Capitulo 1: Suicidio


Su respiración era serena, algo muy sorprendente si veías la situación del chico con detenimiento. Un tupido bosque completamente a oscuras nunca era un lugar que las personas solían disfrutar, ni siquiera a Izuku le agradaban, pero esta vez era diferente. ¿La razón? Porque era su graduación.

Sin previo aviso, una flecha pasó a centímetros de su oreja y si no se hubiera movido, seguramente tendría un ojo menos. —¿Es que tengo cara de Odín? —preguntó el chico.

—No te burles del dios, ¡Concéntrate! —el hombre intentó caer sobre Izuku con la intención de empalarlo con una lanza, pero el chico nuevamente se movió y tomó al hombre para devolverlo al bosque— Nada mal.

Izuku toma vuelo y se lanza contra el hombre que ya lo espera. El hombre es el primero en atacar con una estocada, pero Izuku toma la lanza por la izquierda y golpea su centro; esta se rompe y para cuando el hombre va a sacar una nueva arma, Izuku tiene la punta del arma en el cuello del hombre... ha ganado.

—Felicidades —replica el hombre—. Oficialmente eres un vikingo.

Seguramente se preguntarán qué ha pasado para que el chico llegara a esta situación. Es para eso que estamos aquí, contamos historias y cantamos historias como antiguos vikingos y para ustedes, lectores, es un buen día, un gran día para remontarnos al principio de esta historia, porque si inicio desde el principio sería una mierda (Me aburriría y no seguiría con la historia). Así que volvamos a un punto en específico, al techo donde se encuentra nuestro protagonista y cierto rubio que conocemos muy bien.


Un año atrás

—No puedes ser un héroe sin un quirk —fueron las palabras del símbolo de la paz antes de saltar nuevamente. Por un momento, Izuku pensó en gritarle para que el héroe volviera, pero al final lo dejó pasar, aún con la botella en la mano.

—Se te olvidó el villano... —dijo Izuku aún señalando la botella.

—Oye... ese tipo se pasó —dijo el villano—. Ni yo soy tan cruel. Antes de que hagas algo, por favor sácame de aquí o mínimo llévame a una comisaría. Aunque sea, baba, este lugar no es nada cómodo.

El tipo no se ha dado cuenta de que el joven no lo está escuchando, está ensimismado en su propio mundo, un mundo que fue destruido con una sola frase. Podía soportarlo de sus compañeros, de los doctores... Carajo, podía soportar toda la basura que le decía la sociedad, pero era porque su héroe favorito nunca le dijo eso y... ahora ¿qué podía hacer? Se acercó al borde, no sin antes tomar la botella. Fue entonces cuando el villano comprendió.

—Oye, yo no tengo problemas con lo que vas a hacer —dice el villano—. La botella se romperá y yo seré libre, pero tú no eres como yo, muchacho. Apagarás tu mundo por unas palabras, ¿quién crees que es ese idiota? Tú deberías elegir tu destino.

—Es irónico cuando viene de un tipo que intentó controlar mi cuerpo y matarme en el proceso —responde Izuku.

—Bueno, si lo pintas así, tienes razón, niño.

Izuku estira sus brazos, cierra los ojos y alza la cara. El villano cierra los ojos pensando en lo que sigue y que no podrá soportar la imagen. Entonces, el chico se deja llevar por la gravedad, el aire del vacío pega en todo su ser, brindándole la última sensación que tendrá en su vida, porque para él, lo que sigue es la oscuridad. Eso es lo que piensa el muchacho, al villano lo detendrán después con ayuda de los héroes, así que para él toda preocupación posible se desvanece. Sin embargo, el aire se detiene y por alguna razón aún se siente vivo, de la nada el aire vuelve a golpear, esta vez desde otro lado, vuelve a detenerse y se repite de nuevo.

Abre los ojos para encontrarse con otros ojos. La impresión lo hace dar un grito ahogado que lo hace agitar la botella, sobresaltando también al villano. Cuando este abre los ojos se encuentra con los mismos ojos que vio Izuku, dando un grito que es ahogado por el recipiente.

—¡Cállense! Por Odín. ¿Tú estás loco o por qué dejaste que saltara? ¿Y tú? ¿Cuándo pensabas preocuparte por tu familia? ¿Cuándo estuvieras en Hell?

