Capítulo 40
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Pasaron los días y mi padre seguía en el hospital. Estaba cansada, todos los días eran ir al trabajo y cuando mi turno terminaba, iba al hospital.
Thom se quedaba en los horarios que yo trabajaba y cuando él le tocaba su horario de trabajo, yo me quedaba en la sala de espera.
Chad, como había prometido, se había quedado los primeros días conmigo, pero cuando él trabajaba o tenía sus cosas, se marchaba y me encontraba con este mismo en la cafetería. Él me había hecho compañía y le agradecía con eso.
Chad parecía ser el único que me entendía con lo perdida que estaba. Luke había desaparecido hacía dos semanas, luego de la charla que tuvimos, él desapareció. Me dolía, porque eĺ sabía todo lo que me dolía y solamente desaparecía de la nada sin dar explicaciones, sin atender mis llamadas.
Me dolía porque no tenía confianza en mi. No había esa confianza en nosotros que nos dijéramos todo lo que sentíamos, todo lo que pensábamos... No había nada entre él y yo que nos uniera. Yo no sabía muchas cosas de su vida, no sabía nada para sintetizar el asunto.
Joder, él sabía todo de mí y yo nada. ¿Cómo se puede llevar una relación cuando no hay comunicación? Y peor aún, confianza.
Es decir, no funcionaba. Terminaríamos separandonos al poco tiempo porque prácticamente no estábamos juntos ¿Me explico?
No sabia si él me había dicho la verdad, si él sentía algo por mi...No sabia si los mismos sentimientos que tenía yo, eran los mismos de él. Necesitaba hablar con él.
Necesitaba a Luciano...
-Ya me voy.-Anunció Thom cuando vio que abría la puerta. Asentí y lo saludé con un beso en su mejilla.-Estará bien, el doctor le dio unas anestesias porque el dolor es fuerte, parece que tiene otra cosa más, aparte del problema en el corazón.-Susurró mirando de reojo a mi padre. Hice una mueca con mis labios y asentí con un suspiro.
Acomodé mi bolso en la mesa que había para dejar las cosas de las visitas y me senté en el sillón más incomodo en este mundo. Subí mis pies a la punta de la cama de mi padre en el hospital y agarré un libro y me puse a leer.
Necesitaba despejar mi mente.
Miré por la ventana la noche, estaba lloviendo, lo sabía porque las ventanas de la habitación estaban manchadas con las gotas de las lluvia. Suspiré observando como las nubes se movían de manera lenta y tapaban la vista preciosa de la luna. El cielo estaba nublado y parecía que afuera hacía mucho frío.
Sentí una vibración en el bolsillo de mi pantalón haciendo que quite la vista de la ventana. Prendi mi celular y el brillo de la pantalla hizo entrecerrar mis ojos, no estaba acostumbrada a tanto brillo en el celular. Abrí mi mensaje confundida por el contenido.
"¡Lo lamento! Chad ♥" fruncí mis cejas y decidí contestarle el mensaje.
"¿Porqué? ¿Ahora que hiciste?" esperé por su respuesta y sonreí al verlo conectado.
"En serio, lo lamento. Estoy con..Lufnweojho"-alcé mi ceja y esperé al ver en la pantalla "escribiendo" pero ningún mensaje me llegó, y luego desapreció, señalando que Chad no escribía más.
Bloqueé mi celular y me concentré en mi lectura, pero una parte de mi no estaba concentrada, la extraña conversación con Chad no salía de mi cabeza.
Un ruido extraño hace que la puerta se entreabra y deje mi lectura para observar como se abría lentamente, la habitación estaba a oscuras, excepto por la lámpara de noche que ayudaba un poco la iluminación, pero la persona que estaba entrando, tenía un de esos trajes para la lluvia con una capucha.
Suspiré tranquila y mi corazón empezó a latir nuevamente al saber que el chico de ojos cafés estaba aquí, y no un extraño que quería robar algo, dudo que quiera robar un libro y un celular que lo puedes comprar en alguna esquina ilegal, pero los ladrones de hoy en día te roban cualquier cosa que puedas venderlo en el mercado negro.
-¿Que haces aquí?-pregunté tajante.
-Hola-murmuró con una tímida sonrisa. Alcé mi ceja y me levanté del sillón dejando mi libro en la mesa de noche del hospital.
-No puedes desaparecer por casi una semana y cuando apareces vienes diciendo "hola". ¿Te fumaste algo o qué?-alzó su ceja y sonrío divertido.
-Tomé un café a la tarde ¿Porqué lo preguntas? Igual, gracias por preocuparte por el bienestar de este chico tan hermoso.-blanqueé mis ojos al escuchar los mismos comentarios de Luciano con tanto ego.
Creo que él y Chad, no le vendrían mal una clase de "como bajar el ego en tres pasos".
-Eres un idiota.-murmuré sabiendo que mi padre estaba en la misma habitación. Agarré del brazo a Luciano y lo saqué de la habitación.
-¿Ahora quieres hablar conmigo lejos de tu padre? Te has convertido en una pervertida en mi ausencia, princesa. Me encanta.-acarició su barbilla y pude observar que había un poco de barba en ella. No pude más que derretirme con ese aspecto de mugriento que tenía el chico de ojos cafés.
