001
Al-Haitham llegó a casa temprano, miro extrañado al no encontrar a alguien que lo recibiera en la sala, sin embargo dejo sus cosas en el primer sofá y camino hacia el patio trasero, en dónde al fondo podía verse mucha vegetación y entre ellos una cabellera dorada que alguna vez estuvo teñida de castaño. Quedó en silencio, observando apenas a su pareja sentando, pintando en un lienzo, tal parece que tenía rato haciendo eso, solo para dar una pequeña sonrisa.
Recordaba la primera vez que se encontraron, siendo jóvenes que incluso las hormonas y feromonas fueron que dominaron, sin embargo con el pasar del tiempo volvieron a encontrarse solo para que está vez pudieran estar juntos. Al-Haitham tenía un temperamento tan serio, razonable cuando se trataba de emociones o situaciones que se requerían ser intelectual, en cambio su pequeño compañero de vida era diferente, con él las emociones existían, no había día en que ese rubio diera pequeños gritos ahogadores de emociones o llore por cualquier cosita.
Ya que desde que se conocieron sabían que iban a estar destinados y a pesar que el rubio y el discutían y salían peleados, eso no duraba, por lo máximo una hora, una hora en el que el alfa, la cabeza de la futura familia iba a abrazar a su pareja, brindándole cariño y mimos por toda la discusión.
Era un momento maravilloso, el pequeño omega estaba tan concentrado que no había notado la presencia de su alfa, incluso el aroma era casi notorio, ya que sobre los hombros de ese rubio se encontraba una chaqueta que Al-Haitham usaba. Era increíble como el rubio había estado así por unos minutos, tal vez horas.
Cuando terminó escucho un ligero chillido y se estiró, solo para ponerse de pie, dejando sus manos sobre las caderas, como en seña de triunfo.
Fue ahí cuando se giro, dejando ver una sorpresa al ver de frente a su alfa, incluso un rubor notorio cuando noto la sonrisa pequeña del más alto.
- Te ves lindo.
Dijo, cuando el rubio se acercó para recibirlo y el mayor solo depósito un beso cálido en los labios del rubio, incluso las manos grandes del alfa llegaron a las mejillas del más pequeño, acunando ese rostro, solo para sentir una mano pequeña de dedos delgados, que en ese momento tenía una anillo.
- Hayi, debistes llámarme.
- ¿Cómo iba a hacerlo? Ibas a perder la inspiración.
- Aún así, debiste hacerlo.
El mayor no dijo nada, solo abrazo con cuidado, mirando de reojo la pintura, solo para halagar el hermoso cuadro que veía enfrente.
- Vamos adentro, voy a preparar la cena. Has llegado muy temprano no he hecho la cena.
El Omega ordenó, cosa que el más alto solo escucho, aunque eso quedó en el olvido cuando el Omega se detuvo, llevo su mano a un escondido vientre ya que las prendas que usaba quedaba holgada, eran tan grandes que muchos dirían que no estaba en cinta, para el rubio era algo nuevo, era la primera patadita que sentía, fue tan pequeña, cosa que le alegro, incluso confundió al más alto quien incluso le dió la vuelta a su amado para verlo, incluso se preocupo, ya que verlo derramar lágrimas mientras tenía ambas manos en su vientre le hacía pensar lo peor.
- ¿Estás bien? ¿Duele?
- Ha-Hayi... S-se... Se movió.
Dijo apenas, demostrando una sonrisa entre lágrimas, en un inicio el alfa quedó sorprendido, pero increíblemente llevo a su pareja al sofá, lo acomodo y subió las prendas dejando ver ese vientre, el Omega llevo la mano de su amado a la zona donde había sentido aquellas pataditas, la dejo ahí, viendo a su pareja con alegría, incluso Al-Haitham quedó estático, algo helado le recorrió su cuerpo, pudo sentir esa sensancion única, que incluso logro emocionarlo.
- ¿Es el bebé?
- humjum...
Al-Haitham no sabía cómo reaccionar, incluso sonrió, apegando su frente con su pareja quien pronto depósito un beso, y pensar que hace años atrás, ver la reaccionar de Cyno con su Nari, al saber del de su primer hijo, había sido tan estúpidas, ahora él se encuentra en la misma posición, sin embargo no se siente estúpido, se siente orgulloso.
- Kaveh, te amo demasiado...
Susurro, dándole un beso más extenso, sus manos no se alejaban del vientre, incluso comenzó a subir por debajo de la ropa, cosa que el Omega suspiro y brindo un suave gemido, incluso al separarse logro rogarle que se detuviera.
