*Capítulo 14*

Verlo así me parte mi corazoncito en miles de pedazo, como cuando le partí un plato de vidrio a mi mamá sin querer y las piezas partidas estaban por todo el suelo, así es como está mi corazón en este momento.

Su rostro refleja claramente la tristeza que le produce todo lo que dije aunque también veo un poco de alivio, no se si es que ando imaginando cosas o qué.

¿Será qué me estoy quedando ciega y no veo las cosas bien?

¡Berro, pana!

—¡Lo siento!— vuelvo a decir por cuarta vez.

—Ya no lo sientas más, An.

Mier... Coles

Desde que le dije todo no había dicho ni una sola palabra hasta ahora y eso hace que me sienta peor.

—Aunque me duele también creo que es lo mejor para los dos.

¡Ya va! ¿A caso mis oídos escucharon bien?

—¿Qué?— Sí, mi cara de gafa se vio reflejada en la pantalla pero no podía evitarlo, su respuesta me dejo sorprendida.

—Es lo mejor, An. Sentía que nuestra relación no iba a funcionar, estábamos enamorados pero de la idea de que eramos el crush del otro, no estábamos realmente enamorados.
¿Oyen eso? Es el sonido de mi corazón rompiéndose.

¡Jo! Vine a terminar la relación con Daniel y la que termina sufriendo más soy yo.

—¿Crees que es lo mejor?— pregunto aún con inseguridad después de ser yo la que estaba segura de querer terminar la relación.

—Si, es lo mejor. Tomaste una buena decisión, yo no creo que hubiese tenido el valor de romper nuestra relación así que si no fuera por ti seguiríamos atados el uno con el otro creyendo que estábamos enamorados cuando no era así.

¡Wey, ya!

Se supone que iba a terminar contigo y no tu conmigo porque es lo que parece. Mi cora se siente peor.

—Si tu lo dices...

Suspiro y miro a Daniel por el teléfono. Después de que hablé con Ana pude darme cuenta de muchas cosas.

Lo primero es que estaba engañándome a mi creyendo que de verdad amaba a Daniel pero como él lo dijo no era así, solo amaba la idea y la fantasía que tuve desde un principio porque era mi crush, pero cuando todo dejó de ser fantasía y se volvió realidad me fui dando cuenta de que no era lo que yo quería, no era lo que esperaba.

No podía mentirle a él ni podía seguir mintiéndome a mi misma, por lo que decidí llamarlo por vídeo llamada ya que iba a ser difícil volver a vernos y con una seguridad que tuve que crear, me arme de valor y le dije que lo mejor era que terminaríamos y él con su respuesta me dio a entender que estaba totalmente de acuerdo. Ahora que lo pienso me sentí mal cuando lo admitió pero ahora me doy cuenta de que estoy mejor, con él y conmigo misma, estamos terminando nuestra relación de la mejor manera posible.

—No quiero hacerte sentir mal, An. Es lo menos que quiero.

—Lo sé— sonrío— Aunque no lo creas yo tampoco quise hacerte sentir mal por eso me alegra mucho ver que estas tomando esto con calma- admito apenada.

—Aunque no lo creas— usa mis palabras— Me duele porque si te quiero pero también me doy cuenta de que no te amo— Puch, otra daga al corazón— No nos amamos de verdad y una relación así no funcionará.

—Supongo que tienes razón— respondo intentando que no se note lo mal que me hizo escuchar sus palabras— Solo espero que seas feliz, muy feliz. Lo mereces, Dan.

—Yo también espero eso para ti— admite sonriendo— Mereces a un chico que te ame con toda su vida, que ame cada parte de ti, tus defectos, imperfecciones y malos chistes— ríe al decir esto último.

Una pequeña sonrisa brota de mis labios.

¡Bien! Pues... Nunca creí que terminaríamos en buenas condiciones pero si.

¡Jo! Mi primera relación y terminamos realmente bien, me siento muy madura.

¡Felicidades, An! Me palmeo el hombro mentalmente y choco los cinco.

Pensé que me dolería muchísimo tener que terminar con él pero la verdad es que fue todo lo contrario, siento incluso un alivio dentro de mi.

—Por favor solo te voy a pedir una cosa— vuelve a hablar.

—¿Qué cosa?

—Que no le cuentes a tu futura pareja el pésimo chiste de tarzán, por favor.

¡Auch!

—¡Oye! Mi cora, idiota— río

—No, en serio. Quiero ser el único que sepa ese mal chiste— admite.

