción a un remix más ruidoso y Alex comenzó a saltar y a bailar con personas al azar.
-¡No puedo escucharte!- Dijo Alex señalando su oído. Y con eso, antes de que Dan lo supiera, Alex ya se había perdido-intencionalmente, por supuesto-entre la gente.
-¡Agh! Estúpido Alex- Gruñó Dan, metiendo sus manos a los bolsillos. Trató de abrirse camino para regresar hasta la mesa de las botanas en donde estaba Emiliano. Mínimo si no hablaban podía atiborrarse de la comida costosa que compraba Alex. Se pasó la mano por el cabello y comenzó a caminar más erguido.
Dan tenía la esperanza de que cuando llegara Emiliano ya se hubiera ido pero la suerte no estaba de su lado esa noche y cuando regresó a la mesa de botana, Emiliano seguía ahí con su mirada perdida en su teléfono.
-Hey- Dijo Dan, acomodándose cerca de Emiliano y llenando una galleta de paté antes de metérsela a la boca.
-Hey- Respondió Emiliano.
Silencio incómodo. Dan cruzó y descruzó sus brazos sin saber qué hacer. El DJ cambió la canción. Un compañero de la universidad pasó y saludó a Dan sin acercarse.
-Y-Dan pasó saliva y lamió sus labios partidos-¿Cómo va todo?
Emiliano torció los labios-Bien. ¿Cómo va todo contigo?
-Bien- Se encogió de hombros.
Pasó otro largo momento en el que nadie decía nada. Los hombros de Dan estaban tensos y su garganta se sentía como si estuviera llena de algodón. Emiliano lo miró y sus anteojos reflejaban un poco las luces de la fiesta; parecía querer decirle algo pero no se animaba a hacerlo. Para ser justos, Dan quería decirle algo también pero su cabeza era de momento una sopa de letras que no podía organizar.
-Creo que voy a buscar a Nina- Dijo Emiliano de pronto.
-¿A quién?-Preguntó Dan.
-A Nina. Es la amiga con la que vine-Emiliano estaba por irse pero los reflejos de Dan actuaron rápido y antes de que él mismo lo supiera, ya había tomado la muñeca de Emiliano. Un pequeño cosquilleo le recorrió la espalda.
-No. Espera- Dijo Dan con la vista en la bola disco que pusieron en el techo para evitar contacto visual-¿Podemos hablar?
Emiliano lo pensó unos segundos antes de responder-Está bien.
Salieron de la fiesta para sentarse en el patio trasero de la casa de Alex. El aire olía a césped recién cortado y tierra mojada. Aquí afuera no había decoraciones y la música a penas se escuchaba. Estaba algo oscuro y las cigarras estaban cantando.
-Okay-Exhaló Dan acomodándose junto a Emiliano detrás de un árbol para que los invitados de la fiesta no tuvieran una vista clara de ellos si llegaban a salir al jardín. Sus jeans se estaban mojando por el césped pero no le importaba. Estaba listo para tomar el toro por los cuernos (metafóricamente hablando) y tener la conversación que debió tener desde hace años.
-Mira,-Dijo Emiliano. Se quitó los anteojos y comenzó a limpiarlos con la orilla de su sudadera-No sé de qué quieres hablar tú, pero yo creo que todo lo que podríamos decir, lo dijimos ya hace mucho.
Dan mordisqueó la piel muerta de su labio inferior-Yo creo que el problema es que no nos dijimos nada- Dan no dijo nada. De pronto se sintió enfermo y con el estómago revuelto.
-¿Y qué?-Emiliano se encogió de hombros-Ya pasó
Emiliano comenzó a arrancar pequeños trozos de césped con sus dedos y Dan se rascó la roncha que le acababa de dejar un mosquito en el antebrazo. Estúpidos mosquitos.
Dan respiró profundo, llenando sus pulmones de valor.
-Yo quiero pedirte perdón- otro respiro-Quiero pedirte una disculpa por la forma en la que te traté y por cómo manejé la situación. Estaba asustado y actué como un idiota. Si te hace sentir mejor, Alex dice que el karma me está matando y por eso desde entonces no he tenido una relación estable- Respiró una vez más. Listo, ahí estaba. Lo dijo.