Al-Haitham entendió, iban a hacer padres primerizos y como tal debían cuidad bien de lo que hacían, más porque el rubio había estado débil durante su embarazo, y necesitaba aún más reposo.
- Quédate aquí, voy a prepararte algo.
Hablo el de cabellos plateados, cosa que el rubio miro extrañado, que no se suponía que él debía cocinar, era él quien mantenía el orden en la casa mientras su alfa salía a ganar el dinero. Rio por lo bajo al ver a su esposo usar un mandil rosa con un corazón en el pecho, era claro que ese mandil le quedaba tan pequeño, dejando ver el cuerpo doble de grande.
Kaveh estaba contento, la vida le estaba recompensando por todo lo que le había sucedido durante su infancia y juventud, era cierto que no había tenido la vida fácil, sus padres murieron a una edad temprana, teniendo que mudarse y alejarse de ese chico que ahora era un alfa, su alfa, incluso su juventud estuvo lleno de dolor, ya que vendía su cuerpo por una miseria y cuando volvió a encontrar al alfa, fue para verlo cambiado, verlo con un elegante traje negro con adornos dorados y verde, incluso suponía que ese niño haría grandes cosas en su vida adulta y en efecto, fue un empresario que hasta momento a ayudado a la ciudad, incluso fue capaz de pagarle sus estudios para ser un arquitecto.
Durante ese tiempo Kaveh logro hacer grandes cosas, poco a poco tuvo reputación, sin embargo no ansiaba la fama, Al-Haitham tenía la fama necesaria sin embargó el poco interés de este por tal cosa lo orillo a dejar todo, incluso dejando a alguien más a su cargo, sin embargo había veces en que inpeccionaba el trabajo como lo había hecho hoy.
El lugar en dónde vivían antes era pequeño, como para una casa de dos personas, pero cuando se enteraron del futuro cachorro el más alto comenzó a buscar una vivienda más grande, capaz que creciera un pequeño sin limitaciones, incluso el rubio eligió la casa y ese patio que estaba lleno de vegetación habia sido una idea de parte del rubio, cosa que el mayor ni corto ni perezoso se apresuró a remodelar con las ideas de su amado Omega.
Era cierto que los omegan hacían nido para mantenerse a salvó, Kaveh lo había hecho, cuando se sentía cansando iba y se acostaba ahí, claro que pocas veces dejaba entrar al más alto, pero había veces en que no sucedía así, que necesitaba del aroma de su alfa, que necesitaba de Al-Haitham, cuando el rubio iba hasta él y se sentaba en el regazo, lanzando los libros a quien sabe dónde, mientras restregaba su mejilla en el pecho, sus manos se adentraban por debajo de la ropa del mayor, solo buscando sentir la piel del contrario, en muchas veces ronronea para buscar que el mayor le de mimos y eso sucedía, le da mimos, le besa, le caricia su cabello y parte de su cuerpo, incluso sus dedos rozan por los pezones que para ese momentos se ponen sensibles debido a los cambios del embarazo.
Pero recuerdos se quedaron en su mente, cuando la voz de su alfa lo llamo, parpadeo unas cuantas veces para después ver a su amado, enfrente de él, estaba hincando, mientras tenía una cuchara en mano, claro con la comida que estaba preparando.
- Prueba.
Dijo, acercando la cuchara tibia pero posible de comer, el rubio probó, saboreando la cocina de su marido, era bueno cocinando, más había veces que las comidas de nuevas recetas eran un desastre para él, ya que en muchas veces las especies eran las que faltaban para darle sazón. Cosa que en muchas veces el alfa defendía, mencionando que tanta especie podría dañar el cuerpo, como un método de huir o no escuchar una burla o reclamo.
- Te quedó bien, aunque agrega un poco de sal. Le falta sal.
Dijo relajándose de nuevo en el sofá mientras su marido afirma y se iba, claro después de depositar un beso en la frente.
Kaveh estaba tan contento, tenía un alfa que lo cuidaba tan bien que no podía tratarlo mal.
[...]
Después de la cena y de un buen baño junto, Kaveh fue dejado en la cama, después de que el alfa lo llevo en sus brazos y visto con cuidado y con ropa cómoda, le seco el cabello y acomodo unas cuantas almohadas a su lado y parte trasera, el alfa se acostó a su lado, haciéndole compañía ya listo para dormir, sin contar que Al-Haitham dejo de leer hasta tarde debido a su pareja, ahora lo que había antes de dormir era hablarle al bebé.
