15. Besos en París
Evan
Aprendí a besar cuando tenía dieciséis años, y, por "aprender" me refiero a que podía estampar mis labios con los de otra persona sin ser muy agresivo o moverlos lo necesario sin chocar nuestros dientes. No era un gurú en el arte de los besos y no me interesaba serlo, estaba ocupado intentando convencer a mis padres de que podía salir de casa sin acompañamiento y no fue hasta que volví al instituto que las chicas comenzaron a ser una preocupación para mí.
Primero fue Emilia, la morena que reía por todo y odiaba el color verde. Es todo lo que tengo de ella en mis agendas. Después, Valeria. Una chica mayor que yo que era fanática de los comics y la comida china. No recuerdo cuando me dejó. Al poco tiempo lo intenté con Ceci, la apuesta vecina que me enseñó a besar y que se fue del país sin avisar. No hubo más que encuentros casuales después de ellas. Ninguna que impactará lo suficiente como para escribir sobre sus gustos o nuestras citas. No llevaba la cuenta de las bocas que besé antes de querer comprometerme con Cassandra y a todas las olvidé en cuanto besé a la chica de cabello corto que se esconde tras mangas largas y prendas anchas.
Eso fue lo que me asustó.
—¿Me estás escuchando? —pregunta mamá al otro lado del teléfono.
No.
—Claro.
—Pues anota eso también—¿Qué fue lo que dijo? —. Ya sabes a quienes enviarlas.
Repaso cada agenda que está sobre la mesa y centro mi interés en la caratula roja que identifico como la más reciente. La última página tiene la fecha de hoy y está llena de la lista de cosas que mamá ha estado pidiendo durante los últimos quince minutos, que va desde una cantidad exagerada de globos en tonos azules hasta bolsas de regalos para niños que apenas y pueden caminar por su cuenta.
—¿Miguel puede encargarse de esa parte? —Aún sin saber que dijo, aprovecho la situación para librarme de mis deberes—. Lleva días queriendo ser de ayuda.
Es mentira, pero es tan de la familia como cualquier otro invitado por lo que él también merece algunas encomiendas.
Sigo pasando las hojas queriendo ignorar el bullicio que hay en las mesas cercanas, y aun cuando debería estar trabajando y no cumpliendo los caprichos de mi madre, aprecio la excusa para escapar de las miradas de Miguel y la falta de estas de parte de Alexei. Me esforcé en estar atento a las indicaciones que se me iban dando y fallé cuando me distraje a mitad de la tarea por estar más concentrado en las otras paginas que en las palabras de mi madre.
18 de febrero
Campeonato infantil por la copa de escuelas, Dariel anotó dos goles y su equipo fue el ganador.
22 de febrero
Miguel y Eva pasaron la noche en casa.
Debo recoger a Betty de su escuela mañana.
5 de marzo
Cena con Miguel y Alexei en el cuarto piso de Eureka.
Dato curioso
Alexei odia las nueces.
12 de marzo
Calle 17 #80-41 - Urbanización Corales, casa 57.
La casa de Alexei es grande. Es fan de H2o y se siente ligera en mis brazos.
15 de marzo
Ya no recuerdo como se siente morir.
Mi letra cambia dependiendo de la emoción del momento y del tiempo que puedo dedicarle a todo aquello que considero digno de recordar, por eso no me sorprende el esfuerzo que debo hacer para leer algunas entradas y la facilidad con la que leo la última frase de esa página. Llevo los últimos días pensando en si es correcto escribir lo que pasó en el aniversario de los señores Beltrán y luego me rio de mi mismo por siquiera considerar que podría olvidarlo.
Idiota.
—Es la tercera—avisa Cassandra dejando otra botella de cerveza frente a mi—y aún no son las cuatro, un nuevo récord.
Estoy en el bar desde que abrió sus puertas el día de hoy. Cambié mi turno en cabina con un técnico del programa de esta noche y estoy por cumplir un par de horas estancado en la mesa más incomoda de todo el Bar de Zoe aprovechando las paradas que hace mi ex por esta zona.
—¿Esa es la voz de Cassie? Salúdala de mi parte y pregúntale cuando se pasa por casa—Esa es mi señal para despedir a mamá sin hacer de esto algo incomodo por lo que termino colgando la llamada sin decir adiós. No estoy de humor para dar explicaciones.
—¿No te extrañan en tu trabajo? —pregunta la pelirroja tirando otra silla hacia la mesa y tomando asiento justo en frente sin permitirme recibir la botella—. Estaba convencida de que ese era tu programa.
