Cápitulo Único
Yuuri Katsuki era un chico japonés tímido e inseguro, ya que había sufrido mucho en la escuela debido a que sus compañeros se burlaban de él por su peculiar condición de subir de peso en ciertas temporadas y, porque le gustaban los hombres.
Cuando conoció al joven y talentoso Yuri Plisetsky, un chico tres años menor que él, su vida cambió demasiado, ya que el chico lo defendía y lo apoyaba en todo.
Tiempo después, ambos se volvieron pareja y Yuuri, con el tiempo y gracias a ello, dejó de ser tan inseguro.
Pero un día, debido a que el negocio de sus padres no iba muy bien, su pareja, quien era de procedencia rusa, le recomendó estudiar la universidad en una prestigiosa escuela de San Petersburgo en donde seguramente, podría conseguir una beca por sus grandes habilidades intelectuales y de dibujo, lo que le permitiría conseguir un buen trabajo a la larga, para ayudar a sus padres.
Yuuri no desperdició aquella oportunidad y decidió intentarlo, así que una semana después se mudó a Rusia y tomó el examen en aquella universidad dedicada al arte.
Cuando los resultados salieron, Yuuri no podía haber estado más feliz en toda su vida aparte del día en que conoció a Yurio, pues había conseguido entrar a aquella prestigiosa academia de arte con la nota más alta y por supuesto, consiguiendo la beca que tanto anhelaba.
Desde aquel día, y con una gran dicha, comenzaría sus estudios especializados en el dibujo técnico, sin embargo, luego de unas semanas una parte de su felicidad se esfumaría...
Así una tarde de enero, salió de la universidad al atardecer, caminando hacía la parada del autobús, como todos los días, cuando, se encontró con algo a lo que sus ojos no daban crédito.
Al otro lado de la calle Yurio iba de la mano con un chico de tez morena; sonreía abiertamente y el joven le abrazaba por momentos por la cintura.
—¡Yuri! —gritó el chico, de cabellos azabache, pues pensó que aquello tenía una explicación.
La cara de Yurio palideció al escuchar la voz de Yuuri; volteó su mirada, le dijo algo a aquel chico moreno y cruzó la calle para encontrarse con Yuuri.
—¿Quién era él? —preguntó Yuuri.
Yurio suspiró y exclamó.
—Él es Otabek, el amigo del que te hablé la otra vez, pero ahora él es mi...
—N-novio —interrumpió Yuuri.
El rubio asintió y se dio la vuelta para irse. Ya no tenía nada más que decirle.
—¡¿Por qué si decidiste salir con alguien más no me lo dijiste y preferiste que me enterara de esta manera?! —gritó Yuuri demasiado molesto y con el corazón destrozado.
—No quería herirte, pensé decírtelo después... lo siento, lamento que nuestra relación haya acabado así, esta bien si me odias —declaró Yurio mientras cruzaba la calle y se volvía a reunir con Otabek.
Yuuri había quedado demasiado destrozado, dejó que el autobús se fuera y prefirió ir al bar más cercano para ahogar sus penas con alcohol.
Luego de caminar un rato, Yuuri llegó a un lugar llamado Beergeek Craft Beer Bar & Store Beergeek.
Entró, pero luego se arrepintió de haberlo hecho, pues recordó que se ponía mal si bebía alcohol igual que su padre. Con diecinueve años, Yuuri solo se había emborrachado una vez en su vida, cuándo su mejor amigo Pichit y su ahora ex novio lo llevaron a un bar para celebrar su cumpleaños número dieciocho.
Estuvo a punto de irse del lugar, cuándo un hermoso hombre de cabellos platinados y mirada azulada se acerco a el y con una sonrisa le dijo
—Pase, tenemos los mejores cócteles de todo San Petersburgo, cócteles y postres deliciosos.
—Ah, este, es que yo no...
