Capítulo 21
Gala ingresó al túnel que conectaba el anexo de enfermería con la tibieza del contacto en su piel a modo de recordatorio, sabía que cada acción que Alexander tomaba era de una forma deliberada, y desde el momento en que ella accedió a mostrarle una parte de lo que era, el león la envolvió en una burbuja de protección, brillante y visible para cualquiera que estuviera cerca.
Era como llevarlo con ella en cada paso, en su piel, y aunque él se encontraba bajo tierra, Gala lo sentía cerca. Cuando las puertas del anexo se abrieron luego de la confirmación del lector de rostros, el lúgubre ambiente le hizo tensar los músculos. De inmediato encontró a Vashty terminando de cortar el yeso del brazo de un niño de no menos de ocho años con un láser de alta precisión, el cachorro dejó de observar el corte y dirigió esos profundos ojos verdes a Gala. Tenía rizos apretados que se extendía en todas direcciones, desordenados, salvajes, su piel de un marrón claro y brillante, llevaba puesto un pantalón térmico color gris y una remera de manga larga con un patrón de rayas horizontales en color celeste y blanco. El niño no le reconoció, pero le sonrió mostrándole la confianza necesaria para estar calmado con su presencia, porque para el niño Gala era parte del clan. Y el clan era seguro.
Era...
Enterrando esa amarga verdad en lo profundo de su mente, Gala le sonrió de vuelta mientras se detenía junto a su camilla, se agachó y puso los antebrazos en el borde entrelazando los dedos y le observó. Ella no había previsto esto, ni lo veía como algo necesario, pero no podía evitarlo, un cachorro herido era una llamada que jamás ignoraría, su oscuridad exigía salir para proteger, hacer pedazos a lo que le hubiese dejado el brazo roto.
-¿Cómo te llamas? -Preguntó.
Vashty le había echado una mirada furtiva, pero su atención por el momento debía estar en el manejo del láser. Esa pieza de alta tecnología médica debía ser usada con responsabilidad y cuidado, un cálculo mal hecho en la intensidad del haz de luz o un movimiento demasiado brusco podría cortar la piel si ya estaba llegando al final del yeso.
-Akiak.
Valiente, pensó, y luego notó que no tenía conectada ninguna vía con anestesia o algún medicamento para el dolor. Le hacía honor a su nombre, pero luego vio el yeso y pensó que tal vez este niño había malinterpretado su significado.
-¿Cómo sucedió?
-Un deslizamiento de tierra -Vashty respondió-. Los cuatro cachorros estaban en el lugar y momento equivocados, pero reaccionaron rápido, solo este pequeño quedó atrapado entre los escombros.
-Yo grité a los demás para que corrieran.
Gala quería reclamar qué hacían cuatro cachorros jugando en un sitio peligroso por los derrumbes, pero se detuvo cuando se encontró con los ojos brillantes del niño. A pesar de resultar herido, podía ver en él que se sentía orgulloso por haber protegido a sus pequeños compañeros de clan, Gala no minaría su buena acción, no valía la pena hablar sobre algo que ya no podía ser revertido, pero tendría una conversación sobre los protocolos y las zonas seguras donde los niños podían jugar tranquilos.
-Ya estoy llegando al final del yeso -dijo Vashty, la concentración tensaba la piel blanquecina contra el borde afilado de su mandibula-. Quieto, muy quieto Natuk.
Gala sostuvo la mano de Akiak, distrayendo al niño que de forma repentina había temblado, estaba sintiendo el láser cerca de su piel, el calor como un suave cosquilleo que podría convertirse en dolor al menor movimiento. Gala le preguntó que era lo que quería hacer cuando pudiera usar su brazo de nuevo.
-Quiero nadar alrededor de Troop Island. -Los ojos del niño brillaron-. Mis padres nos llevarán allí el fin de semana.
-Solo si el hueso ha sanado de manera correcta -agregó con un tono serio, pero luego se ablandó cuando Akiak le echó una mirada preocupada-. Estarás bien.
-Apuesto a que podrás pescar un par de peces.
El cachorro apretó su mano, su sonrisa fue ligera hasta que el crujido del yeso le hizo dar una exhalación, como si pudiera respirar otra vez.
-Yeso fuera. No muevas el brazo.
Vashty dejó los restos del yeso en un contenedor cercano a la camilla, luego tomó un rociador de liquido antibacterial de la mesita de metal junto a ella y comenzó a limpiar la piel toda el área del brazo, Akiak se estremeció, pero respondió con una negativa cuando Gala le preguntó si sentía dolor. Valiente, deseó poder verlo nadar.
