Una muestra de poder


Izuku se encontró incapaz de dormir.

Las primeras noches que pasó con Chika y Liza fueron difíciles, debido a lo fácil que se les hacía a las chicas acurrucarse con él durante la noche, pero eso logró superarlo bastante rápido. Por mucho que fuese un chico hormonal, las veía como víctimas de maltrato, y por eso no se atrevía siquiera a tener pensamientos lascivos sobre ellas, al menos no hasta que estuvieran mentalmente sanas y tuvieran bien claros sus intereses.

Y entonces, se dio cuenta de que la cama y las mantas se le estaban haciendo incómodas.

Al principio, achacó esta sensación al hecho de que finalmente se estaba aclimatando a este mundo, y el cambio en términos de avances tecnológicos por fin estaba haciendo mella en él. Megumin, sin embargo, tuvo la gentileza de explicarle después que los Druidas, como muchas otras clases cuyo propósito era adentrarse profundamente en lo salvaje, tenían un lado negativo a su confort pasivo en lo salvaje; y eso era que les resultaba imposible sentirse cómodos en ciudades y lugares elegantes en general.

No era que fuese exactamente un golpe fatal, pero sin duda era impactante.

Izuku había logrado arreglárselas dándoles la cama a las antiguas esclavas, y quedándose a dormir en el suelo. Las cosas usualmente terminaban degenerando en que al despertar tenía a Liza en su espalda, y a Chika encima de él, lo cual no le resultaba incómodo en absoluto. De hecho, se estaba empezando a acostumbrar... hasta esta noche.

- "¡¿Por qué tuvo que pasar esto?!"pensó Izuku algo desesperado al ver a Megumin, que dormía con una expresión muy tranquila en su adorable rostro... en los brazos de él.

Luego de volver tras la prueba del hechizo Big Bang, Izuku insistió en saber finalmente dónde Megumin estaba alquilando su cuarto. La pequeña Demonio Carmesí insistía desde hacía tiempo que el sitio donde dormía era barato, seguro y cómodo, pero se había rehusado a compartir su ubicación.

Izuku comprensiblemente se había sentido preocupado por esto, pues una niña tan linda como ella podría ser un objetivo muy fácil para gente sin escrúpulos que le ofrecieran dónde acomodarse a cambio de favores. Por eso, la siguió tomando la forma de un gato doméstico, y cuando descubrió dónde estaba durmiendo...

- "¡¿Por qué tienes que ser tan imprudente?!" – gritó Izuku en su mente, mientras acariciaba suavemente el cabello de la pequeña Archimaga. – "Todo lo que tenías que hacer era pedir ayuda..."

Megumin había estado durmiendo adentro del tronco de un árbol hueco.

Cuando Izuku la confrontó, se sintió verdaderamente avergonzada. Le llevó mucho para convencerla, incluyendo algunos regaños, pero al final, confesó lo que había estado haciendo con todo su dinero. A Izuku por poco le dio un ataque cardíaco cuando se enteró que la familia de Megumin estaba pasando por problemas económicos, y que ella les estaba mandando prácticamente hasta la última moneda que se ganaba para ayudarlos.

Eso lo forzó a tomar una medida mucho más drástica.

No podía impedirle que hiciera eso, especialmente porque él haría lo mismo de estar en su lugar. Tampoco podía darle más dinero, porque sabía que ella solo lo enviaría junto con el resto. Hizo lo mejor que podía en esa situación: acordó un pacto con ella, para que solamente enviara el 80% de todas sus ganancias, y guardara el 20% restante en las arcas del grupo. A cambio, él se ocuparía de proveerle la comida y el refugio, permanentemente.

Con una cara que parecía un tomate, la pequeña Demonio Carmesí había aceptado, declarando que ahora ella estaba bajo su cuidado...

- ¿Por qué nunca haces nada conmigo? – preguntó Megumin en una vocecita susurrante, abriendo un ojo para mirar directamente a los de Izuku. – Pensé que... yo te gustaba...

Había algo de decepción en su voz, como si esperase que esto fuera una noche mágica salida de una novela romántica. Izuku se acordó entonces que se encontraban en una sociedad medieval, y que Megumin era una chunnibyo, ¡por supuesto que se esperaba esas cosas!

Incluso aunque no entendiera las implicaciones.

Izuku se quedó en silencio por un momento, lo cual puso triste a Megumin. Ella pensó que su enamorado iba a ser suyo esa noche, pero aparentemente él todavía la veía como una niña, no apta para estar a su lado como amante. Sin embargo, en el momento que ella trató de alejarse de sus brazos, él la abrazó, no solo mostrando lo fuertes que eran sus brazos, sino sus sentimientos... por ella.

- No voy más lejos porque tú eres muy importante para mí. – Los susurros de Izuku iban cargados de amor y cariño, algo con lo que la niña explosiva no tenía nada de experiencia. – Ni tú, ni yo tampoco, estamos listos para... comprometernos... entre nosotros a un nivel tan profundo. Necesitamos crecer un poco más.

Megumin sonrió, entendiendo que no estaba siendo rechazada. También se sintió algo aliviada, pues no estaba segura de cómo actuar al hacer cosas que normalmente se asociaban con los amantes.

