Capítulo 7
Este es un capítulo para + 18. No me responsabilizo por las reacciones que puedan tener. Si escenas como estas no son de tu agrado te pido que dejes el capítulo hasta aquí y leas el siguiente en cuanto lo publique.
Ahora bien. Si eres cochinon@ y de mente pervertida como yo... Disfruta 😏
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Jin
Ya han pasado aproximadamente dos semanas desde la visita de mis amigos, y si digo que todo siguió como si nada estaría mintiéndome a mi mismo. Kelly no ha dejado de molestarme, cada vez que tiene una oportunidad se me lanza encima para besarme, pero yo la esquivo. Incluso en varias ocasiones la he rechazado de la forma más sutil posible, pero ella es peor que una ladilla en el culo.
Es una chica linda y agradable, no lo niego, pero no me gustan las cosas fáciles y ofrecidas; ese tipo de mujeres me aburren. Me gustan las damas que me impongan un reto y no caigan a la primera, las que sean seguras de si mismas y que les guste jugar, las que con solo la mirada me atrapen.
Inconvenientes como lo sucedido con Kelly me pasan por andar de donjuán, aunque el que por su gusto muere la muerte le sabe a gloria.
Alex ha seguido dándome sus característicos besos en la boca, aunque en el bar se comporta como toda una jefa y eso me gusta. Espero que también se comporte así de demandante en la cama. De tan solo pensarlo la entrepierna me late. Finalmente logré entender el por qué de su peculiar manera de saludarme; es su forma de jugar conmigo.
Hoy es un viernes como otro cualquiera, y como es característico en este día de la semana el bar está rebosante de personas; y Kelly intentando besarme en cada oportunidad. Hago todo lo posible por mantenerme ocupado para no tener que verla, pero en cuanto ella tiene algo de tiempo libre en la cocina sale para mirarme desde una esquina o intentar besarme al menos desliz mío. Tendré que recurrir a algo que no me gustaría hacer, aunque, a quien engaño, en serio quiero hacerlo.
-En serio ya no puedo más -le digo a Alex que se encuentra detrás de la barra-. Necesito tu ayuda. -Finjo mi mejor voz y gesto de desesperación
-¿Sucede algo malo? -pregunta ella con el ceño ligeramente fruncido mientras coloca unas hojas de Hierba Buena en forma de adorno sobre el mojito que está preparando.
-En realidad es un pequeño problema que solo tú puedes solucionar. ¿Podemos hablar en otro lugar?, ¿uno más privado? -le pregunto después de mirar hacia los lados para asegurarme de que nadie nos escuchara, principalmente Kelly.
-Vale. -Lama a Sofía y le comunica que se ausentaría por unos minutos para resolver un problema.
Me pide que la siga a su despacho y así lo hago. El pasillo es un tanto oscuro, quizás por opacidad de las luces, y está decorado con algunas plantas ornamentales pegadas a la pared para no estorbar. Una vez que estamos dentro de la habitación ella me invita a tomar asiento y así lo hago en tanto ella se mantiene de pie.
La pieza consta de una alfombra como centro y encima de ella el escritorio con dos sillas de cuero en frente. Un sofá negro bastante grande del lado izquierdo y del lado derecho una planta ornamental. Las ventanas son de cristal, cubiertas por unas cortinas de color vino que hacen escasa la entrada de luz, por lo que el lugar luce muy sombrío para mi gusto, pero a la vez le otorga un aura sensual y sexy.
—¿Qué sucede? —pregunta en cuanto estoy cómodo.
—Verás, tengo un pequeño problema que solo tú me puedes ayudar a resolver.
—Ya me habías dicho eso, ¿cuál es el problema? —Se recuesta al escritorio y se cruza de brazos sin dejar de mirarme ni un solo instante.
Sus ojos azules me recorren de arriba a abajo intentando descifrarme, pero yo intento lucir relajado, ya que el simple pensamiento de lo que estoy por hacer dispara la adrenalina en mi torrente sanguíneo.
—Tú.
—¿Yo? —Eleva una ceja de forma escéptica.
—Sí. —Muerdo mi labio inferior provocando que ella sonría de medio lado. Me levanto de mi asiento y comienzo a caminar en su dirección—. Tú. —Cuando estoy a pocos centímetros de su cuerpo ella coloca sus manos en mi pecho, deteniendo mi avanzada.
—Que pena que yo no tengo ningún problema contigo, aunque, tranquilo, cuando lo tenga ten por seguro que te buscare y te lo diré. —Se separa de mí y se aleja en dirección a la puerta.
No puedo permitir que esta oportunidad se me escape de las manos tan fácil; por lo que antes de que pueda agarrar el picaporte de la puerta logro abrazarla por detrás, pasar mis manos por su cintura y apoyar mi mentón en su hombro.