-Bien, muy bien. -Vashty le sonrió, su mirada cariñosa y amable-. Ahora, pequeño, hay que ver como está ese hueso.
Levantándose de su asiento, la mujer activó la plataforma luego de ponerse de pie sobre ella y bajó a la extensión subterránea, regresó unos minutos después con un radiógrafo portátil. El aparato estaba formado por dos placas cilíndricas que se abrían y cerraban alrededor de la extremidad sobre la que se necesitara ver la imagen, por dentro tenía el equipamiento normal de un aparato de radiografía convencional pero adaptado al tamaño. La imagen de la radiografía era transmitida de forma automática a través de la red de comunicaciones y por un enlace conectado con el anotador digital de Vashty. Menos de cinco minutos pasaron antes de que los datos estuvieran en el delgado anotador.
-Bien, vamos a ver.
Akiak levantó la cabeza para poder alcanzar la imagen.
-Todo se ve bien, el hueso se ha fusionado según lo previsto. -Acercando la pantalla para que el niño pudiera ver mejor, Vashty le mostró donde estaba la quebradura-. Esa línea estará ahí a partir de ahora, cuando crezcas puede que se mueva un poco.
-Raro -dijo, frunciendo el ceño.
Vashty rió.
-Una razón más para no romperte los huesos, ¿no?
-¿Ahora puedo transformarme?
Los labios rosados de Vashty se ladearon en una mueca. La jefa de enfermería revolvió los rizos oscuros del niño.
-Claro que puedes, pero quiero que esperes tres días más y tomes el suplemento de calcio. ¿Lo harás?
Akiak sacudió la cabeza con energía.
-Bien, seguirás con el cabestrillo, tu tío Miki se ocupará de enseñarte unos ejercicios para comenzar a mover el brazo adecuadamente.
Girando, Vashty hizo un escaneo general con la mirada hasta que se detuvo en un hombre de baja estatura, piel oscura y rizos tan apretados como los de Akiak. No había duda alguna que estaba emparentado con el pequeño. El hombre -que por el uniforme azul claro supo que era uno de los enfermeros-, dejó su anotador digital sobre un carro con instrumental quirúrgico y se apresuró a ellos.
-¿Cómo ha ido todo con este pequeño valiente? -Preguntó, sus ojos oscuros brillando con afecto. Miki le sonrió a su sobrino y luego giró para saludar a Gala-. Creo que no nos conocemos -dijo, le extendió una mano-. Soy Miki.
-Sialuk -respondió, correspondiendo el agarre, firme y breve.
-Vashty, ¿ha ido bien?
-Sí, la fractura está sellada, pero quiero que haga ejercicios de movilidad antes de transformarse. Y un monitoreo diario del hueso para ver que sea sólido de nuevo.
-¿Cuantos días?
-Tres.
-¿Podremos ir a Trooper Island? -Preguntó el cachorro mirando a uno y a otro.
Miki le sonrió gentil para tranquilizarlo.
-Claro que sí, campeón. Tus padres deben llegar en un par de días.
-Llévalo -ordenó Vashty-. Necesita un abundante desayuno.
Besando la frente del niño con dulzura, Vashty le ayudó a bajarse de la camilla, Akiak se agarró de la mano de Miki un instante después.
-Adiós Sialuk.
-Adiós cachorro.
Gala esperó hasta que los dos estuvieran fuera de la enfermería para quitarse la duda.
-¿Sus padres no están?
Era muy extraño, los cambiantes eran protectores con los cachorros, eso se multiplicaba exponencialmente tratándose de los padres. Las familias casi siempre viajaban juntas de un territorio a otro, a pesar de que el clan era seguro para los cachorros y los adultos los protegerían como si fueran sus propios hijos de sangre, el apego de los padres era muy fuerte y no los dejaban solos por mucho tiempo.
-La pareja había estado planeando un viaje a Islandia desde hace dos años, pero no estaban seguros de dejar a Akiak. Yo les convencí de llevarlo a cabo porque... -Un breve suspiro, Vashty le miró a la cara-. A veces necesitas un tiempo lejos y a solas, un poco de privacidad. Akiak está grande y entiende, quedó a cargo de su tía paterna.
Vashty volvió a echar un vistazo general a la enfermería. Gala no quería juzgar, pero la oscuridad dentro de ella se sacudió con fuerza, pensando que dejar a un hijo, por más que estuviera con familiares, era un acto peligroso. Jamás se conoce del todo a las personas.
-¿Cuando fue su accidente?
