Capítulo 31

Ella todavía se sentía débil cuando subió al anexo superior de la enfermería, su pecho estaba apretado y le costaba respirar. Los recuerdos bombardeaban su mente como balas, y eran confusos y opuestos, escenas de cenas familiares y la risa de su gemela se mezclaban con sus gritos de rechazo cuando intentaba ayudarla en sus peores momentos de rebeldía.

-Sialuk, dime qué sucede -pidió Vashty, mientras la sostenía por los hombros-. Estás pálida.

«Solo necesito enterrar estas emociones» sentía una enorme tristeza en el pecho.

-Quiero un poco de agua antes de irme.

-Claro.

Vashty corrió a través de la enfermería y regresó después con un vaso con agua, Gala lo bebió lento, moderando su respiración. El nudo se aflojó, su osa polar le dio la fuerza que necesitaba para no romper en llanto otra vez.

-Te veré luego -le dijo a la mujer-. Llamaré si encuentro algo útil.

-Claro, estaré aquí.

Cuando regresó al salón comedor de la Guarida Mayor Gala buscó de inmediato al león, lo encontró en un extremo cercano a la entrada de la guardería, trató de no parecer desesperada por alcanzarlo pero cuando estuvo frente a él abrazó a Alexander como si en cualquier momento se fuera a desvanecer en una nube de polvo, escuchar el zumbido en su pecho fue la perdición absoluta, su corazón se llenó hasta el límite, se sentía como si la vida le regresara al cuerpo.

No entendía cuando se volvió tan sensible o por qué este hombre era su cable a tierra, pero se sentía tan bien entre sus brazos, el olor masculino le hacía cerrar los ojos, su calor alejaba la sensación de vacío dentro de ella que se había hecho más y más grande a medida que pasaba el día sin él.

Solo pasaron separados poco más de cinco horas, pero se sintieron eternas.

-Aunque me gustan estos tipos de recibimiento, algo no está bien. ¿Qué pasó?

Alexander podía leerla mejor que nadie.

-Es..., algo muy largo, te lo diré todo después. Ahora, solo quería verte.

La mirada azul de Alexander estaba llena de arrogancia y satisfacción, sí, le había extrañado pero si se lo decía su ego llegaría a las nubes y quien sabe que clase de cosas le diría...

-Bueno, ahora sabes como me siento cuando estoy lejos de ti.

Gala tragó saliva, Alexander dejó sus manos sobre la cintura de ella, las de Gala estaban en el pecho de él. Recordó que este hombre había esperado en las sombras durante más de un año, y se sintió culpable por haberlo hecho esperar tanto tiempo, por haber pensado que era un hombre más que quería diversión momentánea. Gala estuvo tan encerrada en sí misma que no supo ver más allá de sus propios miedos y prejuicios.

Pero ahora su visión estaba clara, y Alexander merecía recibir todo lo que daba. Sin embargo, Gala no podía leerlo de la misma manera y se sentía insegura sobre si podía darle todo lo que necesitaba. Ella era buena para curar resfríos, raspones y huesos rotos, las relaciones personales eran un asunto diferente.

Pero en este momento la mirada de Alexander estaba fija en sus labios, y mientras su corazón latía tan rápido como su cuerpo era inundado por una oleada de calor desde su núcleo hasta el exterior, Gala se puso en puntas de pie para alcanzar su boca. El sabor de Alexander no se comparaba con nada que hubiera probado o sentido antes, y cada vez que lo encontraba en un beso, el tirón que la empujaba hacia él se hacía más y más fuerte.

Él era su imán y ella el metal que no podía evitar ir a su encuentro.

-Sialuk -Nilak la llamó.

Alexander gruñó cuando rompió el beso, ni siquiera le dio espacio para voltear completamente, estaba atrapada entre sus brazos fuertes y la mirada del león se clavó en el otro hombre. Mordiéndose el labio porque se veía tan encantador cuando parecía querer comerse a alguien que no le agradaba, Gala miró a Nilak por encima del hombro.

