Capítulo 11
La cúpula superior tenía una vista impresionante, capaz de maravillar a cualquiera que subiera allí, y ciertamente, lo hizo con Alexander. Triángulos de cristal enormes, unidos lado a lado por barras de hierro que seguían sus contornos para formar la cúpula, luz natural constante y la hermosa presencia del verde, el bosque, el cielo, las montañas.
A él no le molestaría tener una vista así mientras cocinaba... Pero no había cúpula en esta cocina, y no estaba dando un tour por las instalaciones. Mientras Nilak terminaba su conversación con vaya a saber quien, Alex echó un vistazo a la oficina privada del Alfa del clan, tenía una gran mesa circular en el centro, hecha de vidrio y sostenida en el medio por un tronco irregular de madera.
Bastante artesanal, pero demasiado frágil tratándose de osos que debían cuidar su fuerza en todo momento. Pero reconoció el motivo implícito para el vidrio, la mejor manera de cuidar lo frágil era conviviendo con ello. Solo hasta entonces se dio cuenta que quizá reemplazar los utensilios de cocina delicados por objetos de madera, metal y silicona solo causaba que el descuido continuara, por lo tanto, nadie aprendía a ser conscientes de las cosas.
Si regresaba a casa, comenzaría a enseñarle eso a sus gatos. Porque esta reunión era para saber si volverían...
Debían hacerlo.
A su lado, Gala se movió impaciente, pasando el peso de un pie al otro mientras formaba puños para luego extender las manos. Una olla a presión al borde de estallar... Alex agarró su mano, entrelazando los dedos, la fuerza onduló a través del contacto, el calor una marca sobre la piel, Gala era una fuerza contenida, como una ola violenta construyéndose demasiado lento y peligroso.
No entendía como esta mujer podía tener un nombre tan suave e inofensivo como la lluvia. Su león empujó por dentro, incluso la lluvia podía convertirse en algo devastador. Y Gala..., esta sanadora, podía destruir tan rápido como curar...
-Lamento el retraso -dijo Nilak, su voz tan fluida, el poder helado en sus ojos-. Necesitaba el informe de una de mis Garras Mayores.
Nilak deslizó su cuerpo con más agilidad letal que habría esperado por su tamaño, alejándose del cristal de la cúpula para tomar asiento en el extremo cercano de la mesa de vidrio. Él era un zumbido silencioso, un hombre consciente de su poder envuelto en una camiseta lisa color azul oscuro, vaqueros negros ajustados a su cintura por un cinturón negro con hebilla plateada. Y sus ojos cristalinos estaban fijos en Gala, un par de segundos después se desviaron a sus manos unidas.
-Debo darle créditos al Alfa Mcgraw, no esperaba que me contactara primero.
El león de Alexander podía dar vueltas de orgullo sino fuera porque era casi aplastado por la necesidad de contener la furia de Gala.
-¿Qué le has dicho? -Preguntó, su tono práctico, pero se sentía como astillas.
-Casi le digo la verdad -un ligero parpadeo, la oscuridad volvió a llevarse el azul de sus ojos-. Pero dado que negaste tus orígenes desde el principio con esa coalición, me retracté a ultimo momento.
Nilak estaba enojado, pero su voz distaba mucho de parecerse a esa emoción, su lenguaje demasiado apacible, palabras demasiado precisas y en el negro parecía estar gritando, gruñendo cosas con la intensidad del animal bajo su piel. El poder del oso era una cosa de cálculo y silencio, diferente al de su Alfa, una cualidad dotada que gritaba poder con solo una mirada.
-Lo tengo en comunicación ahora mismo. -Tomando un pequeño control remoto color negro de la mesa, apretó un botón y desde el círculo negro en la parte más alta de la cúpula, un delgado brazo mecánico unido a una pantalla transparente bajó hasta quedar a su altura. Nilak comenzó a ingresar los parámetros para la llamada-. Dejaré que hablen con él, después arreglaremos el resto.
El conteo de un minuto en forma regresiva comenzó a verse en la pantalla, Nilak rodeó la mesa de vidrio, caminó hacia la escotilla automática de acceso y bajó por las escaleras. Estaban solos, treinta segundos después, la figura de Patrick se materializó en la pantalla.
