XII. Puedes quedarte a mi lado

Me tropiezo con una piedra, no entiendo porque siempre estoy a punto de caerme en todos lados. Mel corre hacia mí y me abraza. Luego me agarra del brazo y caminamos juntas hacia la salida de la universidad.

―El señor de la materia optativa es un pedante, que bueno que ya va a acabar el ciclo si no moriría de estrés con solo estarlo escuchando más tiempo ―Yo me río.

―Hay casos especiales, lo único bueno es que ya casi nos graduamos ―Mel da saltitos de felicidad― Solo un mes más y vacaciones.

―Es lo que me emociona, oye te unirás conmigo para el trabajo de graduación ¿Verdad? ―Me dice y yo le respondo con movimientos en mi rostro.

―Vamos a comer algo, tanta clase me tiene cansada.

―Si, quiero comer pizza.

―Ayer fueron hamburguesas, hoy pizza ¿Qué estás embarazada o que? ―Le digo.

―Solo tengo hambre ―Me da un mini golpe en el brazo― Que se te haga chicharrón la boca.

―¿Chicharrón? ―Levanto la ceja.

―Aaa, no te voy a estar explicando, vamos a comer mejor ―Dice.

Me deja pensando en eso. Caminamos hasta el estacionamiento y antes de llegar pongo mal el pie al no ver una grada y me caigo. Se me viene a la mente el día que me caí en aquella casa y Mael me cuido. Esta vez al levantarme las rodillas me sangran, Mel se asusta y hasta el nombre de esta chica me tiene pensando en él ¿cómo estará? Querrá saber de mí a pesar de todo lo que pasó. Me meto al carro y me pego una vez en la cabeza con la mano ―Deja de decir tonterías Kariam― Obligo a Mel a que suba, asegurándole que estoy bien, aunque las rodillas me arden.

Enciende el carro y vamos en busca de una farmacia, no quiero llegar a casa ahora, a pesar de que después de lo que les dije el viernes mis padres no se enojaron, ni volvieron a mencionar a Mael ni a su familia, creo que se sienten nerviosos cada vez que me miran. Por eso los evito. Ando en short, también noto que mis manos tienen rasgaduras. Mel baja del auto y corre a comprar alcohol y algodón, ella se preocupa demasiado. Eso destaco de Mel, es muy empática. Abro la puerta de acompañante. Ella se agacha después de venir casi que corriendo para curarme la rodilla, cuando está abriendo la botella un carro se estaciona a la par de nosotros, dejando un espacio solo de por medio. Las dos lo ignoramos, pero luego escuchamos una voz muy familiar.

―Kariam ¿Qué te ha pasado? ―Levantamos el rostro las dos y vemos a Mael, él no tiene preocupación en su rostro pero al ver la sangre si. Mel se levanta inmediatamente y se aparta. Del auto salen sus amigos que nos acompañaron a la fiesta la otra vez y su hermano, los cuatro vestidos de traje.

―Kariam otra vez te caíste ―Él se acerca y saca las cosas que acaba de comprar mi amiga, que se encontraban en el suelo del carro. Me pongo roja roja, él me mira y se empieza a burlar― ¿Por qué te pones nerviosa? ―Se ríe de mí. Parece que está de mejor ánimo.

―Cállate ―Le digo y le pego suavemente en el hombro― Yo me voy a curar sola, no te preocupes, no dejes a tus amigos solos.

―Ellos no importan ahorita ―Agarra alcohol con el algodón de la botella y me lo empieza a frotar en la rodilla, lo que hace que yo la levante un poco y que él me la tome con la mano libre― ¡Ah!

―Aguanta ―Me ordena. Seguimos así hasta que me cura las dos rodillas― Si sabes que te caes a cada rato para que usas short ―Me habla tranquilamente. Yo le muestro las manos para que me las limpie también. Las mira, se levanta, suspira, camina hacia el otro lado del carro y se sube.

―No me regañes, yo visto como quiero ―Le contestó también, tranquilamente. Me toma las manos y las empieza a limpiar y a desinfectar― Mael ―Digo nerviosa.

―Mmm ―Contesta sin mirarme.

―¿Cómo has estado? ―Es aquí en donde me mira.

―Bien ¿Y tú? ―Todo lo dice muy serio.

―Bien ―Se hace un silencio incómodo.

―¿Cómo están tus padres?

―Bien ―Respondo.

―¿Y tu relación con ellos?

