XI. "Acaso nadie puede hacer nada sin mí."
+385 votos para continuar
— ¿Hombre Lobo?— preguntó Liam señalando a Scott, para luego señalar a Maya—. ¿Cazadora y...?
— Loba— terminó por él—. Es complicado.
Los ojos del muchacho se movieron a Malia, inseguros.
— Mujer coyote— siguió a la pelirroja—. Banshee— giró su cuerpo para mirar a Kira— ¿Zorra?
— Kitsune, pero zorra está bien— lo corrigió la morocha.
— ¿Qué eres tú?— le preguntó a Stiles.
— Por un tiempo, estuve poseído por un espíritu diabólico— contestó el castaño, antes de darle una pequeña mirada a Maya, quién lo veía con una de sus cejas levantadas—. Era muy diabólico.
— ¿Qué eres ahora?
— Estoy mejor— respondió a secas.
Liam se quedó en silencio unos segundos antes de hacer un gesto hacia las esposas y grilletes en la mesa de café.
— ¿Son para mí?
— No, son para mí— dijo Malia, antes de asustarlo cambiando a sus ojos azules. Lo que generó una pequeña risa en Maya.
— ¿Cómo hiciste eso?— preguntó inseguro.
— Aprenderás— aseguró Scott—. Pero primero deberás pasar la luna llena.
— La luna ya salió.
— Y estás empezando a sentir algo, ¿no?— le preguntó Maya con una sonrisa, que muchos dirían que era una cínica.
— Siento como si me rodeara un grupo de lunáticos— contestó cada vez más molesto—. Son unos dementes. No sé cómo hiciste eso, pero no me importa. ¡Me voy ahora mismo! Si alguien trata de detenerme, juro por Dios, que voy...
Sin embargo, el rubio se detuvo gritando de dolor mientras sostenía su cabeza.
— ¿Qué te pasa, Liam?— le preguntó Scott.
— ¿No escuchan eso?— preguntó aun tapando sus oídos.
La habitación a oscuras se iluminó, dando un claro indicio de que varios autos estaban estacionando afuera de la casa.
— ¿Le contaste a alguien sobre esto?— preguntó Lydia.
— A mi amigo Mason— contestó agitado—. Dijiste que era una fiesta.
— ¿A quién invitó Mason?— preguntó Stiles, mientras Maya se acercaba a las ventanas.
— A todos— dijo la Alfa, antes de girarse por el sonido de la madera rayarse.
Las garras de Liam habían salido, al igual que sus ojos se iluminaron dorados.
— ¡El piso! ¡Aléjenlo del piso!— se desesperó Lydia, teniendo como respuesta un gran rugido del Beta.
— ¡Debemos llevarlo al cobertizo ahora!— gritó Maya, mientras Scott la ayudaba a cargarlo, para dirigirse al cobertizo.
Los Alfas lucharon con su nuevo Beta, tratando de amarrarlo a uno de los postes con las cadenas que habían llevado. Ambos cambiaron sus ojos, buscando algún efecto para tranquilizarlo, sin embargo, no funcionó. Por lo que Maya se inclinó a una solución más sencilla.
Dejó que Liam se tirara sobre Scott, y mientras ambos seguían luchando. Encontró un caño de metal, el cual agarró fuertemente, antes de golpearlo contra la cabeza de Liam, dejándolo inconsciente.
— ¡Dejaste que me atacara!— exclamó Scott ofendido por las acciones de su Co-Alfa.
— A veces hay que hacer algunos sacrificios— le dijo con una sonrisa burlona, pero Scott seguía mirándola indignado—. No es para tanto, Scotty. Estás vivo, ¿verdad?
— No puedo creer que nunca había notado tu lado Hale— habló mientras se levantaba con su ayuda.
— Otros dirían que es el lado Argent, por mi psicótica madre— contestó mientras sujetaban a Liam al poste—. Yo creo que es una mezcla de ambas.
Scott rodó los ojos, volviendo a su altura normal, notando que Maya lo miraba fijamente con sus ojos entrecerrados.
— ¿Qué?
— ¿Cuándo ibas a decirme que besaste a Kira?— le preguntó con una sonrisa.
El color se drenó de la cara del morocho, quién se quedó sin palabra.
— ¿C-Cómo...?
— Oh, vamos. No es muy difícil adivinarlo con sus miraditas estúpidas.