La última vez que lo había visto había sido cuando le pidió ocupar el puesto jerárquico de Anyu mientras este terminaba de recuperarse. Ahora se veía a punto de derrumbarse, tenía el cabello negro desordenado, bordes rojizos en el interior de sus ojos y las pupilas dilatadas. Vestía una camisa azul y vaqueros con botas viejas, las manos formando puños. Una expresión de derrota en su mirada.

Bien, si alguna vez pensó que con su regreso podía tener alguna clase de oportunidad con ella, estaba muy equivocado.

-¿Qué sucede?

Los ojos de Nilak se hicieron negros, sepultando sus emociones bajo el firme control y fuerza que lo había convertido en el Gran Nanuk del clan. El hombre levantó un poco la barbilla en un gesto áspero hacia Alexander.

-Dile a tu mascota que si sigue presionando, perderá su melena.

Alexander siseó. Gala rodó los ojos, luego tembló cuando presionó sus labios en su cabeza, con fuerza, y respiró. Estaba tratando de calmarse.

-No puede dejar de ser un león como tú no puedes dejar de ser un fastidio.

El pecho de Alexander vibró con una risa incipiente y ella sabía que estaba mirando a Nilak con arrogancia. El oso polar se cruzó de brazos.

-¿Eso es todo?

-No, necesito que subas a mi cúpula, habrá reunión. Ahora.

Y sin esperar su respuesta, dio media vuelta y subió las escaleras haciendo sonar el Metal bajo la fuerza de sus pies.

-El Alfa grande y malo está enojado -dijo Alex, su tono suave, profundo y satisfecho recorrió a Gala como una ola.

-¿Podrías controlarte la próxima vez?

Alexander apretó su cuerpo y dio un ronco:

-No.

El león dentro de Alexander seguía siendo salvaje, no podía cambiar eso.

-Tengo que ir -dijo, y él la rodeó con más fuerza-. Supongo que Nilak quiere hablar sobre... -Un beso en el cuello le hizo perderse, suspirar-. El problema de las... -Un gruñido, Gala curvó los dedos en los hombros de él-. Desapariciones, ¡deja de hacer eso!

Alexander echó a reír.

-No puedo y no quiero.

Gala tapó esa sonrisa que la desarmaba con un beso que lo desarmó a él, reducidos a un calor inclemente por el contacto, no podían detenerse.

-Consigue una habitación Sialuk -exclamó Aiyena al pasar cerca de ellos-. Esa forma de tocarse no es apta para menores, de hecho no es apta para ningún soltero.

Alexander se separó para mirar a la mujer, Aiyena iba con un grupo de niños cuyas edades podían estar entre los nueve y diez años. Cuando encontró los ojos marrones de la otra mujer, Aiyena le sonrió y le hizo un guiño, luego llamó a todos los niños para reagruparse e ir a la salida.

-Tengo que irme.

Alexander sostuvo su rostro entre las manos y le dio un beso corto, luego otro y otro y otro y otro más.

-Te espero aquí -prometió-. Luego me dirás lo que pasó.

Sacudiendo la cabeza solo para que se quedara tranquilo, Gala retrocedió y esta vez Alexander le dejó ir. Al darse vuelta vio a Kozuk atándose los cordones de sus zapatillas de montaña marrones, al enderezar su postura se ajustó la camiseta negra y el vaquero azul. Yakone se detuvo junto a él y le murmuró algo que no pudo escuchar, la mujer iba vestida con una chaqueta roja y pantalones de cargo marrones, Gala fue hacia las escaleras, cuando alcanzó al oso de mediana estatura este le hizo una mueca.

-Me rompes el corazón Sialuk -se quejó, golpeándose el pecho con un puño.

Junto a él al pie de las escaleras, Yakone rodó los ojos y le dio un empujón con el hombro.

-Tu corazón está bien -replicó-. Ahora vamos antes de que el humor de Nilak se torne insoportable.