-Gracias a Dios -exclamó, un sonido que apenas salió audible para ellos, pero tanta era la emoción en su voz..., el brillo en sus ojos verdes-. Están vivos.
-Patrick...
Gala perdió su blindaje furioso, ella podría haberlo abrazado de estar en la misma habitación y Alexander se habría puesto celoso con eso, luego solo se daría una reprimenda mental por haber siquiera pensado en algo como eso. Patrick estaba unido a Tanya en más de una forma, pero entre Gala y el Alfa de Gold Pride había una relación de estrecha cercanía el uno con el otro, que no implicaba nada más profundo que una extraña versión de amistad.
Ahora, el líder de Gold Pride, un hombre que desafió a la misma muerte en más de una ocasión, pasó su mirada dorada de uno al otro, tal vez comparando su salud a través del vínculo de sangre. Alexander estaba bien, pero Patrick no tenía forma de asegurar el estado de Gala si ella no estaba unida a él, así que Alex solo le dio una suave sacudida de cabeza que el otro león comprendió muy bien.
-Estamos bien -dijo, disimulando cuando Gala le miró de reojo.
-Es un alivio.
-¿Cómo están ustedes? -Gala preguntó, con un ligero temblor en su voz.
El pelaje de Alexander se deslizó con fuerza bajo la piel, un león empujando hacia ella, el tirón demasiado fuerte, algo salvaje y visceral.
-Todo bajo control. -Patrick se movió, acomodándose en su asiento, luego alejó su pantalla y ya podían ver más que su rostro. Él estaba en su oficina-. No saben cuanto me alegra que ambos estén bien.
El alivio que expresaba era equivalente al cansancio que pesaba sobre sus ojos, el Alfa probablemente no había dormido mucho en todo este tiempo. Esa protección lo hacía sentir condenadamente orgulloso de pertenecer a la coalición, de seguirlo. Alexander haría cualquier cosa por el hombre que estuvo en el limbo y regresó con vida, todo para conseguirse más tiempo en este mundo, tiempo que exprimía hasta la última gota junto a su pareja, sus hijos y su coalición.
Demonios, orgullo era una palabra demasiado pequeña para lo que sentía cuando se refería a Patrick.
-¿Puedes..., puedes ayudarnos a volver a Gold Pride?
Ese cambio sutil..., esa forma de tantear la pregunta, lo tuvo girando su atención a la mujer a su lado. Moviendo los hombros, su camiseta de manga larga verde oscura con botones en e pecho ajustándose a su fuerza, Patrick tomó una respiración breve y cuando soltó el aire, sus ojos volvieron a un verde pálido.
-Hablé con Elan Wright apenas encontré su línea de comunicación. -Una pausa, el león pasó una mano por su melena casi rubia-. Al único al que puedo llevarme es a Alex.
Ella bajó la mirada unos segundos, Alexander rozó su mano, pero ella se alejó, su tono mucho más firme cuando dijo:
-Lo siento Patrick, habría evitado todo esto si tan solo...
-No -gruñó-. Tenías el derecho de sumo secreto y lo usaste. Un cambiante sabe donde depositar su confianza.
A pesar de que no estaba demostrando enojo o decepción, las palabras de Patrick hicieron un camino a través de Gala, haciendo que su figura se hiciera un poco más pequeña. Ella se sentía culpable y Alexander ya no lo soportaba más, sí, todo esto probablemente se habría evitado si tan solo hubiera sido sincera desde el principio, pero quería creer que ella tenía un motivo mucho más fuerte para proteger su pasado como lo hizo.
Y maldito fuera si no quería averiguarlo... Pero ahora, debía enfocarse en lo importante.
-¿Por qué no puede ayudarla? Esto es secuestro.
La fuerza animal se concentró en sus puños. Pero a pesar de eso, la respuesta de Patrick fue contenida:
-Por ley universal, todos los cambiantes osos polares del mundo pertenecen a los clanes blancos, y Gala sigue unida a Icy Souls por el vínculo de sangre que mantiene con Elan.
Gala gruñó bajo.
-Eso no significa nada -palabras ásperas.
-Lo sé -el tono de Patrick llamaba a la calma, pero de este lado parecía no tener efecto alguno-. He intentado desde todos los ángulos, créeme, yo más que nadie quiero que estén en casa. Pero estás unida a ese clan, no a la coalición.