Si Gala fuera madre y se enterara de que su hijo tuvo un accidente, más allá de la preocupación y la necesidad que le dominase, querría estar junto a su cachorro más que nunca, jamás se separaría de él. Podía imaginar por sentido común que los padres de Akiak sintieron lo mismo, pero si lo hicieron, deberían estar aquí para acompañarlo en todo su proceso medico.
-Tres semanas atrás -respondió Vashty, un ligero tono defensivo en su voz-. Su tía Suka los llevó a él y otros tres cachorros a una excursión con sus amigas, cerca del lago Cobrielle. Los niños se fueron a explorar por una colina inestable.
-¿Las mujeres no sintieron el derrumbe?
-Sí. -Vashty suspiró-. Un segundo de descuido y los cachorros se van por donde los lleve su curiosidad. -Un gruñido bajo-. Solo fueron algunas rocas que se deslizaron con un poco de tierra, pero para Akiak se sintió como si la colina se le fuera encima. -Negó-. Por suerte no ha sido algo muy grave, sus padres se mantuvieron al tanto desde el primer día, están en camino.
Revisando algo en la pantalla de su anotador, Vashty preguntó:
-¿Qué necesitas? Oí que Nilak te puso como una de sus Garras Mayores.
La mujer extendió su mano hasta que sus dedos tocaron la garra que colgaba en el pecho de Gala, sus ojos claros brillando.
-Sí, lo hizo. Quiero ver a Anyu.
Vashty retiró la mano.
-Te acompaño, todavía permanece abajo. Debo ver como sigue Taorana.
Los gritos desgarrados de la otra mujer volvieron a sonar en la mente de Gala. Pero fue prudente de guardarse la pregunta solo cuando no hubieran pacientes cerca, así que caminó junto a Vashty rumbo al ascensor y bajaron a la extensión subterránea. Una vez se detuvo el aparato, se encontró con un paisaje diferente. El pasillo era amplio y bien iluminado, con paredes pintadas delicadamente con flores, arces, pinos y lagos, de un lado el mural estaba en otoño e invierno el contraste de tonos era excepcional, tanto como el otro lado, primavera y verano tan firmemente enlazados. El pasillo se extendía con conexiones a ambos lados que dirigían a diferentes áreas de la extensión, Vashty le hizo un gesto y tomaron la tercera conexión izquierda.
Ingresaron a otro pasillo con puertas en la pared izquierda.
-¿Cómo está Taorana?
-Me preocupa. -Vashty apretó los labios, sus palabras apretadas-. Quiero que veas esto, tal vez puedas entenderlo mejor.
Entrando en la quinta puerta, Gala sintió una corriente de aire frío. La habitación era pequeña y cómoda, sin ventanas pero con una pantalla grande integrada en la pared derecha a la puerta, la cama sobre la que descansaba Taorana se encontraba frente a la pantalla, a su derecha una mesa de noche con osos de peluche y rosas blancas, a la derecha, un equipo completo que media sus signos vitales.
Taorana tenía la piel tan pálida..., de un tono casi azulado, mortecino. Los labios agrietados y el cabello parecía que había perdido parte de su color. Del otro lado de la cama, Vashty tomó el anotador digital que estaba enlazado al sistema de medición de signos vitales, deslizó sus dedos por la pantalla casi transparente hasta que encontró lo que quería mostrarle.
-Mira esto.
Tomando el aparato, Gala comenzó a analizar todos los detalles del último escaneo cerebral. La mujer había sufrido una inflamación importante en la zona izquierda del cerebro, que estaba siendo tratada con antiinflamatorios de bajo alcance.
-Es una lesión física -concluyó después, regresando el aparato-. ¿Qué es lo que no concuerda?
-Un rompimiento vincular deja lesiones psicológicas, pero no es la primera vez que un individuo muestra una lesión cerebral con un estado de coma.
Gala estrechó la mirada.
-¿Pasó antes?
-Taorana es la número treinta y cinco.
Casi al instante las palabras de Malik cruzaron su mente, esto era sumamente extraño, no solo porque había treinta y cinco parejas rotas, sino porque las circunstancias de los rompimientos no eran normales.
-¿Todos desaparecidos como Siku?
Vashty asintió, una de sus manos sobre la de Taorana.
-Perdidos en el mar. Estoy desesperada Sialuk, no sé como ayudarlos y nadie entiende lo que está pasando, ni siquiera el Gran Nanuk del clan.
Su oscuridad volvió a sacudirse con una necesidad viciosa, el pelaje chocando contra su piel humana. Tantos cambiantes no podían desaparecer sin dejar rastro alguno, debía existir un patrón, una conexión que sirviera como guía para la razón de las desapariciones.