Saludando con una sonrisa a la mujer cuando ella buscó su mirada, los tres comenzaron a subir, y Gala miró a Alexander hasta perderlo de vista al final de las escaleras. En la cúpula estaba el resto de las Garras Mayores, Malik y Massak, la ausencia de Taorana era un grito evidente que permanecía en las miradas un poco nerviosas de cada uno de ellos.

-Tomen asiento -ordenó Nilak, acercándose a la mesa de vidrio central desde el otro extremo de la cúpula.

Uno a uno fueron ocupando los lugares, Malik y Massak se quedaron a ambos lados de ella, del otro lado Yakone y Kozuk, Nilak quedó de pie con los nudillos de sus manos apoyados sobre la superficie de la mesa de vidrio y la vista fija en el asiento vacío. El cuerpo rígido, los labios apretados y la mandíbula tensa, una sensación de peligro llenaba la cúpula volviendo el aire pesado.

-Sialuk -habló, su mirada era hielo queriendo morderla, la fuerza que aplicó le hizo contener el gruñido agresivo de su osa-. ¿Cuál es el estado de Taorana?

Gala sostuvo su mirada.

-Estable. Ha despertado del coma, y no, no puede recibir visitas por el momento. -Lo último lo dijo mirando a los demás-. Aún no está lista.

-Saldrá de esto -confirmó Nilak, la noticia sobre la mejoría de Taorana no fue suficiente como para hacer que disminuyera su tensión.

-¿Qué sucede? -Preguntó Yakone mientras subía la cremallera de su chaqueta roja.

-Esta mañana me ha llegado una carta de advertencia firmada por los Nanuks de Groenlandia y Rusia.

Tomando el control remoto del centro de la mesa, Nilak hizo descender la pantalla y puso la nota digital a la vista de todos para que pudiesen leerla. En ella especificaba, en términos formales, las intenciones de intervención de las aguas territoriales de Icy Souls por parte del resto de los demás clanes blancos a excepción del clan Night Shadows.

-No entiendo por qué hacen esto -dijo Malik, cruzándose de brazos-. Hemos mantenido limpias nuestras aguas territoriales por más de cincuenta años.

-¿Crees que esté relacionado con las desapariciones? -Yakone se dirigió a Malik.

A su derecha, Massak gruñó bajo.

-Por supuesto, están buscando alguien a quien culpar -dijo, su voz dura-. El último punto de ubicación de la mayoría de desaparecidos de Snow Walkers es en áreas marítimas cercanas a nuestro territorio, mares de Newfoundland y el Golfo de San Lorenzo.

-Por eso los demás Nanuks piensan que nuestras aguas se están infestando de Cazadores -gruñó Nilak, bajando la mirada levantó un puño en el aire pero se detuvo antes de estrellarlo contra la mesa, de hacerlo la habría destrozado-. Kozuk, ¿cómo es la situación en las tierras del norte?

-Difícil -respondió, su rostro serio y ya sin el dramatismo que había fingido en las escaleras-. Estamos tratando de rastrear a las familias y cambiantes solitarios que todavía permanecen en el territorio, pero es malditamente complicado porque la gran mayoría no están registrados en la base de datos de la ACC, y cuando intentamos llegar a ellos ya han abandonado sus hogares y pertenencias, se esfuman -hizo un movimiento con la mano cerrándola en un puño para luego soplar y abrirlo-. Y se pierden.

-Entonces es cierto -Gala habló mirando a los ojos oscuros de Kozuk-. Están expulsando a los demás cambiantes de sus territorios.

Un brillo feroz se apoderó de la mirada del otro hombre.

-Así es -dijo entre dientes apretados, luego con una respiración profunda se obligó a relajarse-. Las tierras del norte están en manos de una organización fantasma. -Gruñó-. Pero no pueden permanecer en el anonimato por siempre, no con todo lo que hacen. Te juro Sialuk, los atraparé.

-Mantén un perfil bajo -ordenó Nilak, su mirada era más suave y apreciativa cuando encontró la de Kozuk-. Antes de cualquier operación necesitamos saber con quien estamos tratando.

Kozuk gruñó por lo bajo.

-Bien.

-Sialuk, ¿Vashty habló contigo? ¿Te dio la nueva información?