Emiliano le dio una media sonrisa-Gracias por disculparte. Y no tienes que mentir con lo de las relaciones, tengo Facebook.
Dan apretó los labios-Esas relaciones no han durado. Y no han significado nada tampoco.
Hubo una pausa en la que los dos parecían estar pensando en cuál sería el siguiente movimiento y Dan casi se hirió la piel rascándose el piquete de mosquito. Las cigarras siguieron cantando.
-No me parece justo para Carol que digas esas cosas. Ella también es mi amiga- Dijo Emiliano mientras en su frente se dibujaban pequeñas líneas al fruncir el ceño.
Dan suspiró-Estamos teniendo problemas. Ella terminó conmigo hace una semana- explicaba todo con un tono ligero y una sonrisa. Como si estuviera hablando de un programa de televisión o del clima-Tengo pésima suerte con las chicas.
La comisura de los labios de Emiliano se alzó-Tal vez eres gay.
-Tal vez soy gay-Rio Dan. Sus adentros se sentían como si acabara de beber una taza de chocolate caliente. Era la primera vez que se permitía decir eso de sí mismo en voz alta en un largo tiempo.
Emiliano también se veía más relajado y estaba viendo las estrellas con un aire de despreocupación. Verlo así tan tranquilo le trajo a Dan una fuerte sensación de Déjà vu. Eran recuerdos de noches de verano con videojuegos, pizza y besos frescos sabor limonada.
-Te extrañé
Por un loco e ilógico segundo, Dan creyó que él había sido el que lo dijo. Pero al ver la cara de incomodidad de Emiliano se dio cuenta de que él había sido quien hizo el comentario.
-Yo también- Dan pasó saliva. Esa era otra cosa que no se había permitido decir desde hace mucho tiempo. Pero claro que lo extrañaba. Emiliano había sido su amigo desde que estaban en cuarto de primaria y empezaron a estudiar juntos para que no expulsaran a Dan por sus calificaciones. Eran tan parte el uno del otro como el mar y la sal.
-¿Cómo va todo contigo? ¿Sí entraste a la carrera de medicina?
Emiliano negó con la cabeza-Nunca quise entrar a medicina. Te dije que quería ser odontólogo.
-Es lo mismo.
-Claro que no.
Dan puso los ojos en blanco-Bueno, bueno. Eso. Odontología. ¿Entraste?
-Obviamente sí-Emiliano se reajustó los lentes y levantó un poco más la barbilla en falsa presunción. Dan lo observó con ojos entrecerrados y una sonrisa ladeada. Toda esta situación se sentía familiar y tan cómoda como dormir en pijamas recién salidas de la secadora en una noche de invierno.
Todo en Emiliano le recordaba buenos momentos. Como el primer día en que se hablaron a los diez años cuando Emiliano, sin razón alguna, se acercó durante el almuerzo y le dijo 'Si quieres yo puedo ayudarte a estudiar'. O a los doce, cuando la hermana menor de Dan entró en una fase en la que quería ser estilista y le intentó decolorar el cabello mientras dormía. Dan se despertó con el cabello rubio y Emiliano lo ayudó a regresarlo a negro esa misma tarde después de un día difícil en la escuela. Emiliano siempre había estado ahí. Incluso aquel día cuando tenían quince años y Dan se había ido de fiesta con sus compañeros del equipo de soccer. Llegó en la madrugada a casa de Emiliano ebrio, riéndose de todo y listo para confesarle que le gustaban los chicos. Emiliano le preparó té de manzanilla y lo dejó dormir en el sofá. Al día siguiente no le hizo ninguna pregunta y no tocó el tema hasta que Dan estuvo listo para confesarle lo mismo, sobrio, tres meses más tarde.
Enamorarse de él no había sido una elección en absoluto. Nunca tuvo opción. Para cuando se dio cuenta, los sentimientos ya se habían enterrado bajo su piel.
-De verdad lo siento-Dijo Dan. Su mano se movió y quedó sobre el brazo de Emiliano. Sus dedos podían sentir la tela gruesa de la sudadera. En otra vida, le habría gustado que las cosas fueran distintas.
-Yo también lo siento- Dijo Emiliano con voz débil. Su dedo índice estaba haciendo círculos sobre el césped.
