cinco


Jimin no le dijo a su madre lo que le había pasado al perro. ¿Cómo podría? Había tantas cosas que habían influido en ello, la principal siendo que no debió haber hecho amigos con una sirena, en primer lugar. Jimin terminó sentado hablando con Yoongi por lo que restaba del día, para después trotar de vuelta a casa en la tarde y decirle a su madre que no pudo encontrar al perro.

Esperaba que su madre estuviese lo suficientemente dolida como para no conseguir otro perro muy pronto. No quería lidiar con tener que cuidarlo ni que lo despertaran temprano por otra ventana rota. Y tampoco quería que Yoongi se comiera a ese también. Él le había dicho repetidas veces lo sabroso que había estado el perro, y lo poco acostumbrado que estaba a ese tipo de carne. Jimin le había dicho que no se acercara a la playa a robar los perros de los demás, y la sirena accedió no muy convencido. Jimin no estaba seguro de que mantuviera su palabra, la verdad.

Al día siguiente, Yoongi seguía bajo el voladizo, y a pesar de que Jimin repetidas veces le dijo que debería volver al mar, él nunca lo hizo.

Había pasado una semana, y la sirena insistía en que Jimin le enseñara como hablar su idioma. Era algo que fascinaba a Yoongi intensamente. Y aprendía muy rápido. Tan rápido, que era casi fluido en él.

Jimin se encontró a si mismo paseando por la playa, bolsa en mano, balanceándose mientras caminaba. Sus pies seguían adoloridos de cuando las rocas los habían cortado. Habían cicatrizado, pero eso no significaba que no dolían.

Cuando giró la esquina en el acantilado, apartó la vista rápidamente.

''¡Yoongi!''

''¿Qué?" dijo, plumas saliendo de su boca.

''¿Podrías al menos advertirme?''

Hubo una pausa y un trago en lo que Yoongi pasaba el bocado. Luego un chasquido de labios y un fuerte resoplido mientras trataba de deshacerse del exceso de plumas en su boca.

''¿Cómo?''

''No lo sé.'' Jimin bajó su brazo, y lo alzó casi de inmediato cuando vio que Yoongi aún no terminaba. La bolsa se balanceó y el contenido pesado pegó contra su pecho. ''Sólo...''

Yoongi alzó el pájaro hacia su boca y tomó otro gran bocado. Masticando a fondo, el resto del cuerpo encerrado en su puño, mientras miraba a Jimin. Estaba boca abajo, apoyado en sus codos. Su masticar se volvió entusiasta, deliberadamente haciendo tanto ruido como podía, porque incomodaba a Jimin.

Jimin dejó caer la bolsa al lado de Yoongi.

''Voy a caminar. Apúrate.''

No era la primera vez que Yoongi atrapaba una gaviota. Y tampoco era la primera vez que Jimin lo sorprendía comiéndose una. A Yoongi le gustaba sumergirse en la marea de la mañana temprana, y mirar y esperar, hasta que una desafortunada ave aterrizara en una roca a pocas pulgadas de sus pacientes garras.

Sabían bien, también. Un poco plumosas, y había demasiados huesos, pero a Yoongi no le molestaba lo crujiente.

Jimin se rehusó a ver las plumas esparcidas una vez que regresó de su caminata. Estaba sentado de piernas cruzadas enfrente de Yoongi. De la bolsa de plástico, sacó un libro. Yoongi lo había estado atosigando por los últimos dos días para que le mostrase uno. Así que había traído un libro para niños. Las palabras ilustradas con imágenes coloridas.

Se lo tendió a Yoongi, pero sólo después de cerciorarse de que sus dedos estuviesen limpios. Las gaviotas no hacían mucho desastre. Estaba a salvo.

Asombrado, la sirena aceptó el libro. Se sentó a si mismo, y sostuvo el libro cuidadosamente, no queriendo mancharlo de arena o agua. Tuvo algo de problemas con pasar las paginas al principio, especialmente con sus garras estorbando, pero pronto aprendió como.

Estaba fijado en las diminutas letras impresas. No podía leerlas, pero lucían bonitas, y las trazó lentamente con un dedo. Su atención fue atrapada por los dibujos brillantes que abarcaban grandes pedazos de la página. Los estudió a fondo. Jimin no había visto nunca a un niño estar asi de emocionado con las ilustraciones de un cuento.

''Enséñame.''

''Qué.''

Yoongi seguía mirando boquiabierto el libro en sus manos.

''Enséñame a leer.''

''Um...''