-Sí. He visto los nuevos datos de los pacientes en coma.

Nilak giró la cabeza hacia ella, sus ojos azules eran inquietantes, los gritos de esa noche, sus órdenes, la forma en que la arrastró lejos de la sangre y la carne expuesta de Imnek, todo se apretaba alrededor de ella amenazando con volverla inestable.

-¿Qué crees que esté sucediendo con las parejas sobrevivientes de los desaparecidos?

Gala parpadeó.

-No estoy segura, al igual que Vashty, esto es desconocido para mí, sin embargo..., los datos y testimonios de los que despiertan coinciden en una cosa; sus vínculos no se rompieron de una manera natural, creo que hay un agente externo involucrado.

Yakone y Kozuk compartieron una mirada intrigada, Massak suspiró mientras se pasaba una mano por la cabeza.

-¿Entiendes lo que estás diciendo Sialuk? -Inquirió Malik-. Eso es imposible.

Gala gruñó bajo.

-Nada es imposible para los seres humanos.

-Un momento Sialuk -Intervino Massak-. Aunque todo apunta a eso, todavía no tenemos pruebas para determinar que los humanos están detrás de las desapariciones.

-Pues yo no veo otro culpable -continuó Yakone-. El mercado de pieles y el tráfico de cambiantes existe solo por los seres humanos.

Junto a ella, Kozuk se inclinó contra el borde de la mesa y entrelazó los dedos de sus manos.

-Hay cambiantes involucrados en eso, no podemos negarlo.

Yakone giró hacia él, su ceño fruncido y su voz a la defensiva cuando dijo:

-Yo no estoy negando eso, lo que digo es que no hay que perder el tiempo buscando culpables cuando los tenemos frente a nuestras narices.

Kozuk bufó.

-No me estás entendiendo. Hay cambiantes involucrados, ¿de qué otra forma pueden evadir los patrullajes marítimos y seguir las rutas de navegación de los osos polares?

-Demonios -masculló Yakone con ojos abiertos.

Malik se pasó una mano por el rostro.

-Alguien les debe estar dando la información necesaria a los Cazadores.

-¿Tenemos a un traidor? -Dudó Yakone.

-Eso es lo que vas a averiguar -respondió Nilak-. No podemos admitir que no es uno de los miembros del clan, puede ser de otro. Comienza a preguntar a los planificadores de los viajes y rutas de navegación, alguno debe haber visto movimientos extraños en la central o comunicaciones sospechosas, pero ve con cuidado.

-Entendido, ¿qué debo hacer si el traidor es uno de los nuestros?

La mirada de Nilak prometía una crueldad despiadada.

-Traélo a mi sin ningún rasguño, lo usaremos para saber a quién o a quienes les da la información.

-Bien.

Nilak volvió su atención a la silla vacía.

-Lo que me lleva a otra cuestión importante -hizo una pausa, cerró los ojos un breve momento y luego solo suspiró su cansancio-. Vamos a cancelar todos los viajes por agua a partir de la semana siguiente.

El silencio se adueñó de la cúpula después de su declaración, todos sabían lo que significaba aislar el clan de los demás. La mayoría de miembros viajaba una vez por mes al territorio de otros clanes para visitar a sus amigos y familiares, después de todo, los clanes blancos estaban conectados por mucho más que el hecho de ser osos polares, líneas de sangre.

-Nilak, cancelar los viajes traerá problemas internos -habló Malik.

-Lo sé y he dado vueltas alrededor de eso durante las últimas semanas. Pero la seguridad es primero, no sabemos cuál de los nuestros será el siguiente objetivo y es por eso que prefiero cerrar el clan antes de seguir perdiendo miembros.

Hubo un silencio general hasta que Massak habló:

-¿Por cuánto tiempo será el cierre?

Nilak tardó más tiempo en responder:

-Indefinido, hasta que encontremos a los responsables de las desapariciones ningún oso polar saldrá del territorio del clan.

-No es algo viable -se quejó el hombre negro.

