Capítulo 39
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Las baldosas eran mi nuevo centro de atención al no tener noticias sobre mi padre. Había una mancha de café, que, irónicamente, me recordaban a sus ojos.
Los enfermeros y doctores pasaban a toda velocidad por mí lado, ignorando mi estado de ánimo al no saber que estaba sucediendo. Tom se había marchado a la cafetería del hospital y todavía no había regresado.
Suspiro acomodando mi cabello, coloco mis codos sobre mis rodillas y mis manos en mi barbilla, haciendo que sostengan mi cabeza. Cerré mis ojos a causa del cansancio que traía.
Estábamos en el mismo hospital en donde mi madre había sido internada por meses. Recuerdos pasaron por mi mente luego de un suspiro lastimero.
La extrañaba tanto...
Alguien se aclaró su garganta haciendo que levante mi vista dejando las baldosas de lado. Sonreí de lado al ver a Chad con un paquete de galletas de chispa con chocolates y dos cafés humeantes.
-Te traje esto. No has comido nada en todo el día y puede ser agotador todo esto.-murmuró dejándose caer a mi lado. Me entregó el café y unas galletas. Agradecida le sonreí bebiendo un poco del delicioso café de Starbucks. -El café de aquí es un asco. Por suerte vi un Starbucks cuando salí a tomar aire.
-Gracias, Chad.-bebí un poco de café. Fruncí mis cejas extrañada de que Luke no estuviera aquí, conmigo. Pero no quise emitir ningún comentario respecto a ello.
Luciano es un chico grande, él sabe lo que hace...
Suspire sintiéndome mal por desear que en vez de Chad, Luciano estuviera conmigo. Pero me conformaba con mi amigo. Y aquí es el claro ejemplo que soy una vil Masoquista.
Ni siquiera somos algo, pero duele como si fuésemos todo.
-¿Mi hermano?-pregunté.
-Esta en la cafetería decidiendo que comprar. Hace diez minutos está parado en el mostrador pensando que puede elegir de toda la comida que hay. -tragó saliva y bebió un poco de su café. -Yo me canse de esperarlo, así que salí a tomar aire y vi la cafetería.
Reí y descansé mi cabeza en su hombro. Estaba agotada. Cuando llegamos al hospital pregunté por mi padre, pero me dijeron que no había ninguna información sobre él, raro, porque él había sido internado antes en este mismo hospital.
Cuando mi paciencia se agotó, Thom apareció con un gesto de cansancio y me explicó lo que estaba sucediendo.
Mi padre estaba preguntando por mí, de una manera demasiada dulce, llenos de insultos hacia mi persona, y cuando Thom le dijo que yo no estaba en casa, empezó el desorden.
Una manera más resumida de decir lo que pasó, fue que mi padre al enterarse que yo me había ido de la casa-cosa que era verdad, porque me tocaba trabajar.-le dio un infarto luego de insultarme y pensar en cosas que no eran debidas.
Él sigue creyendo que yo maté a mi madre, cosa que no era cierto.
-¿Familia del Sr. Hoult?-levanté mi cabeza del hombro de Chad y me paré de la silla para ir con el médico. -¿Usted es familiar del Señor Hoult?-Asentí con la cabeza observando como el médico suspiraba.
- Soy su hija. El otro chico que lo trajo aquí está en la cafetería-murmuré pensando en mi hermano que hace más de media hora estaba en ese lugar. El médico asintió con su cabeza soltando un suspiro. Me preocupé al instante, él se estaba tardando demasiado y no veía buenas noticias. Apoyó su mano en mi hombro y sonrió de lado de forma cansada.
Pensé en lo peor....
-Su padre está estable.-mi cuerpo pudo respirar normalmente y sentí un alivio en mi pecho. El nudo en mi garganta todavía seguía allí, pero estaba un poco más tranquila.-Pero.... tiene que estar internado por unas semanas o meses. No lo sabemos aún. Hicimos todo lo posible al principio, costó demasiado traerlo de nuevo.
-Gracias.-murmuré.
-Su padre es fuerte, señorita.-vaya que le creía. Sonrió y sacó su mano de mi hombro para colocarla dentro de su bata blanca. -Si me disculpa...Tengo varios pacientes que atender..
