Capítulo 29
La osa polar dentro de Gala estaba más inquieta que nunca después de haberse separado de Alexander, desde que tenía memoria siempre había sido una criatura constante y tranquila como un témpano de hielo en el océano, pero ahora parecía como una tormenta de nieve.
Gala no podía entender el cambio, pero creía que se debía al creciente vínculo con Alexander. Y Gala estaba asustada, mucho, las emociones dentro de ella se apiñaban en un crudo torbellino en su estómago, sentía ganas de volver al refugio seguro que había estado construyendo todos estos años, pero también tenía ganas de seguir dando pasos solo para ver hasta donde podía llegar, porque estas cosas que hacían cosquillas y generaban un calor agradable y la sensación de estar protegida, eran incomparables con la seguridad y soledad absoluta del refugio.
Sin embargo, un león le había abierto una puerta y esperaba por ella. Gala lucharía contra sus demonios del pasado para poder tener algo real, porque no había marcha atrás, la decisión estuvo tomada desde el momento en que le dejó una marca sobre la piel.
Recordar la mancha de un color rojizo en el cuello del león le hizo sentir la mujer más fuerte y poderosa del mundo, tal vez tenía razón, pensó mientras bajaba al anexo subterráneo de la enfermería, tal vez Gala era un poco posesiva. Tal vez era parte de la oscuridad en su interior, porque realmente había tenido pocas cosas en los últimos diez años, y una pareja era algo grande, como un diamante fino y precioso y ella sentía tantas ganas de llevarlo a un lugar lejano solo para tenerlo para sí misma... Gruñó, esa idea era extraña, pero el animal irracional la adoraba.
Sacudiendo la cabeza cuando la plataforma tocó el suelo, Gala bajó y caminó hacia la zona de descanso del personal médico de Vashty. Bajo tierra se perdía la sensación del tiempo, había cerca de diez personas en las mesas y sillones de la sala, los colores eran oscuros en contraste con las paredes blancas, otras tres personas estaban en la barra de bebidas. El ambiente también estaba lleno con olor a café, té de hierbas y otras cosas dulces, además de panes, y esos bollos... La sonrisa de Alexander apareció en su mente cuando identificó ese olor característico. Saludando al pasar como un gesto de formalidad, Gala llegó hasta el extremo y giró por un pasillo lateral.
Vashty había pedido hablar con ella de manera urgente apenas tuviera un tiempo libre, Gala dedujo que solo podía tratarse de la evolución de la salud de Taorana. Deteniéndose en la última puerta que conectaba la oficina de la jefa de enfermería, Gala esperó unos segundos para asegurarse de no interrumpir algo importante, luego golpeó.
-Adelante.
-Buenas tardes -saludó al entrar.
-Buenas tardes Sialuk -respondió la mujer, había un batido de chocolate en una de sus manos, en la otra sostenía un anotador digital-. Pasa, toma asiento.
Nunca se había dado cuenta de cuan oscura y solitaria podía ser una oficina bajo tierra, hasta ahora. No tenía ventanas que recibieran luz, solo un escritorio de vidrio con dos sillones marrones y la silla que ocupaba Vashty. Las paredes eran blancas y había alfombra azul cubriendo el piso, la iluminación provenía de cuatro lámparas de pie ubicadas una en cada esquina.
La oficina era solitaria.
Sentándose en uno de los sillones pequeños frente al escritorio, Gala tuvo recuerdos que la conectaban con este entorno. Ella y Shila solían pasar mucho tiempo en la enfermería, debido a que el hogar que las recibió en el intercambio era de la antigua jefa de enfermería, Asiavik, ella y su compañero Amaruq, fueron su familia adoptiva encargada de todos los cuidados que necesitaran.
Shila duró pocos meses bajo tierra, su desinterés la condujo a pasar el tiempo en la superficie, mientras que Gala encontraba la vida médica como algo fascinante, pronto se hizo seguidora de Asiavik y de su mano derecha, Sakari.
Había jugado en esta oficina hace dos décadas, se había sentado en esa silla y soñado con algún día ser aquella que cuidara de la salud de todos los osos del clan.
-¿Qué necesitas? -Preguntó, le temblaba el labio superior por los recuerdos, ya no podía cerrar el baúl en donde los había escondido.
-Tengo los escaneos cerebrales de Taorana y de los demás osos afectados por rompimientos vinculares.
