Capítulo 7 ✔

* * * *

Cerré la puerta de mi habitación con demasiada fuerza con mi mente llena de pensamientos negativos.

Joder.

Me siento en el piso de mi habitación recostando mi cuerpo en la puerta, tiro hacia atrás mi cabeza mientras suelto un largo y dramático suspiro.

¿Era necesario que me arruine todos mis días felices? Todo momento que conlleve una sonrisa o un sentimiento de felicidad por mi parte, siempre terminan arruinados y con alguna lágrima o gritos.

Necesitaba mamá, necesito a alguien que me comprenda, que me escuche; no a un padre alcohólico que siempre te humilla y te hace sentir la peor mierda del mundo.

Me sentí peor cuando caí en cuenta que mi madre estaba por irse a un lugar tan lejos que ya no estaría conmigo y yo no sabía qué hacer. Mi mundo se derrumbó cuando su doctor nos dijo lo que tenía y que no podíamos hacer nada.

Necesitaba de ella, todo de ella. De sus consejos hasta sus hermosas sonrisas junto con sus abrazos llenos de sentimientos, extrañaba todo de ella porque la necesitaba junto a mí en cada momento de mi vida.

Un sollozo sale de mi garganta y las lágrimas bajan como una cascada mientras observo la luna por la ventana de mi habitación y más lágrimas caen cuando mis pensamientos empiezan a flotar por el aire.

Alzo mi cabeza hacia el techo mientras estiraba mis piernas, pasé mis manos por mi rostro para secar todo recorrido de cada lagrima. Trago saliva y miro hacia la ventana con la hermosa vista que había; La Luna estaba presente en esta noche haciendo que Luciano y Chad vengan a mi mente, sonrío ante el recuerdo de ellos.

****

No pasaba ni un segundo de que Chad volviera a reír a carcajadas mientras Luciano lo miraba cansado de todas sus payasadas. Yo solamente me limitaba a sonreír de todo lo que decía Chad y ocultar mi sonrisa cuando Luke me miraba.

Cuando llegamos a casa, las luces de la casa ya estaban prendidas y eso significaba que mi padre estaba en casa. Solamente esperaba que él estuviera durmiendo en ese estúpido sillón o me metería en problemas. Mordí mi labio mirando a los dos muchachos y les sonreí tímidamente; ellos no sabían de lo que era mi padre.

Chad se aclaró la garganta haciendo que Luciano se aleje de mí como si yo picara o tuviera algo que fuera alérgico. Fruncí mis cejas pero no dije nada, solté un suspiro observando a esos dos amigos.

- Gra...-estaba nerviosa y no sabía el motivo. Aclaré mi garganta y sonreí para ocultar mis sentimientos. - Gracias, chicos. Ya saben, por todo.-

Luciano era demasiado alto para mí y eso hacía que tuviera que levantar mi cabeza para mirar a sus ojos y bueno, Chad era de mi estatura y eso hacía que tuviera más conexión de miradas con él.

Las puertas de la casa se abrieron de repente y papá salió afuera señalándome y observando al chico de ojos café.

- Vaya...-alargó. - Que situación prometedora de mi hija-estaba borracho, lo sabía. Pero de igual manera dolía, las palabras dolían como la mierda y que vengan de tu padre, aún más.

- Lo siento. - murmuré por lo bajo para que ellos escucharan. Chad y Luciano se miraron entre sí para luego mirarme a mí. Me encogí de hombros mientras lo saludaba y me marchaba.

Mi padre ignora el hecho de que yo estaba caminando hacia la casa, y empieza a dirigirse hacia los chicos que me acompañaron hasta aquí. En su mano tenía una botella de lo que sea que fuera y caminaba tambaleándose.

- Es una mala hija, no me quiere. No quiere que yo vaya a ver a mi esposa al hospital, su madre. La deja abandonada en aquel apestoso lugar mientras se revuelca con quien sabe. Me deja solo. - a pesar de lo borracho que estaba, sus palabras salieron como una bala. Chad mira a mis ojos preguntándome algo, negué con mi cabeza en señal de que ignorara todo lo que dijera.

Joder, odiaba esta situación.

- Se gasta todo el dinero en bares, hombres y vaya a saber qué otras cosas. - río como si nada pasara. - No me sorprende que ustedes dos vengan ahora, ella siempre trae chicos a la casa; aprovechando de lo indefenso que soy.

Giré mis ojos en señal de lo irritada que estaba con esta situación, era totalmente una mentira.

Estaba segura que lo que estaba diciendo, era lo que él hacía. ¿Había tenido novios? Por supuesto, solamente uno y no duró ni seis meses porque el idiota quería que nos fuéramos a vivir juntos y yo no estaba lista para tal cosa. Cortamos y nunca supe más nada sobre él.

Bajé mi mirada hacia mis zapatillas que estaban más entretenidas que las palabras de mi padre. Al mirar hacia abajo, veo las manos de Luke que estaban hecho un puño y se notaban sus venas. Cierro los ojos soltando un suspiro con frustración, si sentía vergüenza antes por defenderme, ahora me siento peor.

Alzo mi mirada y los observo, no sabían qué hacer con tal situación y sobre la voz de mi padre, que ya no se le entendía nada, les dije que se marcharan.

Que vergüenza...

- No te voy a dejar sola con ese hombre. -Murmura un Luke enojado.

Hombre, llegas demasiado tarde si no quieres dejarme sola.

- Estoy bien, no hay problema. Es mi padre y tiene problemas con el alcohol. - me encogí de hombros mientras le dedicaba una sonrisa. - Además, hace poco que nos conocemos, no hay nada de qué preocuparse.- Miré a Chad que me observaba, tenía una mueca en sus labios y no sabía si tomar mi palabra o quedarse aquí.

