Capítulo 19

Hera cepilló el cabello de la humana, los mechones chocolate se deslizaron como seda entre las hebras del peine de plata y cuando llegó a las puntas repitió el suave movimiento, los ojos de la dragona se adaptaban a la penumbra de la habitación ayudándola en su relajante tarea. Pensar que ella, una reina con siglos de edad, estaba ocupándose de una patética drogadicta alcohólica. Un sentimiento de nostalgia creció en su pecho, oprimiendo y deteniendo su corazón, este gesto le recordaba a los años felices en que sentaba a su hija en su regazo para encargarse de su desalineado pelo. La voz ronca de su esposo profiriendo halagos a ambas mientras trabajaba en tratados con las demás razas.

Ah, sus dedos rememoraban la sensación de gracia al tocar esos mechones de oro en la cabecita de su niña y sus orejas el tono grave, pero precioso de su marido.

-Ya estas perfecta, Hailey -susurró inclinándose al oído de la mujercita que permaneció rígida como un muerto-. No te preocupes, estarás con tu familia muy pronto. Más pronto de lo que piensas.

La humana asintió con aspereza y salió de la habitación, en el oscuro pasillo fue escoltada por soldados hasta que sus siluetas desaparecieron en el fondo negro.

La reina de los dragones regresó a su habitación y se sentó ante el tocador.

Transcurrieron unos minutos antes de que pudiera recuperar el ritmo de la respiración, el pasado ponía su mente en blanco. De ese pasado solo yacían ruinas. De su hija quedaban dos bastardos híbridos y un sueño roto. De Dante, su esposo, no había nada que no fuera un vacío en su interior.

La ira enceguecedora hacia esa maldita mujer mestiza era comprensible, pero temible por lo intensa e inusitada. Todo era su culpa. Nunca había encontrado calma después de que su vida se derrumbara tras su aparición. Estaba claro que la venganza se convertiría en su más costosa medicina. Ya la había envenenado, más ese era el comienzo.

Al día siguiente sus planes darían bandera blanca y el momento de llorar llegaría. No, no sollozaría de tristeza. Nunca más. La alegría la colmaría de tal manera que las lagrimas saldrían.

Ella miró al espejo y pensó cómo había tocado a una humana. Alzó la mano, sintiendo un repulsivo rechazo. Quería eliminar esa suciedad. Sus colmillos se alargaron sutilmente. ¿Cómo podía esa bestia tener un amante humano y aguantar ese fétido olor que despedían? Claro, por algo era un animal sin cerebro.

De repente, sonrió a su reflejo incoloro. Queridísima Vestal, jamás habría considerado semejante giro de los acontecimientos, pero si era más que consciente de los infames actos que vendrían.

Y en ello, por imponer este castigo, estaba dispuesta a arriesgar su vida.

******

-¿Por qué hay tantas naranjas? No lo sé, pero yo juguito voy a hacer -cantó Gavriel tratando de sacar una miserable gota de jugo de un exprimidor manual.

Esta gente con millones de dólares no tenía ni siquiera un solo instrumento eléctrico en toda la casa, así que esperar que tuvieran un exprimidor automático era ridículo. De hecho, la pequeña cocina parecía del siglo pasado y a la vez mostraba un porte real con baldosas de piedra oscura, paredes caramelo; también estufas, fogones y hornos de 1800 tal vez.

Las ninfas seguían trayendo cajas con esas cítricas frutas redondas, a este punto dudaba si hablaban o si solo podían reír porque no respondían de otra forma cuando lo miraban. Se había levantado relativamente temprano -aproximadamente a las 9: 30 A.M -, pero para su sorpresa todos los entes sobrenaturales estaban durmiendo profundamente y tan solo dos Vigilantes cumplían su turno al hacer guardia en las inmediaciones. El día anterior, le habían dicho que la zona era segura.

Por su lado, como no tenía idea de qué hacer con su vida en general, Gavriel se propuso preparar un desayuno para la reina. Después de la noche anterior quería consentirla, todos aquellos oscuros pensamientos que la perseguían eran demasiado grotescos y personalmente se dispuso a convencerla de acudir a un profesional calificado en algún momento oportuno; algo así como una meta a largo plazo. Además, debían hablar sobre el asunto de "dejarlo ir".