No necesito seguir su vista para saber de que está hablando. Unas mesas más adelante, con una botella vacía en el centro y un paquete de dulces al lado, una chica transmite Comunícate desde el altavoz de su teléfono. Puedo escuchar la risa de Alexei desde aquí.
—En el edificio no acaparamos programas—A excepción claro, de mi—. En teoría, ningún programa es mío.
—¿Y cuál es el problema entonces?
—¿Qué te hace creer que hay un problema? —Señala con exageración cada agenda que reposa sobre la mesa—. Buscaba algo.
Lo único, es que no me siento preparado para hablar de ese "algo". No quiero admitir que es el programa que está en vivo en este momento la razón por la que cambié mi turno y no me siento preparado para confesar que, sin éxito, he estado todo el día buscando otra chica en mi agenda que haya ocupado tanto espacio como lo ha hecho, hasta ahora, mi compañera de trabajo.
—¿Me estás diciendo que no es el trabajo lo que te tiene tomando un viernes tan temprano?
Quiero a Cassie. Antes de ser mi "novia", fue mi mejor amiga, por eso me sorprende notarla más curiosa de lo usual. No recuerdo que siempre hiciera tantas preguntas.
—¿Desde cuándo estas preocupada por mi horario de bebedor? —Se encoge de hombros—. No, no es el trabajo.
Bueno, en parte si que es el trabajo. Me arriesgué a tener que pasar la noche en Eureka para no enfrentarme a Miguel y dejé mi puesto en el programa de Alexei para no correr a repetir lo sucedido en su cuarto. Estoy confiando en no tener que dar la cara hasta que resuelva lo que sea que me está pasando.
—¿Ya me das mi cerveza?
Resignada, me deja tomar la botella que desocupo en pocos minutos bajo su atenta mirada. Ella es la razón por la que encontrar algo es tan importante para mí. Quiero comprobar que ha habido más amigas, que antes de Cassandra hubo alguien con quien no lo arruiné y así saber que después de ella no lo volveré a hacer. Sin embargo, aún no tengo resultados. Alexei era el sujeto de prueba. La amiga que no estaba olvidando. Una amiga con suaves labios.
—No pienso traerte otra.
Parece que el mundo se empeña en hacerme quedar como un idiota todo el tiempo. Evité cualquier local donde alguien pudiera molestarme o desconcentrarme y acabé hablando con mamá mientras planeaba emborracharme y ahora estoy siendo cuestionado por la única chica que aun me aprecia lo suficiente como para seguir conversando conmigo.
—Llegaras tarde si no acabas con lo que sea que estés haciendo y llamaré a Miguel en caso de no poner de tu parte para largarte de aquí.
—¿Me estás echando? —pregunto algo indignado de solo imaginar los posibles escenarios de una confrontación entre nosotros tres. Miguel gritando, Cassandra arrojando botellas y yo pidiendo otra cerveza solo para molestarlos.
Mentiré si digo que esperaba no encontrarme con ella al venir aquí, aún conservo su horario de trabajo en mi agenda y en el fondo, muy en el fondo, esperaba verla. No ha habido contacto entre nosotros desde aquella noche en Revolución cuando en mi torpeza y afán, besé a otra chica con ella presente. Si bien no éramos nada, nunca ofrecí una disculpa formal por más que Cassandra nunca lo mencionará. Tal como hizo Alexei, yo también fingí que ese beso nunca había pasado.
—Otra. Solo traeré otra cerveza más y espero que al volver me cuentes sobre lo que está pasando con esa compañera tuya.
Atrapado.
Me quedo con la respuesta en la boca al verla zigzaguear entre las mesas del local justo después de confirmar que me veo tan jodido como estoy y que todos lo han notado. En la otra mesa, después de casi dos horas, Bladimir despide el programa como es usual.
«La siguiente semana estaremos visitando el Hogar para adultos mayores Fe y Esperanza, en compañía de Eureka Fm y nos encantaría recibir sus historia o comentarios para hacer de la próxima emisión algo especial. Gracias por escuchar nuestro programa, nosotros somos Bladimir Ferrero, Tatiana Alaya y Alexei Beltrán, y recuerden que nos pueden encontrar en todas las redes como @Comunicatefm; los dejamos con Me olvidé de lo bueno del cantante español, Paul Alone ».