―Aaa, bien... ―Termina de limpiar las manos y me suelta, luego se baja, miro hacia afuera. Mel está hablando con los amigos de él. Parece que se conocen desde hace mucho tiempo, hasta que el tipo de cambios constantes de sentimientos me saca de mi sueño y se para frente a mí otra vez.

―¿A dónde iban?

―A comer.

―Venían de la universidad, supongo ―Afirmo con el rostro mientras sigo viendo hacia donde esta Mel― ¿Y ahora estás dispuesta a hablar conmigo?

―Si no me vas a salir arrogante y pesado ―Lo miro a los ojos― ¿Qué pasa con Mel? ―Pronuncio sin querer al seguir analizandola.

―Es que ella salió con Joel y los chicos hace unos días, ahí se conocieron.

―¿Qué? O sea que Mel se está tomando a pecho todo.

―No lo sé, pero sí sé que Joel y ella son buenos y muy cercanos amigos ―Dice con ironía, pongo los ojos en blanco por su respuesta.

―¿Todos trabajan en tu empresa?

―Si, menos Joel, por eso no está aquí.

―¿Y ustedes a donde iban? ―Le miro a los ojos otra vez.

―A dejarlos a la oficina porque salimos a ver unas cosas de la empresa pero no queríamos llevar tanto carro.

―¿Y qué hacen en la farmacia? ―Soy muy curiosa.

―Aaa ―Se toca la nuca― Es que me dolía la cabeza ―Sonríe penosamente.

―¿Y ya no te duele?

―Si, pero es poco, seguro es por cansancio ―Nuestra conversación se detiene cuando los demás se unen a nosotros y forman un gran círculo alrededor de donde yo estoy.

―Hey, gusto verte cuñada ―Me guiña el ojo Antonio.

―Ya te pusiste roja ―Pronuncia Mael en voz baja, quién está a mi lado.

―Mucho gusto, mi nombre es Abdel ―Dice el desconocido de la fiesta del otro día. Me ofrece la mano y yo se la recibo.

―Mucho gusto soy Kariam ―Intento soltarme, pero no puedo, él me sonríe y por amabilidad lo hago también.

Observo a Mael que tiene la frente arrugada y entonces se aclara la garganta, es ahí en donde me suelta. Luis me saluda con un movimiento en su cabeza y yo respondo con una sonrisa. Mel se pone a la par mía.

―Bueno creo que deberíamos irnos ―Pronuncia Luis y todos confirman.

―¿Hablamos después? ―Me dice Mael antes de irse.

―Si ―Le respondo, sonríe sin separar sus labios y se va con sus empleados al carro, Mel y yo vemos como desaparecen. Luego emprendemos camino nosotras.

―¿Qué pasa con el tal Joel? ―Le digo mientras ella conduce.

―Nada, es algo pasajero supongo.

―¿Segura? ―Llegamos a un semáforo en rojo y se detiene.

―Si ―Me mira― Bueno no, no se, es que no me quiero ilusionar pero creo que me está gustando demasiado ―Suspiro.

―Deberías decírselo y si no siente lo mismo que tú, deberían alejarse antes de que todo se vuelva un problema.

―Tienes razón ―Pronuncia mientras aprieta las manos al volante y sigue conduciendo.

―Sabes que no te quiero ver mal ―La observo esperando respuesta pero no dice nada.

Llegamos a un restaurante de pizza para cenar, hablamos de cualquier otra cosa menos de los dos chicos que nos tienen la vida patas arriba. Mel es de piel blanca y es colocha, le gusta vestirse muy aesthetic podría decir y cuando no lo hace es porque algo anda mal. Media hora después nos dirigimos a nuestras casas y aunque yo no lo quisiera, así es.

―Kariam.

―¿Mmm? ―Le contesto porque estoy recostada en el asiento con los ojos cerrados.

―¿Te gusta Mael? ―Yo abro los ojos.

―¿Por qué? ―Le digo.

―Porqué quizás estoy loca, pero cuando están juntos se ven de una forma diferente ―Me acomodo en el asiento y la miro.

―Creo que si estás loca ―Ella sonríe.

―Quizás sí lo esté, pero creo que hay algo entre ustedes dos.

―Mel me puedes dejar en la entrada de la residencial Verdes campos ―Ella levanta la ceja sorprendida.

―¿Por qué?

―No quiero ir a casa y tengo que arreglar unos asuntos ahí. Te pediría que te quedes conmigo pero ya se que te vas a ver con Joel ―Ella sigue conduciendo mientras abre la boca en forma de "O".

