[DIECINUEVE]

Y cuando apareciste, todo el desorden que traía dentro encontró su lugar.

X
...

KEA

Estacionamos frente al parque cerca de mi casa, pero no hacemos amago de bajarnos. Solo nos quedamos ahí, uno al lado del otro, en silencio, esperando a que el otro de anime a hablar.

El cielo ya está oscureciendo y el clima refrescando. No se ve ni un alma cerca y hay paz en el ambiente.

Ladeo un poco mi rostro y lo veo a él con la vista fija en el cielo negro frente a nosotros. Parece concentrado, tal vez buscando las palabras correctas para decir, o tal vez pensando en algo más. Sea como sea, se ve molesto.

—La última vez que estuvimos aquí te dije que te extrañaba —dice después de algunos minutos transcurridos en silencio—. Esta última semana la hemos pasado juntos casi todos los días, y es gracioso, pero creo que te extraño más que hace una semana. Siempre que estamos juntos, encuentras la manera de hacerlo parecer como si no lo estuviéramos. Te pierdes en tu mundo y me dejas fuera. —Ladea el rostro y fija sus ojos en mí.

»Dijiste que no ibas a ponerme obstáculos, pero lo estás haciendo. No sé si es a propósito o accidentalmente, pero te estás cerrando y así nunca voy a poder convencerte de lo que siento. Si no me dejas entrar, no voy a poder cambiar nada —concluye.

Yo no digo nada. Vuelvo mi vista a la ventana a mi lado y actúo como si no estuviera nerviosa.

Le dije que las palabras dulces no iban a ayudarle en nada, que quería que lo demostrara todo con hechos, pero ¿y si esto es verdad? ¿Y si no lo dice solo por hablar? ¿Y si está siendo sincero? ¿Y si de verdad quiere intentarlo? ¿Y si no quiere jugar solo conmigo? ¿Vale la pena?

—No me pierdo en mi mundo —digo al fin—. Estoy siendo precavida. Contigo debo tener cuidado.

—No planeo matarte —dice burlón.

—No seas tonto, no me refiero a eso —mascullo. Dudo en si debo decirle lo que siento en verdad. Él lo ha hecho, así que decido que no es mala idea. Tomo una gran respiración y la suelto poco a poco—. No quiero perdonarte tan fácil. Quiero que te cueste trabajo, ¿sabes? Y no sé si eso me convierte en una maldita, pero quiero verte batallar para conseguir mi confianza de nuevo.

»Tú sabes cómo soy, Fidel. Sabes lo odiosa, rebelde y obstinada que puedo ser. Lo insegura, malcriada y caprichosa; lo grosera, egoísta e inmadura. Soy terca, celosa, rebelde, tengo un carácter de mierda... Ni siquiera sé por qué te gusto si tengo más defectos que virtudes. Pero el punto es que debiste de saber cómo iba a reaccionar. No me estoy excusando, lo que hice estuvo mal, pero lo que hiciste tú también. Me dolió. Dios, me dolió muchísimo y me duele cada vez que pienso en ello. Debiste de haber imaginado que iba a cerrarme como una ostra.

»Te lo dije antes y te lo repito ahora. Puedes gustarme todo lo que quieras, puedes atraerme como nadie me atrae, pero por ahora no confío en ti. ¿Eres capaz de asegurarme que no vas a volver a lastimarme? ¿Qué si te doy otra oportunidad no voy a terminar con el corazón roto? Porque eso es lo que va a pasar, Fidel. Si te doy otra oportunidad voy a enamorarme de ti y tarde o temprano esto se va a terminar. No quiero sufrir —finalizo en un hilo de voz.

No me he atrevido a verlo, pero siento su mirada ardiendo en mi dirección. No quiero ver la expresión en su rostro después de haber derramado mi corazón, de dejarlo abierto para que encuentre mis miedos.

—Lo que dices es completamente ridículo —espeta.

Mi rostro gira tan rápido al oír sus palabras que no me sorprendería saber que me he esguinzado el cuello.

—¿Qué? —cuestiono incrédula.

—Lo que oíste. Estás diciendo que no quieres confiar en mí porque vas a enamorarte, y que no quieres enamorarte de mí porque se va a acabar algún día. Eso es absurdo. Es como decir que no vas a disfrutar la vida porque tarde o temprano te vas a morir. ¿Ves? No tiene ningún sentido. Es... tonto. Además ni siquiera sabemos si se va a terminar. ¿Y qué si eres tú la que decide que ya no quiere intentarlo? Eso me dolería también, pero yo estoy dispuesto a correr el riesgo —anuncia.