- Entonces, cuando los dos crezcamos un poco... – La pequeña archimaga se dejó volar un poco en su imaginación, pero se sintió feliz al recibir un asentimiento del Druida peliverde. – ¿Puedes darme un... besito?

Megumin hizo su petición con un rubor masivo en su rostro.

- Sí. – Izuku logró responderle sin tartamudear, aunque su cara también estaba como un tomate. Se acercó con cuidado, y le dio un beso a la chica en la frente, que se sonrojó tanto como él.

Mientras la adorable chica en sus brazos se acurrucaba contra su pecho, preparándose para dormir, el chico no pudo evitar preguntarse qué pensaría su madre de él en ese momento,

(-0-)

Al día siguiente...

El día había comenzado de una manera muy extraña. Por un lado, despertar siendo abrazado por tres chicas hermosas era a partes iguales placentero y embarazoso; por el otro, la sonrisa burlona en la cara de Megumin al ver su expresión cuando despertó de esa manera le dio escalofríos.

- ¡Izuku, Izuku! – lo llamó Aqua, sonando demasiado amigable para gusto de Izuku. – ¡Te ves realmente bien hoy!

Megumin había dicho muy claramente que no le importaba compartirlo con Chika y Liza. Sin embargo, había tratado de sonar amenazadora al demandar que no se metieran más entre ellos. Izuku, por supuesto, había refutado vehementemente cualquier noción de tener un harem; estaba comprensiblemente confundido cuando la explosiva archimaga asintió con una sonrisa.

- ¿Pasó algo? – preguntó Izuku. – ¿Te metiste en problemas?

De camino hacia el gremio para desayunar con sus chicas, Izuku se sentía comprensiblemente preocupado por el comportamiento de la ex-diosa. Por supuesto, él buscaba que ella corrigiera su camino y se volviera más dispuesta a ayudar, pero no era ningún tonto; tales cambios no iban a suceder de la noche a la mañana, mucho menos luego de tanto tiempo de quejarse sobre su rutina diaria.

- Te dije que vería a través de ti. – le dijo Darkness mientras continuaba con su propio desayuno.

- ¡Está bien! ¡Necesito que me ayudes! – concedió rápidamente Aqua, adoptando una mirada desesperada. – ¡Mis queridos seguidores están en problemas!

Darkness simplemente rodó los ojos ante lo que ella estaba segura solo eran delirios, mientras que Megumin y Chika le dieron a la Arcipreste peliazul miradas en blanco. Sabían bien que era la verdadera diosa, lo que hacía su actitud todavía más insoportable.

Y entonces, Aqua finalmente sacó la petición para la misión.

- Ok, vamos a ver... – Izuku le dio al papel una lectura rápida, seguido rápidamente de Megumin, que sentía curiosidad por el posible problema. – Cincuenta...

Hubo un instante de silencio mientras Izuku procesaba la petición. Megumin solo se quedó mirando el papel, totalmente estupefacta.

- No. – dijo secamente Izuku.

La petición era absurda; el dinero solicitado era demasiado. Tanto, de hecho, que apestaba a que era un engaño, una estafa.

- ¡PERO MIS PRECIOSOS SEGUIDORES! – chilló Aqua, saltando sobre la mesa para agarrar a Izuku por el cuello de su camisa, sacudiéndolo para efecto adicional. – ¡TIENES QUE AYUDARME PARA AYUDARLOS!

- ¡Boba! – casi gritó Liza agarrando a la Arcipreste por la espalda de su vestido, involuntariamente levantándole la falda un poco más de lo usual mientras removía a Aqua de su amo. – ¡Atrás!

Ahora, teniendo que pararse por sí misma de nuevo, la antigua diosa comenzó a sollozar. Megumin y Chika le dieron una mirada seca otra vez, e incluso Darkness sacudió su cabeza ante la escena.

- ¿Por qué *snif* no quieres *snif* ayudar *snif* a mis devotos? – Las lágrimas de Aqua parecían bastante convincentes, quizás porque esta vez Izuku podía ver que no eran solo por ella misma, sino por otros.

- Aqua... – La voz de Izuku atrapó la atención de todos, pues sonaba amable y preocupada, aunque no por eso era menos seria. – ¿Puedes entender lo que me estás pidiendo?

La pregunta, tan simple y clara, hizo que la Arcipreste bajara la mirada. Por supuesto que entendía, pero no podía quedarse allí sin hacer nada. Cincuenta millones de eris no era una suma de dinero pequeña, bajo ningún criterio de la imaginación, e incluso una noble como Darkness no soltaría semejante cantidad tan a la ligera.

- Izuku no tiene esa cantidad de dinero, y aunque lo tuviera, todavía tiene que cubrir alojamiento y comida para cuatro personas. – dijo Megumin, apoyando completamente al Druida. – Entendemos que necesitas apoyo para tu culto, pero hay un límite de cuánto podemos soltar para ayudar a extraños.