—Bueno, trato hecho.

—Trato hecho— responde

Sonrío y cuelgo nuestra vídeo llamada.

Me lanzo a la cama boca arriba y me quedo mirando el techo pensativa.

¿Pensando en qué?

La verdad es que no se. Mi cerebro nunca piensa cosas coherentes.

Ni siquiera se porque intento pensar, será que eso es lo que me produce el hecho de haber terminado con Daniel.

Pobres neuronas mías, están corriendo y echando humo por estar forzándolas más de lo necesario.

Yo: ¡Listo!

Les envío un mensaje a mis amigas y al instante ambas responden.

Francis: ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?

Vale: Necesitas comer helado y ver pelis de desamor para que te sientas mejor, eso siempre me ayuda.

Río a carcajadas al leer sus mensajes.

Yo: Estoy bien, chicas. No necesito ni un helado ni películas, bueno quizás el helado si, tengo hambre. Pero de resto estoy bien, me siento muy tranquila.

Vale: An, te admiro, chama. Yo fuera y estuviera tirada en el suelo de mi cuarto bañándome en un mar de lágrimas.

Francis: Y yo. Yo estuviera con los ojos bien hinchados de tanto llorar.

Francis: Estuviese así como en la imagen.

Vale: Chama de pana, igualita a mi cuando lloraba por mis ex, que vergüenza.

Yo: Jajajaja. Las amo, chicas. Tengo que irme, hablamos más tarde.

Salgo del grupo y voy a la cocina, sirvo un vaso de fructus, porque si, ya no teníamos plata pa' comprar un galón de jugo así que Ana fue a la bodega y compró un fructu de fresa y eso es lo que hay, tomo un sorbo del juego y me voy a la sala donde Ana y Angie siguen viendo su maratón de películas Barbie. Ahora están viendo Barbie: La princesa y la plebeya. Así que me siento con ellas y me pongo cómoda para ver el maratón junto a ellas.

—No éstas llorando— habla Angie apenas me siento en el mueble.

—¿Llorando?— pregunto confundida y miro a Ana que por su cara ella sabe de lo que Angie habla.

—Lo siento, An pero Angie escuchó toda nuestra conversación y comenzó a hacer preguntas. Esta niña es más lista que tu y yo juntas.

Miro a Angie que ya dejó de ver la película y tiene toda su atención en mi.

—¿Qué es lo que sabes, Angie?— pregunto y ella se encoje de hombros.

—Solo se que tú y Ana son princesas y las princesas merecen un príncipe azul y Daniel no lo era, el era tu príncipe oscuro, él llegó para separarte de tu príncipe de verdad.

Decir que me quedé sorprendida por sus palabras es decir poco. Chamo yo no sabia que esta niña prestaba tanta atención a las cosas.

—Y si Daniel no es mi príncipe azul ¿quién lo es?— pregunto sonriendo porque se que no tendrá respuesta para esto.

—Pues Gabo— admite como si fuera lo más obvio del mundo.

Miro a Ana entrecerrando los ojos.

—¿Tu le dijiste algo?— la señalo de forma acusadora.

—Yo no dije nada, ella sola se dio cuenta. Todos nos dimos cuenta, menos tu, hasta Angie que solo tiene ocho años— admite.

Si, al parecer yo fui la única gafa que nunca se da cuenta de nada.

A ver si te espabilas, mijita. Estas pasada de agafiada. Me regaño mentalmente.

—No, esta princesa no necesita ningún príncipe. Yo seré como Elsa y como Mérida, no necesitare de ningún chico para poder ser feliz.

—Así se habla hermanita— me apoya An.

—No, no lo necesitas. Al menos que sea un príncipe con caballos y castillos, ahí si no lo dejes ir porque no hay muchos príncipes ricos— comenta Angie en su manera muy inocente y Ana y yo comenzamos a reír.

—¡Ay, Angie! Tú nunca cambiarás— digo riendo.

Definitivamente no necesito un príncipe para ser feliz.

Me di cuenta después de cierto tiempo, pero entiendanme, soy demasiado lenta para procesar las cosas.

O sea, pana. Siempre lenteja nunca caraota.

***

¡Holuu! Ya la historia esta en su estapa final.
Quiero llorar :'( okno, dejaré mi drama para otra ocasión.

Espero que la historia en general les este gustando. Quise hacer algo diferente y a la vez divertido.

Y por eso nació esta historia de pocos capítulos.

Así que, nos leemos en el otro capítulo.

Bye!!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top