—La chica de la cámara de besos, Evan— Sin darme cuenta, me estaba acercando a la chica del teléfono intentando captar alguna intervención de la pelicorta y la llegada de mi amiga ocasiona que esté a punto de caer al suelo—, ¿No es la misma del programa de hoy?
Dejo escapar un suspiro que espero diga todo lo que no sé como explicar.
—Esa misma, pero quiero aclarar que no sé a donde quieres llegar con todo esto.
—¿Me dirás que lo del café cinema no ha pasado de nuevo? —Si me lo hubiese preguntado hace menos de una semana con mucho orgullo hubiera podido negarlo. Ahora, sin embargo, opto por soltar lo que me trajo hasta aquí.
—Lo siento—Por su rostro puedo deducir que no era eso lo que esperaba—. No debí hacer eso.
—¿Por qué?
—¿Estás jugando? Besarla frente a ti, con toda esa gente delante. No fue algo premeditado y no estuvo bien.
Cuando sus dedos se entrelazan con los míos la conversación de aquella noche en que me dejó se repite en mi cabeza y la sensación de deja vu me deja aturdido.
—Terminé contigo, Hércules. No debes disculparte por algo que tarde o temprano iba a pasar. Me arriesgué a eso al terminar lo nuestro—Sonrío por instinto cuando el apodo escapa de sus labios. En una de nuestras salidas y queriendo dármelas de dios griego, protagonicé un espectáculo durante un club donde "Los Doce Trabajos de Heracles" consistían en doce bebidas alcohólicas diferentes que debía tomar antes que cualquiera de mis once contrincantes. Las náuseas que sentí después de eso son los únicos recuerdos claros de esa noche.
—Ya, pues yo creo que te debo una disculpa de todos modos. La besé de nuevo hace unos días y la he evitado desde entonces.
La respuesta a mi confesión es una carcajada que me avergüenza. Debo admitir que no era la respuesta que esperaba. Ya no soy un niño, pero siento que estoy hablando con mi madre acerca de reproducción humana y anatomía del cuerpo.
—Le estas huyendo al amor de nuevo, ¿por qué no me sorprende? Te dejé porque creí que no lo estabas intentando lo suficiente y ahora parece que te esfuerzas demás para no intentarlo con alguien.
—¿Crees que se trata de ti o qué tengo un problema con ella? No, Cassie. El problema soy yo—Me señalo con todo el desagrado que he acumulado desde que salí corriendo de casa de Alexei—. Desde que tengo memoria no he tenido ninguna relación seria que haya durado. No ha habido ninguna chica que no me haya dejado después de encuentros casuales por no considerarme apto para el compromiso y no tengo memoria de alguna amiga con quien no haya arruinado las cosas queriendo que dejará de serlo.
La ultima parte parece avergonzarnos a los dos del mismo modo. Ella fue la de la idea, si, pero no soy ningún santo y la idea de poder quererla y que me quisiera de otro modo me tentó demasiado.
—Pues, hasta donde yo sé, a mí no me arruinaste y tampoco a nuestra amistad. ¿Con cual de tus ex puedes hablar de tus conquistas?
—No estoy conquistando a nadie. Ese es el problema. No soy prototipo para una relación y de querer serlo, ni siquiera estoy seguro de que eso sea lo que ella quiera.
—Ese es el primer problema y deberías estar hablándolo con ella, no aquí conmigo y una botella—Toma sin permiso la agenda de caratula roja y después de pasar por la ultima pagina que tenía abierta comienza a leer otras fechas—. 17 de marzo, primer programa de Alexei como locutora. Dato curioso: le gusta The Script y quería estar en la radio desde su escuela. 19 de marzo, Inés necesita un nuevo cargador para su computadora. 20 de marzo, la chica que conocí en Revolución tiene malos gustos musicales y a diferencia de Alexei, le gustan las nueces. 28 de marzo, Miguel es talla M y su nueva camiseta le gusta a Alexei.
La detengo cuando siento el rostro caliente, como si lo que acabará de leer fueran mis más profundos miedos y no mis memorias.
—A mi me parece que tienes material para una relación con Alexei, no con cualquiera.
Con eso sonando en mi mente y después de llenar de besos la cabellera roja de Cassandra, me dirijo al trabajo.
Me entran ganar de sacarme los ojos cuando lo primero que veo al llegar a Eureka es a Alexei sacando copias. No se supone que estaría aquí. Nunca está en el edificio después de su programa y mucho menos trabajando. Me aseguré dos veces antes de cambiar mi turno de la tarde de que no habría razón alguna para que ella estuviera aquí. Ahora no solo debo trabajar hasta tarde en cabina, sino que también debo preocuparme por evitarla toda la noche. El karma comienza a pegarme duro a estas alturas de la vida.