―¿Cómo sabes eso? ―Me encojo de hombros.

―Cuando te levantaste al baño él llamó y yo le respondí, con que osito he ―Le digo molestándola porque así lo tiene agregado.

―Qué pena ―Me pongo a reír, luego a ella se le pega y se ríe conmigo.

El camino transcurre lento hasta que llegamos a la residencial. Me despido de Mel con un beso en la mejilla y me bajo. En realidad no quiero entrar a la residencial, sino al edificio que está a la par de esta, así que camino y entro en por una puerta negra del edificio cuando una persona sale. Camino al ascensor y presiono ¿Cual botón? Las dos veces que he venido, o he estado borracha o me desmaye, hasta que veo a una tipa de cabello rubio entrar al elevador e inmediatamente la reconozco.

―¡Hola! Que sorpresa verte ―Me dice con hipocresía y marca el botón siete.

―Hola ¿Qué haces aquí? ―Le pregunto con la mayor sinceridad posible.

―Es obvio, vine a ver a Mael.

―¿Y él sabe? ―No puedo evitar tener un tono de enojo.

―No y tampoco me imagine que lo vinieras a ver tú ―Me dice.

―Es mi novio ¿No? ―Víbora. Me mira de pie a cabeza y se clava en mis rodillas, luego vuelve a mirarme el rostro.

―Tienes razón, solo hablaré con él un momento y después será todo tuyo ―Me dice y yo le sonrío de mala gana. No tengo interés en seguir conversando con ella.

Cuando el elevador se abre las dos salimos y ella toca el timbre, cruzo mis brazos y por un momento tengo ganas de huir, pero eso no es de alguien como yo, así que lo mejor es enfrentar la realidad. Cuando la puerta se abre los ojos de Mael también lo hacen, al ver primero a Katherine y luego al verme a mi.

―Dice que quiere conversar contigo ―Lo menciono en un tono de desagrado, mientras que él está disfrutando y sonríe viéndome.

―Ven ―Dice y se hace a un lado para que yo entre.

Camino, antes de poner un pie adentro la miro y los ojos le arden de enojo, luego entro y me voy a la cocina a buscar un vaso con agua. Por suerte hoy no hay nadie en casa así que podré platicar con él tranquilamente. Cuando quiero ir otra vez a la puerta, está ya está cerrada y Mael me mira desde el pasillo.

―¿Qué fue eso? ―Dice, yo meto las manos en las bolsas de atrás de mi short, en este departamento hace mucho frío.

―¿El qué? ―Contesto inocentemente y él sonríe.

―¿Estabas celosa?

―¿Yo, celosa? ―Le digo seria y luego cambio a un tono desafiante mientras lo señalo― ¿Qué quería ella de ti? Se supone que tienes una novia falsa a la que odias ―Los dos nos ponemos a reír ante estas palabras.

―No te odio ―Me dice después de unos minutos de risas― Por cierto, has venido para hablar.

―Si, vamos a la sala ―Le digo, me doy la vuelta y me meto en el lugar planeado, Mael me sigue. Nos sentamos en el mismo sofá un poco separados y luego nos miramos.

―Quiero empezar yo ―No me lo esperaba― Dime por qué estás sola ―No me recordaba que le debía esa historia― Y no me evadas ―Suspiro y empiezo a hablar.

―Cuando yo era niña ―Él levanta una ceja― Déjame iniciar la historia bien ―Le digo y parece que pone interés en mi― Hubo un tiempo en el que viví con mis abuelos, porque mis padres trabajaban y viajaban mucho ya que antes daban tours a extranjeros y ellos mismos los invitaban a viajar a otros países ―Mael se recuesta en el sofá― Y de tanto pasar con mis abuelos empecé a ver cosas en ellos que no me agradaban y que con mis padres no lo vivía. Cada noche o cada vez que mi abuela hacía algo mal mi abuelo se enojaba y le pegaba. Como yo tenía siete años ellos trataban que no presenciara esas cosas, pero lastimosamente cada palabra que se decían se escuchaba en toda la casa. Cuando mi abuelo le pegaba, ella gritaba y lloraba mucho hasta que un día no soporte más ―Se me llenan los ojos de agua― Y llame a mis padres diciéndoles todo a escondida de ellos e inmediatamente me llegaron a traer. No hubo demanda por lo que hizo ―Se me cae una lagrima a la mejilla― Pero los separaron, mi abuelo está en un asilo y ella en esa casa ―Mael me limpia la mejilla con su mano, yo no se la quito.

