VIII. Puños en la cara
Todos ya habían cenado por lo cual Mael y yo nos quedamos comiendo junto a Antonio y Luis, quienes nos entrevistaban. Los demás se levantaron a bailar la música clásica que suena de fondo. Muy elegante y sí es a lo que normalmente me enfrento, pero tampoco es el tipo de música que me guste escuchar. Voy a pensar que es solo porque están sus padres.
―Kariam, dinos por qué parecías enojada cuando te dimos las rosas y ahora estás tan fresca y feliz ―Menciona Antonio.
―¿Qué? ―Digo inmediatamente haciéndome la tonta. Mael me mira y los dos chicos también― Aaa... Es que estaba enojada con Mael.
―Estar enojados en mero cumpleaños no es bueno ―Dice Luis― Me alegro que se hayan reconciliado ―Suena sincero.
―No sabía eso ―Me fulmina con la mirada Mael mientras toma su copa con vino― Brindemos ―Me dice, yo me sorprendo ante esa respuesta. Levanto mi copa también.
―¿Por qué brindaremos?
―Un brindis por nosotros ―Se que lo hace para molestarme― ¡Salud! ―Nuestras copas chocan, luego los dos tomamos con la única diferencia que yo me la acabo y los tres me miran sorprendidos. Yo ya termine de cenar y no me he levantado por esperar a Mael, no lo quiero dejar solo por alguna razón muy extraña o será por esa tipa. Aunque no la he visto desde la última vez.
―¡Salud! ―Digo poniendo la copa en la mesa.
Me levanto, ignorando a los demás. Camino hacia la casa, necesito estar sola un momento. Llego a las gradas que te llevan a la segunda planta y decido sentarme ahí a reflexionar sobre todo. Ha sido una noche muy agotadora y llena de información valiosa. Saco mi teléfono y abro la cámara para tomarme una foto. Poso hacia un lado y luego hacia el otro, doy click y queda la selfie hasta que siento que alguien se sienta a mi lado, lo miro, es Mael.
―¿Estás bien? ―Dice. Bajo el celular.
―Si, solo estoy exhausta.
―Creo que después te tendré que ayudar con eso ―Sonríe de un lado y eso me da a entender las ganas que tiene de mi.
―Deja de hablar tonterías ―Digo casi en un suspiro.
―¿Por qué?
―No lo sé, solo no quiero ―Se queda en silencio, quizás pensando.
―Yo te conté lo que me paso, ahora te toca a ti ―Creo que me estoy poniendo nerviosa, no es porque quiera evitar el tema pero tampoco quiero conversarlo en este momento― Tu madre dijo que no habías estado con alguien en tres años ¿Qué pasó? Y suponiendo por lo testaruda que eres, puedo asegurar que no le has dado la oportunidad a ningún chico.
―No quiero hablar de eso ―Él me mira como diciendo, me cuentas porque me cuentas― Te lo contaré otro día, creo que ya estoy cansada como para seguir derrochando energías ―Asiente con su rostro, parece que entiende el punto final.
―Bien, entonces tomemonos una foto ―Dice y saca su teléfono y estira el brazo.
Sacamos la primera foto, luego pone el brazo alrededor de mis hombros y saca la segunda. Una más en donde sonreímos como locos y sin darme cuenta me besa en los labios, sacando la última foto porque después de eso nos separamos solo para vernos a los ojos. Parecemos unos jóvenes realmente enamorados y esto me está dando pánico. Por favor corazón no traiciones a la mente. Los dos nos quedamos ahí inmóviles, no nos molesta lo que está pasando, lo que estamos sintiendo y dejo que todo aquello que pasa por mi cuerpo fluya de manera normal.
―Ya casi acaba la fiesta ―Dice cerca de mí― ¿Te quedas hasta que acabe mi cumpleaños? ―Me sorprendo ante esa pregunta, no sé si sea prudente hacerlo.