Cambiando del archivo de lectura a las imágenes cerebrales en la pantalla del anotador digital, Vashty se lo entregó y luego se puso de pie, cuando Gala lo recibió y miró a la otra mujer a los ojos antes de que se levantara de la silla, vio el cansancio y la hinchazón en ellos, era muy probable que no hubiese podido dormir hace un buen tiempo.
A pesar de eso, el resto de su apariencia era acorde al trabajo de tiempo completo de una madre y líder de sector. Vashty tenía el cabello un poco desordenado en una coleta suelta, vestía un suéter naranja brillante con vaqueros negros y zapatillas de lona de igual tono.
Vashty no estaba muy bien, y Gala sabía perfectamente porqué. Se sentiría de la misma forma si estuviera en su lugar, con su gente siendo afectada por algo invisible a lo que no le encontraba una cura y la incertidumbre alrededor de eso. Gala suspiró, intentaría darle una mano para resolverlo.
-¿Qué has encontrado? -Preguntó, deslizando los dedos sobre la primera imagen para ampliarla en la pantalla.
Vashty, se giró para ya no darle la espalda y caminó hacia Gala, se detuvo junto al sillón y señaló una parte de la imagen.
-Este es un escaneo de un cerebro cambiante con actividad normal -dijo, luego deslizó a la siguiente imagen-. Este es el cerebro de Taorana.
La pantalla se llenó con el color rojo brillante dividido en puntos y zonas con mayor o menor tinte, Gala jamás había visto eso en todos sus años en la medicina.
-¿Es actividad neuronal?
-Cualquier humano diría eso. -Gala dejó pasar el comentario de la otra mujer solo porque podía sentir su agotamiento-. Pero cada mancha roja es un impulso de energía que se enciende y se apaga mientras está inconsciente, sin razón alguna la actividad cerebral ha aumentado. Mira el siguiente vídeo de resonancia.
Gala deslizó, Vashty estaba en lo cierto, las zonas de impulsos se encendían y apagaban sin razón alguna y eso estaba por fuera de lo normal, incluso para la biología cambiante.
-¿Tienes alguna idea de lo que sucede?
Vashty se enderezó, cruzándose de brazos.
-Es por eso que te llamé. Soy jefa de enfermería, pero mis conocimientos solo se limitan a la biología propia de los osos polares, pensé que si tú has completado la carrera en el exterior, tal vez tengas una perspectiva diferente de lo que produzca eso. No puedo darle un nombre.
Gala pasó imagen tras imagen, y todas tenían las mismas manchas rojas. Era algo que no debía verse en un escaneo cerebral, lo normal era que la imagen del cerebro estuviera en calma si se encontraba inconsciente, como la de un humano.
Pero, razonó, estos pacientes no eran humanos...
Era difícil obtener un sentido razonable para esto, entonces comenzó a hilar todos los datos que tenía para poder identificar un patrón. Cambiantes adultos, todos en estado de coma en mayor o menor grado, con rompimientos vincularse inesperados, si estaban inconscientes la actividad debería estar reducida al rango normal del sueño, a no ser que...
-Están buscando algo.
Vashty movió la cabeza hacia ella.
-¿Qué dices?
-Están inconscientes, el lado racional no se encuentra activo, pero ¿qué hay del lado animal?
Vashty hizo una mueca, considerando la idea.
-La actividad de la mente animal no puede ser detectada en una resonancia, tampoco en un escaneo.
Ese era un punto lógico, la mente animal solo era de conocimiento personal, cada cambiante era único al igual que sus animales con los que convivían, de ninguna otra forma podían dar conocimiento sobre la mente animal a excepción de los relatos personales.
Gala podía sentir a su osa polar mientras pensaba en eso, podía rodear a esa mente dueña de impulsos e instintos, estaba junto a ella desde que tenía uso de razón y jamás se cuestionó cómo estaba ahí o por qué. Para ella y para todos los cambiantes era algo tan natural como respirar.
Entonces lo entendió.
-Porque estamos frente a una anormalidad, no tenemos precedentes. -Gruñó por lo bajo-. Pero no tengo otra forma de explicar los impulsos de energía. Ellos están buscando sus vínculos.
Vashty guardó silencio, luego preguntó:
-¿Ocurrirá lo mismo en rompimientos normales?
-¿Desde cuándo dejaron de ser normales?
Vashty gruñó, caminó hacia el escritorio, giró para enfrentar a Gala y se apoyó contra el borde.