-De verdad fui un idiota- Repitió Dan y su mano se posó tras el cuello de Emiliano-De verdad quería quedarme contigo.
-Yo sé-Dijo Emiliano.
Estuvieron juntos un año. Sin que nadie supiera de ello. La familia de Emiliano lo sospechaba, seguro, pero nunca hicieron preguntas incómodas. Ellos eran así: Dos abogados que respetaban la vida de su hijo, comían waffles juntos cada domingo, tenían una colección de todos los premios escolares que Emiliano había ganado y una casa que olía a galletas recién horneadas y seguridad. Eran todo lo que la familia de Dan no.
-Me aterraba hablarte- Confesó Dan-Pensé que ahora me odiabas.
-No-Emiliano se acercó un poco más a él-No te odio a ti. Odio a tus inseguridades.
-Esas están muy adheridas a mí-Rio amargamente Dan.
-Lamentablemente
Dan no supo quién besó a quién, pero de pronto estaba deslizando sus labios sobre los de Emiliano. Sus ojos estaban cerrados y sus manos agarraban la sudadera de Emiliano con desesperación. No podía creerlo. Pensó que esto nunca volvería a pasar. Sintió a su cuerpo temblar. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué tal si alguien salía y los veía así?
Fue solo un beso. Pero después hubo otro. Y luego otro. Y luego otro. Presionaban sus labios una y otra vez en besos lentos y sin prisa. Dan descansó su mano en la rodilla de Emiliano. Los besos eran suaves, prolongados y ligeramente húmedos. Un escalofrío le recorrió la piel.
Dan se apartó con gentileza. Hubo una larga y silenciosa pausa.
-Creo que es mejor que me vaya- Dijo Dan de pronto.
Emiliano sólo asintió con la cabeza. Dan se puso de pie y se sacudió los jeans. Quería decir algo más. Le habría gustado decirle un 'fue bueno volver a verte' o un '¿te gustaría salir este fin de semana?'. Pero no dijo nada de eso. Simplemente caminó hacia la puerta y se fue.
De regreso sobre su motocicleta, Dan pensó en cómo le gustaría que hubieran sido las cosas en otra vida. En otra vida, Dan habría estudiado cine y no estaría en la universidad estudiando ingeniería con una beca deportiva. En otra vida, no dejaría que le importaran tanto las opiniones de los demás y le habría anunciado a todo el mundo que era gay en vez de sólo confesárselo a Alex. En otra vida, se habría enfrentado a su padre y le habría explicado que no le gustaba Carol aunque fuera una castaña preciosa y que nunca se fijaría en una mujer. En otra vida no le importaría si su familia lo corre de la casa porque al fin podría ser libre. Y en otra vida le diría a Emiliano que lo ama y que quiere estar con él hasta que el cuerpo le deje de funcionar.
Pero esta era su vida ahora y Dan no estaba dispuesto a cambiarla.
Era una vida en la que le daba mucho miedo el qué dirán, no quería problemas con sus padres y era mucho más cómodo encajar. Desafortunadamente. Y por eso aquella vez que su madre encontró fotos con Emiliano en su computadora y le hizo un escándalo, Dan le mintió diciendo que era una etapa. Aceptó ir al psicólogo, aceptó ir a la universidad a la que fueron sus padres y aceptó dejar de hablarle a Emiliano.
Dan estacionó su motocicleta frente a la casa estilo victoriano de Carol y le envió un mensaje de texto. Era muy tarde y seguramente ya estaba dormida desde hace horas pero Dan quería arreglar las cosas con ella de todos modos.
No volvería a hablarle a Emiliano. No era justo que lo estuviera arrastrando a su desastre. Emiliano era una buena persona y merecía una vida completa y llena.
En otra vida habrían sido felices juntos. En otro mundo. Pero en ésta vida, los dos tendrían encontrar una felicidad fracturada por separado. Sin importar lo difícil que fuera.
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¡YYYY CORTE! EN verdad disculpen la tardanza, loves. Pero de verdad me quedé atorada en esta historia. El amor no es mi fuerte. Siéntanse libres de dejarme su opinión en los comentarios (me ayuda muchísimo) y me encantaría que intentaran el reto. La próxima semana regresamos con los retos de escritura.
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