- Aparte de eso, el culto de Axis no será echado de la ciudad. Solo perderán su templo, lo cual significa que tendrán que volver a rezar en la plaza y los templos pequeños como en los viejos días. – explicó Darkness elaborando más, pero luego frunció el cejo. – Esperen, ¿cómo es eso de que Izuku tiene que proveerles a cuatro personas?

- ¡ESE NO ES EL PUNTO! – Aqua gritó tan fuerte que ahogó la última pregunta de Darkness. – ¡Mis lindos seguidores no han hecho nada malo! Es injusto que tengan que pagar impuestos tan altos solo para tener un templo.

Hubo un momento de silencio en la mesa, y todos sintieron el verdadero dolor de Aqua, el dolor en su corazón era genuino, y por mucho que Izuku estuviera empezando a detestarla junto con su actitud, seguía siendo un héroe de corazón, y la idea de encontrar una solución al problema comenzaba a echar raíces en su mente.

- Tal vez haya una forma... – comenzó a hablar Izuku, solo para que inmediatamente la llorona Arcipreste se le fuera encima y lo abrazara de la cintura.

- ¡HARÉ LO QUE SEA! – El grito de Aqua atrajo bastantes miradas, especialmente de aquellos que tenían mentes muy sucias.

- ¡Cabello azul boba! – Liza rápidamente alzó a la ex-diosa fuera del regazo de su amo. – ¡No tocar!

- Como te estaba diciendo, tal vez haya una forma, pero requerirá un compromiso... – Izuku retomó su discurso, mirando cuidadosamente la expresión preocupada de Megumin. – Antes que todo, Darkness, ¿los recaudadores de impuestos toman bienes materiales como pago en lugar de dinero?

La pregunta fue extraña, ya que ninguna de las chicas pensaba que el joven druida pudiera poseer algo tan valioso. Megumin, sin embargo, estaba al tanto de algunas de las cosas que Izuku había estado haciendo en su tiempo libre. El vino había sido un éxito, y tenía una propiedad interesante ya que era capaz de incrementar la recuperación natural de maná de quien lo bebía. No era mucho, pero costaba menos de la mitad de lo que valían las caras pociones de maná que proveía el gremio. Luego estaba el efecto secundario inesperado, pues la pulpa resultante de las bayas hacía una excelente base para pociones de salud, que si bien no eran tan buenas como las que se vendían de estándar, sí eran más baratas, y por tanto más accesibles para los aventureros de nivel bajo.

- Es posible... – dijo Darkness, sin estar segura de cómo les ayudaría esta información para resolver el problema. – Pero primero tienes que valuar los objetos en el gremio.

- Bueno, este es el trato. – dijo Izuku, atrayendo la atención de la peliazul. – Junto con mis ahorros en las arcas del grupo, tenemos un total de treinta millones de eris.

Megumin y Aqua lanzaron un grito ahogado al número, ya que era mucho más dinero del que jamás habían tenido en sus manos.

- Hay una posibilidad de que el vino y pociones que he elaborado durante la última semana nos puedan proveer el resto. – Las palabras de Izuku hicieron brotar lágrimas de felicidad de los ojos de Aqua, que podía ver la salvación de sus seguidores. – Sin embargo, eso significa que nos quedaremos sin nada de dinero durante un tiempo.

La verdad fatalista se sintió como un bofetón en toda la cara. Aqua sabía que no habría forma de convencer a los miembros del equipo de dejarse caer en la pobreza.

Convencer a Izuku de separarse de sus ahorros personales y de su reserva de bebidas no fue exactamente una tarea difícil, ya que el aspirante a héroe haría lo que fuera para ayudar a la gente. Las demás, sin embargo, eran otra historia.

Las arcas eran algo que Izuku había inventado, y que se estaba volviendo popular entre grupos de aventureros. Era un sistema en el cual, por una modesta cuota, se les permitía a los aventureros guardar sus objetos y dinero dentro de las paredes del gremio, lo que les hacía fácil ahorrar para pagar la renta, conseguirse comida, y pagar servicios que de otra manera llevaría a momentos muy vergonzosos al hacer transacciones monetarias.

El pago de Izuku por esta innovadora idea era que él tenía su cajón libre de impuestos.

Ya que no tenía que pagar la tarifa, se había convertido en la bóveda del grupo, haciendo que el dinero allí dentro estuviese doblemente a salvo porque solo él tenía acceso. Esta era la razón por la cual Aqua no tenía ninguna voz ni voto en ello, porque ella prefería guardar el dinero ella misma, para poder gastárselo en lo que le diera la gana. Lo cual significaba que sería muy grosero de ella proponer que se usara ese dinero para algo que solo la beneficiaría a ella.

- Aunque viéramos el mejor de los escenarios... – añadió Megumin, con aspecto tan serio que parecía que estuviera haciendo una voz profunda falsa solo para sonar más genial – nos estás pidiendo que te demos todo lo que tenemos, sin recibir nada a cambio.

- Eso no... quiero decir... – Aqua fue golpeada por la realización de que no había manera de devolverles este favor de una manera que los miembros de su grupo aceptaran.

A menos que...

- Les removeré los sellos. – declaró Aqua en voz baja, sorprendiendo tanto a Izuku como a Megumin.

- ¿Huh? – Ahora Darkness también estaba confundida. – ¿Cuáles sellos?