-Miente entonces -exigió ella-. Nadie más sabe quienes están en tu red vincular.
La mirada de Patrick era toda impotencia.
-Quisiera... -Un suspiro breve-. Pero no puedo, Elan es quien te tiene, si llevamos esto hasta el punto de intervenir con un mediador nos reunirían a los dos en el mismo sitio, te harían una herida y al final, sería él quien sentiría tu dolor.
Gala estaba murmurando entre labios cuando Alexander pasó un brazo alrededor de sus hombros. Su necesidad de contacto tan grande como su necesidad de tranquilizarla.
-Bien -masculló, levantando la mirada que había clavado al suelo para fijarse en Patrick-. Llévate a Alexander.
Alex se tensó, su león mostró los dientes.
-No.
Gala volteó hacia él, sus ojos negros, un abismo lleno de una feroz protección con dientes que le gruñía en una cruda exigencia, la demanda de una enfermera raramente era ignorada..., pero Alex no iba a obedecer, no en esto.
-No -gruñó.
-No seas tonto, ¡enfermarás aquí, este clima te hará daño!
El contacto visual con ella envió chispas a su sangre.
-Estamos juntos en esto, no voy a dejarte. -Arriesgándose a sentir sus garras en su carne, Alex la acercó contra su cuerpo, ella tembló-. No me iré sin ti.
Un sonido áspero salió de ella.
-¿Qué hay del frío? -Preguntó, con el borde de un gruñido.
-Usaré toda la ropa de abrigo que sea necesaria.
Bajando la mejilla para pasarla contra la suavidad sedosa de su cabello, Alex miró a Patrick en la pantalla. Él no tenía idea de como resolvería este problema, pero aceptaba la muestra de lealtad hacia la enfermera, Patrick haría lo mismo por Tanya.
-Haremos que Elan corte el vinculo por voluntad propia.
-Él no hará tal cosa.
Porque era un Alfa, y un Alfa no renunciaba a los suyos con facilidad. Que hubiesen rastreado a Gala hasta encontrarla y secuestrarla para regresarla a su clan era suficiente prueba de eso.
El león volvió a empujar hacia un detalle importante.
-Pero él pidió dos semanas, vamos a exigirle que nos deje ir luego de dos semanas. -Su gruñido no dejó lugar para una protesta.
Alex sabía que si Nilak no cumplía, se encargaría de abrirse camino hacia él para que lo hiciera, no importaba el costo si con eso podía hacer que el corazón de Gala dejara de latir tan fuerte. Porque conocía esos latidos, esa sensación..., ella tenía miedo.
-Si Elan es un Alfa -Patrick habló, sabiduría en una voz práctica-. Entonces su palabra debe valer algo.
Porque la mentira no cabía en la sociedad cambiante, menos en aquellos que tenían las responsabilidades y puestos más altos, incluso Patrick tuvo problemas cuando mintió sobre su salud a los demás miembros de la coalición, aún cuando solo buscaba evitar que se preocuparan por él. Fue una mentira piadosa, pero una mentira al fin.
-Nos mantendremos en contacto -Gala respondió, considerando la idea, luego notó lo cerca que estaba de Alexander y se alejó-. No estamos abandonando a Gold Pride.
-Lo sé.
Quería saber por qué de pronto parecía huir del contacto físico.
-Elan quiere que me quede durante dos semanas en el clan -Gala le informó a Patrick-. Voy a averiguar por qué y a exigirle que acepte mi deserción completa.
Patrick asintió con un movimiento ligero, su voz más calma cuando dijo:
-Comprendo. Le diré al resto que ustedes han tomado un par de vacaciones.
Alexander no pudo detener una risa, cuando Gala volteó hacia él, trató de cubrirse mordiendo una de sus uñas mientras que rodeaba su estómago con el otro brazo. Ella no le creyó, por supuesto, pero sonrió con él, débil y breve.
El tirón empujó a través de él.
-No van a creerlo, nadie ama trabajar tanto como nosotros.
En eso tenía razón, la enfermería era la vida de Gala tanto como la cocina era la de Alexander. Patrick medio gruñó una risa baja.
-Pues lo tendrán que creer, es mi palabra.