—Oh ya entiendo, usted no bebe, bueno, en ese caso lo invito a pasar a la sección de cafetería donde tenemos deliciosos cafés que puede acompañar con galletas, tartas y pasteles.
Aquel hombre le dio el menú de la cafetería y lo condujo a una mesa libre.
—Y bien ¿qué le apetece tomar? —preguntó el hombre.
Yuuri miró el menú y luego alzo la vista, observó a aquel guapo hombre y leyó las letras bordadas en su camisa que decían: "Gerente".
—¿En qué consiste el especial de la casa? —preguntó Yuuri.
—Oh, el especial del día de hoy es café con crema irlandesa y chocolate líquido, acompañado de unas deliciosas galletas espolvoreadas con chispas —contestó aquel hombre, que por lo que decía en su gafete se llamaba Viktor.
—Se oye delicioso ¡me gustaría probarlo! —exclamó Yuuri.
—Enseguida se lo traigo —respondió el de cabellos plateados, retirándole el menú.
Yuuri espero un rato y después de un par de minutos, el gerente llegó con su café
—Que lo disfrute —dijo antes de retirarse.
Yuuri se llevó a los labios la taza y el olor a chocolate le abrió el apetito, tomó un sorbo y saboreó lo dulce y delicioso de aquel café, al lado de la taza había galletas en forma de caniche espolvoreadas con chispas, que le hizo recordar a su perro Vicchan.
«Este café es tan delicioso, es algo que nunca antes he probado, mucho mejor que el café americano que me preparo en las noches en las que tengo demasiada tarea y el que me preparaba...Yurio» pensó Yuuri y recordó el por qué estaba en ese lugar.
Dejó la taza vacía a un lado, y las lágrimas se hicieron presentes
No quería llorar en público, así que aún con un nudo en la garganta, se limpió las lágrimas y se terminó las galletas con dificultad.
—¿Pasa algo?, ¿no le gusto él café? —le preguntó el gerente al ver su cara de depresión.
—N-no, no es eso, estuvo delicioso
Y en eso se desató una tormenta.
—Me alegra que le haya gustado, ¡Vaya parece que ya empezó a llover! —exclamó el gerente.
—¿Me podría dar la cuenta por favor? —pidió Yuuri.
—Si claro, aquí tiene —dijo el gerente mientras le entregaba la nota.
—Gracias —contestó el de negros cabellos y se fue a pagar a la caja, para luego irse.
Pero antes de que saliera del lugar, el gerente le preguntó.
—¿No quiere un paraguas? Hoy trabajo doble turno porque no hay mucho personal, así que no lo necesito.
—Es muy amable de su parte, pero tomaré él autobús, no se preocupe por mi —declaró Yuuri, saliendo del establecimiento.
Camino hacia la parada de autobús y espero a que llegara, sus ropas y maletín acabaron mojándose.
Cuando finalmente llegó a casa, se quitó los zapatos y calcetines, saludó a Vicchan y decidió darse una ducha.
Aún deprimido, se metió a la tina y se quedó ahí un largo rato sollozando.
Una vez terminó de bañarse, se puso el pijama, hizo su tarea y se tiró en la cama para seguir lamentándose por su triste situación.
«Yurio aún es un niño, entiendo que no sepa lo que quiere y que cambie de pareja, pero no puedo creer que no me haya dicho nada, no sé desde cuándo sale con ese otro chico... tal vez siempre lo hizo a mis espaldas. Si no me quería, debió habérmelo dicho en lugar de ilusionarme» pensó, llorando de nuevo.
Finalmente, cansado de tanto llorar, se durmió.
A la mañana siguiente, Vicchan lamió una de las manos de Yuuri y este despertó.
—¡Oh, eres tú Vicchan! gracias por despertarme —le dijo Yuuri a su perro, mientras se ponía las pantuflas e iba al baño para prepararse e ir a la universidad.