El color volvió a la cara de Scott, solo que esta vez, se asentó en sus mejillas dejándolas sonrojadas. Unos pasos se acercaron a gran velocidad, alarmándolos. Maya agarró una gran manta que se encontraba húmeda y con moho, para luego tirarla sobre Liam.
Kira apareció frente a ellos, algo agitada por su velocidad.
— No puedo tranquilizar a Lydia— informó mirando a Maya—. Te necesita.
— Bueno, el deber llama— dice la Alfa antes de dar un pequeño saludo militar, mientras se dirigía a la salida del cobertizo y Scott liberaba a Liam de la asquerosa manta.
Salió por la puerta, pero rápidamente volvió a aparecer. Cortando el que parecía ser el comienzo de un momento íntimo entre sus amigos.
»Oh, ¡felicidades! Pero aún no quiero ser tía«, guiñó un ojo antes de correr hacia la casa.
En su camino, la música se iba haciendo cada vez más fuerte. A lo lejos, a las afueras del edificio, Manuel se encontraba bebiendo con unos amigos. Éste la saludó al verla, levantando su vaso, por lo que ella rodó los ojos con una sonrisa, antes de entrar a la casa por la puerta de la cocina.
— ¿Lydia?— preguntó a la nada, con esperanzas de que la pelirroja se encontrara cerca.
La casa estaba aún más repleta de lo que creía, sintiéndose mal por los destrozos que seguramente ocurrirían en aquella fiesta. Buscaba a Lydia escaneando con su mirada todo el recinto, pero su atención se fijó en Garrett, quién se encontraba acercándose al repartidor del barril de cerveza.
— Yo abrí el vino— escuchó decir al rubio—. Quizás deba pagar el barril— finalizó entregándole el efectivo.
El hombre dejó el barril en el suelo, antes de dirigirse a la salida, pasando por al lado de Maya. Éste se detuvo dándole una pequeña reverencia con su cabeza, demostrando que la respetaba como Alfa.
Así que eres un Beta, pensó Maya antes de seguir su camino en búsqueda de Lydia.
Cuando la única parte de la casa que debía recorrer fue la parte de arriba, el oído de la Alfa captó la voz de Stiles en el sótano.
"El control está sobrevalorado", lo escuchó decir, mientras el ruido de las cadenas de Malia romperse se sumaron.
No, no, no, no, no... Maldito idiota, estúpido confianzudo.
Murmuraba mientras comenzó a correr escaleras abajo a toda velocidad. Debía llegar lo antes posible, si no quería ver el cuerpo del castaño destrozado en pedacitos. Llegó al sótano, encontrándose con Malia sumamente transformada, con sus cadenas en el suelo y Stiles demasiado cerca de una bomba a punto de explotar.
— ¡STILES!— gritó antes de que Malia le saltara encima con sus garras.
Sin embargo, ninguna logró alcanzarlo, ya que Maya se ubicó en medio de los dos, empujando con toda su fuerza a Malia, quien golpeó la pared, quebrajándola un poco.
»Malia, escúchame«, trató de tranquilizarla, pero ésta volvió a lanzarse sobre ellos. »No quería hacer esto...«
Maya cambió a sus ojos de Alfa, antes de dar un gran rugido que hizo retumbar toda la casa, aunque gracias a la música, muy pocos lo notaron. Malia cayó al suelo, antes de arrastrarse hacia atrás para alejarse de la Alfa que quería dominarla. Lo cual logró, parándose frente a ella regiamente.
— Y-Yo...— murmuró Stiles, más se mantuvo callado cuando Maya tan solo levantó su mano para detenerlo.
— Malia, mírame— le ordenó a la coyote, quién levantó su mirada lentamente—. Repite después de mí. Alfa, Beta, Omega.
— No puedo hacerlo— le contestó Malia a punto de llorar.
— Debes aprender a controlarte por ti y por tu manada— dijo seriamente—. No permitiré que pongas en riesgo a todos, solamente porque tienes miedo de tener el control— le dio una mala mirada a Stiles quién intentó acercarse, al verla se detuvo—. Te trataron con guantes de seda, pero así nunca aprenderás. Debes hacerlo por ti misma, así que dilo.
Malia comenzó a negar con su cabeza aún cohibida, por lo que Maya gruñó por lo bajo, antes de cambiar a su voz de Alfa.