-Uno de los pacientes despertó ayer, hablé un poco con él, todavía no salía del shock cuando dijo que sintió como si algo le arrancara el vínculo que tenía con su pareja; un tirón fuerte y doloroso desde el centro de su mente luego el golpe de explosión -dijo, citando las palabras del paciente-. No se sintió como si lo perdiera, sino como que se lo quitaron.
Gala asimiló la información mientras fruncía el ceño, regresó a las imágenes, las observó desde todos los puntos posibles pero la respuesta se le escapaba. Nada más que la muerte o una infidelidad podía romper con un vínculo cambiante, era una conexión emocional y psíquica muy fuerte, pero las palabras del paciente apuntaban a que el rompimiento se produjo por un agente externo y eso era algo que no se podía hacer. Ni siquiera un Alfa a través de los vínculos de sangre podía meterse en las conexiones emocionales profundas que unían a las parejas, eran uniones protegidas, casi blindadas contra el alcance del Alfa.
-Los rompimientos sucedieron por un agente externo -razonó-. Y una de las consecuencias es que ha dejado expuesta la actividad de la mente animal en el cerebro, cómo o por qué se están rompiendo, no tengo forma de saberlo.
Vashty se quedó mirando un punto en la alfombra azul, con el anotador en las manos.
-Nilak dijo que los principales culpables de las desapariciones siguen siendo los Cazadores.
Gala sacudió la cabeza.
-Si los capturan, solo tendríamos a sus parejas preocupadas y conscientes, si los matan, tendríamos rompimientos vinculares normales, sin estados de coma ni actividad cerebral anormal.
-¿Por qué ocurren estos rompimientos, acaso los Cazadores idearon una forma de destruirlos?
Gala negó. Un estremecimiento golpeó su cuerpo por la crueldad que algo como eso suponía, los vínculos eran todo lo que un cambiante aspiraba a conseguir, tarde o temprano, uniones emocionales trascendentales, que los humanos pudiesen ir por ahí destruyendo esas uniones dejando dolor y muerte de inocentes a su paso era una escena de terror.
-No tienen forma de saber si el cambiante que capturan está vinculado o emparejado.
Vashty hizo un gesto breve con la cabeza, concordando.
-A menos que haya un cambiante trabajando para ellos como identificador.
Ambas gruñeron con la idea, era la peor traición que un cambiante podía hacer contra su misma raza.
-Si fuera así, ¿qué ganarían? -Vashty dudó-. Un oso polar cuyo vínculo se ha roto se vuelve una criatura inestable y peligrosa, incluso para sí mismo, eso hace que se pierda el valor económico.
-He oído que el mercado de pelajes está creciendo mucho más que el tráfico de cambiantes. -Gala hizo una pausa, tratando de encontrar esa respuesta, no podía-. Pero creo que llegamos a la pregunta correcta -continuó, y luego buscó la mirada de Vashty-. ¿Qué ganarían rompiendo los vínculos?
En todo caso, eran necesarios para sostener la estabilidad mental de sus capturas. Gala sabía que los Cazadores no eran estúpidos, ellos conocían los métodos de cacería para cada tipo de cambiante así como su funcionamiento vital y el comportamiento, debían conocer esos datos para asegurar el rendimiento a largo plazo del negocio. Podía esperar estas maniobras contra los vínculos cambiantes de parte de Cazadores jóvenes y novatos, personas desesperadas por conseguir dinero fácil. Sin embargo, algo le decía que no estaban lidiando con el trabajo de novatos.
No, esto tenía una razón oculta, algo tan bien estructurado en las desapariciones solo debía ser obra de un nuevo tipo de organización criminal, tal vez estaban planeando un nuevo uso para las capturas.
-No lo sé -respondió Vashty, luego dejó salir un suspiro-. Ojalá Nilak nos traiga buenas noticias.
En eso, unos golpes sonaron en la puerta.
-Adelante.
-Vashty -dijo una mujer joven, con la puerta a medio abrir-. Es Taorana, acaba de despertar.
-Es una excelente noticia -respondió Vashty, su voz menos tensa-. Iremos enseguida.
La otra joven se retiró tan pronto como llegó.
-¿Debo acompañarte? -Gala cuestionó-. Quizá Taorana no se encuentra lista para recibir personas.
-Por ahora eres la mejor ayuda contra lo que estamos luchando, ven.
Cuando llegaron a la habitación de Taorana, Vashty se dirigió enseguida al panel de signos vitales, Gala cerró la puerta detrás de ella pero se mantuvo al margen. La mujer en la cama apenas podía mantener los ojos abiertos, tenía la piel más pálida de lo normal y una coloración grisácea en los labios, además de grietas rojas.