»Me fascinas, Kea. Así como eres de terca, enojona, sarcástica, caprichosa, inmadura y todo lo demás que dijiste... Así te quiero. Dios, te quiero tanto. No sé cómo ni cuándo pasó, pero pasó y me gusta lo vivo que me haces sentir. Te quiero, no sé si lo haré por un mes más o por el resto de mi vida, pero sé que lo siento de verdad, que quiero estar contigo todo el tiempo que me lo permitas y que sería un tonto si echara a perder todo de nuevo. Solo quiero que nos des una oportunidad de intentarlo. No te estoy pidiendo que me quieras de regreso, ni te pido que seas mi novia. Solo... quiero que me dejes estar contigo. Como tu amigo si quieres, pero no te cierres. No creo pedirte mucho.

Muerde una esquina de su labio al terminar de decir todo esto y yo muerdo mis mejillas en un intento por contener la emoción que amenaza con desbordarme. A pesar de que mi rostro está serio, por dentro estoy gritando y bailando de felicidad.

Lo único que puedo pensar es que me quiere. ¡Me quiere! A mí, a pesar de todo, me quiere. Y yo lo quiero a él.

¿Debería decírselo?

—Fidel...

—Solo di sí o no —me interrumpe—. No digas nada más, solo dime si vas a dejarme entrar. Si vamos a intentar volver a lo de antes.

Sus ojos parecen suplicantes mientas dice esto y yo sonrío enternecida. A esto me refería cuando le dije que debía ganarse el derecho de besarme. A su sinceridad más que nada.

Desabrocho mi cinturón de seguridad y me acerco hasta donde él me ve con los ojos bien abiertos. Sonrío, tomo su rostro entre mis manos y susurró:

—Sí.

Entonces lo beso. Y él me devuelve el beso con ganas. Me tira sobre su regazo, me abraza con fuerza por la cintura y me besa como si hubiera estado muriendo de sed hasta que probó mis labios.

Así que esto es a lo que llaman plenitud.

Lágrimas pican detrás de mis ojos mientras pruebo sus labios, pero no las dejo escapar. Él ha dicho que me quiere... y yo le creo. Me permito creerlo porque eso me hace feliz.
Lo siento sonreír bajo mi boca y yo lo imito.

—Te quiero —repite, pero no le contesto. En su lugar lo beso con más ganas, hasta que pasan los minutos, las horas, los días, una eternidad que se me antoja efímera.

Lo beso hasta que me falta el aire y me arden los labios. Hasta que los sentimientos me agobian y necesito alejarme un poco para recuperar la cordura, la compostura.

Veo sus ojos entrecerrados, brillantes, llenos de un sentimiento bonito.

¿Amor?, me pregunto. ¿Felicidad?

¿Lo hago feliz?

Sonríe y yo suelto una pequeña risa tonta.

—Esto no significa que te he perdonado —susurro—. Debes esforzarte todavía.

Su sonrisa se ensancha y las mariposas revolotean por mi estómago, mi corazón, mi cabeza y huesos.

—Encontraré la manera de conseguir tu perdón —expresa.

Luego coloca su mano en mi nuca y me hala para otro beso eterno.

*****

—¿Y esa sonrisita? —pregunta Diego cuando entro a casa. Viene saliendo de la cocina y una mueca burlona adorna su rostro.

Ni siquiera me di cuenta de su moto estacionada afuera. Estaba tan concentrada en despedirme de Fidel que no noté nada más que sus labios sobre los míos.

—Hoy ha sido un buen día —digo tratando de borrar mi sonrisa. Es imposible. Si acaso crece más.

Mi hermano ríe y me avienta un sobre amarillo.

—Mira.

—¿Qué es?

—Mira —repite enarcando las cejas.

Mi ceño se frunce al ver el nombre y dirección de una ciudad lejana. No tengo un buen presentimiento.

Abro el sobre a toda prisa y encuentro unos papeles demasiado formales. No entiendo mucho de lo que dice en mis prisas por hallar respuestas, así que miro de nuevo a Diego y su sonrisa se torna algo triste.

—Empiezo a la próxima semana, por lo que me mudo en dos días. Esos son mi contrato de trabajo y el de arrendamiento. Se supone que solo trabajaré unos cuantos meses, así que me verás pronto acá de nuevo, pero... te enviaré dinero. Si necesitas cualquier cosa, solo dime y la tendrás. Te quiero, chaparra.

Me quedo en silencio. Lo veo pasar a mi lado y siento que jala mi coleta, pero no me muevo.

Así como están de mal las cosas ahora en casa, él se va a ir y me dejará lidiar sola con todo.

Suspiro y dejo el sobre en la barra. Por lo menos esta vez tendré a Fidel a mi lado.

***
Feliz cumpleaños para @almis2001 :3 Pásala muy bonito ♥

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top