Paso corriendo por la fotocopiadora rezando para que no me vea y llego casi jadeando a la cabina donde Brisa, mi remplazo de la tarde, revisa el guion técnico del programa en emisión.
—¿Qué se supone que hace Alexei aquí? —pregunto cuidando el tono de mi voz esperando no llamar mucho la atención.
—Cambió el turno con Miguel para no tener que estar aquí mañana en la tarde—explica entregándome el mismo guion que estaba leyendo hace unos segundos—. Miguel accedió a la primera.
El mismo Miguel que sabía que había cambiado con Brisa y que yo estaría aquí en la noche. A partir de hoy tengo un total de cero amigos.
Cuando llega la hora de salir al aire Brisa toma sus cosas y me deja un sitio frente a las consolas. Al otro lado del cristal, con el tono más aburrido que jamás haya escuchado, Rodri narra las noticias nacionales intercalando con una de las locutoras que más tiempo lleva en Eureka. Paso la mayor parte de mi turno trabajando desde controles con otro de los técnicos y reparto mi atención entre las consolas y la puerta de cabina en caso de que mi hater No 1 se pase por aquí. Incluso, cambio el horario de comida con uno de mis compañeros y me salto los refrigerios para no tener que salir. Ninguno se atreve a negarse a mis peticiones, suelo pasar más tiempo del necesario en la emisora y rara vez me detengo a pedirle algo a alguien. Carajo, incluso me aguanto las ganas de ir al baño para no cruzar todo el pasillo y chocar por error con ella.
Por eso—y porque soy un tonto—me voy de cara cuando en el ultimo piso, frente al barandal de la terraza, con las piernas cruzadas y un paquete sobre ellas, Alexei come en total calma.
—¿Estás bien? —Se atreve a preguntar en voz alta cuando después de largos segundos continuo en el suelo—. ¿Necesitas ayuda?
Ayuda o una bala entre las cejas. Me estoy debatiendo por cual pedir.
En su lugar, me pongo de pie sacudiendo mis manos y recogiendo mis propios paquetes que seguro ahora no son más que migajas, me acerco con cautela a su lugar en el suelo y tomo asiento en la misma posición que ella recostando mi espalda al barandal.
—Eso se vio que dolió—dice transmitiendo su pena ajena y girando su cuerpo solo un poco para poder verme—. ¿Estuviste tomando?
—Solo fueron un par de botellas.
—¿Antes de venir a trabajar?
—Deja de lanzarme esas miradas juzgonas, estoy en mis cinco sentidos y fue para calmar la sed.
—Que antojos más raros te dan a ti.
Apuesto a que de lejos parece que somos solo un par de compañeros charlando en su horario de descanso, de cerca, por otro lado, se puede sentir la tensión e incomodidad flotando en el ambiente. Alexei continúa comiendo y yo desenvuelvo uno de mis sándwiches tratando de no hacer mucho ruido con la envoltura. Mis ojos caen en su regazo, para ser más exacto y menos degenerado, en el pequeño paquete de galletas que descansa allí. Al menos una decena de preguntas quieren salir de mí, en su lugar, parto la mitad de mi comida y la dejo allí mismo a un lado de las galletas. No dice nada, pero puedo verla dudar antes de dar el primer mordisco y estoy seguro de que hace un sonidito de satisfacción al tragar.
—Lo siento—digo antes de que pueda siquiera dar otro mordisco. Parece que hoy me disculpo por todo con todo el mundo—. Por lo de esa noche.
Vaya, que exacto soy.
—Yo lo siento—dice y en un gesto exagerado dejo caer mi parte del sadwich. ¿Qué se supone que esta pasando? —. No debí besarte ni lanzarte así sobre mí. Lamento si te presioné. Es algo embarazoso y estaremos mejor si lo olvidamos.
¿Eso es lo que quiere? ¿Olvidarlo?
—Tu no me besaste a mí, yo te bese a ti. Son dos cosas totalmente diferentes y no tienes que disculparte por algo que yo quería hacer desde hace mucho—continúa comiendo en silencio—. Me asuste. Ya sé que suena tonto, pero así fue. No quería que creyeras que me estaba aprovechando de ti, podría haberme quedado toda la noche besándote, pero preferí irme antes de cometer alguna estupidez.