Se miró al espejo y observó que sus ojos estaban rojos e irritados
—Me veo fatal —dijo para sí mismo. Se frotó los ojos y decidido, exclamó-. ¡Muy bien Yuuri, ya lloraste demasiado!, ¡debes superarlo!, ¡deja de comportarte como niño, eres un adulto ahora!; ya encontrarás a alguien mejor.
Y con esa motivación, dejó de estar deprimido y fue a la universidad con la mejor de sus sonrisas.
Cuando las clases terminaron, Yuuri paso de nuevo por el Beergeek Craft Beer Bar & Store Beergeek de regreso a casa, sonriendo al recordar aquel delicioso café y al guapo gerente que lo atendió y pensó que no estaría mal volver a tomar un café tan delicioso, así que entro.
—¡Bienvenido! —exclamó el gerente sonriendo.
Yuuri se sentó en una mesa libre y Viktor le dio el menú.
—Parece que alguien se convertirá en nuestro cliente habitual —expuso el gerente, sonriendo mientras Yuuri revisaba el menú.
—Así que es ¿ese el chico del cual el gerente se enamoró? —preguntó un jovencito que respondía al nombre de Minami, desde la cocina.
—Así es, dijo que era un chico muy lindo y que se había enamorado a primera vista de él —respondió una joven llamada Mila.
—El gerente debe estar feliz de que haya venido de nuevo entonces —dijo Minami.
—Creo que de nuevo pediré el especial del día —dijo Yuuri, en su mesa, cerrando el menú.
—Muy bien, enseguida se lo traigo, el especial del día es café endulzado con miel y crema irlandesa.
Minutos más tarde, Viktor llegó con el café de Yuuri, sonrió y le dijo.
—Que lo disfrute.
Yuuri probó aquel café y estaba igual de delicioso que el anterior; las galletas esta vez eran de fresa y combinaban perfectamente con el café.
Desde aquel día, como lo había dicho el gerente, Yuuri se volvió un cliente habitual, diario pedía el especial del día y Viktor lo sorprendía con su gran variedad de combinaciones de cafés y galletas, todos los empleados ya lo conocían y por supuesto que hasta sabían su nombre, ya que algunos por curiosidad habían visto sus cuadernos y Viktor no era la excepción.
A Viktor le gustaba mucho Yuuri, por lo que siempre que él llegaba quería ser siempre quien lo atendiera, quería verlo fuera del trabajo y saber más de él; estaba dispuesto a cambiar la relación de cliente-gerente y pedirle ser algo más.
Por otro lado, Yuuri sentía una gran alegría en el corazón cada vez que veía a Viktor, y siempre esperaba que sus clases terminarán para ir al lugar, no importaba si era fin de semana o no, si tenia demasiada tarea o no, había veces en que mientras disfrutaba de su café hacia la tarea o a veces dibujaba a aquel guapo gerente que había robado su corazón y sus pensamientos.
Había veces en que Viktor bromeaba o hablaba espontáneamente con él y eso le agradaba demasiado a Yuuri.
Un día Yuuri llegó como siempre a la cafetería, pero esta vez no estaba Viktor, aunque lo buscará por todos lados, y pensó que tendría demasiado trabajo como gerente como para atenderlo, pero eso no era así ya que Minami quien lo atendió esta vez le comentó..
—Yuuri bienvenido, lo de siempre ¿verdad?, por cierto, esta vez tomaré tu orden yo, el gerente se enfermó así que se tomó el día libre.
«Así que eso pasó» pensó Yuuri mientras esperaba su café.
—Aquí tiene, café Latte con vainilla —dijo Minami, entregándole su café a Yuuri.
Yuuri tomó un sorbo del café y el sabor era diferente, no tenia aquel toque que le daba Viktor, aunque tomara diferentes tipos de cafés, todos tenían el mismo sabor inconfundible de crema irlandesa, pero aún así se lo tomó gustoso.