―Está bien ―Digo sin terminar de razonar. Él sonríe y me vuelve a besar, metiendo los dedos en mi cabello.
Nuestro momento mágico se acaba cuando escuchamos a alguien aclarándose la garganta. Nos separamos rápidamente y miramos a Katherine.
―Tus padres te están buscando para partir el pastel ―Dice y se queda viéndonos. Como acto reflejo Mael me toma de la mano y me obliga a levantarme con él.
―Gracias ―Le contesta fríamente, nos levantamos para pasar por un lado de ella, la cual me mira con odio.
―¿Qué sientes en estos momentos por ella? ―Le pregunto mientras caminamos hacia afuera. Él me mira extrañado― Pregunto porque me pediste estar a tu lado esta noche por tus padres pero no por el hecho de que es la primera vez que la ves en muchos años.
―Creo que ambas, pero no quería admitir la segunda por miedo.
―¿Y qué sentiste al verla? ―Se detiene y me mira.
―Enojo, pensé que ya había sacado todo sentimiento de ira por ella, pero no, quedó una pequeña parte y ahora te pido que no sigas hablando de eso ―Menciona amablemente y entiendo que aún tiene cosas que arreglar.
Seguimos caminando hasta llegar a una mesa en donde hay un pastel redondo de dos plantas con una vela grande que queda justo a la altura de él para soplarla. Intento soltarme para dejarlo solo para las fotografías y vídeos pero aprieta mi mano y me obliga a quedarme. Todos empiezan a cantarle. Lo miro y es la primera vez que lo veo sonrojado, le aprieto la mano, me mira nuevamente. Muevo mis labios diciéndole "Todo está bien" y él sonríe por fin. Mira a su público hasta que terminan de cantar y por fin sopla la vela.
Las personas se acercan a abrazarlo y es ahí en donde me deja libre, yo busco una silla porque los pies me están matando y el tobillo me late fuerte. Lo observo y se está tomando foto con sus invitados y cada que queda libre me mira, creo que para asegurar que no me he ido. Katherine se le acerca y le dice algo al oído. Inmediatamente él da un paso atrás y me mira. Siguen hablando unas dos palabras más y ella se aleja ¿Qué le habrá dicho?.
Cuando ya ha acabado su momento de fama camina hacia mí pero mis padres lo detienen. Quiero saber cómo lo tratan y también necesito saber que le ha dicho Ruth el otro día para haber recibido tal cambio de él hacia mí, bueno no es tanto, pero siento que sus sentimientos están fluyendo. Me levanto y voy en busca de ellos quienes me miran y sonríen. Mael me jala poniendo su mano en mi cintura, yo enredo mis manos por el frente de los nervios que siento cuando hace eso, de sentir su contacto.
Es extraño, pero lindo. Muy lindo.
―¿Qué hablan? ―Les pregunto.
―De lo bien que se ven juntos, me alegra que por fin los dos se hayan dado cuenta que son el uno para el otro ―Dice mi madre mientras se nos unen los padres de Mael.
―Es cierto, todos han hablado de ustedes ―Él y yo solo nos miramos. Mael con paz en todo su ser y yo preocupada por los sentimientos que puede llegar a tener hacia mí.
―La pareja del año ―Dice el papá de Mael. Sonreímos todos ante el comentario.
Parece que a este chico no le gusta mucho estar con sus padres, porque me obliga a separarnos de ellos cuando cambian de tema a la decoración de la fiesta. Nos sentamos a la mesa otra vez y Mael empieza hablar con sus amigos de cosas del trabajo, luego de recuerdos cuando eran unos adolescentes, de una vez cuando se pusieron borrachos hasta olvidar todo. Mi supuesto novio, se puso a hablar cosas incoherentes y luego salió a la calle en donde se quedó dormido. Yo hago como que no escucho mientras reviso mi teléfono, pero al oír eso me pongo a reír y los miro a todos quienes les da más risa aún.