—En serio crees que me voy a creer que no tienes ningún problema conmigo. Tu sonrisa ladina no me dijo lo mismo —le susurro al oído con la voz ligeramente ronca por la excitación.
—Confundes las cosas. —Se voltea quedando de frente hacia mí para luego pasar sus manos por detrás de mi nuca—. ¿Si ahora a tu hermana le haces ese tipo de insinuación y ella sonríe deforma pícara entonces quiere decir que correspondió a tu invitación?
Su lógica me resulta algo graciosa, en primer lugar porque ella no comparte ningún tipo de lazo sanguíneo conmigo, ni siquiera lejano, y en segundo lugar porque a mis hermanas no le haría ese tipo de insinuaciones. Me arranco los ojos antes de fijarme en alguna de ellas y me corto las manos antes de tocarlas de manera lasciva.
—Pero tú no eres mi hermana. —Dirige su vista hacia el techo, hace un puchero, asiente y luego vuelve a clavar su mirada en mí.
—Buen punto.
—Dame diez minutos, solo diez minutos y verás que el confundido no soy yo, sino tú. —Le pido volviendo a repetir la acción de morder mis labios.
—Cinco. —Dictamina ella.
—Con cinco tengo más que suficiente.
—Bien. Sorprénd...
No dejo que acabe de hablar pues ataco sus labios con ferocidad mientras voy haciendo pequeños círculos con mis dedos en su cintura. La tomo de la nuca y la acerco para poder hacer más profundo el beso. El ambiente de la habitación se va cargando de deseo poco a poco mientras la pasión va creciendo en nuestro interior. Sus manos juegan con mi cabellera y dan pequeños tirones de mis mechones. Mi boca deja la suya para ir trazando un camino de besos desde la línea de su mandíbula hasta abarcar todo su cuello, en el cual dejo pequeños chupones y lamidas. La escucho jadear cerca de mi oído y un pequeño gemido se escapa de sus labios en el momento en el que aprieto su trasero, eso hace que mi entrepierna lata de deseo y algo en mis pantalones comience a crecer.
La siento en el gran escritorio y vuelvo a atrapar sus labios en tanto me ubico entre sus piernas. Comienzo a acariciar sus muslos desnudos gracias a la falda que trae puesta y voy subiendo mis caricias hasta llegar al borde de su blusa, la cual se la saco suavemente. Un sostén de encaje color mostaza cubre sus senos, que si bien me los imaginaba redondos y jugoso verlos así, delante de mí, los hace ver mucho más apetecibles.
Ataco sus pezones por encima de la tela y ella como acto reflejo tira su cabeza hacia atrás. Desde el primer momento que la vi me pareció una mujer sumamente atractiva, pero verla rebosante de placer y todo gracias a mí hace que luzca hermosa
En el mismo momento en el que voy a desabrochar su sostén para poder saborear esos dos botones la puerta se abre de par en par. Del otro lado está Kelly con cara de sorpresa, y poco a poco se va tornando roja de la vergüenza.
<<Mi plan salió mejor de lo previsto>>, pienso mientras intento esconder una sonrisa de satisfacción.
—Sofía me mandó a que la llamara. Permiso —articula como puede y se retira.
Yo y Alex nos quedamos viendo por unos largos segundos hasta que, cuando la voy a volver a besar, ella se aleja de mí poniéndose su blusa.
—¿No vamos a continuar en lo que estábamos? —le pregunto, pues algo en mi zona baja se ha despertado y necesita atención.
—Sofía me necesita y, además —me mira por encima de su hombro y se dirige a la puerta—, tus cinco minutos ya acabaron.
—Pero.... —Me deja con la palabra en la boca pues ya ha salido por la puerta con destino a la barra.
<<Sin duda estoy jodido, tendré que recurrir a la vieja confiable: Manuela>>.
Me desabrocho los pantalones y me los bajo junto con el bóxer que llevo. Me siento en el gran sofá, cojo mi miembro con una mano y descubro mi glande completamente hinchado y rojo. Bajo mi mano lentamente hasta la base de mi polla, la cual agarro fuertemente y por consiguiente comienzo un baile de sube y baja, lento pero constante. Me quedo así por unos minutos hasta que con mi mano libre comienzo a acariciar mis testículos, los cuales noto duros y pegados a la base de mi pene...
No puedo dejar de imaginármela; totalmente desnuda, acariciándose sus senos y tocándose su coño mientras me mira. Aprieto mi polla con fuerza y el placer me sacude, haciéndome ahogar un gemido. Me doblo de gusto y una gota transparente sale de mi miembro mojándome los dedos, esparzo la humedad por el tronco y las caricias se hacen más dulces, aún más sensibles... cada pasada de mi mano me eriza la espalda y me electriza el cuerpo entero. Intento no gemir, pero la situación era tan excitante, el placer tan intenso...