»¡Dilo!«
— Al... Alfa, Beta, Omega...— respondió la coyote en voz baja.
— Otra vez.
— Alfa, Beta, Omega...
— Más fuerte— la regañó—. Cree en lo que estás diciendo.
— Alfa, Beta, Omega.
— ¡Hazlo!
— Alfa, Beta, Omega— acató sus órdenes finalmente, comenzando a sentir como se producía el cambio, finalmente en control.
Maya volvió su voz y ojos normales nuevamente, antes de agacharse frente a ella y ubicar una mano sobre su hombro, reconfortándola, mientras lo último del azul dejaba sus ojos.
— Bien hecho— le felicitó orgullosa, antes de sujetarla con un poco más de fuerza—. La confianza de los demás no sirve de nada, si no confías en ti misma.
Malia asintió con una sonrisa, feliz de poder haberse controlado. Los brazos de la coyote rodearon a la Alfa, sorprendiéndola, antes de corresponder su abrazo.
Maya se levantó nuevamente, no sin antes limpiarle algunas lágrimas a Malia, para después girar hacia Stiles, quien las miraba a los lejos. La Alfa se acercó a él lentamente, llenándolo de más miedo con cada paso.
»No puedes ser más irresponsable porque no te da el tiempo, ¿verdad?«, le susurró furiosa. Sus acciones podrían haber terminado en una masacre.
— Solo quería ayudarla— respondió decepcionado de él mismo.
— Lo sé, pero aquello podría haber ocasionado más un mal, que un bien— dijo antes de suspirar—. Y lo peor, es que tú lo sabes. Lo hemos vivido antes.
— Tienes razón— asintió rápidamente—. Lo lamento. Lo lamento en serio— se disculpó mirándola a los ojos, aunque no se sentía como si se estuviera disculpando solamente por lo acontecido recientemente.
El aullido de Scott pidiendo la ayuda de Maya, interrumpió la conversación, provocando un bufido en la castaña.
Acaso nadie puede hacer nada sin mí, se quejó.
— Cuídala— le ordenó a Stiles, antes de correr hacia el bosque dónde provino el aullido.
Pudo captar el olor de Liam, mientras corría, seguramente se había escapado de Scott. Se encontró con el rubio arriba del Alfa, a punto de atacarlo con sus garras cuando una flecha aturdidora se clavó en un árbol cercano, provocando que Liam saliera corriendo.
Maya se acercó a Scott para ayudarlo a levantarse. Frente a ellos se encontraba Chris Argent, junto a su ballesta.
— Tío— murmuró Maya, antes de tirarse a abrazarlo— ¿Qué haces aquí?
— Recibí el mensaje de Scott— contestó, confundiéndola, haciéndola mirar al morocho detrás de ella.
— Lo necesitábamos— le dijo elevando sus hombros.
— Hay un claro al norte de aquí— les explicó Chris—. Solo deben acorralarlo, el resto está arreglado.
— ¿Qué vas a hacer?— le preguntó la castaña.
— Es su Beta, chicos. La pregunta es: "¿Qué harán ustedes?"
— No nos escucha— respondió Scott.
— Lo hará si empiezan a usar sus propias palabras.
El grito de Liam se escuchó en la lejanía, dando a entender que había caído en la trampa. Chris les entregó el control de los aturdidores, por lo que los dos corrieron hacía Liam, encontrándoselo acorralado por ellos. Scott los apagó, deteniendo el sufrimiento del rubio.
— ¿Qué me está pasando?— preguntó a punto de llorar.
— Lo mismo que nos pasó a nosotros— respondió el morocho.
— No pueden saber sobre esto— dijo Liam, antes de aclarar—. Mi mamá, mi padrastro, no puedo hacérselos de nuevo.
— ¿Qué quieres decir?— preguntó Maya, agachándose junto a él.
— Me sacaron de la escuela y me lo merecía— comenzó a llorar—. La forma en la que me miraron cuando vieron lo que le hice al auto...
— Liam, está bien— trató de tranquilizarlo Scott.
— No pueden verme así, como... como...
— ¿Cómo un monstruo?
El rubio asintió levemente, mientras seguía llorando.
— No eres un monstruo, eres un hombre lobo— afirmó Maya, mientras se levantaba—. Como nosotros.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top