Besos Sabor a Jengibre - (Capítulo Único)
[...]
— ¡Feliz Navidad!
La atmosfera gélida era opacada con las cálidas risas esparcidas en el frío viento que se colaba por los ventanales. El chocar de los cristalinos vasos conectaba los corazones de aquellos que a esa hora, celebraban la fecha invernal.
Por debajo, las solitarias calles eran alumbradas por farolas dueñas de un destello miel, decoradas con cintas que recordaban la fecha actual.
Ningún detalle se escapaba, el sonido de gente siendo feliz viajaba por todas las esquinas, siendo un sentimiento unánime cada vez más grande.
Todo se veía tan claro, tan cálido sin necesidad de estar abrigado. Una gran ciudad, vista de forma pequeña desde un lugar en las alturas.
Y era vista de ese modo, desde un rincón de uno de tantos edificios. Tan silencioso y apacible, la oscuridad de un apartamento era la morada de aquella persona solitaria.
Sus fosas nasales se llenaban con las ventiscas que a esa altura transitaban, mezclando el frío que le transmitía el invierno con la nicotina que se llevaba a la boca.
El humo no se propagaba, solo pasaba a desvanecerse para no volver a ser visto, en un efímero segundo que se volvía un suspiro menos que audible. La calidez que le transmitía aquel momento, no era suficiente para tranquilizarlo.
A pesar de sentir las voces y la calidez que allá abajo la ciudad emanaba, la realidad era que no sentía lo mismo...
Se preguntaba cuando había sido la última vez que una sonrisa se mostró en sus labios un día como este.
La respuesta se hacía las de rogar, porque por más que pateara y escudriñara cada centímetro... no hallaba nada.
—¿Otra vez tu aquí?
Una voz se escuchó a sus espaldas, en la distancia del balcón y su oscuro apartamento que con la suficiente luz, dejaba vislumbrar la figura de alguien.
—No te han dicho... ¿Qué entrar sin avisar es de mala educación? —respondió exhalando más humo.
Ya sabía de quien se trataba, no le daría el lujo de darse la vuelta solo para confrontarla.
— ¿Y desde cuando puedes hablas de educación? — respondió con cierto deje de gracia.
Estuvo en silencio un par de segundos, el suspiro que dio fue señal suficiente para saber que no iba a protestar más.
—Cómo sea...— se rindió, y ella río en pro a su victoria.
Escuchó un par de pasos dirigiéndose a su posición, y antes de poder siquiera decir algo, ya era demasiado tarde.
—Deberías ser más agradecido. —exclamó cerca de él. —Tienes suerte de que estaba aquí, y haya recordado que seguramente estabas aquí.
Volteó en dirección a la voz chillona que le hablaba, y ahí se encontraba.
Parada justo a su costado, estaba ella, cubierta por un suéter color crema y una sonrisa cálida que la acompañaba a todas partes, el par de orbes cristalinos de un azul mar lo miraban de forma atenta.
Esta, no era nada más que su vecina de piso.
—Tuvo que haber sido un milagro, tu memoria falla más de lo que funciona como es debido. —añadió sin ninguna pizca de tacto. —Espera... ese corte es nuevo, Nejire.
La mencionada lo miraba con molestia, sus comentarios nunca podían ser normales.
—Qué bien que lo hayas notado. —remarcó eso último. —Pero si, quise... hacer un cambio.
A pesar de tener en su rostro una cara aburrida y disgustada, la realidad era que dentro de él había una creciente incertidumbre. Nejire era alguien preocupada al cien por su cabello, no había día en que no hablara de él, o no la viese siendo lo suficientemente cuidadosa. Sus largos cabellos azules eran sin dudas algo lindo, más por el cuidado que ella les daba.
Y que de un momento a otro los haya cortado como si de un estorbo tratase, no era normal en ella... era tonta, pero no la clase de tonta que haría algo así.
Su cabeza hacía ideas más rápido que el parpadear de las farolas de abajo, pero realmente, era otro quien iba ganando la carrera. Su corazón, había sido cautivado por el nuevo look de la joven.
Había cortado su cabello al nivel de la clavícula donde algunos mechones reposaban, aún y siendo lo suficientemente corto, su rostro se ocultaba un poco entre mechones, dándole una vista que sin dudas lo atrapó. La mirada de ella tratando de saber que pensaba, y el cómo se veía de lo más encantadora, le hacía recordar eso que tanto ocultaba.
Ella era alguien irritante, y a quien muchas veces no soportaba, pero... sabía cómo ser encantadora cuando quería, y aún más; sabía cómo ponerlo en un aprieto.
Vaya cambio...— Fue la respuesta que pudo dar mientras desviaba su mirada al balcón.