Izuku está por responder, cuando la calva del hombre ataca la frente del chico, perturbándolo un tanto, mientras que el villano no se atreve a decir nada —¡Rápido! ¿Dónde vives? O me lo dices o te tiro en la calle a esta velocidad seguro que ruedas varios metros y no te morirás.

Unos minutos después

—Gracias, están perfectas señora, mis respetos a sus bellas y sagradas manos —dice el hombre mientras los señala—. Que Freyr y Andhrimnir le acompañen siempre.

—Muchas gracias señor... mis disculpas. ¿Cuál es su nombre? —mientras el hombre que le salvó alaba las galletas de su madre, Izuku aún está incrédulo. "En serio me trajo a mí casa, creía que me iba a secuestrar", pensó el chico.

—Amadeus, señora —dice mientras estrecha la mano de Inko con la suya—. Amadeus Lodbrok.

—Gracias por salvarlo de su —Inko suspira cansada— por salvarlo de su idea. Si pudiera hacer algo por usted, solo avíseme y ahí estaremos.

—Por favor, con las galletas me basta señora —dice Amadeus y tanto Izuku como Inko suspiran—. La deuda es de su hijo, tiene una deuda de sangre ahora.

Los dos peliverdes piensan en unísono "¿Qué?" pero Inko es la única en hablar —Disculpe, ¿a qué se refiere con deuda de sangre?.

—Es una vieja tradición que tenía mi familia. Cuando hacemos algo por alguien solemos recibir esta deuda sin mencionarlo, pero como no conocen la tradición nórdica, tenía que hacérselos conocer, en pocas palabras —Amadeus deja la galleta en la bandeja y se acerca a Izuku, que retrocede hasta chocar con el respaldo del sofá—. Estás ligado a mí por una deuda, debes cumplirla aunque no seas de mi religión.

—¿Puedo preguntar de qué tipo de deuda estamos hablando, señor Amadeus? —pregunta Inko.

—No se preocupe señora, no soy de una mafia italiana, no pediré dinero ni que asesine a alguien —el hombre vuelve a recargarse en el sofá—. Solamente quisiera pedir su apoyo para construir una casa.

—¿Una casa? —preguntan los peliverdes al unísono.

—Sí, verá, yo estoy construyendo mi hogar en el bosque. Tengo mucho dinero y realmente podría pedirle a cualquiera su construcción, pero me encanta la naturaleza... y también las manualidades.

La mujer ríe ante la idea y sigue —Vaya manualidad tiene entre manos señor Lodbrok. Con gusto le ayudará Izuku, sería una muestra de agradecimiento.

—¿En serio? Le agradezco su apoyo señora, normalmente cualquiera se hubiera negado.

—Claro que lo habrían hecho, pero me parece de fiar —responde Inko—. Y salvó a mi muchacho.

Después de platicar más a detalle la idea, Amadeus se retira de la casa, dejando solos a los dos peliverdes. Inko, sin decir una sola palabra, recoge los platos y va al fregadero, mientras Izuku se queda un poco más en la sala. Es demasiada información para procesar, aunque a su madre no parece que se le dificulte hacerlo.

Izuku se acerca a su madre poco a poco —Mamá... yo... lamento lo que estaba a punto de hacer. No pensé en ti cuando estaba por hacer eso y yo... —Antes de que dijera algo, Inko lo abraza. La mujer se aferra a él como nunca lo había hecho, mientras que el chico oculta sus lágrimas en el hombro de su madre. Finalmente, los dos se separan.

—Lo importante es que estás en casa —dice Inko. La mujer lo besa en la mejilla mientras acaricia la otra con su mano—. Vete a dormir, date un baño y luego a la cama porque mañana será un día muy largo para ti.

Izuku asiente y se aleja. Una vez llega a su cuarto, siente cómo su bolsillo trasero vibra. De él saca la botella —Menudo día, niño. Pensé que tu madre te golpearía con una sartén cuando el pelón se fuera.

—Pues no ha sido así —Izuku deja la botella en el mueble al lado de su cama y se recuesta por un momento—. ¿Qué debería de hacer contigo?

—Podrías liberarme —responde el villano.

—Ni de coña te libero, mañana te llevaré con la policía.

—Sabes... solo por esta vez, dejaré que alguien decida mi futuro. Solo porque me caíste bien, ¿de acuerdo?

El chico sonríe y voltea a verlo —De acuerdo.

Y así comienza esta historia.



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