Le rogaba al bebé que no pudiera nada durante las noches ya que hace una semana tuvo que buscar una comida que le era difícil, tenía que ir al desierto a comprar carne de serpiente, cosa que se hacía en un platillo de esa región desértica.
- Dudo que no se detenga, pero espero que a menos te escuché, a mi no lo hace.
Dijo en un toque triste, aunque la caricias de su alfa le brindaron calidez y esa tristeza se esfumo, dándole ánimos de que solo era porque estaba feliz de tener un padre tan lindo y cariñoso.
_
Tal como un sueño de color de rosas, Kaveh fue despertado por su alfa, un beso cálido en sus labios le hizo abrir sus ojos, suspirando mientras sus mejillas se acaloran.
— Ya es de día.
Susurro el alfa, mientras no se aleja tanto solo para.ver la reacción de su amado. Cosa que es notorio, puesto una sonrisa pequeña y somnolienta surge.
— ¿Que hora es?
Apenas dice, mientras sus brazos se se estiran para atraer a su amado, quien desea tanto tener el aroma, que le llene de emociones y demás.
— Casi medio día, Cyno aviso que vendrán a verte.
— ¡Oh! Vendrá Tighnari, cielos, tengo que prepararme, hacer aperitivos y comida para Nari.
El rubio se levantó de la cama, su sueño se esfumó, dejando que el alfa sintiera un poco de alegría, sin embargo antes de que se pusiera de pie colocó ambas manos sobre los hombros de su pareja, quien para esos momentos ya estaba sentando en la orilla, mientras que el estaba de pie.
— Tranquilo, Nari dijo que no era necesario que hicieras tanto esfuerzo, ellos viene a verte.
— Como anfitriones debemos ser responsable con nuestros invitados Hayi, debes de saber eso.
— Hmp... Está bien, dime ¿Qué necesitas?
El rubio sabía cómo gobernar al alfa, quien con cada palabra hacia dominar al más alto, la cuestión fue que el rubio le entrego una lista al alfa, mientras el se quedaba a limpiar un poco, acomodaba algunas cosas, en las estanterías podía verse algunas fotografías de ellos y de la familia de Nari, quien para ese punto, el duo del juez y el híbrido, estaban disfrutando de la buena vida, con tres niños de 3 años y una Collei ya casi adulta era claro que estaban pasando una felicidad extrema. Para Kaveh era lindo y esperaba en un futuro tener su casa llena de alegrías, aunque sabía los riesgos que había que pasar, ahora sabía del esfuerzo que había Nari y Cyno.
Cuando Al-Haitham regreso, fue para ver la casa impecable, dejo las cosas en la mesa y fue a buscar a su amado, solo para encontrarlo en el nido, mientras estaba hecho bolita, mientras abrazaba una gabardina que el alfa usaba a menudo, cosa que lo extraño, como pudo se acercó sin llamar tanto la atención, se sentó fuera del nido y comenzó a acariciar al rubio.
— ¿De nuevo tus bajones de ánimo?
Pregunto apenas, haciendo que el rubio abriera sus ojos acuosos, ya que las lágrimas eran levemente notorias. Mientras el mayor seguía acariciando el cabello y parte de la mejilla.
— Humjum... Me siento tan mal... No pude hacer nada para mantener a mis padres con vida, de a ver sabido que eso pasaría, pude a ver conseguido más dinero, para pagar sus deudas.
Respondió con una voz quebrada, mientras estiró sus brazos para poder abrazar a su alfa, cosa que Al-Haitham lo hizo, llevando su cuerpo hasta el, pero incluso lo levanto con cuidado, dejándolo sentando sobre su regazo.
— Tranquilo, no pienses en eso, podría hacerle daño al bebé y seia más difícil para ti.
Dijo el rubio quedó un poco triste, aún se mantenia así, sin embargo el aroma del contrario habían hecho todo lo posible para calmarlo.
— Aparte, quieres que el bebé se sienta feliz y ande pensando como tú, el pequeño tiene que crecer en un ambiente lleno de calidez y amor, nada de tristeza.
Las palabras del más alto esperaban ser un aliento para este, cosa que funcionó ya que fue relajando el cuerpo del rubio, inclusole calmo la tristezas.
— Tienes mucha razón, no puedo llenar de tristeza mi vida, te tengo a ti y próximamente al bebé.
Emboso una pequeña sonrisa, besando los labios de su pareja, como pudo se levantó del alfa y quedándose de pie frente a este, para darle un beso más a la frente.
— Vamos, tenemos que seguir.
Dijo apenas, estirando su mano, cosa que el alfa afirmó con la cabeza, tomando la mano y siendo llevado por su pareja.