Y también... Otra mentira piadosa... Pero para proteger el secreto de Gala...
Alexander podía patear la ética por esto, podía patear cualquier cosa por ella...
Pasos hacen vibrar el piso de metal negro, Gala se apresura a despedirse de Patrick asegurando que mantendrá vivo a Alexander y luego termina la vídeo llamada cuando Nilak levanta la escotilla para ingresar.
-¿Y bien? ¿Todo en orden en tu amada Gold Pride?
Gala gruñó poniendo su cuerpo como barrera entre Alexander y Nilak.
-No tienes derecho a enojarte.
El temperamento violento mermó su intensidad, pero la voz de Nilak era fragmentos de hielo cuando dijo:
-No estoy enojado. -Una simple pausa fue suficiente para marcar un ambiente tenso, Nilak miró un segundo al paisaje exterior y cuando volvió a Gala, había tranquilidad helada en sus palabras-. Estoy decepcionado.
Gala se cruzó de brazos, abriendo un poco las piernas, sus pies anclados al suelo, la postura de una mujer que no admitía una mierda de nadie. Y también estaba al borde, Nilak la llevaba al borde... Tragando un gruñido, Alexander se movió hasta que ella estuviera consciente de su presencia, de que no se encontraba sola, lo tenía a él, a su entera disposición para ordenarle lo que quisiera.
Porque la oscuridad de Gala... Estaba hambrienta de sangre y venganza.
Alexander le hizo un gesto de amenaza a Nilak, el oso polar movió sus ojos azules un fragmento de tiempo, al siguiente se estaba alejando hacia la mesa redonda. Aprobó eso, Gala no necesitaba esto.
-Corta el vínculo -exigió ella cuando el Alfa le dio la espalda-. Ahora.
Nilak le miró por encima del hombro, una sombra cruzó sus ojos, pero Alex no estuvo seguro sobre su significado, su rostro era difícil de leer.
-No.
-¡Hazlo!
-Te necesito -gruñó entre dientes apretados.
La sangre de Alexander se calentó tensando sus venas, la fuerza yendo hacia sus puños. Pero Gala se apoyó contra él, su espalda contra su pecho, su calor sometió los instintos que rugían voraces.
-¿Para qué? -Preguntó.
Nilak parecía completamente consciente de eso, por un momento era como ver a un animal derrotado... Pero luego solo caminó para tomar el control remoto y enviar la pantalla transparente a su lugar, cuando giró hacia ellos, su temperamento aplacado con una sonrisa cordial, se inclinó y dijo:
-Ya lo sabrás. Dos semanas, es lo que pedí. -Una mirada a Alex-. Tu pareja ayudará en la cocina.
Un suspiro de exasperación...
-¿Y yo qué haré?
Alexander deslizó una mano por su cadera.
-Te lo informaré en la mañana. -Nilak se enderezó en todo su porte, sacudió la cabeza enviando en otra dirección los mechones oscuros que cayeron por su frente-. He enviado ayudantes a que acondicionen la cabaña, dejaron ropa, alimentos, revisión de cañerías y calefacción, todo para que su estadía sea cómoda y el gato no se muera.
Alexander le gruñó. Fuerte.
-Alex -Gala giró medio cuerpo, levantando la mirada hacia él-. Vamos.
Pero estaba enredado en el poderoso contacto visual con un Alfa extraño, al que no comprendía, y aunque su lealtad estaba con Patrick, no podía cortarlo, someterse.
Gala ahuecó su mejilla, chispas volando en su sangre, sus ojos eran hermosos, llenos de emoción profunda, un borde negro rodeando sus irises, Alexander asintió.
Tal vez... Su lealtad estaba con ella.
• • •
Nilak no mintió cuando dijo que habían preparado la cabaña, al regresar, con pocas horas de luz encima, se encontraron con el lugar libre de polvo, una cama más grande, un armario a la izquierda de esta y junto a este cinco bolsos negros con ropa de abrigo.
-¡Una cocina portátil! -Exclamó Alexander, emocionado-. Tus ositos pensaron en todo.
Gala se permitió sonreír mientras sacaba un conjunto de ropa de cambio para bañarse, cualquier oso del clan respondería a eso con una amenaza, pero en tanto fuera su "pareja" el león era intocable, porque los osos polares cuidaban cada aspecto de los suyos, incluyendo las necesidades de los invitados no deseados.