''Por favor. Tengo que hacerlo'' murmuró, aún cautivado por los pequeños garabatos negros debajo de su pulgar.

Y Jimin cedió, porque últimamente no había sido capaz de decirle que no a su nuevo amigo.

¿Era Yoongi su amigo? Asumía que sí. Se la pasaban juntos, hablaban, y hacían al otro reír. Se llevaban bien. Yoongi siempre era amigable y gracioso. Sin embargo, Jimin sabía que no podía decirle a nadie acerca de él, y se sentía un poco triste, porque sus amigos probablemente estarían emocionados de conocer a una sirena de cerca.

Egoístamente, quería regodearse y presumir.

Era un poco raro. Al principio, Yoongi había sido distante, y cauteloso, pero ahora Jimin parecía caerle bien. Parecía como una vuelta completamente rápida de la situación, pero Jimin pensaba que probablemente él se hubiese sentido bastante vulnerable si estuviese atrapado en una piscina de rocas, y no pudiese comunicarse con nadie a su alrededor.

Así que si, eran amigos.

Yoongi ladeó la cabeza, su labio inferior sobresaliendo.

''Bien. Okay.''

Pero Jimin sonrió.


____


''¿Tu cola alguna vez se seca?''

''¿Qué?''

''O sea, alguna vez se reseca. Ya sabes, por estar fuera del agua todo el día'' añadió Jimin.

''No... ¿deberían?''

Jimin sacudió la cabeza.

''No lo sé. Sólo me lo preguntaba.''

Estaban sentados en la sombra de las rocas. En el regazo de Jimin había un bloque de notas, en sus manos una pluma. Desde ayer, había comenzado a enseñarle a Yoongi como leer. Era un proceso significativamente más lento que el que le tomó a Yoongi para aprender a hablar. Igual, Jimin no era particularmente un gran maestro, o poseía la mejor ortografía.

Actualmente Yoongi se encontraba luchando para entender alfabeto. Reclamaba que todas las líneas lucían iguales, o que apenas había una diferencia entre ellas. Que algunas eran muy complicadas, y ¿por qué algunas de ellas hacían más de un sonido? Jimin quería objetar, pero no dijo nada.

Lentamente, Yoongi comenzaba a volverse mejor reconociendo las letras. El siguiente objetivo, sería como se combinaban. Jimin pensaba que sería sencillo. Pero de nuevo, él había pensado que le tomaría a Yoongi unas cuantas horas aprender el alfabeto.

Jimin había buscado la noche anterior algunos tips de enseñanza en internet, pero ninguno había realmente funcionado. Estaba tratando con sus propios métodos, y estaban funcionando. Lento pero seguro.

A pesar de quejarse, Yoongi estaba aprendiendo más rápido que cualquier persona normal. Era sólo que su éxito aprendiendo a hablar el lenguaje, opacaban sus intentos en aprender a leerlo y escribirlo.

Dos días, muchas gaviotas, y algunos puñados de algas como bocadillo después, Yoongi comenzaba a ser capaz de escribir palabras individuales. Había aprendido su propio nombre, el de Jimin y su letra estaba mejorando.

Parecía ilegible al principio. Garabatos que parecían arañas a través de la página. Similar a como lucía cuando Jimin escribía con su mano izquierda. Jimin sugirió que cambiara de manos, pero Yoongi era mucho peor tratando de escribir con la izquierdo, y pronto regresaron a usar la derecha.

Sin embargo, ahora los caracteres se veían derechos y exactos. Yoongi a veces se detenía a pensar como escribir cada uno, pero se estaba volviendo más rápido.

Para el fin de la semana, tres días después, Yoongi fue capaz de escribir pequeñas frases.

Hoy, Jimin había traído otro libro para niños consigo. Era diferente al primero, ya que había leído ese para Yoongi, y quería que la sirena fuese capaz de leer algo por su cuenta, sin saber ya lo que decía.

Justo como la primera vez, Yoongi manejó el libro con excesivo cuidado. A decir verdad, a Jimin no le importaba si el libro quedaba roto o desecho, pero Yoongi parecía estar manejando algo muy preciado, y Jimin sentía cierto cariño en su pecho.

Se encontraría a si mismo sentado un poco más cerca de Yoongi, sus hombros tocándose mientras Yoongi se inclinaba para estudiar las palabras en la página. Su dedo debajo de ellas para no perderse. Jimin se mantendría callado, excepto cuando lo corregía, y Yoongi escucharía sus explicaciones de las palabras. Era un estudiante avispado.

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