- ¿En serio? – A Izuku lo atrapó con la guardia baja esa declaración. – Yo...

Antes que pudiese saltar de cabeza, sin embargo, Megumin lo agarró del brazo, jalándolo aparte.

- No es que me oponga. – le murmuró en la oreja al joven Druida. – Pero tendrás que cuidarte de los comerciantes de esclavos y de la iglesia de Eris.

La primera reacción de Izuku se vio templada por la advertencia de la pequeña archimaga. Tener a las esclavas sanas, vestidas y felices era una cosa, pero remover sus sellos de esclavos era otro. Si se volvía conocimiento público, cualquiera podría secuestrar a las semihumanas y convertirlas de nuevo en esclavas, y él no podría hacer nada para recuperarlas legalmente.

- ¿Qué propones entonces? – preguntó Izuku, haciendo que la pequeña Demonio Carmesí sonriera por su nivel de confianza.

- Haz que quite los sellos en una sala privada, y luego coloca unos sellos falsos sobre Chika y Liza. – murmuró Megumin su plan. – Yo puedo ayudar con la firma mágica.

- ¿Alguien me puede explicar lo que está pasando? – preguntó finalmente Darkness en voz alta, junto con mucha menos molestia de lo que se se esperaría. – Especialmente esa parte sobre proveerle a...

- Aqua necesita mucho dinero, y acaba de acceder a llevar a cabo un servicio mágico muy poderoso a cambio de nuestra ayuda. – interrumpió Megumin a la Paladín rubia, que parecía seguir confundida. – Y también, ahora estoy viviendo con Izuku.

- ¡¿QUÉ COSA?! – gritó Darkness en shock. – ¡¿Cómo sucedió eso?!

- Darkness. – La voz de Izuku rápidamente atrapó la atención de la rubia masoquista, que estaba muy necesitada de explicaciones. – Diez millones de eris en nuestras arcas te pertenecen a ti, y no pienso tocarlos sin tu permiso. Por eso te estoy pidiendo que me los prestes esta vez, y yo prometo que te los devolveré en cuanto...

Izuku no pudo terminar de formular su petición, pues la desesperada Paladín azotó sus puños contra la mesa.

- ¡Toma lo que quieras! – El grito de Darkness fue tan poderoso, y poco característico suyo, que atrajo la atención de todo mundo en el gremio. – ¡Solo explícame lo que está sucediendo entre tú y Megumin!

De repente, Darkness no era la única que estaba interesada en la relación entre el líder del grupo y la chica más bajita de todas ellas.

(-0-)

Un par de horas después...

Izuku miró su más nuevo contrato mágico, el cual ataba a la Arcipreste a él. No estaba tan feliz como debería, pero se imaginó que no podía hacer mucho más para asegurarse que no saliera huyendo.

Debido a la naturaleza de la transacción, Izuku no podía forzarla a escribir directamente el servicio mágico que le había prometido en primer lugar, y además, todos los contratos de ese calibre tenían que incluir compensaciones monetarias equivalentes en caso de que no pudiera cumplirse la primera cláusula. No era que el creyese que la ex-diosa pudiera producir cincuenta millones de eris de la nada, y tenía la certeza de que no duraría más de un día en redirigir el 90% de sus ganancias a las arcas del grupo.

- Y yo aquí pensando que había algo de esperanza... – El lamento de Darkness distrajo a Izuku, que casi sintió pena por la Paladín masoquista.

Cuando Megumin comenzó a explicar su situación actual a la rubia pervertida, Izuku se había puesto nervioso, ya que era una chunni, lo que significaba que podría decir cosas que se podrían tomar fuera de contexto. En lugar de eso, fue bastante claro, describiendo que estaba compartiendo una habitación con él, y que ella estaba enviando la mayor parte de su dinero a casa.

Eso no impidió que los rumores empezaran a soltarse sobre un posible romance entre él y la pequeña Archimaga.

- Está hecho. – dijo Aqua retornando a la mesa, con aspecto de estar feliz, agradecida y esperanzada.

- Me aseguré que no hubiera tropiezos. – reportó Megumin, hasta dando un saludo falso para mostrar lo seriamente que estaba tomando esta tarea. – El gremio tiene todo el dinero, y será transferido al sacerdote del culto hoy mismo.

Izuku suspiró. Podría parecerle paranoico al resto de su grupo, pero cuando les explicó que mover esa enorme cantidad de dinero siempre atraería la atención de los ladrones y otros criminales, todas estuvieron de acuerdo en que era mejor mover las cosas tan silenciosamente como fuera posible.

- Sé que quieres que honre mi parte del trato, pero... – habló repentinamente Aqua, arrastrando las palabras mientras recibía miradas de acero de parte de sus compañeros. – ¿Te importa si tomamos una misión primero? Necesitamos alquilar un cuarto sellado para los servicios, ¿sabes?

- Parece bastante razonable. – replicó Izuku mientras las otras asentían.

Al ponerse de pie y prepararse para tomar una misión, Chika de repente le jaló la manga a Izuku; una vez que obtuvo su atención, se acercó aún más a su oreja.