Los placenteros escalofríos me atacan a cada momento, quiero ir más despacio, en realidad no quiero correrme tan pronto, me gustaría disfrutar un poco más, la sensación es increíble, pero el tiempo es muy corto, tengo que ir a trabajar. La deliciosa electricidad pre orgásmica me invade cada vez con mayor fuerza. El dulce picorcito que crece en la base de mi pene empieza a expandirse, anunciando el placer final. Me corro en el suelo y después de haber descansado unos cortos segundos me acomodo el bóxer y los pantalones para después limpiar el suelo.
Salgo del despacho de Alex para continuar mi trabajo después de una deliciosa corrida. Por el camino de regreso me encuentro a Kelly, la cual al verme baja su vista apenada. Finalmente me he librado de ella y mentiría si dijera que me dolió lo que le hice. Paso por su lado y cuando estoy a punto de salir de aquel pasillo ella me detiene.
—Disculpa Jin. No sabía que estabas con Alex —se disculpa ella sin levantar la vista del suelo.
A pesar de haber sido peor que una ladilla no es una mala chica, creo que en realidad es demasiado buena como para estar con alguien como yo.
—Tranquila, ya encontrarás a alguien que te quiera. —Esbozo una sonrisa.
—Vamos —dice un poco más animada—. Aún nos queda una larga noche de trabajo.
Salimos a la pista de baile y ahí nos dividimos, ella con dirección a la cocina y yo en camino a hacer mi trabajo. Peino mis cabellos con mi mano mientras camino hacia la barra, pero Alexandra se encuentra del otro lado fulminándome con la mirada.
<<¿Por qué me mira así?>>
Alexandra
Sin duda Jin me hizo sentir en el cielo con sus caricias, pero tampoco voy a admitirlo con tanta facilidad, mucho menos delante de él. Pensé que su problema era algo serio, pero me sorprendió cuando me dijo que era yo. No puedo negar que, a pesar de saludarlo diariamente con un beso en los labios, estaba deseosa de volverlos a probar. Pero no le puedo poner las cosas fáciles; lo fácil aburre mientras que lo prohibido atrae.
Salgo del despacho con destino a la barra y a mi paso saludo a varios conocidos que vinieron esta noche.
—¿Dónde estabas? —curiosea Sofía.
—En el despacho —respondo mientras comienzo a preparar unos tragos que ella me había pedido.
—Con Jin —afirma ella lanzándome una mirada pícara y recargándose en la barra.
—Sí. ¿Algún problema? —pregunto con una sonrisa mientras rasco mi cuello.
—Alex, ¿qué es eso? —pregunta Sofía señalando en mi cuello el lugar en el que me había arrascado en tanto se acerca para inspeccionar de cerca la zona—. Aaah —da un grito agudo—. Es un chupón, sin duda es un chupón.
—¿Qué? —Casi grito. ¿En serio tengo un chupón en el cuello?
<<Voy a matar a Jin>>.
—Ahora ya entiendo lo que estabas hablando con Jin. —Su sonrisa y mirada son demasiado sugerentes.
Salgo corriendo directo al baño a mirarme en el espejo. Al llegar y mirarme al espejo veo la marca, ahí está el chupón.
—Jin Spark, ahora sí estas muerto —grito en el baño.
Le voy a cortar las bolas a ese bastardo. No me gusta que las marcas en la piel sean en zonas visibles. Me gustan, pero no para que todas las personas puedan verla y suponer lo que sucedió. Además, estoy en el trabajo y en lo personal me lo tomo bastante en serio. ¿Qué pensarán de mí los clientes que me vean con este chupón? De seguro la primera idea será que me la paso follando en mis minutos libres, y esa nones la impresión que quiero dar.
Como puedo me acomodo el cabello sobre mis hombros para que tape la mancha rosada, casi morada, que tengo en el cuello y salgo de allí directo a continuar con mi jornada laboral.
Me coloco detrás de la barra y comienzo a preparar los tragos. Tiempo después veo acercarse a Jin a la barra y lo miro con toda la ira almacenada. Tengo ganas de asesinarlo por la marca que me dejó.
Me mira confundido, al parecer no entiende el por qué lo miro de esa manera, así que corro mi cabello hacia un lado para que pueda ver lo que él hizo. En su rostro se dibuja una sonrisa ladina, y en vez de disculparse o algo parecido solo toma la bandeja con las bebidas y se va luego de guiñarme un ojo.
<<Maldito>>.
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