-Lo único que se me viene a la mente es que sea obra de los Cazadores.
-Me niego a creer algo así, en cinco décadas jamás se atrevieron a cazar en las aguas territoriales de los clanes blancos.
Era un buen punto. Cincuenta años atrás, cansados de que los Cazadores estuvieran diezmando la población de osos polares, los clanes blancos comenzaron a cazarlos en una sangrienta persecución que los puso en el radar de los medios de comunicación. Mil trescientos Cazadores fueron capturados en los mares y océanos que rodeaba los territorios de cuatro clanes blancos, sus vidas fueron juzgadas por sus crímenes contra los osos polares, todos ellos fueron ejecutados.
Ningún cambiante vio ese acto como algo injusto e inhumano, porque los cambiantes no eran humanos. Desde entonces, cada clan blanco con acceso al mar tenía vigilancia sobre sus aguas territoriales para eliminar a cualquier Cazador que intentara capturar a su gente.
-Puede que piensen que se han relajado, o solo sea una organización criminal que considerando el precio por encima del riesgo.
Cazar a un cambiante oso polar en el mar, con patrullas constantes, era demasiado peligroso para los humanos. Pero el dinero podía ser incentivo suficiente para que los criminales comenzaran a girar la vista de nuevo hacia los clanes blancos.
Después de todo, ya casi no existían osos polares que fueran solitarios.
-¿Tienes alguna idea de como sacarlos del coma? -Vashty preguntó, sus palabras un poco perdidas.
Gala volvió a repasar el informe del escaneo, trató de recordar las lecciones sobre medicina cambiante que había tomado en la universidad. Vashty tenía razón, los rompimientos vinculares no dejaban daños físicos, a excepción de los leones. Gala contuvo un gruñido cuando recordó lo cerca que había estado su Alfa de morir por la lesión cerebral severa que le había dejado cuando su vinculo con la madre de sus hijos se rompió al morir ella, Patrick había sobrevivido con eso en la cabeza durante siete años. Hasta que Tanya llegó a la coalición, literalmente ella le había comprado una vida nueva.
Pero los osos polares no mostraban lesiones evidentes en el tejido cerebral con los rompimientos, el escaneo se asemejaba a cuando había un golpe o un traumatismo severo en el cerebro. La idea encajó sin que se diera cuenta.
-¿Todos se encuentran con los mismos informes y diagnósticos?
-Sí, ¿por qué?
-Parece como si les hubiesen golpeado el cerebro desde adentro, con mucha violencia.
Vashty frunció el ceño, el azul de sus ojos estaba oscurecido.
-¿Crees que la causa del estado de los sobrevivientes se deba a una nueva forma de rompimiento?
-Sí. No tenemos antecedentes de que esto ocurriera en el pasado. -Una pausa, Gala volvió a mirar a Taorana-. ¿Cuando fue la primera desaparición?
Los hombros de Vashty se apretaron.
-Cuatro años.
-¿Todos estaban vinculados?
-Un porcentaje menor, pero la mayoría son solteros con parejas no vinculadas.
Algo se le escapaba, una pieza a la que no podía llegar. Si las desapariciones estaban ligadas a un nuevo ataque de los Cazadores de cambiantes, eso no explicaba que tras capturar a sus presas -muchas de ellas con vínculos de pareja-, del otro lado las parejas sufrieran estragos de este tipo. En una cosa estaba segura, los osos polares no se mantenían con vida por mucho tiempo, su pelaje era más buscado que su vida en exhibición.
-Siku podría haber sido asesinado ayer -concluyó, causando el gruñido furioso de la jefa de enfermería-. Pero habría dejado a Taorana con un shock emocional, no en coma.
Y con su cerebro lastimado.
-Algo malo está pasando -gruñó Vashty-. Ojalá Nilak traiga respuestas, no podremos seguir soportando esto.
Gala quedó mirando a Taorana, comprendió que el clan que había dejado hace diez años estaba sangrando por su gente perdida, con muchas preguntas sin respuestas, furia y dolor en sus corazones. ¿Cómo permanecer indiferente ante eso? Ella había vivido lo mismo cuando su Alfa desapareció de forma repentina. Gala se encontró con una amarga verdad, a pesar de la rabia en su interior por el pasado, no podía darle la espalda a aquellos que estaban sufriendo.
-Me quedaré con ella un rato -Vashty murmuró-. Anyu está en la habitación doce.