- Si Chika es liberada – comenzó a hablar la harpía negra, sonando muy nerviosa – ¿puede quedarse con el amo?

Izuku simplemente le sonrió.

- Chika, – Izuku le dio unas palmaditas a la chica aviana – tú y Liza pueden quedarse conmigo todo el tiempo que deseen.

La felicidad que irradiaba de las esclavas casi lo dejó ciego, lo que lo hizo extremadamente feliz a él también.

(-0-)

Unas horas más tarde, en un lago cercano...

La misión era bastante simple, purificar el lago para incrementar la calidad del agua del pueblo. Aqua se ofreció voluntariamente para hacer el trabajo pesado esta vez, aunque con eso se refería a sentarse en medio del lago durante medio día completo. Izuku vio esto como una muestra de buena voluntad, pues insistió en que no se quedaría con la recompensa, ya que sería utilizada para alquilar el cuarto sellado para la ceremonia de liberación. Lo que sobraba sería para pagar un cuarto por la noche, mayormente para ahorrarse dinero mientras se recuperaban de tener que salvar al Culto de Axis.

Izuku, sin embargo, tenía una propuesta diferente.

- De donde yo vengo, a los Héroes de les conoce por tener ataques finales, o movimientos especiales. – explicó Izuku mientras observaba el lago, cuyas aguas turbias le devolvían la mirada desafiantemente. – Algún día aspiro a convertirme en un Héroe.

Aunque Darkness consideraba que era un bonito sentimiento, Megumin, Chika y Liza observaban al joven Druida con chispitas en los ojos. Las semihumanas adoraban a su amo y su disposición heroica, y Megumin no podía esperar a ver lo que su enamorado crearía con su conocimiento del otro mundo.

- Voy a necesitar algo de protección si los Cocodrilos Brutales deciden atacarme para conservar su paraíso turbio. – les dijo Izuku a sus compañeras, a lo cual todas asintieron entendiendo y ofreciendo su apoyo. – También, si esto no resulta... ni una palabra, ¿de acuerdo?

La tímida petición de Izuku le ganó algunos resoplidos, pero nadie se la denegó.

Megumin sabía lo que iba a hacer; estaba a punto de crear un nuevo hechizo a través de las tradiciones druidas. Los hechizos de druidas eran, según los registros, mucho más fáciles de crear debido a que la base de cada efecto permanecía arraigada claramente en las mentes y corazones de los Druidas, a diferencia de las fórmulas que los Magos tenían que seguir. Sin embargo, los hechizos druidas eran considerados sagrados, lo que significaba que crear algo nuevo requería usar un círculo de druida, y comunicarse con la naturaleza hasta que los hechizos fuesen aprobados.

El crear uno de manera simple se suponía que era imposible, pues eso significaría que el Druida en cuestión recibía el favor y el amor de la naturaleza misma, una noción que resultaba ridícula.

Respirando para calmarse, y extendiendo sus manos de manera simple, Megumin notó que el área entera se había quedado en silencio, poniendo atención al ser que estaba a punto de hablar...

- Madre Naturaleza, Soberana de la Vida y la Muerte; atiende a mi llamado y oye a mi corazón.

Primero, hubo una sensación en la tierra. Su primer pensamiento fue que era un temblor ligero, pero era más suave, como si fuese el latido de un corazón. Aunque la cara de Megumin mostraba sorpresa ante la noción de que el hechizo estaba funcionando sin pasar por los círculos, la expresión de Aqua era más de que le estaban diciendo que estaba en presencia de algo divino... que no era ella misma.

- Toma todo el caos y ruina que hay ante mí, aplástalo, destrúyelo, y consúmelo totalmente.

Vides emergieron desde el centro del lago; a diferencia de las que él usaba como látigos, estas eran más gruesas, como las ramas de un árbol viejo pero enorme. Estas vides dejaron salir enormes espinas, cuya longitud fácilmente podría haber atravesado el pecho de un hombre adulto. No solo eran numerosas, sino también brillantes, casi de apariencia metálica.

- ¡Arroja todo hacia la espiral del ciclo de la vida, retuércelo y moldéalo hasta que la belleza vuelva a florecer!

Ante los ojos de todos, las espinas comenzaron a brillar. Las vides comenzaron a moverse, girando y retorciéndose, moviéndose alrededor entre sí. El agua comenzó a seguir las vides, corriendo como ríos furiosos alrededor de los verdes miembros. Las espinas brillantes se estaban alimentando de las impurezas en el agua y la tierra, absorbiendo y cambiando su composición para generar solo nutrientes y energía pura.

Durante todo el proceso, los brazos de Izuku se habían alargado hacia los lados; y entonces, al ver las vides furiosas enredándose, los juntó, aplaudiendo con fuerza y violencia.

- ¡ÁRBOL GENÉSICO DEL MUNDO!

En un instante, las vides colisionaron entre sí, retorciéndose en nudos unas contra otras y fusionándose hasta que se convirtieron en una sola estructura. El agua que estaba corriendo por las vides fue escupida con fuerza hacia arriba. Por un momento, el lago pareció quedar casi vacío, con solo un enorme árbol en el medio.

