16 | E L I S E
El fin de semana había ido tranquilo, ni mamá ni Ray estaban mucho tiempo en casa, cuando lo hacían ya era tarde y cada uno se iba a la cama, me sentía algo sola, pero una buena terapia de llamadas con la abuela lo resolvían todo. Papá también llamaba cada día para revisar que todo estuviera en orden, me extrañaban, pero no tanto como yo a ellos.
El domingo antes de irme a la cama, recibí una llamada, cuando revisé el celular casi lloró de la emoción, pasé un dedo por la pantalla y respondí.
— ¡Chica! ¿Cómo estás? —exclamó Alicia alegre. Alejé un poco la bocina y solté una risita, las extrañaba a montones.
— ¡Hola! —les respondí con el mismo entusiasmo —¿Por qué tardaron tanto en llamarme?
Me quejé.
—Lo sentimos, la solicitud de la universidad nos tenía algo atareadas —se excusó Diane.
Asentí, comprendiendo. Olvidando que de hecho, no podían verme.
—Ah claro, entiendo.
— ¿Y tu cómo estás? —lo pensé, mentir era lo mejor.
—Bien —Alicia bufo ante mi poca falta de detalles.
— ¿Cómo está todo por allá, algún chico guapo? —preguntó directa al grano como siempre.
No pude no evitar pensar en Lance, inclusive Thomas pasó por mi mente y si incluíamos a los chicos del equipo de básquetbol de mi hermano, armaba un bonus completo. Mi risita complice me delató.
— ¿Qué fue eso? Ahora nos cuentas —insistió Alicia.
—Deberían de estar acá chicas, parece que cada chico, de cada esquina es atractivo, de verdad —ambas chillaron, quizá imaginandose el escenario.
—Nos gustaría mucho estar ahí contigo —se lamentó Diane —. Y no solo por los chicos.
—Que va —discutió Alicia— ¿Y ya alguno te ha dado la bienvenida?
—Pues la verdad es que sí, todos son muy amables —recordé el primer día de clases.
—Uh, ¿y ya hay alguno que te interese?
—No lo creo —mentí.
— ¿Por qué será que no te creo? —se burló Alicia.
—Pues no lo sé, te estoy diciendo la verdad —rebatí haciéndome la ofendida.
— ¡Vamos! Habrá alguno que te guste —insistió.
—Es demasiado pronto para eso—le recordé.
—No puedes seguir lamentándote, tienes que divertirte —rebatió Alicia, reprochándome.
—Ali tiene razón —la secundó Diane —. Deberías de darte otra oportunidad, no todo está perdido. Quién sabe, puede que te enamores de algún otro chico estando por allá y ya no quieras volver.
—Ah eso no. Tú tienes que regresar —me advirtió mi otra amiga y Diane rió.
—Y lo haré, de eso no tengan duda.
—Pero Diane tiene razón, no todos los chicos son iguales, deberías de salir con alguno otra vez.
Lo pensé, no me imaginaba con quién podría hacerlo.
No había pensado mucho en citas, ni siquiera había pensado mucho en mí ultimamente, todo rondaba en cuanto a Ray y en cuanto a Lance, sobre el último, más que por mi hermano. Había algo que inconscientemente me arrastraba a saber de él. Y eso me inquietaba.
Despúes de la llamada me dormí, pensando en lo que habían dicho mis amigas, sabía que tenían razón.
Mi objetivo al venir a Lonbourgh había sido precisamente volver a ser yo misma, pero ni siquiera lo estaba intentando, ahora era momento de comenzar a reconstruirme y sabía que podía hacerlo. Cuanto antes lo logrará, mejor.
[***]
— ¡Elise! ¡Elise, despierta! — la mano de Ray zarandeaba de un lado a otro mi pie, no podía distinguir cuál de los dos era, pero si podía sentir mi cuerpo resbalando por la cama.
— ¿Qué pasa? —bostecé restándole un nivel a mi enojo matutino— ¿Qué hora es? —abrí los ojos asustada cuando vi que Ray tenía la mochila colgada a los hombros, pero más asustada y enojada me encontraba cuando volví a cerrarlos.
Mierda, mierda, mierda. Mi beso con Lance había sido interrumpido por mí estúpido hermano.
—Muévete, soy capaz de dejarte ir caminando otra vez — amenazó Ray.
—Miíviti, siy cipiz di dijirti ir ciminindi itri viz —arremede cuando salió de la habitación.
— ¡Te escuché! —gritó desde afuera.
— Esa era la intención. —refunfuñe enderezándome sobre la cama.
Bostecé una segunda vez y me levanté como rayo una vez que asimile la magnitud de su advertencia y me metí rápidamente al baño.
No hay que decir mucho para que se sepa lo que se hace en un baño recién por la mañana.
Me duché una vez hice mis necesidades y me cambié con un conjunto sencillo, blusa blanca, jeans y una chaqueta. Sabía que me veía relativamente sencilla, rebusqué en un pequeño cajoncito al lado de mi cama una bolsita que había traído conmigo por si acaso, no había tenido que recurrir a ella el viernes, pero ahora lo hallaba tremendamente necesario, saqué un pequeño labial rosado de al fondo de esta y me lo apliqué y retiré varias veces con la palma de mi mano.
— ¡Ray! Ya podemos irnos, solo tomo una barrita y nos vamos —hable a la nada, pues no obtuve respuesta. No lo escuché dentro, por lo que deduje que estaría esperando afuera ya dentro de su auto, aunque me apresuré por si acaso había cumplido con su amenaza.
Salí atareada con los rizos alborotados y me metí dentro del auto antes de que se esfumara. Mi hermano encendió el motor y arrancamos.
Se abstuvo de encender la radio, lo cual agradecí. Pero me eché para atrás en cuanto abrió la boca.
— ¿Dónde estuviste el viernes?— casi me ahogo al pasar el pedazo de barrita que acababa de llevarme a la boca.
—A ver, yo soy la mayor aquí hermanito —tosí un poco. —Yo no tengo que dar explicaciones, tú sí.
—No te preguntaría si no supiera que saliste con uno de mis amigos —no se notaba molesto, pero sí serio.
—Ah sí, Thomas es muy agradable —le seguí el juego. Tal vez no hacía bien en hacerlo enojar, pero era divertido ver cómo se ponía rojo hasta las orejas.
— Y sí es tan agradable como dices — me miró y regresó la vista al frente —¿Por qué te fuiste con otra persona?
¿El sabría que...? Si lo supiera ya hubiera armado un drama.
Intenté tranquilizarme.
—Tenía que estar con esa otra persona, Thomas lo entendió —suspire y seguí comiendo de mi barrita tranquilamente— ¿Tú cómo sabías que había salido con él?
—Yo me entero de muchas cosas —aparcó entre dos autos oscuros y bajamos.
Miré a Lance recargado en la entrada principal, a su lado se encontraba el chico que me había empapado de agua el primer día. Lance parecía tenso mientras conversaba con él y el chico carcajeó cuando me miró acercándome hacia ellos con Ray a mi costado. Lance me miró cuando el chico a su lado le golpeó el hombro y se me detuvo el corazón por un breve instante.
—También sé que te fuiste con él —Ray levantó la cabeza en su dirección y se alejó entre la muchedumbre, me dejó plantada en la acera, sin darme más respuestas. Ahora entendía por qué me había evitado durante todo el fin de semana.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top