Capitulo 37-Parte 1-

* * * *

Silencio, eso es lo único que pedía. Y silencio era la respuesta que obtenía.

Me sentía sola, tan sola que me dolía el alma y el corazón. Era una manera tan rara de sentirme, que no me encontraba a mí misma, estaba perdida, caminando en la vida sin sentido alguno. Sin tener a alguien para poder expresarle como me sentía, los logros que tenía en vida, no tenía a alguien que me aconsejara que carajos hacer con mi vida.

No tenía a nadie. Y por eso me sentía sola. Más sola que nunca.

Luke me había decepcionado, mucho más que otras personas, es decir, estábamos juntos, testábamos empezando una historia, un romance y el idiota aparece con otra chica de la mano, como si yo no existiera, como si yo no tuviera valor.

¿Es así como me tomaba él? Alguien sin valor.

¿Quién demonios era Luciano Bennet para venir y dar vueltas mi vida? Al carajo con él.

Detengo mi dedo en el vidrio que estaba siguiendo el recorrido de las gotas de lluvias que caían por la ventana de mi habitación. Sorbí por mi nariz, estaba empezando a creer que estaba por engriparme. Estos días en la cuidad estaban bastantes fríos y lluviosos. Así como mi estado de ánimo. Chad se había marchado, le había rogado que se fuera y me dejara sola, a duras penas me dejó sola.

Había pasado una semana desde el suceso de encontrar al idiota del cual estaba enamorada con una chica de la mano en plena calle. Era un sinvergüenza, mejor dicho, aún lo es.

Thom trataba de sacarme de mi habitación con excusas de que había que ir comprar la cena o simplemente a ir por un café, pero yo me negaba absolutamente a todo. Solo salía para ir a la cafetería a trabajar y luego volvía para darme una ducha refrescante y observar la calle desolada por la ventana de mi habitación. De eso se trataba mi vida desde que le chico ojos café había decidido irse con aquella pelirroja.

Por fin sus ojos cometieron su objetivo, mi insomnio.

Mi padre estaba insoportable estos días, el alcohol estaba más presente en su vida y esos días que Tom salía a trabajar, sus insultos, el recuerdo de mi madre, y la culpa, puesta por mi padre alcohólico, estaba empezando a ser parte de mi vida. Extrañaba a mi madre.

Sabía que el tiempo se iría sin mí y no tendría otra oportunidad, pero era imposible no saber cómo actuar cuando un chico rompe tu corazón. Porque eso es lo que hizo Luciano Bennet, romper mi corazón en millones de decepciones. Decepción y más decepción.

Mi dedo empieza de nuevo el recorrido de una gota de lluvia. Sorbo un poco de café, porque soy masoquista, recordando esos ojos tan hermosos. Y su sonrisa.

Esa sonrisa.

Niego con la cabeza, los chicos lindos son siempre iguales, tienen un millón de mujeres a su alrededor. Es demasiado simple, él prefirió estar con ella y no conmigo. Él se quedó callado cuando la chica pelirroja me dijo que volviera a la calle. Río por la ridiculez de esa chica tan egocéntrica y superficialista. Suspiro de tanto pensar, pero era imposible, los pensamientos e ideas venían a mi mente sin permiso y no podía dejar de pensar. Era casi imposible.

Ese era mi peor error. Pienso demasiado las cosas, pienso en lo que puede suceder si alguien haría esa acción que estoy pensado, pero cuando las cosas pasan sin que yo me diera cuenta y no son las cosas que yo pensé que sucedería, es ahí, ese mismo momento -cuando me encuentro parada en el medio de las personas, cuando todos viven su vida- cuando me doy cuenta, como son realmente las cosas.

Y la decepción viene a mí junto con la tristeza. La alegría siempre fue mi compañera, pero la muerte de mi madre hizo que ella se fuera junto a mi mejor compañía.

