XX. Sensaciones del amor
Verlo rodeado de lo que en realidad es me hace sentirme feliz. Nuestros corazones juegan a enamorarnos. No sé si estoy haciendo lo mejor, pero como amigos podemos funcionar. Ojalá y solo sea eso. Ojalá y podamos llevar la fiesta en paz. Corremos el uno del otro. Él me mira a mi y yo a él. Dos locos y como testigo esas aguas saladas que probablemente guardarán miles de recuerdos. Su sonrisa se vuelve contagiosa, se vuelve única e inigualable en mi mente. Seguimos jugando hasta que yo, ya no puedo más y corro a acostarme en la arena, no me importa llenarme de ella. Él me sigue y se sienta, apoyando sus codos atrás en el suelo. Nos miramos y sonreímos.
—Esta muy linda la noche —Pronuncia. Muevo la cabeza arriba y abajo.
—Tengo sueño —Cierro los ojos. Segundos después siento sus labios sobre los míos a los que correspondo generosamente. Me estoy dejando llevar— Mmm —Logro decir y sonrío en medio del beso.
—Bella —Empieza a hablar y me da un piquito mientras nos miramos— Inteligente —Se vuelven a juntar nuestras bocas— Educada —Sigue el mismo proceso de antes, mientras que yo levanto las comisuras de mis labios— Quiero conocerte —Un beso más—, solo déjame —Labios juntos y mis mejillas sonrojadas— Aprender más de ti.
Nos volvemos a besar apasionadamente, cerrando los ojos. Mientras que yo siento que estoy volando entre sus brazos los cuales tomo con mis manos. Nos separamos un poco, tiene una mano a mi lado derecho y la otra al izquierdo. Estiro la mía y se la paso por el cabello, luego la bajo por su oreja, deteniéndome en sus labios, tocándolos con mis dedos. Parece que perdí la voz. Solo quiero verlo a él y estudiarlo, no me aburriría de eso.
—¿Qué piensas? —Pregunta Mael. Es ahí en donde me dirijo a sus ojos, los cuales estaban idiotizados en su rostro— ¿Mmm? —Dice en voz baja. Su mirada se ha vuelto tierna.
—Que —Me aclaro la garganta—, me estás llamando demasiado la atención —Pasa una mano por mi pierna y la sube despacio. Mi piel se eriza y el corazón empieza a latir rápido, solo que trato de disimular— Y que, no quiero perderme en ti pero parece que a los dos nos está pasando lo mismo.
—Así es —Dice. Sigue subiendo hasta mi sexo, yo suspiro mientras nos seguimos viendo.
—No me —Mi voz tiembla— toques, si no me vas a complacer —Sonríe. Parece que le dije algo que estaba esperando.
—Bueno, vamos a complacerla entonces —Sonríe de lado. Se sube encima de mí y me levanta por la cintura para quitarme mi ropa interior.
Sube mi vestido y me mira el cuerpo. Entonces sin aviso alguno mete un dedo dentro de mí. Arqueo mi espalda y pongo mis manos alrededor de su espalda.
—Me gusta que te mojes por mí —No puedo hacer nada más que disfrutar del placer.
Sin darme tiempo para analizar las cosas me obliga a soltarme de él cuando se baja y mete su lengua en mi interior. Parezco una adolescente porque es la primera vez que me hacen algo así y es tan delicioso. La mueve y yo vuelvo a cerrar los ojos, estiro mis brazos para meter mis dedos en su cabello. Luego de unos minutos me corro.
Mael se arrodilla con un pie a un lado mío y se desabotona el pantalón. Saca un envoltorio plateado que contiene un preservativo, lo abre para luego bajarse un poco el pantalón y el bóxer y terminar colocándoselo en su miembro. La fiestas con él empezó desde que lo conocí y hoy es el momento de disfrutarlo hasta cansarnos. Cuando él acaba me mira y sonríe. Sinceramente, que sexy es este hombre. Se sube otra vez y se pone entre mis piernas. Me besa los labios y baja a mi cuello, es aquí en donde inicia la acción, se flexiona y lo mete despacio. Me resulta placentero tenerlo dentro de mi. No me arqueo porque él no me lo permite ya que tiene su cuerpo haciendo presión sobre el mío. Entonces levanto los pies y le rodeo las caderas. Sale despacio y lo vuelve a hacer con ese ritmo.
—Mael —Logro decir con los ojos cerrados— Por favor —Pronuncio en un suspiro. Entonces sale de mí y me mira.
—¿Qué pasa? —Sus ganas de hacerme sufrir son evidentes. Abro los ojos y sin dejarme responder vuelve a entrar, solo que ahora lo hace rápido. Entra y sale, una y otra vez— Me gustas demasiado —No logro reaccionar porque estoy sumergida en todo lo que está pasando.
Seguimos así. Entrando y saliendo, entrando y saliendo para después llegar al clímax los dos. Llegamos al final del paraíso. Él se acuesta a mi lado y con una mano me baja el vestido como puede, yo le ayudo un poco y al final quedo cubierta otra vez. Luego me toma de la mano. Por primera vez en toda la noche aprecio las estrellas. Una noche muy tranquila podría decir y divertida, llena de placer.
Después de unos minutos se pone de lado y coloca una mano debajo de su cabeza para poder sostenerla, mientras me mira esperando algo de mí. Yo solo le sonrío. Empieza a marcar círculos en mi pecho con un dedo lo que me ocasiona cosquillas, aún así trato de ignorarlo. Me mira y yo a él. Nos entendemos y no necesitamos palabras para expresar lo que sentimos. Nuestro momento mágico se acaba rápido cuando escuchamos a alguien corriendo, hasta que vemos a Luis cerca de nosotros.
Me siento y Mael se levanta. Toma mi blúmer y se lo guarda en una de las bolsas del pantalón, el mismo que se arregla segundos después. Yo me levanto y me paro a la par de él, justo en ese momento llega Luis. Apoya sus manos en sus rodillas de lo cansado que está y empieza a hablar con la voz entrecortada y cansada.
—Mel —¿Mel?— Andaba corriendo y se cayó —Abro los ojos y lo miro esperando más, él agarra aire— Se golpeó la cabeza con una piedra.
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