No pasó mucho cuando Tighnari y Cyno aparecieron, el duo se veía contento, mientras un trío de zorritos caminaron al interior colocándose en fila y comenzando a saludar a sus tíos, cuando saludaron a Al-Haitham, sintieron un escalofríos ya que temblaron, sus notorias orejas bajaron, dejando ver el cierto temor de este.
Sin embargo eso paso al olvido, ya que pronto los niños corrieron al pateó trasero, en dónde se encargaron de jugar durante el rato.
Mientras los adultos estaban en la sala, se podía ver todo el patrón trasero desde la puerta corrediza de cristal, así que era fácil saber si los niños de Mari llegaban a lastimarse o algo.
— Entonces han pensando en un nombre para el bebé.
— ¿Nombre?
— ¡...!
— Veo que ninguno sabe, deberían de buscar, los meses pasan rápido y cuando menos te lo esperes estarán muy ocupados.
— Bueno... Eso apenas pensando cuando ya lo tenga en mis brazos, aún no sabemos el sexo del bebé y quiero que Al-Haitham vaya conmigo.
— Eso es bueno, espero que el bebé reciba buenos mimos de parte de su padre.
— ¿Que estás insinuando Cyno?
El albino moreno miro al de cabellos plateados, el duo no se quitaba esa mirada de pocos amigos, como si fueran amenaza pero eso era muy común en ellos, eso lo había hecho debido al temperamento que tenía el alfa más alto.
Mientras ellos dos discutian, los dos omega hablaban cosas común, incluso Nari le explicaba algunas cosas que debía aprender cuando naciera el pequeño niño, cosa que el mayor pronto anotaba mentalmente, era a tan emocionado por la llegada de ese pequeño.
[...]
La cena fue tranquila, la charlas no cesaron y los niños llegaron al punto de dormir, sin embargo el alfa albino de piel morena de los impidió, cosa que los niños hicieron puchero, con un saludo tranquilo y un "hasta la próxima" se marcharon, dejando al duo finalmente descansar.
Kaveh tomo asiento en el sofá, mientras el alfa quedaba de pie enfrente de su pareja, pudiendo notar como se veía cansando, incluso notar ese cabello recogido le hacía ver lindo.
— Deberías darte una ducha, necesitas descansar.
La respuesta fue tranquila, el alfa de cabellos plateados camino hasta la cocina a recoger las últimas cosas que había a guardar, Kaveh termino por tomarle la palabra, no sin antes depositar un tierno beso en la mejilla para caminar a la ducha.
Al-Haitham estaba orgullo de todo lo que había logrado con Kaveh, incluso las veces que discutian, ahora no era tanto desde que se enteraron del bebé, también del estado físico del rubio, guardo todo lo necesario, incluso acomodo los platos en sus lugares, para cuando regreso fue alrededor de media hora, solo para ver a un somnoliento Omega, quien apenas podía secarse su cabello, podía ser visible su vientre redondo debajo de ese camisón, haciendo un tierno y sensual momento.
— ¿Uugh?
Logro decir Kaveh, cuando sintió unas grandes manos moverse en su cabeza, viendo desde el reflejo del espejo a su esposo, cosa que el contrario le brindo una pequeña sonrisa.
— Hayi... Podía hacerlo solo.
— Claro que no, estás tan cansando, mírate.
El rubio inflo sus mejillas, haciendo un puchero, cosa que el más alto noto y rio por lo bajo, solo para alejar la toalla de la cabeza y mirar a su pareja.
— Anda ve a acostarte, yo te alcanzo pronto.
— Te das prisa ¿Si?
El más alto afirmó y el rubio obedeció después de recibir un beso en la frente.
Minutos después Al-Haitham regreso, se acercó hasta la orilla de la cama, viendo como su compañero de vida se encontraba acostado, frotando un poco su vientre, el suelo le había ganado, estaba durmiendo tan plácidamente, incluso el mayor no quería despertarlo, le brindo un beso pequeño en la mejilla y se acostó a su lado, atrayendo con cuidado el cuerpo del rubio y pudiera olerlo, estaba tan gradecido con todo, quien iba a imaginar que en un tiempo era un hombre que se había vuelto loco por no encontrar a ese chico de su niñez y que cuando finalmente lo encuentra es solo para darse cuenta que se ve mejor, hermoso, a pesar de tener tanta suciedad encima, porque el primer día que lo encontró, estaba sucio, seña de no a ver tomado un baño en mucho tiempo, pero ahora estaban juntos y no habría manera que nadie lo separara a menos que querían sufrir las consecuencias.
Fin
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