-Hola natuk -Vashty aplicó un tono maternal y cálido-. ¿Cómo te encuentras?
Al ver que Taorana se humedecía los labios, Vashty le hizo un gesto a Gala mientras se sentaba en el borde de la cama. Ella atendió la orden silenciosa y acercó el vaso con agua y una pajilla de metal a la boca de la paciente, Taorana bebió un poco, su mirada estaba perdida apuntando al techo.
-Siku...
El corazón de Gala se apretó cuando escuchó la voz quebradiza de Taorana, y su oscuridad vibró queriendo envolverla. El camino para esta mujer ya no sería sencillo y ahora venía la peor parte.
-Siku no está.
-Sialuk -Vashty dio un gruñido de advertencia, luego regresó a Taorana-. Todavía no ha vuelto.
Por dentro Gala batallaba entre lo que era correcto y lo que era mejor para un paciente, por más que Taorana estuviera regresando de un estado de coma prolongado, ella no debía ser cubierta en flores y algodón, debía saber la verdad, sin embargo decirlo era más difícil que pensarlo y eso podía desencadenar una reacción contraproducente.
Por la forma en que Vashty le miró cuando ambas se encontraron durante un par de segundos, la otra mujer tenía el mismo pensamiento. Dar las malas noticias era la peor parte del trabajo, pero entre más lo retrasaran podía ser peor para Taorana.
-¿Dónde está Siku? ¿Dónde?
Taorana tembló, luego en un arranque inesperado tomó la mano de Gala con fuerza.
-¿Dónde?
No podía luchar contra lo inevitable.
-Lamento mucho decirlo -dijo en voz baja-. Siku fue declarado fallecido.
Taorana apretó el agarre arrancándole un gruñido a Gala.
-No es cierto -replicó, al menos estaba recuperando su energía y fuerza.
-Los rastreadores marinos no lo han encontrado -agregó Vashty, tratando de calmarla, tocando su brazo, su rostro, su cabello cobrizo.
-Las luces flotantes se han encendido tres noches seguidas.
-¡No! -Exclamó la mujer, un poco más de fuerza y rompería los huesos de su mano, pero Gala no iba a moverse-. Tienen que encontrarlo.
-Se perdió en el mar.
Taorana siseó, la oscuridad absoluta se llevó el color verde de sus ojos.
-Shila se perdió en el mar y no dejaron de buscarla.
La oscuridad de Gala se deslizó hacia el frente, dio un tirón y se liberó del fuerte agarre de la mujer, la furia que sentía en este momento era difícil de apaciguar, y por la forma en que había llamado la atención de ambas mujeres, era algo que se había filtrado a su exterior.
-Esto no es lo mismo -replicó con dureza-. No es algo que pueda compararse con un suicidio. Siku se perdió en el mar, tal vez fue capturado por Cazadores o atacado por animales salvajes, pero ya no va a volver.
-¡Tú no sabes por lo que estoy pasando!
-Taorana, cálmate -pidió Vashty, pero su mirada era severa sobre Gala-. Cálmate, no es bueno que te alteres.
-Tú tampoco me crees -dijo, jalando el suéter de Vashty para acercarla-. No, no me creen.
-¿Qué es lo que debemos creer?
-Siku está vivo.
Gala se llevó una mano a la cabeza.
-No se ha encontrado su cuerpo -dijo, a un pequeño paso de caer en la exasperación.
Taorana tenía una expresión maniática y nerviosa, los labios le temblaban por el enojo visceral que encendía sus ojos.
-No lo entiendes porque no estás vinculada -dijo, el mismo nivel de crudeza en palabras que le cayeron como hielo afilado-. Y dudo que alguna vez lo estés. -Girando una vez más hacia Vashty, continuó-. Alguien me arrebató el vínculo, Siku no murió y no me abandonó, él está vivo, y si ustedes no me ayudan a encontrarlo, me levantaré ahora mismo y lo buscaré por mis propios medios.
-Si quieres encontrar a Siku, ¡cálmate ahora!
La voz de Gala fue un estruendo que hizo vibrar hasta las paredes de la habitación, su fuerza aplacó el temperamento agresivo de Taorana dejando en ella solo una mirada sorprendida, tal vez asustada, Vashty solo la observaba como si hubiese esperado tal reacción. Como fuera, Gala no quería discutir, solo necesitaba recuperar el control y que la estabilidad emocional de Taorana regresara al equilibrio óptimo para ser una criatura con la que poder razonar.
