XI. Eres arrogante e insoportable
Un ruido fuerte de cacerolas me despierta. Estoy en la habitación de Mael y debo admitir que tengo mucho sueño. Observo un reloj electrónico que hay en la mesa de noche, al lado derecho de la cama que descubrí ayer. Son las nueve y media de la mañana, he dormido demasiado y quiero quedarme más tiempo, pero necesito sacar información de los labios de Mael así que me levanto rápidamente. Me lavo la cara y estoy empezando a considerar andar un cepillo de dientes en mi cartera. Salgo del cuarto y voy a la cocina en donde supongo fue el sonido, lastimosamente no veo a Mael en ningún lado pero si me encuentro con una señora preparando algo.
―Buenos días ―Dice mirándome y luego sigue en su trabajo.
―Buenos días ―Nos quedamos en silencio un momento― Disculpe ¿Cómo se llama usted? ―No me asusta verla porque se ve una persona muy confiable.
―Disculpe no me presente, mi nombre es Ada ―Ella me mira y luego a su mano― No le ofrezco la mano porque estoy cocinando ―Pero me dedica una sonrisa tierna.
―No se preocupe, mucho gusto, me llamo Kariam ―Le respondo y sonrío también, ella sigue en su trabajo― ¿Sabe dónde está Mael?
―Si, en cinco minutos va a regresar, esta mañana fue hacer ejercicio y me pidió hacer el desayuno pero faltaban unas cosas ―Se voltea para verme otra vez― Y como es muy distraído lo olvidó así que bajó a comprarlo, por suerte el supermercado no está lejos ―Después de eso, sigue en su trabajo. No pronunciamos palabra pero ella empieza a tararear, lo que no me causa problema.
Ya sabía que un hombre como él no podía hacer sus comidas por sí solo. Salgo silenciosamente para meterme en la sala, no he puesto un pie dentro y me sorprende lo ordenado que está a pesar del enojo de ese hombre. Ayer, vi vidrios y otras cosas tiradas en el suelo, los chicos estaban con escobas y palas. No entiendo aún mis sentimientos hacia él, lo que sí puedo comprender es que tengo que alejarme. Camino hacia una mesa que hay a un lado del televisor porque me ha llamado la atención una fotografía, que tiene quebrado el marco, pero aún así está ahí. Es un niño junto al que yo supongo es su padre por el parecido increíble que tienen, están en la playa en un día muy claro, la dejo en su lugar nuevamente al escuchar que alguien habla. Corro al pasillo y veo a Mael entrando a la cocina con bolsas en sus manos.
―¿Ya se despertó? ―Le dice a Ada. Yo entro inmediatamente.
―Si, ya estoy aquí ―Se voltea y me mira, por alguna razón inexplicable los dos sonreímos como tontos.
―Buenos días ―Dice en un tono tranquilo.
―Buenos días ―Le contesto.
―La comida ya casi está ―Nos responde la señora Ada.
―Bien, ya regresaremos ―Menciona sin despegar sus ojos de los míos. Se acerca, me toma de la mano y me lleva al cuarto.
Cierra la puerta y me mira.
―¿Cómo estás? ―Me pone un mechón de cabello detrás de la oreja y baja su mano para acariciar mi mejilla hasta llegar a mis labios. Me pongo helada en ese momento.
―Bien... pero ―No me deja seguir hablar por su mano que sigue tocando mi rostro― Quisiera saber algunas cosas ―Suelto al fin.
―¿Qué? ―Me dice con una voz baja. Le tomo la mano y la quito de mi alcance.
―No hagas eso ―Mira hacia la pared ante mi acto y luego a mi― Quiero que de verdad hablemos.
―Bien, pero ahorita no, tenemos que desayunar ―No puedo esperar.
―No, tiene que ser ahora ―Le digo y me siento en la cama, él me mira y se pasa la mano en la cara como en señal de "que frustrante es esta mujer".
―Bien ¿De qué quieres hablar?
―Primero ―Él sigue parado mientras dobla los brazos sobre su pecho― ¿Qué hablaste con mi madre el otro día? ―Suspira.
―¿Por qué me preguntas algo así?
―Porque quiero saber que te hizo cambiar de opinión.
―¿De opinión? ―Habla irónicamente y yo arrugo la frente por el tono con el que lo dice― Nadie me ha hecho cambiar de opinión niñita ―Qué idiota. Se acerca a mi, se agacha pone sus manos en la cama a cada lado mío― ¿No te das cuenta? ―Tengo ganas de gritarle.