Luciano es un chico lleno de alegría y carisma. Él trajo la felicidad a mi vida, pero cuando las cosas pasan, el tiempo se detiene, ves como son realmente las cosas. Estaba empezando a confiar en él, pero el tiempo me detuvo para no cometer un error. Y agradezco eso.

Bennet.

Suspiro nuevamente y bebo un poco de café mientras miro a la gente en su mundo.

-¿Es así como piensas?-sobresaltada me doy media vuelta para encontrarme con esos ojos que tanto me defraudaron. Él ladea su cabeza y sonríe apenado. Hace una mueca con sus labios y se apoya en la puerta de mi habitación con sus manos dentro de sus bolsillos delanteros de su pantalón desgastado.- Si te preguntas quién me dejó entrar, fue tú hermano. Dijo que estos días no estabas de muy buenos ánimos y por ese motivo me llamó. Está muy preocupado.-murmura mordiendo su labio inferior.

Tom traidor.

Miro unos segundos a sus ojos para luego volver mi vista a la ventana, estaba más emocionante la lluvias que esos ojos mentirosos. Siento que Luciano suspira con cansancio y empieza a caminar hasta mí luego de cerrar la puerta con delicadeza. Coloca su mano en mi hombro, haciendo que lo mire. Entrecierro mi mirada para que capte el mensaje. Quiero que quite sus sucias manos de mí.

Él capta mi mensaje separándose con una mueca de lástima y se siente en un banquito de color azul que estaba al lado de la ventana.

-¿A qué vienes?-pregunté sin mirarlo. Él tarda varios segundos en responder pero cuando lo hace, evade mi pregunta.

-Lo lamento.-dijo simplemente. Trago saliva haciendo que el nudo de mi garganta crezca. Tenerlo tan cerca me hacía ganas de abrazarlo, besarlo. Luke era especial y eso hacía lagrimear mis ojos. Niego con mi cabeza lentamente sin creerle ninguna palabra. No quería creerle. No podía creerle. Paso mi mano por mis ojos ladeando mi cabeza para que él no me viera llorar. -Princesa.-susurra acercándose a mí.

Y lo abrazo. Con esas ganas de besarlo que tengo y con todo mi corazón que lo extrañó. Que extrañó sus ojos y su sonrisa. Agarro su suéter y lo arrugo con mis manos mientras mis sollozos retumban por mi habitación. Lo siento tragar saliva y abrazarme más. Coloco mis brazos por su cuello y él en mi cintura. Era un abrazo con muchos sentimientos de por medio.

Y nos quedamos en silencio... Yo, con millones de preguntas. Y él, con sus respuestas y varias excusas.

-Lo lamento, lo lamento.-repetía con su voz entrecortada. Sorbí por mi nariz y arrugué mis ojos para no llorar más. No quería ser tan llorona, pero mis sentimientos estaban a flote.

-¿Cómo puedo creerte? ¿Cómo puedo confiar en ti? -Me alejo de su agarre y miro a sus ojos. Estaban cristalizados.

-Cariño.-susurra con un amago de sonrisa. Pasa sus dedos por debajo de mis ojos y sonríe.-Mis labios pueden mentirte, pero sabes que mis ojos no. Lamento todo, princesa. Soy una persona que arruina todo lo que tiene a la vista. Y lo que menos quiero, es dañarte a ti y a tu corazón.- ¿Es posible derretirse con tanta cursilería?

Sus ojos...Sus malditos ojos cafés son los únicos que logran sacarme le sueño. Luciano es el motivo de mi insomnio.

-Eres un egoísta.-murmuro mirando a sus ojos confundidos.

-¿Por qué?-traga saliva mirando fijamente a mis ojos y sonrío con demasiada ternura.

-Porque te robaste mi corazón sin ni siquiera preguntarme.-murmuro antes que él bese mis labios y no pueda omitir ninguna palabra.

Como olvidarme de ese beso....

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