—Devolver un beso no es algo que haga una persona de la que te estas aprovechando.
—¿Te estás burlando? —Sonríe un poco y se atreve a negar—. Pues eso me parece a mí.
—¿Cómo fue tu primer beso? —pregunta de repente y estoy tentando a hablarle sobre Harry, Sally y la cámara de besos.
—Ceci, mi vecina, me besó el día que cumplí dieciséis años alegando que era muy lindo como para no saber besar—Alza una ceja—. Sus palabras, no las mías. Nos besamos varias veces después de eso e incluso fuimos novios más adelante. Era mayor que yo y prometió esperarme.
—¿Y te espero?
—Ni siquiera sé donde vive—Suelta una pequeña risita que me hace querer mantener viva la conversación—. ¿Y qué hay de ti? ¿Tu primer beso fue algo memorable?
Parece que se lo piensa demasiado y por alguna ridícula razón no me siento listo para que lo diga. Celos le dicen.
—Hizo prender la torre Eiffel.
—Debe ser un chiste. Si me dices que tu primer beso fue en París haces que mi historia parezca algo de novatos—Arroja un trozo de galleta a mi cara—. Ya suéltalo, quiero detalles.
No, no quiero detalles. Quiero que se olvide de ese chico.
—No hizo falta ir a París para sentirme en la ciudad del amor.
—¿Eso es lo que decía tu galleta de la fortuna hoy? —Vuelve a reír y mi lado masoquista quiere saber más—¿Para él fue igual de especial?
Suelta un suspiro. Un bendito suspiro que no me dice nada. No sé si es de anhelo, de tristeza o de necesidad. Da otro mordisco que espero con ansias a que trague.
—Seguro nada comparado a lo que sentí yo. Él no recuerda ese beso.
—Tremendo idiota—No comparte mi molestia y la falta de risas me hace creer que hay mucho más detrás —. ¿Nuestro beso fue especial?
Se sonroja provocando que choque mi hombro contra el suyo.
—¿No piensas contestar? —Apuesto a que es un punto rojo en medio de la oscuridad—. ¡Vamos, Alexei!
—¿Qué parte de "olvidémoslo" no entiendes?
—Nunca acepté esos términos—La comida en sus paquetes terminaron y ella se gira hacía por lo que aprovecho el momento para seguir molestándola—. ¿Qué haces aquí un viernes en la noche?
Me dedica la misma mirada desconfiada que yo.
—Puedo hacerte la misma pregunta.
—¿Me estabas evitando? ¿Tanto me odias?
—Ya te dije que no te odio, niño. No te victimices. Solo creí que necesitabas espacio y que sería mejor si no me veías.
—Mira que coincidencia, pensé exactamente lo mismo que tú.
—¿Qué yo necesitaba espacio?
—No, yo—Arroja la envoltura de sus galletas directo a mi rostro—. Era una broma.
Me distraigo viéndola limpiarse las migas de su ropa y ponerse en pie para después estirarse un poco.
—Disfruta la noche, mi turno acabó y aun estoy a tiempo para hacer mis carreras por la cuadra—dice señalando la dirección por la que sale hacía su casa. Sé que salía a correr algunas veces, lo que no conocía era el hecho de que lo hace tan tarde en la noche—. No me mires así, cada quien con sus pasatiempos.
Logro tomarla de la mano desde mi sitio en el suelo y me mira desde arriba provocando ciertas fantasías.
—¿Estamos bien, Alexei?
—Estamos bien, Evan—confirma regalándome la sonrisa a la que me acostumbre—. Ahora déjame ir antes de que alguien suba.
No me afano por seguirla. Mi tiempo de comida aún no acaba y a diferencia de ella, me quedan otras cuantas horas de trabajo. Por eso dejo que se aleje hacía la puerta de la terraza.
—Creo que estás mal— suelto antes de permitir que desaparezca por las escaleras—. Respecto a tu chico y el beso.
—¿Por qué lo dices?
—Porque yo nunca olvidaría haberte besado.
🌼🌼🌼
Tardé un poquito—mucho— en actualizar la historia, pero enero me agarró de paseo y luego enferma. Pido perdón por eso y doy gracias a @AriannaTolosa por la nueva portada de la historia la cual me tiene encantada desde que la vi.
Habrá capitulo prontito, lo prometo.
Besos.
IG: @KAROL.CJD TWITTER: @KAROLCJD
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top