No era sorpresa que Nilak hubiera establecido la cocina portátil dentro del paquete de provisiones, pero en el fondo, lo agradecía, Alexander tenía ese brillo de nuevo en los ojos, tan familiar como persistente cuando él la encontró.
-Tiene un pequeño horno para poder hacer tus bollos.
Su pecho se apretó, aún estando en el ambiente más peligroso para su salud, seguía cuidando de ella. Pequeñas piezas se movieron dentro de Gala, fragmentos oxidados y perdidos desde el momento que ella los rompió en pedazos hace diez años.
-Tomaré una ducha.
-Revisaré como echar a andar esta cosa.
Alexander la siguió con la mirada hasta que cerró la puerta del baño, una vez lejos de él, se quedó mirando el techo cóncavo, había poca humedad, signo evidente de que nadie lo había usado. Era la única parte de la cabaña revestida con cerámicos de color rosado, en varios tonos, debajo una capa de sellador cubría el material aislante para evitar que la madera exterior entrara en contacto con agua o residuos de humedad.
Dejando la ropa en una repisa vacía del estante blanco apuntado contra la pared contraria, Gala se desvistió, prenda por prenda, y en este solitario silencio privado, dejó salir algunas lágrimas rebeldes, cada vez que cerraba los ojos veía el rostro de Nilak.
"-Estoy decepcionado."
La rabia ardió en su cuerpo. Gala cerró los dientes con fuerza mientras dejaba salir el agua de la ducha, pronto el vapor subió para empañar el espejo circular adherido a la pared, debajo de este había un lavamanos blanco con un vaso metálico con dos cepillos de dientes.
El baño se calentó. Pero su temperamento se estaba cociendo a fuego lento. Nilak no tenía derecho a sentir decepción de ella, pensó, entrando bajo el agua caliente, ella solo había armado su vida, ¿que, si había negado de donde venía? ¿Qué si había jurado lealtad a otras personas, a otro Alfa? Gala conocía sus derechos y los comenzó a usar desde que llegó nadando a la costa de Maine.
No sentía ningún tipo de remordimiento por haberlo negado, lo único que ella no había traicionado era su osa polar, jamás le abandonó. Nilak no tenía derecho a sentir otra cosa que no fuera culpa por lo que pasó, pensar en eso le dio una sensación de claridad, eso, y la voz de Alexander que escuchó tan nítida contra el ruido del agua.
-¿Cómo es que tienen agua caliente a esta altura y sin gas ni electricidad?
Sonrió mientras se aplicaba jabón para el cabello, la espuma creció en su cabeza junto al masaje, Gala fingió no haberlo escuchado pero supo que estaba del otro lado, esperando junto a la puerta. Liberando su mente de cualquier tipo de pensamiento, consiguió un momento de relajación, enjuagó su cabello, lavó su cuerpo y cuando había terminado, deslizó la mampara corrediza semi transparente.
Estiró los dedos de los pies al sentir la suavidad de la alfombra de baño, de la estantería tomo una toalla grande con la que envolvió su cuerpo, y otra pequeña para secar su cabello.
Un movimiento...
-Hay bombas de presión que distribuyen el agua de los tanques subterráneos, esos tanques tienen divisiones internas para agua fría y caliente.
La pregunta no tardó en llegar.
-¿Qué tipo de energía usan?
-Baterías recargables con energía solar en las cabañas, paneles solares en la Guarida Mayor, pero el sistema de agua usa hidroeléctrica.
-¿Cómo hace para llegar hasta aquí?
Tras secar su cuerpo Gala se puso su ropa interior.
-Presión, el agua llega hasta los tanques subterráneos debajo de cada cabaña, ahí hay otra bomba más pequeña que distribuye a los baños. -Subiéndose el vaquero azul ajustado, Gala preguntó-. ¿Por qué?
-Me resultó extraño que tuvieran cañerías para baños y no para cocinas.
-Las hay -respondió mientras abrochaba su sujetador marrón claro-. Están afuera, bajo tierra. Los osos pueden adecuar sus cabañas como quieran.
-¿Y si tienen un par de cachorros?
Deslizó por su cuerpo una remera blanca de tirantes, luego un suéter grueso color negro.