Procesaría el dolor de sus palabras después, ahora necesitaba respuestas.
-Quiero que expliques qué fue lo que sentiste cuando pasó todo.
Taorana mantenía la mirada lejos de Gala, entendiendo que estaba afrontando cosas que Gala jamás había hecho, volvió a sentarse en el borde de la cama y esta vez, le ofreció la mano abierta. Con cierta renuencia, Taorana la tomó y luego la cerró, Gala murmuró palabras de apoyo para hacerle sentir que estaba segura y a salvo de cualquier cosa.
-Siku no transmitía nada desde la mañana, pensé que estaba concentrado en su navegación así que mantuve el vínculo en calma. Luego, después del mediodía comenzó a temblar y a transmitir emociones erráticas. Después de eso el vínculo fue tirado desde adentro, un pulso caliente quemó a través y lo cortó, ya no pude sentir a Siku. Pero la desconexión fue..., anormal, no sé sintió como si hubiese muerto.
Gala y Vashty compartieron una mirada, Taorana volvía a confirmar la teoría.
-¿Pudiste sentir algo más? ¿Algo que nos ayude a diferenciar aquello que cortó el vínculo?
-Lo último que Siku transmitió fue la sensación algo caliente corriendo por la sangre y luego el pulso de desconexión acabó con todo. Tal vez es solo una interpretación al azar de todo lo que pudo transmitir.
-Está bien natuk -dijo Vashty-. Cada detalle ayuda.
-Hay más miembros del clan que se encuentran en una situación similar a la tuya -continuó Gala, por dentro era un temblor hirviente de furia-. Vamos a resolver esto -dijo, mirando a los ojos negros de Taorana-. Lo prometo.
No existiría castigo suficiente para el causante de tanto sufrimiento, Gala quería atraparlo, tenerlo entre sus garras y destrozarlo para que no volviera a hacerle daño a nadie más. El pensamiento era tan visceral e instintivo que la abrumó, sobre todo porque, era el mismo que tuvo hace diez años.
-Ahora tienes que descansar y recuperarte -agregó, desechando el pensamiento que era como una cuchilla afilada rasgando su cordura-. A Siku no le agradaría saber que descuidas tu salud.
Los ojos de Taorana regresaron al verde, cristalinos y nublados por las lágrimas que derramó en silencio. Gala se sentía insignificante para dar consuelo, solo sostuvo su mano mientras escuchaba el llanto de la mujer, los sonidos de aquellos sollozos le golpeaban con fuerza, era un llamado oportuno para la oscuridad que se revolvía en su interior pidiendo que la liberase, tratando de convencerla de que al hacerlo era la única forma de encontrar a los desaparecidos y al hombre al que esta osa polar amaba. Pero Gala jamás cedería al llamado otra vez, era mil veces mejor razonar las cosas antes de rendirse a la turbulenta necesidad instintiva, la oscuridad era un manojo de sensaciones nocivas que se descarrilarían si les daba una oportunidad.
Y si permitía que eso sucediera, se perdería a sí misma porque nadie se atrevería a acercarse a la bestia para hacerla volver. Lo perdería todo. No podía dejar que eso pasara.
Varios minutos después, Taorana dejó de llorar y quedó en silencio, todo apuntaba a que dormiría pronto, así que Gala dejó su mano y ella la liberó sin resistencia.
-Descansa Tao -Vashty le dio un beso en la frente-. Vamos a solucionar todo, ten paciencia.
Taorana sacudió la cabeza, asintiendo, y luego se giró en la cama quedando de costado, Vashty le hizo un gesto a Gala y ambas se dirigieron a la salida, la jefa de enfermería salió primero y cuando Gala estaba por cerrar la puerta, fue detenida por Taorana.
-¿Sialuk?
-¿Si?
La mujer tragó saliva.
-Perdóname, lo que dije..., no debí..., yo...
-Está bien -respondió, sonriéndole-. No hay problema, te entiendo. Ahora, descansa, por favor.
Gala cerró la puerta solo cuando se aseguró que Taorana estaba durmiendo, después se quedó apoyada con la espalda contra la pared, su cuerpo se sentía extrañamente frío, su corazón vacío.
-Sialuk -Vashty se acercó con ojos muy abiertos, tomó sus manos-. Estás temblando.
-Lo sé -asintió-. Yo..., necesito regresar con Alexander.
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