-¿Qué haces aquí, Luke?-repetí en un murmullo observando a las enfermeras que nos echaban una mirada de sospechas, como si fuésemos unos bandidos que quieren robar a ancianos en estado vegetativo. ¿Tan mal estoy vestida que me toman como una vagabunda?
Luke aclara su garganta y saca la capucha de su cabeza, estaba mojada a causa de la lluvia. Sus zapatillas estaban mojadas y con un poco de barro. Alcé mi ceja confundida con el aspecto que tenía.
Definitivamente, este chico que tenía delante, no parecía al Luciano que tanto conozco,. No parecia al chico ricachón de siempre.
Cuando su capucha cayó en su espalda, pude observar deleitadamente su rostro y me llevé una gran sorpresa. Coloqué mis manos en mi boca para ahogar un grito de sorpresa al observar todo su rostro lleno de moretones y rasguños. Un corte en su ceja y su labio partido no podían quedar de menos. Por lo menos la sangre estaba seca y no podía imaginarme como estaba al principio.
-¿Qué te sucedió?-pregunte en un susurro horrorizado. Luke suspiró derrotado.
-Te debo millones de explicaciones, miles de respuestas, pero no tengo ninguna excusa. Lo sé, desaparecí casi por una semana o más, no tengo ni la menor idea de que día de la semana estamos, Oli. -dijo rápidamente antes de que yo pudiera interrumpirlo.
-Luke.-llevé mis manos a su mejilla, él recostó su cabeza en ella cerrando suavemente sus ojos pero una mueca pude observar en su rostro.
-Lo lamento. Sé que te hago sufrir, soy un idiota, lo sé.-suspiró abriendo sus ojos. Alejé mi mano de su mejilla y pude observar sus ojos de color café como se oscurecían y empezaban a cristalizarse.-No soy bueno haciendo promesas. Pero esta vez te prometo que no voy a dejar que te hagan daño.
-¿Porqué no te sientas?-murmuré su rostro cansado. Él asintió con su cabeza y se recostó en una de los bancos que había en este hospital. Me senté a su lado tragando saliva y esperando que hable de una buena vez por todas.
Estaba cansada de todas sus explicaciones. Quería de una buena vez por todas, respuestas. Y no sabía por donde empezar. Pero sabía que Luciano era el primero en donde estaban todas esas respuestas a mis preguntas.
Pero tenía miedo, tengo miedo. Miedo de la respuesta que puede darme, de lo que me puedo llegar a encontrar cuando él respondiera a mis preguntas. Realmente eran muchas, y cuando hicimos ese maratón de "veinte preguntas" estaba decidida a preguntarle todo, pero él empezó con su supuesta declaración y no pude hacerlo.
Esa vez me decidí a preguntarle para conseguir algo de información. Para saber quién es Luciano Bennet y porqué llegó a mi vida así como así, y no pude.
-Tuve unos problemas con algunas personas.-murmuró de repente rompiendo el silencio de repente.-
-No lo dudo en absoluto.-respondí con un tono sarcástico. Luke sonrío pero esa sonrisa que tanto amaba, se reemplazó con una mueca de dolor. Empezó a respirar con dificultad y llevó sus manos a un costado de su cintura.-Luke...-lo llamé asustada tocando su hombro.
-Lamento todo esto, bebé. Quiero que sepas que siempre te querré, si no sobrevivo...-dejó su frase a medio hacer a causa de mi golpe en su brazo.
-¡No seas exagerado, Bennet! ¿Qué estas diciendo? ¿Puedes actuar como una persona normal una buena vez en tu vida, idiota?-
-Quiero anunciarte que no soy una persona normal, como te habrás dado cuenta. ¿Qué persona normal deja a su amada en el hospital cuando su padre está internado? Espero que Chad se haya quedado contigo como le pedí.
Abrí mis ojos y miré aquellos que tanto me encantan.
-¿Chad, qué?-
-Si, le dije que te cuidara en mi ausencia. Me enteré ese mismo día que tu padre estaba internado en este hospital, estaba contigo, duh.-coloqué mis ojos en blanco observando como suspiraba y se recostaba en la silla incomoda.
Su cabello estaba más largo y su barba estaba creciendo, sus pantalones estaban desgastados y llenos de rasguños. Sus zapatillas cubiertas de barro y mojadas, junto con su equipo de lluvia. Sonreí al ver un paraguas rosa a su lado.
-¿Te parece gracioso mi aspecto, florecita?-negué con mi cabeza sonriendo. Luke se levantó de la silla soltando un suspiro y una mueca.-Tengo que irme, gracias por tu tiempo, cariño.-Se acercó hacia donde estaba y besó mi frente con cariño.
-¿A donde te vas así? ¿Ya te vas?-pregunté asustada de que volviera a desaparecer.-Estas herido.-me levanté rápido agarrando su mano.