-Estas cabañas son solo para parejas -contestó, una sudadera gris terminó el conjunto, Gala se acercó al espejo empañado y lo limpió con una mano para arreglarse el cabello-. Cuando deciden tener cachorros se mudan a tierras más bajas.
Realmente había pocas opciones para un oso polar, y todas incluían quedarse en la seguridad del territorio, donde estas todos cuidaban a todos, una gran familia feliz en los bosques o algo más atrevido y "libre" en Halifax. El clan era conformista en su totalidad, pero Gala siempre quiso saber como era la vida en otros sitios.
Huir no fue una opción que estuviera en su mente cuando vivió aquí, no hasta que le orillaron a hacerlo...
Cuando salió del baño, se encontró con el león sentado en la cama, el fuego ardía en la chimenea y había una llama azul en la cocina portátil instalada junto a la chimenea, con una tetera de metal sobre el hierro calentando agua. Los bolsos estaban vacíos y cerrados, y la mirada cristalina subiendo y bajando por su figura.
-Te ves bien, muy bien. -Una pequeña sonrisa y luego Alexander echó un vistazo a su propia vestimenta-. En cambio yo parezco un barril.
-No exageres.
Yendo hasta el armario de tres puertas y seis cajones, buscó los gorros de lana entre la ropa de abrigo, el astuto león los había ocultado bien entre los pantalones térmicos, tomó uno, cerró el cajón y rodeó la cama para detenerse frente a Alexander. Su corazón comenzó a latir más rápido cuando encontró su mirada, Gala le puso el gorro negro, hacía un lindo contraste con las hebras doradas de su melena que quedaron sobresaliendo.
Hábil como el felino bajo su piel, Alexander le agarró por la muñeca y pasó su mejilla por la palma, el movimiento necesitado, el beso una caricia áspera contra la piel que envió una descarga tan potente como para quedar sin aliento.
-Gala, yo...
El chirrido de la tetera subió.
-Ya está el agua -dijo ella y se apartó.
Su cuerpo entero temblando, su sangre derretida en las venas. Gala se acercó a los sillones, Alexander ya había preparado las tazas de metal, en una más pequeña había puesto azúcar y en un recipiente plano puso galletas saladas.
-Puse chocolate -él dijo, su voz había descendido a la profundidad del deseo que vio en sus ojos.
Era su bebida caliente favorita. Por supuesto que lo sabía. Con el nudo de emoción amenazando con cerrarse en su interior, Gala tomó la tetera por el mango y vertió el agua hirviendo en las tazas.
La oscuridad cayó sobre ellos mientras comían en absoluto silencio, el cielo cubierto no dejaba ver las estrellas, y había una nueva sensación dentro de Gala que le asustaba más que la idea de tener que quedarse dos semanas en el clan... La compañía de Alexander podría volverse peligrosamente adictiva.
-Toma la cama, yo me quedaré en el sillón.
Gala aceptó solo porque sus defensas con él se estaban desplomando una por una, además estando cerca del fuego su temperatura corporal no corría riesgo alguno. Luego de ayudarle a limpiar, Gala fue a la cama, mientras acomodaba las almohadas notó dos objetos delgados y transparentes debajo de estas.
Dos anotadores digitales con notas pegadas en las pantallas, uno decía: para Sialuk, y el otro, para el gatito de Sialuk.
-Toma. -Le extendió el aparato a Alexander-. Es tuyo.
Ojos azules se abrieron.
-¿De veras? ¿Realmente funciona?
-Deben estar enlazados a la red de comunicaciones privadas del clan.
Alex encendió su anotador, el emblema en color blanco de Icy Souls apareció en el centro, cinco copos de nieve rodeando la huella con garras de un oso.
-Un regalo bastante considerado.
-Podremos mantener contacto con la coalición.
Gala reprimió un bostezo, pero no pasó inadvertido, dejando de lado el anotador digital, Alexander volteó hacia ella, tenía las pupilas dilatadas y no era por el cambio de luces en el ambiente.
-Estás cansada. Ve a la cama, yo vigilaré hasta dormirme.
Su sonrisa satisfecha cuando ella asintió era la marca invisible de protección de un cambiante que se estaba deslizando cada vez más cerca de ella, y su oscuridad tembló.
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