Comprendiendo que la mujer quería estar sola con su compañera de clan, Gala se despidió con un gesto y salió al pasillo, el azul claro y uniforme se asemejaba más a un hospital, de alguna forma se sintió cómoda en este ambiente. Caminó por el pasillo hasta que encontró la puerta con el número doce tallado en una placa de metal, deteniéndose golpeó tres veces y esperó, sin saber muy bien sobre el estado de Anyu. Estaba a punto de retirarse cuando la voz cálida del hombre le invitó a pasar.
Anyu se sorprendió al verla. Estaba sentado en la cama con un anotador digital en sus manos, la pantalla grande frente a él estaba encendida mostrando el paisaje otoñal de Franey Mountain.
-Hola Sialuk, me da gusto verte.
-Lo mismo digo -Gala cerró la puerta-. Malik me dijo que hablara contigo. ¿Estás bien?
Lo recordaba en mejores condiciones de lo que estaba ahora, con los huesos de los pómulos marcados contra la piel bronceada, sus ojos hundidos, el marrón opaco, su cabello castaño largo y desordenado, su cuerpo más delgado de lo normal.
-Sí, estoy en casa. -Anyu le sonrió con gentileza y le hizo un gesto para que se acercara.
-¿Qué te pasó?
Un gruñido bajo.
-No tengo muchas ideas alrededor de eso, lo último que recuerdo es que me golpearon la cabeza cuando haciendo un rodeo para llegar a San Juan de Terranova.
No le gustó oír sobre eso, la posibilidad de que este hombre -a quien recordaba como un gran amigo y soldado mayor al momento de su quiebre-, fuese otra víctima más.
-¿Cazadores?
Anyu suspiró.
-Es lo más probable, me subieron a un bote estando medio inconsciente. No recuerdo nada más de eso, dos semanas después desperté en el agua del mar, me compuse lo suficientemente rápido como para no ahogarme.
Eso era aún más extraño, los Cazadores no liberaban a sus presas cambiantes, no cuando el valor de estas era tan alto. Lo de Anyu no concordaba con la modalidad habitual de esa Organización nefasta, ¿sería un nuevo grupo el que estaba atacando a los osos polares? ¿Con otra modalidad de ataque y captura que ocasionaba un daño más grave a los osos vinculados? Si todo apuntaba a eso, entonces tenían que idear una nueva forma de luchar contra ellos.
-¿Por qué te liberaron?
Anyu ladeó su demacrado rostro hacia ella, y sonrió, pero el gesto no guardaba alegría, era una sonrisa amarga.
-Eso quiero saber, pero no es por eso que has venido aquí. -Bajando la mirada al anotador digital cuya pantalla se había apagado, Anyu lo dejó en la mesa de noche a su izquierda-. Vienes por lo que les dije a Nilak y Malik.
Gala asintió, su garganta amenazó con volverse pesada otra vez. Estaba bien hablando de otra cosa, de las desapariciones, los rompimientos, incluso de los Cazadores, pero volver al tema de su gemela le tomaba con garras de acero, fuertes y asfixiantes, era como arrojarla al mar con una cadena atada a un yunque, lentamente comenzaría a ahogarse.
Debía controlarse... "Me importa. Tú me importas" Alexander se filtró en su mente, su voz repitió su nombre con deleite, recordó su abrazo tan protector como posesivo.
-Así es, hablé con Malik ayer y ahora quiero confirmar lo que ya sé.
Los ojos marrones de Anyu se estrecharon, sus cejas casi unidas.
-¿Qué sabes?
-Que mi gemela está muerta.
Su corazón dolió. Como si lo estuvieran aplastando desde adentro, Gala se aferró más que nunca al recuerdo de esos brazos fuertes cerrándose a su alrededor. La oscuridad se contuvo.
Anyu negó, sacudiendo la cabeza, ajeno a los golpes de emoción que amenazaban con sacudir los cimientos de la cordura de Gala.
-Nunca encontramos su cuerpo. -Anyu desvió la mirada a la pantalla encendida en la pared-. No recuerdo casi nada de lo que me sucedió o lo que me hicieron en las tres semanas que estuve desaparecido, excepto por una cosa. -Regresó a ella-. La vi, lo juro, vi a tu gemela, está viva.
Los labios de Gala temblaron, traicionando su control.
-Debió ser tu imaginación.
-No, es real, lo siento así. -Anyu se mordió el labio inferior, luego se llevó una mano al cabello castaño-. La vi y recuerdo a alguien más que puede darte más información, pero Shila está viva, créeme Sialuk, está viva.
Una lágrima solitaria rodó por su mejilla.
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