El árbol no se parecía a nada que el grupo hubiese visto en toda su vida. El tronco, aunque se erguía perfectamente derecho, tenía en la corteza un patrón de curvas. La corteza propiamente dicha también tenía una apariencia casi metálica. La copa del árbol estaba llena de ramas que se retorcían libremente por todos lados, y las hojas, por su parte, parecían hechas como de bronce.

Y entonces, el agua cayó como un diluvio, accidentalmente bañando tanto a las chicas como al Druida en el proceso. Ninguno pudo quejarse, sin embargo, pues el agua era pura, fresca y se sentía como salida de una fuente sanadora.

Creación de hechizo exitosa. Rama de Magia Druida actualizada. Hechizo registrado: Árbol Genésico del Mundo de Izuku.

- Parece que tuve éxito. – dijo Izuku girándose para ver a sus compañeras. – ¿Verdad?

Todo mundo estaba empapado, pero las miradas en sus rostros no tenían nada que ver con el hecho de tener toda la ropa mojada. Todas tenían los ojos muy abiertos por la incredulidad ante el joven Druida, como si no pudiesen procesar lo que acababan de ver, o el resultado de lo que acababa de pasar.

- ¿Y tú me regañaste porque se me fue la mano? – preguntó Megumin con una sonrisa y voz burlonas, haciendo que Izuku se rascara detrás de la cabeza. – ¿Sabes que lo que acabas de hacer es básicamente el sueño de cualquier Druida?

Izuku estaba al tanto de que los Druidas veían la creación de su propio árbol como la máxima expresión de su conexión a la naturaleza. Solo que no estaba seguro de si el resultado final de este hechizo contaba como tal.

- ¡HEREJÍA! – lloriqueó Aqua en shock, incapaz de soportar la envidia que la invadió en ese momento.

Izuku no solo había hecho crecer un árbol de la nada. Acababa de crear una nueva forma de vida mientras purificaba un área. Eso era algo que ella no podía hacer. No debía ser posible.

- ¿Este es el Árbol de Hierro del que hablan las fábulas? – preguntó Darkness, preguntándose si estaría seguro, con tantos enanos y elfos en la ciudad que seguramente querrían echarle la mano encima.

- El amo... ¡es un dios! – Chika no pudo contener su deseo de alabar a su querido amo, pues incluso ella podía entender que el adolescente peliverde acababa de sobrepasar a muchas personas con este milagro.

- ¡Ahora las estás convirtiendo a ellas en herejes! – volvió a gritar Aqua, poniéndose histérica ante el mero pensamiento de que este simplón se ganara su propio culto. – ¡YA BASTA!

- Vamos, vamos. Tenemos que calmarnos y... – Izuku intentaba apaciguar la situación, pero cuando trató de dar un paso hacia sus compañeras, se sintió mareado, y empezó a dar tumbos.

- ¡Amo! – gritó Liza, corriendo a auxiliarlo y demostrando una velocidad que sus enormes músculos no habrían evidenciado.

- ¡Estoy bien! – replicó Izuku al ser repentinamente abrazado por unos poderosos brazos. – Es solo que no estoy acostumbrado a gastar tanto maná en un solo hechizo.

Mientras Megumin y Chika se amontonaban a su alrededor con preocupación, y Liza se rehusaba a soltarlo, Izuku comenzó a preguntarse cómo era que su adorable compañera Demonio Carmesí se las arreglaba para drenar todas sus reservas de maná con su magia explosiva, y le parecía que estaba bien. Su hechizo había consumido cerca de un 70% de su maná, y ya estaba sintiendo las consecuencias por un consumo tan masivo.

¿Tal vez era porque solo había estado usando habilidades de bajo costo todo este tiempo?

(-0-)

De vuelta en el salón del gremio, mucho más tarde...

Izuku se sentía bien. Luego de pasar algo de tiempo en un picnic, de calmar a Aqua, y de disfrutar algunas bayas y pescado rostizado, el grupo había hecho su viaje de vuelta al pueblo, sin encontrar ninguna oposición notoria.

La recompensa por la misión ya había sido gastada en pagar un enorme dormitorio con dos camas dobles, algo de comida para antojos nocturnos, y una botella de sidra para celebrar... y entonces Izuku se dio cuenta que estaba a punto de pasar la noche en un cuarto lleno de chicas hermosas...

Por fuera no se descontroló, pero por dentro sí estaba muy nervioso.

- ¿Estás lista, Aqua? – preguntó Izuku, más para pelear contra sus nervios que se iban escalando. – Ya tenemos todo lo necesario, ¿verdad?

- Ya estoy lista. – replicó Aqua, viéndose algo molesta porque ahora debía mantener su parte del trato.

- Sí, ya tenemos todos los materiales. – añadió Megumin, sosteniendo una bolsa llena de tintas y pinceles.

- Supongo que será mejor si simplemente no miro. – dijo Darkness tomando otro trago de su cerveza. – Por mucho que disfrute de recibir castigos, nunca me permitiría convertirme en... ya saben qué.