Necesitaría ayuda porque no sabía utilizar una estufa antigua para...

-Me das pena ajena ¿Sabes? -comentó una voz masculina-. No necesito ver para saber que te venció una maldita fruta.

El humano se dio la vuelta con una bendita naranja medio exprimida en la mano y se tapó la boca al ver a Z tapado hasta la cabeza con una manta, parecía un fantasma con un precario presupuesto.

-¿Yo doy pena ajena? ¿Y tú que diablos das con esas pintas que traes?

-Lastima, eso es lo que doy. Perdí mis últimos gramos de dignidad.

-¿Por qué dejaste la habitación?

-Esta casa tiene muchas ventanas, incluso en el baño, he estado huyendo con la espalda pegada a la pared de los malditos rayos de luz del condenado día. Una ninfa abrió las ventanas de la habitación donde estaba durmiendo con los niños y casi me quemó vivo. Ah, para que sepas ellos están fusionados con el colchón así que no creo que se levanten cuando menos hasta dentro de cuatro horas más.

-¿Y esa sábana te va a proteger? -cuestionó sarcásticamente.

-Oye, sé que ya no me quieres. Pero achicharrarme no mejorará nuestra relación. ¿Me ayudas? No encuentro a nadie y las ninfas se burlan de mí.

-Sí, te entiendo. Déjame ver. -Se rascó la barbilla.

Miró hacía todos lados, claramente la cocina no era una opción que implementar con esos tres ventanales que garantizaban la luz en la estancia palaciega. Avanzó hasta el vampiro para empujarlo a la sala principal del sitio, el gigantesco espacio tenía forma circular y ascendía como una torre hacia una cúpula; afortunadamente tanto la hora como el alto de la edificación impedían que el sol impactara con toda su magistral presencia en el interior. Si Zachary iba a quedarse, tendrían que adaptar un poco la estructura para los chupasangres.

Una escalera en forma de caracol construida de mármol, con barandilla de bronce y adornos de vidrio emplomado; subía hacía la cúpula mientras daba acceso a todos los pisos superiores.

-Si no me equivocó esa de allá es la biblioteca -comentó Gavriel-. Subamos, alguna habitación debe tener cortinas.

-Hey, tengo una manta en la cara y veo todo borroso. Además, hay quince puertas una al lado de la otra ¿Cómo quieres que sepa cuál es la biblioteca?

-Pues la que tenga libros.

El vampiro giró la cabeza sobre su hombro hacia él.

-Ay, tu sabiduría me ha iluminado.

-Solo mueve el trasero. Cuidado el primer escalón... -dijo divertido, pero no fue lo suficientemente justo como para que Z no tropezara.

-No te puedo ver la cara, pero como el demonio que seguro lo hiciste a propósito.

Volvió a empujarlo escaleras arriba, guiándolo con cuidado y avisándole lo mejor que pudo de inicio a fin de cada uno; llegaron al primer piso sin accidentes. Gavriel decidió hacer esperar al vampiro afuera de la enorme puerta de rojo metal, ya que desconocía la apariencia de la biblioteca. Si tenía ventanas todo sería un desperdicio y podría arriesgar a Zachary, una cosa era bromear mientras que otra diferente era que ocurriera en realidad.

Asomó la cabeza dentro del habitáculo, se alegró de encontrarlo en tinieblas y animó al padre de sus sobrinos a entrar. Ya al interior de la biblioteca el humano no conseguía ver ni su miserable mano delante de su cara, escuchó el roce de la tela por lo que supuso que el vampiro se había deshecho de su "sábana protectora".

-Maldita sea, esto es hermoso -halagó el chupasangre.

-No me digas que ves en la oscuridad -ironizó Gavriel. El silencio lo confundió-¿Z?

-Me dijiste que no lo dijera. -El vampiro rió al oír sus maldiciones-. Acostúmbrate, la mayoría de las especies sobrenaturales tiene sentidos potenciados, aunque los vampiros por nuestro lado sufrimos un desarrollo menos proporcionado del oído y el olfato... a no ser que estemos en temporada de alimento.