—Por cierto, dime ¿te gusta el gerente? —Pregunto Minami de pronto.
Yuuri casi se ahoga con el café de la impresión y Mila, la mesera pelirroja y de ojos azules, regaño a Minami.
—Minami ¡No incomodes a los clientes así! —lo regañó.
—Lo siento mucho ¿se encuentra bien? —preguntó Minami apenado.
—Descuida, estoy bien, bueno era obvio que lo preguntarás ya que siempre vengo a este lugar y es el gerente quien me atiende.
—Y entonces ¿te gusta? —cuestionó Minami de nuevo.
Yuuri asintió sonrojado y Minami sonrió divertido.
—Ya veo, perdón por haberle preguntado algo así, que disfrute su bebida —contestó el camarero, retirándose a la cocina y siendo regañado por Mila.
Para Yuuri, Viktor solo era alguien inalcanzable y con quien nunca tendría algo más, por lo que nunca se imaginó que el guapo gerente se le declararía de una peculiar forma.
Faltaba una semana antes del catorce de febrero, Yuuri pensaba confesarle sus sentimientos a Viktor, así que después de las clases fue a la cafetería como siempre, pidió su café y antes de que Viktor se fuera a la cocina, Yuuri llamó por su nombre a Viktor sin pensar.
—¡Viktor!
El de cabellos plateados se sorprendió mucho de que Yuuri lo llamará por su nombre, sonrió, y luego preguntó,
—¿Qué sucede?
—Bueno y-yo. le quería pedir si...podría...traerme más galletas —dijo Yuuri nervioso
Viktor solo asintió y exclamó
—El especial del día también incluye chocolates así que si quiere más galletas también se las traeré.
Yuuri se maldijo a si mismo por no decirle lo que de verdad quería, por miedo a que fuera rechazado.
Por otro lado, aunque Viktor le había dicho que el especial del día incluía chocolates no era verdad, aquellos chocolates serían especiales para el catorce de febrero, ya que Viktor quiso confesarle su amor a Yuuri preparándolos exclusivamente para él, juntó con una nota en una servilleta.
Yuuri miró los delicados chocolates en forma de corazón y se llevó uno a la boca, para saborear lo delicioso que estaban, cuándo se acabó los chocolates y las galletas, miró la servilleta blanca y leyó lo que estaba escrito:
"Yuuri, tal vez te suene muy apresurado, fuera de lugar o impertinente lo que te voy a decir, pero, desde el momento en que entraste a este restaurante me cautivaste, si me das una oportunidad, quisiera conocerte un poco más, verte fuera de mi trabajo y compartir momentos juntos ¿aceptarías?
P.D. El café de hoy corre por mi cuenta.
Con amor, Vitya"
Las mejillas de Yuuri se tornaron de color rojo al leer aquellas palabras, pues nunca creyó que a Viktor le gustará, guardó la servilleta en su pantalón y decidió contestarle al siguiente día.
Cuando Yuuri llegó a casa tomó un Post it y escribió su respuesta.
A la mañana siguiente Yuuri pegó aquel Post it en el menú y cuándo Viktor lo recogió, leyó la nota.
"Querido Viktor, a mí también me gustaría conocerte un poco más, porque he de decir que en todo este tiempo me he enamorado de ti..."
Viktor no perdió más tiempo y escribió una nota en una hoja de color, la cual puso juntó con el café, y se la dio a Yuuri.
Yuuri desdobló la hoja de color y leyó lo que decía.
"Me alegra tanto que hayas aceptado, no te arrepentirás, te lo aseguro ¿qué te parece si nos vemos en el Summer Garden a las seis y media?"
Yuuri miró su agenda, vio que solo tenía que comprar algunos materiales para su clase y el reloj marcaba las cuatro en punto, así que le daba tiempo de volver a casa y arreglarse. Buscó con la mirada de Viktor y asintió a modo de respuesta, se terminó su café, compró las cosas que necesitaba y luego se dirigió a casa para arreglarse.