Ella no lo comprendía del todo, pero en el fondo algo le decía que significaba algo bueno, más viniendo de él, así que sonriendo con satisfacción, se incorporó dirigiendo su vista al mismo sitio.
Todo se ve bonito hoy—Agregó viendo los destellos de colores a las lejanías, entre edificios y calles.
Nada muy especial. —Dijo con desdén mientras llevaba más humo a su boca.
«Supongo que después de acostumbrase a ver esto, pierde lo especial.
Ella no estuvo muy convencida de su respuesta, estas fechas eran las más importantes del año para todos, y él no podría ser la excepción.
—¡Pero esta es de las festividades más importantes! Incluso si esta es tu vista todos los días, deba haber algo que lo haga especial para ti. Todos tenemos un motivo personal que hace las cosas especiales.
Sus palabras resonaron un momento en la cabeza del chico, su mente se desconectó de su panorama por unos instantes. Sus oídos captaban las risas que se oían en otros sitios y los recuerdos empezaban a reproducirse en lo profundo de su memoria.
—La vista no es el problema... Supongo que estas fiestas dejaron de tener un sentido para mi desde hace tiempo.—
Se sentía ajeno a la calidez visible, era solo él y su apartamento, y había perdido la cuenta de cuánto tiempo las cosas se hicieron de ese modo.
Nejire sintió un peso en ella al escuchar eso, normalmente se burlaba de la soledad de su ermitaño amigo, pero algunas veces se preguntaba cómo era su vida personal, más allá de simplemente molestarlo ocasionalmente y escabullirse en su apartamento, nunca se tomó la libertad de conocer un poco más allá.
Ahora, era el momento perfecto para dar un nuevo paso.
—Pero... ¿En algún momento lo experimentaste?
«¿Sentir ese calor en momentos así? —Preguntó volteando a verlo.
Por un par de segundos, simplemente no dijo nada, dudaba de si enserio decir una palabra y ella pensaba que fue una mala idea preguntar.
—Bueno... realmente no podría decir que sí. Desde pequeño, solo vivía con mi madre, mi padre nunca estuvo presente, madre me dijo que por su trabajo le era imposible vernos, pero después de años esa idea fue perdiendo realismo, y ella casi nunca estaba en casa, tenía que mantener todos los gastos de casa y criarme a mí, así que trabajaba hasta tarde siempre para que no faltase nada.
«Hubo un año que... Recuerdo que ella trató de estar libre ese día y pasarlo conmigo, pero estaba agotada, no había descansando bien en un buen tiempo y antes de que me diese cuenta se había quedado dormida. Luego de eso, no creo tener más recuerdos de momentos así. —Terminó sintiéndose un poco melancólico por recordar eso.
Al sentir el silencio entre ellos, y voltear a ver a su compañera nota cómo esta está viéndolo mientras lagrimea para su sorpresa.
—PERO QU.—Sorprendido y preocupado veía la escena.
—L-lo siento. —Limpió sus lágrimas antes de continuar.
«Solo, no pensé que habías vivido experiencias así, soy un poco sentimental con estas cosas. —Decía apenada por haberse dejado llevar.
Realmente no se esperaba algo así, y ahora podía entender un poco mejor porque su comportamiento tan reservado.
—"Tal vez un poco mucho".—Pensó el con un poco de sarcasmo, pero no diría nada.
Un pequeño brote de lágrima se movía por el rostro de ella, que en cuestión de un parpadeo fue borrado por el roce de su pulgar.
Se había acercado a limpiarlo, tomando desprevenida a la joven quien por el tacto repentino, su tez se coloró para sorpresa.
El se dio cuenta de su accionar sin pensar y al volver a la realidad, estaba bastante cerca de ella.
Su rostro enrojecido se escondía tras los pequeños mechones celestes de cabello que caían, se veía tierna y eso hacía que su pecho se sintiera caliente. Alejó su mano y un poco su cuerpo dándose tiempo para procesar la imagen que acababa de tener.
Ambas mentes pensaban en ese pequeño momento espontáneo, sus corazones latieron de más por un segundo y ambos coincidieron en una cosa.
—"Fue lindo". —Sin saberlo, ese pensamiento había sido compartido por ambos.
Volviendo en sí, ella todavía pensaba en la historia que le había contado, y por su parte era algo totalmente distinto. Siempre pasó la navidad con sus padres, siempre estuvieron unidos en familia y desde pequeña había crecido con la enseñanza de que estos tiempos eran mejores estando junto a personas que te alegraran el corazón.
Por un momento su vista se fijó en él, aquel joven de cabellos revoltosos y cuya mirada se fruncía cada que algo lo hacía pensar.
—"Personas que te alegraran el corazón".—Aquel pensamiento nació con una ligera sonrisa.
Si, definitivamente estaba en lo cierto. Todo este tiempo que llevaba conviviendo con él, había generado una conexión que, sin dudas le gustaba. Era la razón por la cual había estado empezándose a colar cada que podía en su hogar.