Asentí con mi cabeza despidiendome. Giré mi cuerpo para encontrarme con Chad que sonreía feliz con sus manos dentro de sus bolsillos del pantalón.
-Te dije que todo iba a estar bien. Ese hombre no se rinde nunca. Aunque no me cae muy bien, tengo que admitirlo. -hace una mueca con sus labios. Río y rodeo con mis brazos su cuerpo. Él coloca sus brazos en mis caderas y me alza por un instante.
-Gracias por estar conmigo, Chad. Te lo agradezco mucho. -Él sonrió despeinando mi cabello con su mano.
-¿Vamos por un café?-Asentí mordiendo mi labio.
-Tengo que quedarme esta noche. No estoy segura de dejarlo solo.-murmuré levantando mi cabeza de su pecho pero sin romper nuestro abrazo. Él asintió besando mi frente.
-Si quieres puedo acompañarte para que no te quedes sola. No tengo nada que hacer hoy.-
-¿Seguro? - él asintió con su cabeza.
-Oli, si no estuviera seguro no te lo estaría diciendo. Por supuesto, no quiero dejarte aquí sola.
Sonreí besando su mejilla haciendo incapie para alcanzarlo. Chad era muy alto y mi cabeza quedaba en su pecho.
-Gracias-susurré.
Me separé de Chad escuchando un gruñido de su parte. Reí y le dije que buscaría a Thom en la cafetería. Ya me estaba preocupando.
Caminé en silencio recordando que todos los días caminaba los mismos pasillos para visitar a mi madre. Todos los días veía a las mismas personas siendo atendidas o dadas de alta.
Suspiré recordando todos esos recuerdos que hacían que mi pecho doliera. Extrañaba tanto a mi madre, extrañaba tanto todo de ella.
Aun me parecía raro no venir a este mismo hospital todos los días paran visitar a la persona que más amaba. Aún me parecía extraño volver a la rutina de nuevo sin el hospital. Pero no extrañaba, eso era lo más extraño.
Abrí las grandes y pesadas puertas de la cafetería del hospital. Me encantaba venir aquí cuando mi madre estaba internada y me quedaba hasta que la hora de visitas empezara. Esta cafetería era enorme y tenia muchas cosas para eligir. La comida era deliciosa y los enfermeros y cocineros eran maravillosas personas que te atendían y esperaban hasta que eligieras, siempre pacientes en la espera.
Recuerdo que la primera vez que vine aquí fue cuando internaron a mi madre por segunda vez. Tenía hambre y, como de costumbre, esperaba que la hora de visitas empezara. Entré consternada y maravillada por la cantidad de heladeras y estantes que había con grandes cantidades de comida.
En fin.... estuve exactamente media hora para elegir la comida. Rei negando con la cabeza recordando los gestos y caras de las personas que se encontraban en ese momento.
Como si fuera la primera vez viendo a una persona tardando media hora en elegir su comida para el almuerzo.
Algo en común que tenemos con Tom...
-Vamos muchacho. Elige de una buena vez. Hay bastantes personas detrás de ti.-Tom estaba en una fila con sus brazos cruzados, pero uno de brazos
sus estaba arriba del otro y su mano en su barbilla.
Pose pensativo, modo ON.
-¡Hay bastantes cosas para alegir!-chilló alzando sus brazos al aire.-No se puede así, no es justo.
-Vamos, apúrate idiota.-murmuró alguien detrás de él.
Decidí ayudarlo y lo tomé de su brazo para salir de la cafetería.
-¡Oye! Estaba por elegir. Ese sándwich de jamón y verduras tenía un aspecto delicioso.
-Te estabas ganando unos enemigos. -murmuré mirándolo a sus ojos-Papá está bien. Está estable, hablé con el médico. Tal vez se quede internado unas semanas.
-Vaya-pasó sus manos por su cabello silbando entre sus dientes.-Ese viejo nunca se muere.
-¡Tom!-chillé golpeando su hombro con mi puño. Reí negando con mi cabeza. -Eres un caso especial.
-Lo sé. Soy maravilloso-pasó su mano por su cuerpo y lanzó un beso al aire.
Coloqué mis ojos en blanco.
Thom y su ego aveces eran irritables.
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Hola! Como están? Espero que bien.
Muchas gracias a todos.
Muchas gracias, sin nada más que decir me despido.
Ns estamos leyendo.
T.R.W.♥
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