Daría todo por ver eso.
Luego de un momento todos se levantan con la excusa que irán a pasar un momento con los invitados y me dejan sola. Yo empiezo a revisar mi teléfono otra vez y sin darme cuenta las personas se me empiezan acercar para despedirse de mí ¿De mi? Se nota que le tienen mucho aprecio al cumpleañero. De un momento a otro el lugar queda vacío, solo con familia y amigos cercanos. Ahora mis padres se acercan para despedirse. Por un momento olvidé que me voy a quedar con Mael hasta más noche.
―Cuídate mucho ―Me dice mi padre― Te vemos mañana ―Mientras me da un abrazo y luego mi madre.
―¿Mañana?
―Mael nos ha dicho que te quedaras con él y que mañana te llevará a casa, lo he invitado a que llegue a cenar con nosotros ―¿Qué?― ¿O eso no te lo ha dicho él?
―No, quiero decir si, eso me comunico ―Trato de razonar para no generar un problema con mis padres.
Luego de eso se van, pero antes se despiden de Mael. Cuando ya se han ido se acerca a mí con una sonrisa muy amplia.
―¿Nos vamos?
―¿A dónde?
―Iremos a una discoteca un rato y luego a la playa.
―Eso suena agotador ―Estoy sentada y él está del otro lado de la mesa pero se agacha y toma mi mano― Está bien, vamos ―Me suelto de su mano mientras me levanto.
Miro la hora en mi teléfono. Apenas son las diez de la noche. Antes de salir de ahí, me despido de la familia Stoll y voy por mis rosas. Salimos de la casa, y me subo al auto de Mael. Los demás se suben a otro dejándonos solos a nosotros. En realidad estoy molesta y creo que él debería saberlo.
―¿Qué pasa? ―Dice Mael al subirse y al ver mi rostro.
―¿Por qué les dijiste a mis padres que toda la noche? ―Le tiro.
―¿Tú crees que después de todo esto vas a querer regresar a tu casa? Lo único que querrás es dormir. No debes malinterpretar las cosas. Quiero que sepas que no te pondré una mano encima sin tu permiso ―Creo que eso quería escuchar porque en ese momento me tranquilizo demasiado― ¿Todo claro? ―Menciona, creo que un poco enojado. Yo asiento moviendo el rostro.
Enciende el auto y rápidamente nos metemos en la carretera, los demás ya se han ido y en cinco minutos estamos afuera de la discoteca para poder ingresar. La música está muy fuerte, casi estallando mis oídos pero al escuchar las canciones me dan ganas bailar lo cual debo contener hasta encontrarme con los demás. Se nos es fácil entrar, creo que lo conocen muy bien y con su fortuna no cabe duda. Una vez dentro nos dirigimos a una parte reservada para nosotros que mira hacia la pista de baile y en donde están el gemelo, mejor amigo y otro chico que no conozco. Cada uno con una mujer. Nos sentamos y lo primero que hacen es pedir unos shots para todos.
―Nos da gusto que estés aquí ―Grita Antonio quien está a mi lado― Ella es mi novia Melissa ―Dice presentándome a una chica de piel morena y cabello rojizo. Yo le sonrío y le saludo con la mano.
―Me llamo Kariam ―Le digo y ella sonríe, esta chica me cae bien a primera vista.
―Tengo ganas de bailar ¿Vamos a la pista?
―¡Si! ―Le contestó entusiasmada. Mira a las otras chicas y creo que les pregunta si quieren bailar porque luego se levantan las tres y yo también. Le pido permiso para salir a Mael quien está a mi lado. Me mira extrañado.
―¿A dónde vas?
―A bailar ―Le digo con una sonrisa muy amplia― No pienso venir a una disco a quedarme sentada ―Eso le causa gracia y me deja salir por fin.