A ella le gustaba estar con él, y no solo con la versión amargada y poco amigable, si no con el nervioso y atento chico que se escondía tras esa máscara.
Y el necesitaba a alguien que le diese esa calidez que tanto le faltó... y ella era una persona dispuesta a tomar ese papel.
El silencio había durado lo suficiente como para incomodar un poco al joven.
—A todas estas...Por qué estás aquí a estas hora, ¿Qué no celebras con tu familia o algo?. —Preguntó buscando de seguir con la conversación.
Ella lo vio otra vez, y le sonrió.
—No, esta vez quise hacer algo diferente. —
—Si por diferente te refieres a estar perdiendo el tiempo en un apartamento oscuro, vaya que tienes ideas raras...—dijo riendo un poco de su propio comentario sin sentido.
Ella lo reprochó un segundo con la mirada, pero luego volvió a su estado anterior.
—No creo tener malas ideas, a fin de cuentas...—
—La Navidad se celebra mejor junto a las personas que te alegran el corazón. —
Aquellas palabras sorprendieron al chico, quien volteó a verla encontrándose con una dulce sonrisa.
Esas palabras se repetían varias veces dentro de su cabeza, y resonaban en su pecho al ritmo que su corazón iba aumentando su ritmo, había entendido un poco tarde lo que trataba de decir.
Se sentía nervioso, pero muy aparte de eso y del sonrojo que se generaba en él, en su pecho brotaba un sentimiento cálido.
Y antes de poder hacer cualquier cosa, empezó a reírse.
Aquella risa repentina descolocó un poco a la joven, la cual pensando que se estaba burlando de ella subió su guardia.
—¿A que se debe eso?. —Estaba preparada para lo peor de este chico.
—O-oh nada. —soltó mientras recuperaba el aire.
«Pasa de vez en cuando sin ninguna razón, y me tomaste un poco desprevenido. —Comentó sin guardarse nada.
Dudó por un momento de sus próximas palabras, no era muy bueno en momentos como ese.
Sin poder pensar en algo bueno y respirando hondo, soltó lo que quedaba de su cigarrillo mientras se lamentaba.
Antes de ella poder decir algo más, estaba siendo abrazada por el chico. Quedó paralizada por completo.
Ambos estaban compartiendo un abrazo, que, si bien al principio estaba lleno de nervios y sentimientos inentendibles, pronto se volvió algo mutuo en el momento en que los brazos de ella también se aferraron a él.
Ambos se sentían felices, se sentían un poco vacilantes de sus acciones, pero sabían que la otra persona estaba contenta de recibir el presente de sus presencias en una noche como esa.
Entendían lo que querían. Y separándose un poco, ambos sonrojados y siendo bañados en la luz de las afueras, vieron sus rostros.
El verse sonrojados los hizo reír un poco, estaban incrédulos de tal escena y de ver a la otra persona con la que tanto habían convivido de ese modo.
Sus mentes se cuestionaron que pasaría si iban más allá de lo que conocían, que secretos esconderían la otra persona, y se sorprendieron cuando
Ambos querían conocer eso.
Y en cuestión de segundos y de compartir una mirada destellante, ambos conectaron sus labios en un beso cálido, que iba y venía mientras que la calidez de estar unidos los cubría.
El frío no se sentía, mucho menos la nieve que lentamente descendía sobre ellos.
Se separaron por un momento manteniendo aquellas miradas.
—Supongo, que esta festividad si es mejor estando en compañía.
—¿De personas que te alegran el corazón?. —Dijo emocionada de verlo decirlo.
El rió un poco por ver esa actitud infantil en ella.
—Tú lo has dicho mejor que nadie. — y después de tanto.
Sonrió de forma genuina. Aquella nueva cara le estaba gustando a Nejire, y se encargaría de recordarlo hasta que volviese a suceder... o ella lo volviese a provocar.
De ahora en adelante, quería ver esa sonrisa más seguido, y él quería que... esa calidez siguiese un rato más con él.
Ambos compartieron otro feliz beso.
—Ok, ya tendremos tiempo para hablar de esto, pero mientras... ¿Sería mejor entrar no? —
La nieve estaba aumentando, así que sin pensarlo más ella, lo jaló camino a dentro del apartamento.
Analizando su nueva situación, el mencionó.
—Por cierto. —
Tus labios saben a jengibre
Es un... Toque especial. —Reía por lo bajomientras se perdían en la oscuridad del lugar.
Fin
...
Esta pequeña historia está conmigo desde el año pasado... Pero siento que igual la pueden disfrutar a estos meses del año.
Gracias por leer hasta aquí, espero les haya gustado, y sin más que agregar me despido.
¡Hasta Entonces!
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