―¿Estás bien? ―Me dice y yo afirmo con el rostro.

―Siempre creí que eso no me había afectado y fui muy fuerte pero cuando crecí, empecé a tener novios y proposiciones como cualquier persona normal. El problema fue que me grabé en la mente que no quería nada de eso por miedo al compromiso y luego por miedo a que me hicieran lo mismo que mi abuelo a mi abuela. Esto es con lo que he cargado siempre y por eso no me intereso en nadie ―Mael me toma la mano―, aun así una vez deje que alguien se me acercara, fue en el segundo año de la carrera, me había enamorado totalmente y creía que él de mí también, pero cuando íbamos a cumplir nuestro tercer mes de novios me entere que me fue infiel con una niña de mi carrera y de mi promo por lo cual la veía seguido ―Él parece sorprendido― Lo único bueno es que no fue mi amiga nunca. Lo que pasó después fueron peleas. Yo lo terminaba pero él se negaba, entonces un día se enojó tanto conmigo solo por decirle la verdad que me pegó en la mejilla y cuando lo hizo me boto de las escaleras, estuve hospitalizada varias semanas pero no me pasó mayor cosa ―Me quedo en silencio un momento. Siento que he dicho cosas que no debí.

―¿Y después? ―Dice interesado.

―Volví a tener miedo y lo terminé definitivamente. Cuando la familia se enteró de lo que hizo lo mandaron a otro país. Yo no sé a donde esta y sinceramente no lo quiero volver a ver.

―Creo que nuestras historias se parecen ―Tiene razón, me suelto de su mano y me limpio las lágrimas― Solo que tú le tienes miedo a que el amor resulte violento ¿Por eso te desmayaste el otro día?

―No se si fue por eso pero todo lo que estoy viviendo contigo me está impactando demasiado ―Me quedo callada unos segundos y Mael me mira esperando más― Al punto en el que me siento tan débil, tan indefensa ―Él se abalanza a abrazarme, yo abro los ojos sorprendida.

―Lo siento ―Me da un beso en la cabeza― No fue mi intención hacerte daño ―Nos quedamos así unos minutos.

―No pasa nada ―Le digo y nos separamos― Ahora voy yo, ¿De verdad hablaste eso con mi madre?

―Si ―Se tira en el sofá― Pero no le dije los aspectos negativos de ti, solo le comente la verdad, que no me interesa estar con alguien.

―¿Y por qué dijiste el otro día que sentías la necesidad de no separarte de mi? ―Me mira queriendo evitar la pregunta.

―Es que... ―Está nervioso― Ese día dije cosas sin sentido, me deje llevar por las emociones.

―Entonces, si yo te dijera ahora que ya no quiero nada contigo ¿Lo aceptarías?

―No ―Mis ojos se abren de par en par.

―¿Por qué?

―No lo se, no me podría separar rápidamente de ti, recuerda que nuestros padres siguen con la idea en mente.

―Entonces yo hablo con mis padres y tú con los tuyos y asunto arreglado ―Le digo― Ahora dime ¿Qué significan las frases que estaban escritas?

―¿Frases?

―Las flores que me mandabas ―Parece que la mente se le refresca en ese momento.

―Es un poema, el final está luego.

―¿Puedo saber como acaba? ―Le digo― ¿Y tu lo escribiste?

―No y si. Es mejor que no sepas nada Kariam.

―Sabes que me confundes ―Sus ojos se clavan en mi― Eres tan cambiante.

―¿Por qué lo dices?

―Por qué dices que no quieres nada conmigo y el día de tu cumpleaños disfrutaste mostrándome ante todos como tu novia.

―¿Y tú quisieras ser mi novia? ―La respiración se me corta― Responde ―Dice― No verdad, entonces ―Se levanta y camina hasta que yo lo detengo poniendo mi mano en su muñeca.

―Solo respóndeme algo más ―Le digo y él voltea a verme. Me levanto, pero el espacio que hay entre nosotros es poco, quedamos muy juntos y su respiración está acelerada― ¿Crees que puedas volver a enamorarte de alguien?

Parece que la pregunta no va a poder responderse porque mi corazón se acelera y siento una energía en mi cuerpo mientras él me mira a los ojos. Los dos estamos esperando algo desesperadamente hasta que decido tirarme sobre él y besarlo. Meto mis manos en su cabello. 

Nos besamos sin medida.

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