Eso lo congeló un segundo, su cerebro humano aún tenía problemas para procesar la información que le lanzaban con el tacto de un cactus y reconsiderar el dato de que verdaderamente tenía que aprender sobre criaturas mitológicas. Los pasos de Zachary lo desorientaban, el tipo parecía muy despreocupado al recorrer la negrura que los comía vivos.

-Oye, no tengo idea de si esto es ofensivo o no, pero... bueno ¿Te alimentas de humanos, de animales o de que rayos?

Lo oyó reír de nuevo.

-No te morderé, Gaby.

-Jodete, te juro que abriré las cortinas si me llamas así otra vez.

-¡Ja! Bien. No te estreses, la realidad es algo compleja. Primordialmente debes saber que TODAS las criaturas sobrenaturales somos exclusiva y salvajemente monógamas cuando encontramos a nuestra pareja de vida. No somos humanos, aunque lo parezcamos, Gavriel. Tenemos instintos animales y muchas veces nos guiamos por ellos, por ejemplo... cuando conocí a Hailey su olor me enloquecía por sobre cualquiera, el solo hecho de que parpadeará me hacía desearla de una forma irracional y que otro humano pensara en ella lascivamente, porque créeme que el humano apesta cuando tiene el libido alto, me llenaba de una ira insoportable. Una criatura mitológica celosa es muy peligrosa y demasiado unida a su pareja.

-Eso explica un par de cosas en su noviazgo, ya se me hacía que actuabas muy sobreprotector con Hailey. Me acuerdo lo deprimido que estabas cuando se fue de viaje con sus amigas o lo paranoico que fuiste en el embarazo de Lily.

El hombre suspiró.

-Sí, eso no es precisamente de lo que hablo. Pero creó que lo descubrirás con tu novia con melena a largo plazo... Vaya libros interesantes tienen aquí. Bueno, como te decía, los vampiros nos ponemos un poco intensos cuando estamos en época de alimento. Solo lo hacemos entre nosotros si es que no tienes pareja.

Gavriel dudó antes de preguntar.

-¿Alguna vez mordiste a Hailey?

-Me hubiera encantado alimentarme de ella, pero nunca lo hice. No te hagas ideas extrañas con ello, no duele mucho y de hecho luego llega a sentirse... bastante bien. Es un intercambio muy íntimo por eso se hace entre parejas.

Okey, eso tenía un tinte más acalorado de lo que le interesaba saber.

-¿Duele? Convertirse en vampiro quiero decir.

Tanteó la oscuridad sin encontrar nada a lo que aferrarse, ya ni siquiera podía encontrar la puerta.

-Yo soy de sangre pura, un hijo de vampiros, por lo que solo he escuchado rumores. Por ejemplo, que tardas una semana en oler como vampiro o que te presentas ante la mismísima Vestal del novilunio. Algunos dicen que es como volver a nacer, pero dentro de un horno mientras que tus huesos se rompen y tu carne se incinera. La mayoría muere por el dolor.

-Wow, traumático.

-Y que lo digas... -Z se rió de golpe-. Oye, Gavriel. Adivina lo que acabo de leer en un interesante capítulo de felinos.

-¿Qué? -cuestionó interesado.

Con voz de documentalista, Zachary leyó:

-En los leones no existe una temporada por la que tengan preferencia en particular para aparearse, todo el año pueden estar receptivos para la cópula tanto el macho como la hembra. Bla, bla, bla. Se ha observado el comportamiento de estos animales en libertad y es común que durante el celo una hembra se aparee entre 20 y 40 veces como promedio, aunque hay observaciones que indican que estas cifras pudieran elevarse considerablemente si las condiciones son propicias. Bla, bla, bla. ¡En otras palabras eres un maldito suertudo y te van a dejar seco!

Se quedaron en mudos medio minuto antes de reírse como dos mensos de doce años. Gavriel se llevó las manos al estómago porque las carcajadas le producían dolor y se puso de cuclillas al no poder parar.

-¡Eres un idiota! -gritó destornillándose.

-¡No te hagas el inocente, veo tu cara de póker hasta aquí!

-¿No sabían que las leonas también cuidan entre todas a las crías de la manada porque no distinguen a las propias e incluso pueden adoptar cachorros que no les pertenecen? Eso explicaría porque la reina desquiciada confió en LJ en el Motel 6 y le dio a Simba sin oponer resistencia -explicó una voz en la oscuridad.

