III. ¡Otro beso!
Luego de todo el revoltijo de pensamientos que me provocaron los actos de la mañana, por fin logro concentrarme en estudiar. Miro el reloj. Son la una y media de la tarde y empiezo a realizar ejercicios numéricos con tal de poder solucionarlos bien. Se hacen las dos como si nada y no he podido pasar del primero, es muy difícil ―Saldré mal, lo sé― Me digo en voz alta mientras tiro el lápiz a la pared que rebota en la mesa y cae al suelo.
De repente suena la puerta, suspiro pensando en que probablemente sea mi madre para regañarme por mis "Malas actitudes" Me levanto y abro. Aunque lo único que he hecho es decir la verdad. Para mi sorpresa no es mi madre sino que Mael. Lo observo sorprendida, a la vez que me pregunto ¿Qué hace aquí?.
―Hola ―Dice y me mira de pie a cabeza. Me puse un pans y una camiseta dos tallas más grande que la mía.
―Hola ¿Te puedo ayudar en algo?
―Más bien yo te voy ayudar ―Lo miró desconcertada― Tu examen es a las tres de la tarde ¿Verdad? ―Oh, no me recordaba.
Me confundió.
―Si ―Digo cayendo a tierra otra vez― Pasa ―Me hago a un lado, él entra y observa todo― Dime, cómo te libraste de nuestros padres.
―Es sencillo, les dije la verdad.
―¿Ha?
―Qué vendría a ayudarte a estudiar para tu examen y apoyaron mi decisión ―Mi gente es tan increíble e inigualables.
―Guao, que sorprendente ―Digo irónicamente mientras jalo la silla que tengo al otro lado de mi habitación, él se ríe de mi respuesta― Bien siéntate ―Le digo mientras pongo su silla al lado de la mía y me siento, él hace lo mismo y me mira antes de empezar a preguntarme sobre la materia y el tema.
Va al punto sin duda alguna. No tiene intenciones de distraerse.
―Bien, creo que tienes un error, este número ―me señala con el dedo― En las sumatorias de los datos, vuelve hacerlo ―Me ordena. Cuando termino la suma me doy cuenta que tenía razón. El resultado si me dio― Ves, un error te puede dañar todo el resultado, hagamos otro ejercicio― Toma mi cuaderno y me pone uno mental.
―Pero... ―Digo después de ver el ejercicio― ¿Cómo sabrás el resultado? ―Pregunto y lo miro sorprendida.
―Tú hazlo, yo ya sé el resultado.
―¿Cómo puedo creer en ti? ―Suspira y me observa por un momento.
―Bien si no crees haremos esto ―Toma el cuaderno nuevamente y arranca un pedazo de papel de la última página en la que escribe algo sin que yo pueda ver― Ten este papel y cuando termines el ejercicio podrás ver el resultado ―Lo dobla y me lo da, yo lo pongo a un lado de mi lápiz el cual tomó como siguiente paso.
Por ratos se distrae viéndome y aunque yo trato de pensar que no es a mí, lamento decepcionarme diciendo que sí lo es. Todas las veces que lo he cachado con sus ojos sobre mí se pone nervioso y me obliga a seguir el ejercicio. Luego de un rato llena de ansiedad y nervios logro finalizarlo y me animo a ver el resultado, es 1,800 al igual que mi respuesta. Eso me pone muy feliz y sonrío para mí misma. Seguimos con la misma dinámica dos veces más y sin darme cuenta del tiempo, se han llegado las tres de la tarde.
Enciendo la laptop y me dispongo a entrar pero me doy cuenta que él sigue ahí, lo cual me pone nerviosa ¿Piensa quedarse aquí viendo como hago el parcial? Lo miro y él a mí, mi corazón se acelera solo con encontrarme con sus ojos café, no se que me pasa, parece que me he enfermado o algo así, esto no es normal en mi cuerpo.
―Oye ―Dice de la nada
―¿Pasa algo? ―Se queda en silencio lo que me provoca curiosidad.
Mueve su silla poco a poco hasta quedar más cerca de mí. Mi cuerpo parece que va a entrar en un estado de calor irremediable, peor que el verano. Toma mi rostro con sus manos y acerca el suyo, nuestros ojos no pierden el ritmo pero el corazón sí, muy acelerado. De un momento a otro me besa de una manera apasionada. Nuestras respiraciones se disparan y el deseo está ganando la batalla, pero tengo un examen que hacer. Aceleramos el beso y maldigo en mi mente por esa evaluación. Pongo mis manos sobre su pecho y lo separo de mi, él me mira con ¿Enfado? ¿Deseo? ¿Confusión? Me interesan sus reacciones.
―¿Otro beso? ―Digo nerviosa y tratando de recuperarme― Dijiste que no te tentara y tu solito lo estas haciendo, tengo que hacer el examen y creo que me acabas de distraer ―Le suelto de manera tranquila.
―Lo siento ―Dice para luego aclararse la garganta― Si no te molesta puedo supervisar que hagas bien los ejercicios para que no salgas mal por mi culpa ―Mira para todos lados menos a mí.
Es obvio que está nervioso, yo también pero lo disimulo.
―Un trato justo, terminemos ya con esto.
Mael estuvo revisando que lo hiciera bien y en algunas dudas me ayudó. Se comportó amablemente y mantuvo su distancia aunque a veces se seguía distrayendo conmigo ¿Será que está sintiendo lo mismo que yo con solo tenerlo cerca? Lo mejor será alejarme de él de una sola vez por toda.
Logré terminar mi examen a tiempo. O mejor dicho, lo logramos. Cuando él se iba, sentí la necesidad de ofrecer algo a cambio por su amabilidad, pero así como fue en nuestro primer encuentro presiento lo que me pediría y prefiero quedarme calladita.
―Oye ―Pronuncia antes de salir, mientras se gira y me mira desde la puerta― Nada... ―Termina diciendo― Nada ―Vuelve a repetir y baja la cabeza.
―Mael... ―Le llamo y no entiendo por qué― Gracias, por ayudarme ―Le sonrío para bajar la tensión.
―No es nada ―Un brillo se hace notar en sus ojos.
Se gira y cuando está a punto de salir, me llega el impulso de besarlo. Camino rápido, lo tomo del brazo, me mira y lo beso. No sé cuánto dura, solo sé que por mi cuerpo camino un calor de pie a cabeza y que de un momento se me mete en la sangre el no quererme separar de él.
―Kariam ―Sale de su bella boca cuando se separa y me mira a los ojos―, esto no está bien.
―Lo sé ―Le respondo.
Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que Mael pone sus manos en mis piernas y me vuelve a besar, con mucha más pasión. Entonces, sin dejar de besarme, se agacha y me carga hasta ponerme en la mesa en la que estuve haciendo el examen. Por suerte había quitado mi laptop. Su boca se separa para besar mi cuello y yo pongo una mano en su cabello, mientras ladeo la cabeza y la otra la coloco en su espalda. Sigue bajando hasta llegar a mi pecho en donde va dejando besos.
Se detiene de un momento a otro y pone su frente sobre mi hombro para luego separarse, mirarme y salir del cuarto.
¿Qué pasó? ¿Le dio miedo? ¿No le gustó?
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¿Qué les parece? ¿Hay mucha química, no? ¿Creen que Mael la está buscando con intensión?
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