Nos vamos a bailar las cuatro juntas cuidando de todas. De vez en cuando dirigía mi mirada a donde están los chicos porque ellas volteaban a ver a sus galanes. Suena reggaetón y es cuando bailamos mucho más, pero en una de esas todas se quedan quietas y no entiendo porque hasta que miro a la misma dirección que ellas, en donde vienen los cuatro chicos. Mael se ha quitado el saco y la camisa formal que andaba hasta quedar en camiseta. Se ve relajado, se acerca a mi y me toma de la cintura hasta acercarme mucho a él y abrazarme. Mis brazos quedan colgando a los lados y no se que hacer antes este acto.
―¿Qué haces? ―Le digo tratando de despegarme de él pero no me deja.
―Un tipo te está viendo ―Menciona. ¿Es enserio?
―No digas tonterías ―Y lo obligo con fuerza a soltarme― Parece que de verdad estás celoso, te recuerdo que no somos nada ―Se pone serio y tenso.
―Si, lo sé, pero tampoco puedo descuidarte, y si después te quiere tocar ¿Qué vas hacer? ―Tiene razón, no digo nada― Sigue bailando, yo estaré aquí ―Miro a mis compañeras de baile y caigo en cuenta que todas están con su chico. Lo miro otra vez y se que quiere algo de mí, por lo cual decido aprovecharme de la situación.
―Baila conmigo ―Le menciono y lo tomo de la mano, la piel se me eriza ante el contacto pero mi plan sigue su rumbo.
Él no se queja, solo me sigue y cuando ya estamos en medio de todos empiezo moviendo mis caderas y me pongo de espaldas para pegar mi cuerpo al de él. No entiendo porque estoy haciendo esto. Después de unos segundos de timidez podría decir, pone una mano sobre mi abdomen y la otra sobre mi vientre. La electricidad que recorre por mi cuerpo desde el día que lo conocí vuelve a mi, es tan fascinante como genera tanto. Sigo bailando a pesar de eso y él mueve su cuerpo también, pegado al mío.
Todos se está volviendo oscuro y parece que entre más bailamos más deseo sentimos el uno por el otro, de la nada alguien me empuja y no me caigo porque Mael me agarra pero el tipo pasa de largo como si nada, lo que al parecer a él lo enoja y va a buscarlo. Lo agarro del brazo, pero es muy tarde. De un momento a otro ya lo tiene tomado de la camisa gritándole.
―¡Casi la botas y no pides disculpas! ―No puede ser cierto, Mael está loco. Le suelto el brazo y este amenaza más al joven.
―Fue un accidente, no vi ―Dice el chico sin problema alguno y sin nervios.
―¿Estás seguro que eso bastará?
―¿Y qué quieres que haga? ―Él empieza a gritar también.
―Estabas viendo a mi chica antes de que yo llegara y ahora la empujas ¿Me vas a decir que no lo hiciste con intención? ―El chico se quita de su enganche y se le para enfrente, sin miedo alguno.
―Si, la estaba viendo ¿Y qué?
―Mael para, por favor ―Me acerco para decirle eso pero Antonio me quita rápidamente.
―Déjalo ―¿Cómo? Le van a dejar que haga algo así. Es demasiado con esta gente.
―Mael por favor ―Él me mira por primera vez y sus ojos arden de enojo― Solo déjalo así ―Vuelve a clavar sus ojos en el chico y le pega en la mejilla con su puño.
Yo doy un paso atrás, luego me toma de la mano y caminamos a donde está nuestra mesa. Voy casi que corriendo porque va muy rápido. Antes de haber dado más de cinco pasos el chico lo toma del hombro y le pega en la mejilla. Mael me suelta rápidamente y se empiezan a pegar entre ellos. Se hace un círculo a su alrededor. A mi me esta faltando la respiración. Los dos caen al suelo. De pronto Mael está encima de él, me siento mareada y lo último que veo es a el chico de camanances con la cara llena de sangre. Escucho la voz de Melissa que me grita ―¿Qué tienes?― antes de desmayarme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top