-Ya está decidido -afirmó el Gran Nanuk-. ¿Cómo están las patrullas?

-Desmotivadas y al borde de agotarse, hay mucha presión sobre los rastreadores y no ayuda que no hayamos encontrado a ninguno de los nuestros desde que el primero desapareció.

Nilak volvió a bajar la cabeza, movía sus labios de forma inquieta, murmurando cosas que nadie podía escuchar.

-Me uniré a las patrullas del mar del oeste esta noche, subiré sus ánimos. No vamos a darnos por vencidos.

-Yo iré contigo -dijo Malik.

Nilak acordó con un gesto.

-Bien, eso es todo, los llamaré si los necesito.

Uno a uno se despidieron del Gran Nanuk con un gesto formal.

-Sialuk -la llamó.

Era la última en la fila y todavía estaba frente a la escotilla cuando giró para mirarlo.

-Investiga sobre ese agente externo que afecta los vínculos, tienes todos los recursos a tu disposición.

Gala lo miró un instante a los ojos.

-De acuerdo.

-Oye, espera...

Ella gruñó por lo bajo.

-¿Qué?

Su expresión se tornó inusualmente frágil.

-¿Hablaste con Anyu?

-Sí, me dijo todo lo necesario, investigué por mi cuenta, ¿fue por eso que enviaste rastreadores a capturarme?

Nilak dudó antes de responder con una verdad a medias.

-Pensé..., pensé que necesitabas saberlo.

-Existen otras formas de contactarme.

-Y con ninguna fui capaz de encontrarte. -Nilak quiso extender una mano para tocarla pero Gala retrocedió-. ¿Vas a hacer algo al respecto?

-No, no lo sé, yo... -Suspiró-. Ya no tengo nada que me ate a este clan, este no es el lugar donde pertenezco. Seguir estando aquí es una farsa.

Dejando sus manos en sus caderas, Nilak bajó la mirada al piso y permaneció en esa postura durante varios segundos.

-Lo sé -respondió, con gran esfuerzo por hablar-. Has armado tu vida en otro sitio. Y estoy conforme con eso. Ayúdame a mejorar la salud de mis osos en coma, termina el tiempo de dos semanas y podrás regresar a tu coalición.

Cuando levantó la mirada, Gala vio al joven con el que pasó toda su adolescencia y parte de su juventud reflejado en un velo de tristeza que cubría sus ojos azules, la resignación era evidente y se sintió como si hubiera ganado una batalla.

-Promételo -exigió, porque a pesar de todo lo que vivieron Gala ya no confiaba en él.

-Tienes mi palabra, en doce días serás una mujer libre.

Gala dio una ligera inclinación y regresó a las escaleras, solo pudo soltar el aire con libertad cuando cerró la escotilla y ya no podía sentir la mirada triste de Nilak, y aún con esa barrera entre ambos parecía sentirlo mirándola.

Doce días y todo esto terminaría. Tendría un nuevo inicio en Gold Pride. Sonrió por eso.

Tal y como lo prometió, Alexander seguía en el mismo sitio donde lo había dejado, pero apoyado contra el borde de una mesa vacía con los brazos y piernas cruzados, su mirada estaba en otro punto de la Guarida en la entrada del túnel de conexión con la guardería, y al voltear su rostro sonrió cuando la vio. Gala contuvo el aliento, su corazón latió duro.

-¿Todo salió bien?

-Sí..., ven, tengo que ponerte en órbita.

Lo llevó de la mano hacia la puerta de salida, afuera el cielo estaba nublado pero la capa de nubes era lo suficientemente delgada como para que la luz del sol se sintiera, en el camino hacia el sitio cercano a una carretera de conexión donde había dejado el vehículo todo terreno, Gala le habló sobre la reunión con Nilak y las Garras Mayores, también lo que Vashty le había mostrado en la enfermería y lo que Taorana le había dicho después de salir del coma, al final Alexander quedó en silencio, pensando. La brisa en contra movía su melena rubia, luchar por no ver la marca en su cuello era imposible, y la necesidad por volver a hacerla se había convertido en una bestia más dentro de ella.