La palabra no dicha era bien conocida por el grupo, y era la razón principal por la cual Aqua daba un respingo ante la mera idea. En unos pocos minutos, llevaría a cabo un ritual hereje en contra de su propia fe, pero estaba determinada a soportarlo, porque lo llevaría a cabo como pago para salvar a sus lindos devotos.

- Gracias, Darkness. – Las sinceras palabras de Izuku hicieron que la Paladín rubia se sonrojara. – Prometo que te lo pagaré...

Lo que fuera que Izuku iba a decir a continuación, se vio ahogado por un repentino grito.

- ¡¿MI LADY DIOSA?!"

Todo el grupo se giró hacia la entrada del gremio, para ver a un hombre joven que llevaba una armadura completa, pintada de azul con borde dorado y un blasón aviano en el pecho. Su pelo rubio cenizo estaba adornado con una especie de corona o tiara dorada, y sus ojos azules mostraban una extraña mezcla de adoración y shock.

- ¿Lo conoces, Aqua? – preguntó Izuku, sin pensar inmediatamente que pudiese haber un problema con el recién llegado.

- Nop. – respondió Aqua, aparentemente sin preocupaciones o interés por el recién llegado. – Su cara y su voz no me recuerdan a nada.

- Bueno, pues parece que él sí te conoce. – intervino Megumin, señalando al hombre con armadura que ahora se aproximaba a ellos.

- ¡Lady Diosa! – habló de nuevo el joven, todavía lo bastante fuerte para atrapar la atención de todos los demás aventureros. – ¿Qué estás haciendo aquí?

Aunque el joven comenzaba a despertar preocupaciones con lo escandaloso que estaba siendo, las dos chicas con las que llegó resultaron ser una mayor. Aunque jóvenes, y admitiéndolo muy escasamente vestidas, sus ojos denotaban lo que Izuku más temía: intolerancia contra sus amigas semihumanas.

- ¿Huh? – Aqua estaba al borde de echar un paso atrás ante el chico que se aproximaba. – ¡¿Te conozco?!

El joven hombre se detuvo en seco, y parecía muy preocupado al principio, pero luego sonrió. Cogió su espada, tratando de no actuar amenazante como fuera posible, pero Darkness y Megumin ya estaban echando mano de sus propias armas para una confrontación. A un lado, Izuku notó que Chika y Liza se estaban tensando, listas para recurrir a la violencia si era necesario. Por fortuna, nadie notó que Izuku ya tenía un par de látigos espinosos listos para usarlos si tenía que hacerlo.

- ¡Soy yo, Kyouya Mitsurugi! – se presentó el rubio, mostrándole la espada como si fuese alguna clase de identificación. – ¡El mismo Kyouya Mitsurugi a quien le entregaste la espada maldita Gram, y a quien le confiaste salvar a este mundo!

Hubo un momento de silencio, pues nadie sabía qué decir. Aqua no parecía ni cercana a reconocer al sujeto, aunque parecía ser otro reencarnado. El ahora identificado como Kyouya parecía incapaz de procesar que no tenía relevancia alguna para la ex-diosa.

- ¡AH! – gritó Aqua golpeando su puño derecho sobre su palma izquierda. – ¡Sí, eres tú! Lo siento, es que no creerías a cuántos he conocido antes que tú.

La repentina iluminación de Aqua no pudo engañar ni siquiera a Liza, que le lanzó a la Arcipreste una mirada seca. Los demás solo rodaron los ojos ante la obviamente falsa seña de reconocimiento.

- Gracias al cielo que me recuerdas. – Kyouya parecía creérselo a pesar de todo, para molestia del grupo.

Izuku realmente no estaba preocupado por el joven con armadura, sino más por las dos chicas que no habían parado de susurrarse una a la otra mientras lanzaban miradas de asco hacia su grupo. Tras escuchar los rumores por sí mismo, ya no era tan ingenuo como para creer que solo estaban juzgando el atuendo de las chicas en su equipo, sino conectando los puntos y llegando a la peor de las conclusiones.

- Por mucho que me alegre que nuestra estimada Arcipreste se haya reunido con alguien de su pasado... – Izuku interrumpió el momento, haciendo que las dos chicas también se detuvieran – ¿no crees que llamarla diosa es demasiado?

Aunque Chika y Liza asintieron furiosamente, feliz de saltar en defensa de su querido amo, Megumin rápidamente se dio cuenta de lo que estaba tratando de lograr.

- ¿No sabes que podría haber fanáticos religiosos por aquí? – La voz de Megumin rápidamente hizo eco en toda la sala, logrando hacerse oír. – ¡Podrías hacer que alguno de ellos apuñale a nuestra amiga aquí, solo porque pensó que hablabas en serio!

Kyouya dio un respingo cuando su mente finalmente hizo click, que su amada diosa podría encontrarse en este lugar como parte de una misión de incógnita, y él estaría entorpeciéndola en su progreso.

- ¡S-sí! ¡Tienes toda la razón! – replicó Kyouya sentándose en su mesa, sin ser invitado. – Lamento mucho... haberme sobreactuado.

- ¿Ellas lo saben? – le murmuró Izuku al rubio sentándose junto a él. – ¿La verdad sobre ti y Aqua?

