II. Estar o ser
Su mano me detiene cuando doy la vuelta y cambio el rumbo hacia mi cuarto. Lo miro y él a mí. Otra vez esa reacción en mi cuerpo, no puede ser que tenga química con este hombre. Llevo muchos años sin tenerlo, la mayoría de las veces veía a las personas y no sentía nada. Iniciabamos una "Amistad" que terminaba en nada, porque no me gusta perder el tiempo, así que a la semana todo acababa. Nadie me ha hecho sentir algo grandioso, los libros, las películas y la vida cotidiana te cuentan historias de amor que te dañan y luego te restauran. Yo solo quiero amar, aunque a veces me siento mal por no poder hacerlo.
Es que no quiero forzar al amor a que me de algo que no voy a cuidar.
Esas historias de amor me han relatado el tipo de persona con la que me he juntado y sólo así sé que es lo que debo hacer. Mi pensamiento se detiene cuando siento sus dedos acariciando mi piel.
―¿Qué quieres? ―Le tiro fríamente.
―A tí ―Mis ojos se abren y el corazón pierde su ritmo.
―¿Qué?
―Pues nuestros padres no nos dejarán tranquilos, así que necesito ―La respiración vuelve a mi cuerpo y tomo consciencia de sus palabras―, que estés cerca de mí, debemos unirnos.
―Imbécil ―Suelto y paso a su lado empujándolo.
Subo las gradas corriendo y para cuando llego a mi habitación estoy agotada. Me siento en la cama. Solo quiero un poco de silencio, ya no soporto todo lo que están haciendo y esto apenas va iniciando. Cinco minutos después bajo para irme directamente a donde están todos, en el comedor.
Él y yo estamos frente a frente casualmente. La mesa del comedor es algo grande, hay sillas para diez personas y nosotros somos seis, mis padres están a la par mía y los de Mael a su lado. Parece como si estuviéramos en los tiempos antiguos en donde obligaban a las chicas a casarse o eran vendidas con un hombre para después hacer de ellas los que se les diera la gana; este no es el caso pero me intriga saber por qué los padres de este chico alto y de traje tienen la urgencia de casarlo. Se deduce por la cantidad de intentos de compromisos.
Los señores están hablando de economía, el dinero es importante para ellos y las madres de la comida. Yo miro al chico y él a mí, es un momento tan incómodo, parece que no se han dado cuenta que estamos aquí. En un pequeño silencio entre las mujeres me atrevo a preguntarle a la señora Stoll el por qué con las otras familias no ha funcionado.
―Es difícil que un padre esté de acuerdo con querer casar al tesoro de su hogar, a veces a su única hija.
―Ah ―Digo y miro para otro lado― Yo... No me quiero casar, téngalo en cuenta ―Le digo y sus ojos cambian a una expresión de ¿Qué está diciendo esta niña? Pero se queda callada.
―Hija qué dices, te vas a casar con él, no le hables así a tu futura suegra ―Fulmino a mi madre con la mirada y me quedo en silencio porque no me quiero amargar más.
―Ella tiene razón ―Mael me mira y luego a los demás―. Como jóvenes, nos interesamos en otras cosas y quizás lo único que deseamos es independencia y vivir solos, sin compromisos ―Hace énfasis en la última palabra.
―Tiene razón cuando dijo que ellos se parecen mucho ―Menciona la señora Stoll a mi madre.
―Verdad, piensan igual ―Pongo los ojos en blanco y trato de ignorar el comentario.
Ellos siguen hablando entre sí y yo los ignoro. Parece que ambos papás no están ni de acuerdo ni en desacuerdo de lo que está pasando, solamente son influidos por sus esposas porque cada vez que se habla de matrimonio ellos evaden el tema y se centran en cuanto dinero tienen sus empresas. Mi padre es profesor y a pesar de que una escuela no es una empresa, él muchas veces para ser incluido en las conversaciones dice que si. Es director de un colegio prestigioso y me gusta que sea feliz con su trabajo. Cada vez que le hacen un reconocimiento lo celebra con fiestas familiares o comidas muy caras. Me siento orgullosa de mi familia pero actos inesperados como estos me decepcionan.
Quince minutos después llega la comida y toda la mesa se llena de platos. Fruta, tortillas, sal, postre y frente a cada quien un plato con bistec. Muy poco usual pero me imagino que mi madre puso todo su esfuerzo en preparar la comida. Yo empiezo a comer para poder levantarme de esta mesa lo más pronto posible. Luego María pone al lado del plato una copa en la que sirve vino, supongo que van a brindar.
―Dime Kariam ¿Qué estudias?
―Economía señora Stoll.
―Dime Amelia, por favor.
―Amelia ―Repito sin prestarle importancia mientras miro la pared de enfrente.
―Entonces estudias lo mismo que mi hijo, esto es muy bueno, sabrán de qué temas hablar.
―Sí, aunque su hijo parece engreído.
―De qué hablas ―Dice Mael y me mira con enfado arrugando su frente. Eso me causa risa pero trato de disimular.
―Nada, no quiero discutir con nadie en estos momentos ―Y sigo comiendo mientras mi madre empieza a atacar con preguntas.
―Dime Mael ―¿Cuántos años tienes?
―Tengo 24 años ―Contesta rápidamente mientras mira su comida.
―Oh ya veo y dime ¿Cuántas novias haz tenido? ―Sigo masticando, pero la pregunta me da risa cuando me llevo la cuchara llena de comida a la boca.
―Novias muy pocas, tengo alrededor unos cinco años sin pensar en una relación seria ―Yo abro los ojos ante su respuesta, mirando la copa de vino.
―Interesante, te has de haber divertido mucho ―Mi madre sonríe.
―Así es Señora y no quiero dejar de divertirme.
―Eso creo, te costará acostumbrarte ―Como que si un "Nosotros fuera a pasar"―. Sabes, Kariam no tiene novio desde hace tres años y le tiene miedo al amor ―Yo vuelvo abrir los ojos y miro a Mael quien me observa sorprendido, luego a los invitados y por último a mi madre―. Cuídala mucho por favor.
Yo me atorzono ante estas últimas palabras y todos empiezan a decir que tome agua, agarro la copa de vino y para molestar no es la mía. Si no la de él, que quedó en el centro de la mesa entre su cuerpo y el mío. Me la llevo a la boca, acabandomela en el mismo instante. Cuando dejo la copa en la mesa me levanto y antes de salir de ahí me volteo y miro al chico empresarial quien sonríe con una picardía en sus ojos, después observo a mi madre quién se ha quedado en silencio.
―Deja de hablar cosas tan personales de mí, no veo el porqué de que este hombre y yo vayamos a ser algo y que en algún momento tengamos intención de casarnos, ya dejen de ilusionarse ―Observo a ambas familias y me quedo en silencio por un momento―. Me voy a mi cuarto a estudiar y no me llamen que tengo exámen.
Salgo caminando de prisa y muy enojada. Al llegar a mi cuarto lo primero que sale de mis ojos son lágrimas. Las personas creen que hablar del amor pasado es muy fácil, más no saben que a veces las palabras hieren el alma y te recuerdan lo que habías olvidado para estar feliz. Un simple estar por no "ser".
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
¿Qué te ha parecido la actitud de los personas? ¿Creen que a Mael le ha logrado llamar la atención Kariam?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top