-No voy a negar que lo que dices suena un poco loco y muy aterrador, quiero decir... Ya es malo que con un aparato en el cuello enredado en la espina puedan controlar las transformaciones, ¿pero romper los vínculos? Eso es... -Sacudió la cabeza-. Sádico e innecesario.

Algo de lo que le dijo le hizo ruido.

-¿Cómo sabes sobre los neuroestimuladores?

Alexander sonrió, medio nervioso.

-Es una larga historia.

-Ah no, ya te conté la mía, ahora es tu turno de decirme las cosas.

Alexander tiró de ella y rodeó su espalda con un brazo.

-Uh, chica mandona, ¿a dónde vamos?

-A casa -respondió, luego corrigió-. Nuestra casa temporal. Quiero hablar con Tanya, le enviaré las imágenes y toda los datos, ella tiene acceso a otras herramientas para obtener información. Y tú tienes que transformarte.

-¿Quieres que también te deje hacerme trenzas en la melena?

-Hablo en serio.

-Eres tan linda cuando te enojas.

Sintiendo que podía derretirse si seguía diciéndole cosas como esa, Gala no respondió, en su lugar se apoyó en Alexander el resto del camino.

-Conocí a alguien cuando te fuiste a la enfermería -dijo después, iban en el vehículo de regreso a Falls Lake.

-¿A quién?

-La tía de Yala.

Solo un rostro se le vino a la mente pero Gala quiso creer en cualquier otra persona.

-Ella tiene varias tías.

-Asiavik se parece a ti.

Gala apretó el volante.

-Esto es malo.

-No, de hecho, una vez que pasas el miedo inicial llega a ser agradable.

-¿Qué cosas te dijo? ¿Qué te hizo?

-Nada -respondió encogiéndose de hombros-. Solo quiso verificar los rumores, y confirmar si de verdad tenías una pareja. Fue un poco hiriente al principio pero luego se ablandó al ver la marca en mi cuello. Dijo que tenía un significado, los osos polares no marcan a sus parejas a la ligera, así que dime, Gala, ¿soy especial para ti? ¿Alguien a quien no abandonarías?

-Alex, creo que fui clara esta mañana.

-Responde mis preguntas, quiero escucharlo, necesito escucharlo.

-¿Por qué?

De reojo lo miró.

-Es la última barrera entre nosotros, pero solo tú puedes cruzarla. Responde, natuk.

«Has armado tu vida en otro sitio»

Gala había convencido a Nilak, ya no había dudas de que ella no tenía nada que hacer en Icy Souls, el plan de Alexander había dado buenos resultados. Pero ahora era un poco diferente, porque sabía que estos sentimientos no eran fingidos sino reales, y que el tirón que la empujaba hacia él solo significaba una cosa.

-Eres mi compañero -admitió.

Lentamente, la sonrisa del león fue creciendo más y más y más, Gala no quería mirarlo porque sabía lo que diría.

-El destino, natuk.

Gala bufó.

-No empieces.

-No puedes hacer que no me emocione, ¡lo sabía! Somos el uno para el otro.

-Yo creo que es algo irónico, la única persona con la que puedo emparejarme es la misma que he alejado durante un año.

-¿Quieres emparejarte conmigo?

El corazón de Gala estaba acelerándose, su pecho temblaba. Se sentía como si en cualquier momento pudiera ser empujada al vacío.

-Alex, yo...

-¿Quieres?

Ella suspiró.

-No sé como hacerlo, ni siquiera estamos vinculados.

-Eso sucederá en cualquier momento.

-Deberías calmarte o me harás caer en un accidente.

Alexander volvió a su asiento, pero no borró su sonrisa.

-Lo siento -dijo, su voz más contenida-. Es que he tenido pocas cosas buenas en mi vida, tú y Gold Pride son todo lo que tengo y lo mejor que alguna vez tendré.

Gala sintió la amargura en su voz.

-¿Qué hay de tu familia?

-No los recuerdo, me raptaron cuando tenía ocho.

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