-Sé que soy irresistible, bebé. No te libraras de mí tan rápido-sonrío de lado y beso mi mejilla.-Muero por darte un beso, pero no es el momento y tampoco es un lugar muy romántico. Te prometo una cita cuando esté mejor.-Sonrío de nuevamente y se colocó su capucha, haciendo que algunas gotitas de agua salieran dispersas.
No dije ninguna palabra, no tenía nada para decirle.
Observé como me sonreía por última vez debajo de su capucha, se dio media vuelta con sus manos dentro de su pantalón y con una postura encorvada, dejó el hospital.
Suspiré y volví a la habitación de mi padre para retomar la lectura que había dejado cuando el chico de ojos café entró.
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Un movimiento con mi nombre susurrando era lo único que escuchaba esta mañana al despertar.
Abrí mis ojos y vi el rostro de Thom con su típica sonrisa de galán.
-Hola.-murmuró. -Quería decirte que ya estoy aquí, si quieres puedes irte. Me haré cargo hasta que tenga que ir a trabajar. -murmuró pasando su mano por su cabello. Suspiró cansado y sus ojeras decían que anoche no había dormido muy bien que digamos. -¿Estas bien?
-Solamente estoy cansada. Veo que no dormiste bien.
-No, estaba preocupado por ti. Mi hermanita de noche en un hospital. No veo la hora que este viejo se componga-señaló con su barbilla a mi padre que aún descansaba en su cama. La anestesia era muy fuerte. El dolor que estaba sintiendo ese hombre no me lo podía imaginar.
- Thom-lo regañé.
-¿Qué? -murmuró a la defensiva. -Es la verdad.
Coloqué mis ojos en blanco recogiendo mi bolso y mi campera. Suspirando observé el rostro cansado de mi hermano. Hice una mueca y Tom al notar que lo observaba, sonrío mirando mis ojos.
-No te preocupes, Oli. Es hora de que me haga cargo de alguien. Esta noche no hace falta que vengas, papá estará bien.
Miré a mi padre que se movía de vez en cuando y luego miré a Tom.
-No estoy segura de dejarlo solo. Una vez no pude quedarme con mamá y ella tuvo un infarto, no sabes lo culpa que tuve esos días.
-Si, lo sé, pero después estuvo bien.
-Casi muere, Tom. Mamá casi muere porque no me quedé con ella. -miré a mi padre haciendo una mueca con mis labios, recordé la presencia de Luke anoche y negué con mi cabeza alejando esos pensamientos. No era momento de pensar en el amor. Aún no.-Es mi padre, Tom. Sé que me culpa por la muerte de mamá y me trata de una manera diferente de tratar a un hijo, pero es mi padre.-Mordí mi labio mirando a los ojos de mi hermano.-No puedo dejarlo solo...
-Está bien, Oli. Me quedaré contigo. Después del trabajo vendré. Tendré que irme un poco antes para prender las luces de casa, pero luego estaré aquí.-Apoyó su mano en mi hombro y sonrío con su hermosa sonrisa.-Estoy contigo, somos uno solo ahora. ¿Hermanos?-alzó su dedo meñique con una tímida sonrisa.
Sonreí y entrelacé mi dedo con el suyo.
-Hermanos por siempre, querido Tom.-respondí.
Cuando salí del hospital, las calles estaban cubiertas de las hojas de los arboles por la temporada. Suspiré mirando a ambos lados antes de cruzar la calle y caminé en dirección contraria del hospital.
Saqué la llave de mi cartera y abrí la puerta empujándola con mi hombro. Dejé mi cartera y mi saco en el perchero de la entrada y recogí dos vasos que estaban en la sala.
La casa era una mugre, paquetes de comida chatarra estaban en las mesas y algunas latas de gaseosas las acompañaban. Hice una mueca de asco al ver el sillón manchado y los cojines todos revueltos.
¿Acaso hubo un terremoto aquí que está todo desordenado?
Negando con mi cabeza empecé a subir los escalones para ir a mi habitación y darme una buena y refrescante ducha.
Abrí lentamente la puerta dejando mi camiseta al costado de la puerta, donde se supone que se encontraba mi canasto para la ropa sucia, prendí la luz y giré mi cuerpo hacia mi cama al sentir una presencia en mi habitación.
Un grito de terror se escuchó por toda la casa. Llevé mis manos a mi pecho por dos razones, una: estaba sin camiseta. Dos: Me asusté.
Abrí mis ojos observando al chico de ojos café recostado en mi cama con sus brazos detrás de su cabeza. Y por supuesto, son típica sonrisa de galán de cuarta.
-Hola.-murmuró.
-Hola.-Alcé mis cejas confundida del porque estaba en mi habitación. Ya no llevaba esa ropa manchada ni las zapatillas cubiertas de barro. La capa de lluvia estaba a un lado de la cama, en una silla para ser específica. -¿Qué haces aquí?-pregunté en un susurro horrorizado.
Sus ojos bajaron de mis ojos hacia mi pecho, donde no tenía ninguna ropa para ser cubierta, hasta mis ojos nuevamente. Luke sonrío de lado ladeando su cabeza y me lanzó un beso.
-Te dije que no te librarías tan fácilmente de mí, princesa.
******
Uf.....
Sin comentarios.
T.R.W.
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