―¿Qué? ―Le contesto para no mostrarme intimidada, se queda en silencio por lo que he dicho― ¿Qué quieres acostarte conmigo? ¿Qué solo soy un objeto para ti? ―Mi tono de voz empieza a subir― Porque si me vas a decir eso, yo ya lo sé ―Y lo empujó con las manos, él retrocede pero no se quita, en cambio se acerca más a mi.
―Tu madre me dijo que aunque sabía que podía llegar a jugar contigo que te diera un poco de amor, porque no soportaba verte tan fría con las personas ―Empieza hablar seriamente― Lo que a mi me dejo sorprendido ―Tengo ganas de tener a mi madre enfrente― Y yo le dije que no me gustaba jugar con personas como tú, de arrogantes e insoportables.
―Si vas a seguir hablando cosas de mi, mejor déjame irme de una sola vez por todas.
―No, dijiste que querías hablar conmigo, ahora te escucho y tú a mi.
―¡El insoportable eres tú! ―Le digo y le escupo en la cara lo que lo hace quitar las manos de la cama y yo me levanto rápidamente, tomo todas mis cosas y salgo del cuarto corriendo.
―Señorita ya está... ―Paso mirándola de largo para después abrir la puerta. Ella no tiene la culpa de mi enfado. Corro al elevador el cual está abierto. Escucho a Mael hablar y justo se cierran las puertas cuando él llega. Lo miro y él a mi, ambos con fuego en nuestras miradas.
Tremendo idiota, cree que puede jugar conmigo. Cuando llego abajo camino rápido por no correr y parecer loca ante las personas. Saco mi teléfono y busco mi ubicación actual lo que me ayuda a llegar a un parque público y ahí tomo un taxi hasta mi casa. Estoy tan enojada y no pienso mirarlo, me niego a estar junto a él y menos por tantas horas, no me quiero imaginar una vida a su lado. Al llegar a casa toco el timbre y Mael me recibe. Abro mis ojos. No esperaba esto y atrás de él está mi madre.
―Hija no te quedes ahí ―Mael se hace a un lado y yo entro― Mael nos comentó que fuiste a ver a una amiga antes de venir aquí ―Mis ojos no pueden creer lo que están viendo― Nosotros saldremos a comprar, ustedes pueden quedarse aquí ―La miro y mi enojo se refleja en todos lados― ¿Qué pasa?
―¡Estoy harta de todos! ―Me dirijo ante mis padres. Estoy explotando― No me quiero casar y menos con un ser humano tan egoísta como él ―Lo señalo con el brazo extendido.
―Kariam cálmate ―Me dice Mael
―¿No se dan cuenta que solo le importa él mismo? ―Mis ojos se empiezan a llenar de lágrimas.
―Por favor Kariam ―Mi nombre lo grita y yo lo miro.
―¿Qué quieres? No te das cuenta que mi estabilidad emocional está muy mal gracias a ti.
―No es eso.
―¿Entonces qué? Me vas a decir otra vez que soy una arrogante e insoportable ―Mis lágrimas caen por las mejillas.
―No ―Me quedo en silencio esperando que diga algo más― ¡No, no, no! ―Grita― Perdóname ―Se está haciendo la víctima.
Estoy cansada de él, así que camino hacia la segunda planta y me meto en mi cuarto, lo cierro con llave y me tiro en la cama a llorar, hasta quedarme dormida. Me despierto media hora después por el toqueteo de la puerta.
―Kariam ábreme por favor, tenemos que hablar ―Al escucharlo mi corazón se hace pequeño.
―¿Qué quieres le digo? ―Aún estoy en la cama mientras miro la puerta.
―Conversar contigo ―Suena derrotado, lo que me causa gracia y saco una pequeña sonrisa― Discúlpame por el daño que te he causado, prometo alejarme de ti ―¿Y yo, quiero alejarme de él?― Pero por favor no te enojes con tus padres ―Me quedo en silencio ―Si quieres hablar en algún momento, ya sabes a donde vivo ―Después de unos segundos sigue hablando― Te prepare el desayuno, lo dejare afuera y me iré, adiós.
No recordaba que no había comido y hasta ahora entiendo que mi dolor de cabeza se debe a eso. Después de dos o tres minutos me levanto y veo una bandeja de madera con comida, observo las gradas y el pasillo, se ha ido. Entonces la levanto del suelo y la meto a mi cuarto.
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