Kyouya parecía perdido al principio, hasta que Izuku señaló a las dos chicas que lo acompañaban con los ojos.

- Chicas, lamento molestarlas, ¿pero podrían reportar nuestro éxito a la recepcionista del gremio?

La petición de Kyouya fue respondida inmediatamente con un chillido de aceptación, y un momento después las chicas comenzaron a caminar en dirección hacia Luna, ahora discutiendo por quién de las dos haría el reporte.

- Darkness, ¿podrías...? – comenzó a pedirle Izuku, tratando de ser amable con su petición.

Darkness no lo dejó terminar, pues se puso de pie sola, con una determinación de acero en sus ojos.

- ¡Por supuesto! – replicó, marchando diligentemente hacia la misma dirección de las chicas.

Tal vez no fuese la mujer más inteligente del grupo, pero Darkness se había dado cuenta de la disposición hostil en las dos seguidoras del recién llegado. La forma como miraron al joven Druida, la persona a quien ella estaba a cargo, el corazón más puro que había conocido, hizo que le hirviera la sangre. No podía arriesgarse a que anduvieran por allí esparciendo rumores de mentiras y maldades.

- ¿Qué pasa con ellas? – preguntó Kyouya, al darse cuenta que ni la Archimaga, ni las esclavas se estaban marchando.

- Ellas saben la verdad. – replicó Izuku, lanzando una mirada que irradiaba confianza hacia sus chicas. – Y son dignas de confianza.

Con eso, Kyouya soltó un suspiro cansado, antes de demandar respuestas.

Izuku pasó los siguientes diez minutos explicando su historia, recortando las partes sobre su miseria, y tratando en la medida de lo posible explicarle por qué Aqua tuvo que venir con él. El Espadachín rubio parecía furioso ante la información que estaba recibiendo, y aunque no podía exactamente culpar al joven Druida por la presencia de Aqua en este mundo, estaba incensado por la forma en como Izuku trataba a su amada diosa.

- Entiendo. – declaró Kyouya poniéndose de pie, y alejándose unos pasos de la mesa. Luego se giró, y señaló a Izuku de una manera exageradamente dramática. – ¡Pero no puedo soportar esto!

Izuku y Megumin se quedaron sin palabras, pues no comprendían el porqué de su tono duro tan repentino.

- ¿Soportar qué? – se aventuró a preguntar Izuku, esperando poder calmar cualquier hostilidad potencial.

- ¡Tu trato hacia mi querida Lady Aqua es intolerable! – La voz de Kyouya comenzó a subir de volumen, atrayendo la atención de los demás aventureros. – ¡Exijo que la liberes para que pueda unirse a mi grupo!

- ¡¿Tu qué ahora?! – preguntó Aqua, sintiendo un escalofrío bajándole por la espina. Estaba acostumbrada a recibir alabanzas, declaraciones de amor de sus devotos, e incluso le daba algo de placer saber que incitaba pensamientos lascivos en algunos de los seguidores más jóvenes. Pero este sujeto sonaba demasiado escalofriante para su gusto.

- Ella no es mi propiedad. – replicó Izuku calmadamente, echándole un mordisco al sapo frito que había ordenado. – Ella es, y siempre ha sido, libre de irse y venir como le plazca.

El Espadachín rubio se vio sorprendido por la repentina declaración, incapaz de creer que sería tan simple obtener lo que debía ser el mayor de los regalos divinos, arrebatándoselo a este niño.

- Aqua siempre ha sido libre de abandonar el grupo si siente que Izuku no es un líder apropiado, o si siente que no la tratan bien. – añadió Megumin, dando mordiscos pequeños y adorables a su salteado de repollo. – Aunque todavía tiene una deuda que debe pagar.

- ¿Qué deuda? – preguntó Kyouya con los ojos en rendijas, mientras al mismo tiempo Aqua temblaba al recibir el recordatorio de esa parte del trato.

- Ah... bueno... – comenzó a decir Aqua jugando con los dedos. – Es que les pedí que me prestaran cincuenta millones de eris... ¡pero fue por una causa noble!

- No tengo dudas de ello, mi querida Lady Aqua. – El comentario de Kyouya solo hizo que otro escalofrío le bajara por la espina a Aqua. – ¿No sientes vergüenza de ti mismo? Para que demandes que te devuelvan el dinero de alguien tan noble y pura...

- Sí, eso haré. – interrumpió Izuku al chico, ya empezando a sentirse legítimamente molesto por su actitud. – Fue mucho dinero, y tengo bocas que alimentar y refugio que proveer.

Kyouya estaba a punto de preguntar por qué era tan importante, hasta que reconoció que las chicas que lo acompañaban eran semihumanas, y esclavas. El reino de Belzerg era conocido por su amabilidad con los esclavos, por lo que era caro tener uno, mucho más dos, pero la mera existencia hizo que se le hiciera fácil ver al Druida como un individuo malvado.

- Ya veo... – dijo el espadachín rubio en una voz baja y temblorosa. – ¡ENTONCES TE DESAFÍO A UN DUELO!

Izuku no lo sabía en ese momento, pero este evento estaba a punto de marcarlo de por vida...

Esta historia continuará...

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