Giraron en dirección al sonido grueso de aquella voz, una luz se encendió para iluminar un escritorio junto a un sofá de cuero donde Daraan estaba sentado con un libro que ocultaba de sus ojos.

-¿Tan distraído eres que no notaste mi presencia, vampiro? -preguntó el dragón.

-Ay, perdón estaba concentrado haciendo el idiota un rato -se defendió Zachary.

-¡No necesitan concentrarse para eso! -exclamó Try abriendo la puerta de golpe y haciendo que los dos amigos saltaran-¿Qué hacen?

El saco de testosterona con genes de reptil en su sangre tenía una diabólica sonrisa en la cara y sus ojos brillaban de un verde salvaje aterradoramente brillantes. Cerró la puerta gigante de un portazo, como si no fuera pesada y se introdujo en la oscuridad, Gavriel sintió cada tramo de su piel erizarse al considerar encontrarse metido con el hombre obsesionado con las cabras. Los pesados pasos de Try hicieron eco en toda la habitación mientras se dirigía a un fin desconocido. Daraan no movió un músculo, pero ocultó aún más el libro que leía.

-Hablamos de la época de celo de los leones -contó el dragón.

-Oh, sí. -Rió el hermano anfisbena-. Nuestra reina se pone histérica durante la época celo y Ragnar, ese maldito me empujó por una ventana por molestarle la última vez. Los leones son unos quisquillosos.

Encendieron la luz y Gavriel sintió el momento en que su mandíbula tocó el piso. No, mejor dicho, a la hermosa alfombra india con mándalas luminosos. La biblioteca era la octava maravilla del mundo de eso no había dudas, las paredes ilustraban dibujos de seres místicos; la docena de sofás eran de mimbre con cojines coloridos y los demás muebles también se constituían en llamativos colores que le recordaron a la India; había jarrones y dos estatuas griegas de mujeres con espadas en los rincones; los libreros eran altos armatostes de pino oscuro tallado en donde los millones de libros se ordenaban por gamas de color. La chimenea más grande que había visto se disponía en la pared oeste. El techo azul profundo cargaba con estrellas doradas y ascendía en forma de cono hasta un candelabro de bronce.

-Me duelen los ojos, esa sola lámpara vale más que la suma de todos mis salarios y hasta mis deudas -dijo el humano apuntado el artefacto del escritorio.

-¡Todo esto fue un regalo de un grupo de nagas luego de ayudarlas a defender su hogar hace cinco años! -exclamó Try acercándosele y estudiándolo de cerca-. Maldición, estas más pequeño que la última vez que te vi ¿Qué te ha pasado?

Gavriel frunció el ceño.

-No sé, tal vez las hormonas de crecimiento que consumes hicieron efecto y eres tú el que ha crecido.

Zachary se rió y quiso disimularlo tosiendo.

-Vaya, no la tienes tan chica como pensé después de todo -contestó Try sonriendo.

-Eso es lo que ella dijo -afirmó él con una mano en la barbilla.

-¿Quién? -preguntó el hombre gigante.

-La última mujer que te vio desnudo.

-Eres un hijo de... -No acabó de insultarlo que empezó a reírse-. Bien, ganaste esta ronda humano. Suerte para ti que estoy de buen humor.

-¿Acabaron de hacer el ridículo?

El comentario de Daraan impresionó a los otros tres hombres, el dragón sonaba molesto e irritado, como si no soportara estar en su propia piel. Try se viró para caminar directamente hacia el rey y se inclinó sobre él con ojo crítico.

-¿Qué diablos le ocurre "Majestad?

-Jodete, Try. Estoy harto de sus malditos juegos y no tengo energía para lidiar con ustedes ¿Por qué creen que me encerré en este lugar a oscuras? Si van a perder el tiempo, lárguense.

Bien, esa actitud no era normal en el rubio que hasta ahora se había comportado como un chiste andante. Gavriel también quiso investigar, el tipo le había salvado el trasero más de diez veces en los últimos días y le preocupaba.

-Hey, Daraan. Amigo ¿Estás bien? -exclamó con tacto.

-Estoy perfectamente ¿Qué me dices tú? -indagó con hostilidad el rey tratando de arrancar el collar de metal en su cuello.