Estaba demasiado nervioso, no lo podía negar.
Se vistió con una playera blanca, pantalones ajustados y una chamarra color negra, peinó su cabello para atrás, Vicchan se acercó a él, lo acarició y le dijo antes de irse
—Deséame suerte.
Yuuri tomó un taxi y llegó a tiempo al lugar acordado, en el cual ya estaba Viktor esperándolo sentado en una fuente, vestido con un sacó color café.
—¡Yuuri! —saludó Viktor.
—Lamento llegar tarde —se disculpó el joven artista.
—Oh no, yo fui el que llegó demasiado temprano, vine en cuanto acabó mi trabajo —exclamó Viktor, riendo.
Yuuri y Viktor caminaron por el parque mientras contaban cosas sobre ellos y su vida.
—Vaya, ya veo así que tu ex novio te recomendó la academia de arte y estudias dibujo técnico, y no tomas porque tiendes a hacer locuras —comentó el de ojos azules.
—Así que tienes también un caniche y trabajas en la cafetería y bar desde que saliste de la escuela de repostería —contestó Yuuri.
—Nunca creí que te gustara —confesó Yuuri, mientras lentamente intentaba tomar la mano de Viktor.
—Eso pensé, pero me alegra de haberte confesado mis sentimientos; Yuuri be my valentine —dijo Viktor mientras besaba su mano.
La noche había caído en San Petersburgo y tanto Yuuri como Viktor se miraron el uno al otro.
—Yo nunca te hare daño, te lo prometo —dijo Viktor mientras tomaba el mentón de Yuuri.
Yuuri cerró los ojos, Viktor lo tomó de la cintura y dejó un dulce beso en sus labios, un beso con sabor a chocolate y café.
Yuuri se acurrucó en el pecho de Viktor, olía a café y galletas, un aroma que le encantaba.
Viktor llevó a casa a Yuuri en su auto y desde ese día su relación comenzó, ambos se veían siempre al atardecer, tenían citas los fines de semana y Viktor siempre le dejaba dulces notas a Yuuri juntó con su café.
El día de San Valentín, el tímido e inocente Yuuri tuvo su primera vez con Viktor y este le regaló un par de anillos.
Cuando su relación se hizo más fuerte decidieron vivir juntos, ya que ambos vivían solos, algunas veces Yuuri y Yurio se cruzaban, pero el azabache, no le tenia rencor, ni lo odiaba, al contrario, le agradecía, porque había conocido a Viktor.
Ni Yuuri, ni Viktor olvidarían el día en el que se habían conocido, Cupido había dado en el blanco, ambos estaban hechos el uno para el otro.
—Yuuri ¿qué te gusta de mí? —preguntó Viktor un día en el que ambos estaban acurrucados en el sofá haciéndose caricias.
—Tus besos Vitya, esos dulces besos con sabor a chocolate y café.
—Y ¿qué te gusta de mí? —le preguntó Yuuri.
—Todo Yuuri, tus ojos, besos, ternura, tus labios.
Ambos se miraron con ternura, Yuuri abrazó el cuello de su pareja y exclamó
—Te amo Viktor.
—Yo también te amo mi cerdito.
A Yuuri siempre lo molestaban con ese apodo, pero si venia de los dulces labios de Viktor no le importaba, ya que sabía que era con cariño y no con intención de lastimarlo.
Viktor se acercó más a Yuuri y lo besó, como solo él sabía, como solo a él le encantaban, con esos dulces besos con sabor a chocolate y café.
N. de la A. Este One Short originalmente era para un concurso que desgraciadamente se cancelo.
Y por recomendación de mi beta reader Natalie :3 esta historia será más adelante un Short Fic de cinco capítulos por ahora los dejo con este lindo One Short que me encanto escribir.
La portada es provisional hasta que haga una o consiga otra mejor.
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