Un mundo nuevo.
Frío, mucho frío. Esa fue la primera sensación que experimenté al otro lado del portal. Estaba oscureciendo, y la lluvia que caía del cielo estaba congelada para la sensibilidad de mi piel. Bajo mis pies notaba una superficie dura, fría y húmeda. Mi ropa y mi calzado parecían volverse de papel aquí, casi no me protegían de los elementos. Me pregunté al instante si habría tomado la mejor decisión. Me giré rápidamente mirando hacia el portal que había traspasado observando para mi sorpresa como se encogía y se difuminaba.¡Quizás aún estuviera a tiempo de regresar!... no sé. Pero los breves instantes que transcurrieron mientras vacilaba hicieron que el portal se cerrara definitivamente para desaparecer totalmente. Dándome cuenta de que ya no podía volver, empecé a fijarme en lo que tenía a mi alrededor. Me encontraba en un campo que estaba situado no demasiado lejos de unas casas, donde se veía la luz interior de estas.
No podía quedarme allí mucho más tiempo, pues sentia que el frío y la humedad me estaban afectando y me hacían perder fuerzas. Pronto no tendría fuerzas ni siquiera para caminar. Así que opté por dirigirme hacia la luz, hacia las casas que divisaba al fondo.
A medida que caminaba en esa dirección, mi mente no paraba de dar vueltas a un sin fin de preguntas, algunas tenían que ver sobre si algún día podría regresar a mi mundo. No sabía cómo ni cuándo se volvería a abrir un portal. Incluso ni si eso volvería a ocurrir, o en qué lugar sería.
Pero ahora, pase a pensar en inquietudes mucho más cercanas para mí. ¿Qué clase de personas habitaban este mundo? ¿Serían semejantes a mi? ¿Y si resultaban que eran feroces? Cuando me vieran ¿Cómo reaccionarían?¿Intentarían matarme? ¿Correría peligro mi vida?
Poco a poco, mi mente empezaba a nublarse, por el cansancio y el esfuerzo que había hecho, me sentía a punto de desfallecer cuando llegue a las viviendas.
Ahora que estaba cerca de las casas, me preguntaba si habría un lugar discreto para refugiarme, donde no me vieran.
Me dirigí por azar hacia una de esas casas. Fuera de esta a escasos metros vi que había una especie de habitación con lo que suponía sería un vehículo para trasladarse de un lugar a otro.
Me decidí a entrar allí para guarecerme de la lluvia y el frio. Estaba tiritando. Pero en ese lugar quizás pudiera pasar la noche y recuperarme un poco.
Tras pasar dentro, gradualmente empecé a sentirme bastante mejor. Así que me puse a curiosear, examinando primero el vehículo que había alli. Era de color rojo intenso y brillante. Se notaba que era nuevo. Mi mano empezó a acariciar la superficie del coche que aún estaba mojada por la lluvia que había caído. Pensaba como me encantaría poder viajar en ese medio de transporte.
Después de contemplar el coche durante unos minutos, me fijé en las cosas que había alrededor de la pequeña estancia. A ambos lados de las paredes había unas superficies largas, estrechas y rígidas, suspendidas a una distancia del suelo, con unos anclajes en la pared. Encima de estas superficies había toda clase de utensilios pesados y duros. Me preguntaba para que serviría cada una de esas cosas, no me podía resistir la tentación de examinar esos objetos.
Algunos eran parecidos a cosas que había en mi mundo, pero otros eran completamente desconocidos para mí.
Estaba fascinada, con cada detalle, con cada forma. Mi curiosidad no paraba de aumentar, tanto que casi no notaba lo empapada que estaba aún.
Estando ensimismada en esos objetos, de pronto algo me alertó.
Un ruido de pasos que se acercaban provenientes del exterior, hicieron acelerar mi corazón. ¡Debía de esconderme detrás del vehículo! Temía el contacto con un humano. ¡A lo mejor se acababa toda mi aventura aquí. Quizás fuera asesinada!
- ¡Ves a cerrar la puerta del garaje Daniel!, ¡Claro, como llueve y hace frío, el chico de los recados a cerrar la puerta! - Murmuraba para si mismo el chico en voz alta en son de protesta, por la orden que le había dado su padre.
Yo estaba agachada, escondida, así que no podía ver al ser que tenía al otro lado pues lo impedía el vehículo.
Pero el joven humano, parecía que no tenía prisa de salir de aquel lugar, pues se puso a buscar en medio de aquellos utensilios. Dependiendo hacia donde se moviera, yo me iba desplazando con mucho silencio alrededor del vehículo que me servía de escudo entre los dos. Sería imposible oírme de todas formas. ¡Que ruidosos eran aquellos seres con sus aparatos!
Al mismo tiempo sentía una curiosidad casi irrefrenable de ver a aquella persona humana, así que me alcé un poquitín encima del auto. Estaba de espaldas el chico, así que no le era posible verme a mí. Contemplé que tenía una hermosa figura, al menos por atrás, no parecía un ser grotesco y monstruoso... Espaldas anchas, castaño oscuro, además de bastante alto. Camisa morada y pantalón azul. ¡Ahora sí que tenía ganas de ver su rostro! pero por mi seguridad sería mejor que eso no sucediera.
Parecía que había encontrado lo que buscaba, era una caja negra, rectangular, bastante grande, colgaba de la caja una especie de cordel con un curioso acabado, e introdujo esa pieza extraña, dentro de una caja, con unos pequeños agujeros que había en la pared.
De repente oí un sonido bastante fuerte, que me sobresaltó al principio e hizo que me agachara de nuevo. Una melodía insólita y hermosa para mí, empezó a sonar. ¡Música! De eso sí que entendía, el mundo que acababa de abandonar estaba repleto de ella. Aunque se escuchaba de forma natural, impregnaba el ambiente. Aquí parece que para oirla, tenías que poner un no sé qué dentro de la pared para escucharla.
Esa fue la primera música que oí en la Tierra y creo que sería mi favorita por mucho tiempo.
Me quedé ensimismada al escuchar esa canción, sabía que alguien que tuviera la sensibilidad de escuchar aquello, no podía ser alguien malo ni cruel, así que me volví a asomar ligeramente por encima del auto para ver si podía ver al muchacho. Pero para mi sorpresa no lo vi, así que cada vez me levantaba más, me asomaba más, hasta que descubrí que el joven estaba sentado en el suelo, escuchando la música. Rápidamente volví a agacharme, tras esa fugaz mirada.
- ¿Quién anda ahí? - Dijo en voz alta Daniel.
- Ups...- Parece que estás a punto de ser descubierta.- Me dije a mi misma.- Así que empecé a alejarme volteando alrededor del auto, mientras él venía en mi dirección. Pero resbalé y quedé sentada en el suelo. Traté de levantarme lo antes posible, pero antes que pudiera hacerlo, lo tenía frente a mi. Unos grandes ojos color café, me observaron detenidamente...
Hoy he optado por escribir un capítulo de esta novela. Para variar un poco. Espero que os haya gustado.
Hacérmelo saber en vuestros comentarios.
Espero que os hayan gustado los vídeos musicales.
Por cierto esta era la canción que escuchó por primera vez en el garaje. Os la dejo subtitulada en Español.
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