-¿Eh? ¿De qué hablas? Yo estoy bien.

-¿Bien? Pues déjame decirte que no tienes tiempo de estar bien, te diré un par de cosas que alguien que ha visto morir a cientos de poderosos dragones con la enfermedad de Maleon sabe. -El rubio se puso de pie y dejó caer el libro en el sofá-. Ella es una criatura violenta por naturaleza, está perdiendo su mente y a sí misma en esto, por lo que habrá días en que tendrás que verla con sangre en los colmillos o los nudillos magullados por los golpes que les dará a las paredes. Créeme que tiene miles de recuerdos crudos que revivir en sus desvanecimientos. Tienes que prepararte para cuando no sepa quién demonios eres y para cuando todo avance tan rápido que lo único que quede de ella sea un cuerpo inconsciente en la cama. Deberás tener las agallas para verla moribunda sabiendo lo grande que fue en el pasado. Su corazón seguirá latiendo, pero nunca más escucharas su voz ni volverá a tocarte y entonces un día simplemente estará muerta a tu lado. Se habrá ido mientras tú no podías hacer nada. Nadie aquí te pidió que la amarás a cambio de salvar a tu hermana... Debes ser consciente de que no somos humanos y de que forjamos un vínculo especial entre nosotros.

-¿Y eso qué?

-¡Las criaturas mitológicas nos estregamos por completo a nuestra pareja y cuando esta muere el vínculo nos mata! ¡No sobrevivimos al dolor de perderla! ¡Esa es la bendición de la maldita bruja del novilunio que nos creó! -Gavriel se paralizó-¿Te quedarás realmente hasta el final o te marcharas cuando tu hermana vuelva y tengas la oportunidad de recuperar tu vida? No te juzgaré por tu decisión, pero necesito saber la verdad ahora.

Las palabras del hombre lo espantaron, considerar que en poco tiempo Maleon sería una sombra aún más grande de lo que conocía. Le llenó de un dolor agudo que le apuñaló el pecho haciéndolo apretar los puños, molesto igualmente porque cuestionaran lo que sentía por ella como si fuera un idiota superficial que se aprovechaba de su vulnerabilidad. Realmente odió a Daraan, aun sabiendo que tenía sus razones para desconfiar, no le había dado motivos para que dudara de que la amaba. Había querido huir al principio, sí, pero en ese instante solo conocía una parte distorsionada de lo que pasaba y quería proteger a sus sobrinos.

Él no era nadie. No tenía magia en sus venas. No era un guerrero. Ni era relevante en esta historia. Su labor había sido conectar a Lily con Maleon y luego en consecuencia a Darcy. No servía de absolutamente nada más que siendo un estorbo. Había sido un profesor de gimnasia que no obtuvo ningún trabajo luego de pasar un tiempo en la cárcel por agresión, algo que ahora no le servía. Con Maleon ni siquiera fue un amante como muchas más veces lo había sido con otras mujeres.

Pero eso era porque Maleon no era como otras mujeres, no para él. Ella no era una clienta. Aun recordaba lo que le había propuesto la noche en el hotel antes de que su mundo cambiara.

Quería seguir viéndola, conocerla en su compleja totalidad y salir con ella ha donde más le gustara. Olvidar la forma en la que se habían conocido, lo que él hacía al conocerle... empezar de cero para seguir hacia adelante. Quería que ella viviera y estar a su lado todo el tiempo que su propia humanidad le permitiera, pero no quería matarla.

¿Cómo era posible que en todos los finales ella acabara herida? No sabía que decir.

Dio un paso al frente, su pecho habría rozado el de Daraan si el maldito no lo sobrepasara en altura. Lo miró con intensidad.

-En primer lugar, no me importa qué te esté pasando por la cabeza o si te duele el trasero de estar sentado en la oscuridad, pero cálmate porque no somos tu saco de boxeo. En segundo lugar, no subestimes lo que siento por Maleon ni lo orilles a una relación por conveniencia porque te juro que no te lo perdonaré. ¿Okey?

-¿Y qué hay del vínculo? Si lo aceptas no hay vuelta atrás.

El dragón apretó los diente y se los enseñó, el humano no retrocedió por más que una gota de sudor se le deslizó por la columna en consecuencia de la tensión que los encarnaba.