Luciano abrió su boca para rechistar, pero la mano de Chad en su hombro lo interrumpe.

- Vamos, Bennet. Es hora de irnos, no puedes hacer nada. Ella tiene razón. - lo agarra por los hombros mientras lo empuja, el chico de ojos café, que se está moviendo gracias a los empujones de su mejor amigo, nunca sacó sus mirada de mis ojos.

Estaba callado, y cuando empezó a mover los pies, recordé su campera.

- ¡Espera! Te tengo que devolver tu campera, por favor, no te vayas. - le rogué con la mirada y corrí hacia adentro ignorando a mi padre que me miraba intrigado por el arrebato inesperado. Sorprendentemente, estaba en silencio y agradecía eso.

Usualmente, no huía de sus gritos. Los soportaba hasta que se cansaba de gritarme y se marchaba hasta su sillón.

Visualicé la campera de Luciano en el colgador de la entrada, la tomé entre mis manos y salí hacia afuera para devolvérsela. Mi padre se colocó delante de mí y me arrebató la chaqueta. Trate de detener su agarre pero fue imposible, él era más fuerte que yo.

- ¡Tú no te vas a ir con nadie, ¿Escuchaste?! Tú tienes casa. -mi boca se abre para contestarle algo, pero ni una sola palabra sale. Solté un suspiro en su lugar mientras me atinaba a mirarlo, mis ojos estaban llorosos y gran nudo en mi garganta amenazaba mi estabilidad emocional que trataba de controlar.

-Devuélvemela.-murmuré con mi voz entrecortada estirando mi brazo. Él sonrío de lado cínicamente. -Por favor...-susurré. Lo único que quería hacer en este momento, era largarme a mi habitación y dormir.

Escuché el suspiro de algunos de los chicos y me sentí enferma, necesitaba irme.

Joder.

Mantuve mi brazo estirado fijando mi mirada con la suya, mi padre abrió su boca para decir algo, pero sus párpados decayeron y él también. Solté un suspiro frustrada tomando la campera de Luciano que estaba en el piso junto al lado de mi padre.

- Lo siento, de verdad, lo siento. - mis lágrimas acumuladas no me dejaban ver la reacción de Luciano. Estiré mi brazo entregándole su campera. Pestañeé varias veces y algunas lágrimas salieron sin mi permiso.

- No...No hay problema. - murmura con la mirada perdida.

Solté un suspiro observando a mi padre en el suelo y luego a Chad y a Luke.

-Tengo que llevarlo adentro, ya es tarde y mañana tengo que trabajar muy temprano.-me encogí de hombros restándole importancia a mi padre borracho recostado en el suelo con una botella de alcohol a su lado.

Ay, Dios... Ayúdame.

-Deja...-Chad se aclaró su garganta y miró de reojo a su amigo.-Déjanos ayudarte con tu padre, estás cansada y no puedes sola.

Sonreí de lado-aunque se pareció más a una mueca- y recordé cuantas veces he tenido que llevarlo escaleras arriba hasta su habitación. Estaba pensando en cambiar su habitación por una de abajo, así era mucho más fácil de llevarlo.

-Está bien, gracias.-murmuré un poco avergonzada. Tomé la botella mientras Luke y Chad alzaban a mi padre y lo llevaban dentro de la casa.-Déjenlo allí.-señalé al sillón, su segunda cama.-Yo después lo llevaré a su habitación.-

-Dinos donde es su habitación y lo llevaremos. No hay problema.-dijo Chad acomodando su cabello mientras sostenía a mi padre. Señalé la escalera y su mirada decayó, si fuese otra la situación, me hubiera reído. Luke no decía nada.

-Muchas gracias-dije en un suspiro mientras cerraba la puerta de la habitación de mi padre, ellos asintieron y caminamos juntos hasta la salida. Visualicé de reojo el reloj que estaba en la sala y eran pasadas la medianoche.

-Si necesitas algo, puedas pedirnos ayuda. No hay problema.-Chad sonrío de lado mientras se prendía su campera y Luke se colocaba la suya, había refrescado.

Crucé mis brazos sobre mi pecho en señal de frío mientras un viento hacía que mis cabellos se despeinen un poco. Sonreí de lado, agradecida por la ayuda de ellos esta noche.

-Gracias, por todo de esta noche. Es normal esta situación, él decayó mucho y es mi responsabilidad cuidarlo. Realmente me ayudaron mucho, es imposible llevarlo a su habitación cuando está en ese estado.-reí nerviosa mientras pasaba una mano sobre mi cabello, estaba un poco despeinada por el viento.

-Tenemos que irnos.-murmuró Luke, él no había dicho ni una sola palabra y realmente pensé que estaba enojado conmigo o por la situación que habían pasado esta noche.

Yo no tenía la culpa, ellos decidieron en acompañarme. Solté un suspiro y asentí con mi cabeza . Tenía que entrar a darme un baño y recostarme ya que mañana entraba a trabajar temprano.

-Vayan con cuidado, por favor.-murmuré entrando a la casa. Chad asintió con una sonrisa y ambos se dieron media vuelta marchándose.

Cuando entré a la casa, unas pequeñas lágrimas salieron sin permiso. Fue una situación horrible, vergonzosa. Solté un suspiro observando el desastre que había en la casa, cuando me había ido a la mañana temprano había organizado todo, pero se ve que él estuvo dando vueltas por la casa.

Acomodé un mechón de mi cabello y me atiné a limpiar la casa, no podía acostarme así.

Otra noche sin el café de sus ojos...

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