Por su lado, Try iba a interferir de la mejor manera que conocía, mandando a todos al diablo, pero captó un vistazo del libro que Daraan había estado leyendo. El primitivo cerebro del Vigilante tardó un poco en hacer sinapsis, pero lo comprendió entonces y porque era un desgraciado quiso asegurarse.

-¿Oyeron que la humana enferma salió temprano a caminar con Cassian? Mi hermana los acompañó, pero llevan un buen rato fuera. Imagino que Saraf se sentirá incómoda mientras coquetean -murmuró sonriente.

Daraan gruñó.

-Cierra el pico -amenazó.

-¡Oh, mierda! -exclamó el ser anfisbena-¡Estas entrando en época de celo y te vinculaste con la humana! Estas actuando como un loco porque sabes que ella está interesada en el elfo.

-¡¿Qué pasa con Darcy?! -preguntó Gavriel alarmado.

-¡No lo llames encapricharse si no sabes lo que en realidad significa! -objetó Daraan. Arrebató furioso el libro de romance -cuya autora era Luce Jaslene Darcy-, de las manos de Try-¡Y no es eso, estoy bien! Muy bien.

-¡¿Por qué diablos están gritando?! -bramó una mujer.

Maleon abrió las puertas, los rayos de luz solar entraron como intrusos a la habitación y Z saltó detrás de un librero.

-¡Los odió con toda mi alma! ¿No pueden tocar la puerta? ¡Me van a quemar vivo! -se quejó el vampiro.

-Lo siento, me dijeron que estaban peleando y vine. Olvidé tu naturaleza.

La reina llevaba puesto un conjunto no demasiado habitual en su persona, la falda de cintura alta en tonalidad marrón les llegaba a los tobillos y en conjunto con la camisa blanca de mangas holgadas la hacían ver campestre. Las botas que traía eran especiales para montar a caballo. Detrás de ella, Ivy se asomaba nerviosa junto a casi cinco ninfas de cabellos arcoíris. Luke con una naranja y Lily con un jardín de flores en el pelo entraron angustiados directamente a abrazarse a las piernas de Gavriel seguidos por un juguetón Simba.

-¿Por qué te fuiste sin decirnos nada? -exigió saber Lily roja de ira.

-Lo siento.

Gavriel no pudo mirarla porque se sentía culpable. Notó que Z trataba de mirar a sus hijos sin exponerse a la luz, Maleon entrecerró la puerta y el vampiro pudo relajarse para asomarse lentamente a la escena. La noche anterior ninguno de los dos había demostrado interés en él o su sangre mitológica, lo que desgraciadamente pasó otra vez porque los dos niños estaban concentrados en su tío.

-¿Pasa algo? -cuestionó la leona, atrapada en el rostro serio de todos los demás.

-No, solo le explicábamos a tu niño algunas cosas -contestó Daraan cortante.

Ella frunció el ceño y se giró hacia el humano.

-¿Estas bien?

-No te preocupes -respondió Gavriel con una sonrisa forzada.

Luke ladeó la cabeza y observó a su padre, este lo saludó dolido. Sorprendiendo al vampiro, el niño caminó hacía él para regalarle la naranja que tenía y Zachary casi se rompió en pedazos, Lily por su lado se mostró más distante. En ella la herida de la ausencia era más profunda.

La reina alzó una ceja desconfiada.

-Ya me lo dirán más tarde, pero ahora hay que prepararnos -dijo con una sonrisa demoníaca.

-¿Para qué? -preguntó Gavriel confundido.

-Esta mañana íbamos a exigir una reunión con el Consejo, aunque esos bastardos se nos han adelantado y dieron aviso de su visita mañana en la tarde. El punto de encuentro será fuera de la isla porque es exclusivamente mi territorio y debemos movernos a uno más neutral. Así que no solo acusaremos a Hera en su maldita cara, haremos que automáticamente después los Vigilantes vayan por tu hermana y la traigan aquí. Sin embargo, ahora vamos a dar un paseo.

-¿Qué quieres hacer ahora? -Daraan parecía frustrado.

-Cuidado con cómo me hablas, cariño -amenazó segura de sí. Entonces se mordió el labio emocionada-. Ahora voy a mostrarle a mi gente que aún no me ha tragado el infierno.

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