El último paso
Era muy temprano por la mañana, pero el personal en el salón del gremio ya estaba dando carreras a todos lados. El héroe de Axel había sido atacado la pasada noche por súcubos.
Aunque el hecho de que tales sirvientes de la oscuridad estuviesen rondando su ciudad ya era bastante escandaloso, fue la noticia de que Izuku no solo fue capaz de derrotarlas, sino que pudo someterlas lo que estaba causando todo el alboroto. Aunque la mayoría sí creía en la hazaña, nadie se imaginaba cómo podría haberse hecho tal cosa.
- ¡Muy bien, todo mundo! – llamó Luna la atención a todos los presentes, sabiendo que tenía que actuar rápido si quería darle vuelta a esta situación. – ¡Necesitamos abrir una misión de emergencia para averiguar de dónde vinieron estas súcubos! ¡Tenemos que demostrarle a Izuku que puede confiar en nosotros, y mostrarle que las iglesias de nuestro pueblo no son una guarida de herejes!
Hubo gritos por todo el edificio, sin embargo, no fue difícil notar que los hombres se veían menos enérgicos de lo usual. No era que fuese demasiado sorprendente, considerando que las súcubos eran conocidas por ser extremadamente fuertes contra los hombres.
Luna sin duda esperaba que el día se pusiera feo. Los inquisidores llegarían a la escena sin falta y se pondrían a molestar a su aventurero estrella a más no poder, por lo que necesitaba prepararle el escenario. Buena comida con buen descuento, halagos bien merecidos, conseguir permiso para publicar una misión falsa para recompensar su logro, todos eran buenos métodos para hacerlo sentir mejor. Hasta le podía dar los vales para sus baños públicos con una carta que le permitiría a él y a su harem compartir en privado una...
*¡BAM!*
Las puertas del salón se abrieron, revelando a un Archidruida muy furioso, seguido de cerca por un grupo de chicas que también se veían enojadas... y una mujer cocodrilo que cargaba dos sacos de los cuales sobresalían las cabezas de dos mujeres que lloraban y gritaban sin parar.
Luna rápidamente se dio cuenta de que este no iba a ser un día simplemente feo como cualquiera...
- ¡Luna! – Izuku la llamó mientras caminaba hacia la cabina, dejando a la voluptuosa recepcionista sola con el terror. – Necesito hablar contigo, en privado. La denuncia que necesito hacer es muy, muy problemática.
Echando un vistazo a las seguidoras del Archidruida, Luna no pudo evitar notar que la mujer cocodrilo en particular les lanzaba miradas asesinas a las dos mujeres cuyas cabezas se asomaban fuera de los sacos.
- Por supuesto. – le respondió Luna con tanto profesionalismo cómo fue posible. – Por favor sígueme.
(-0-)
Cinco minutos más tarde, en una sala privada...
Luna se encontró mirando de frente no solo al molesto Archidruida, sino a sus dos amantes Demonios Carmesís, y a las dos esclavas que se rehusaron a perder de vista a su amo. La chica cocodrilo parecía excesivamente violenta esta mañana, y la recepcionista del gremio no quería poner a prueba la poca paciencia que le quedaba.
Entonces, Izuku explicó la situación con sorprendente rapidez.
- Imposible... – Luna cayó en la desesperación, sosteniendo su cabeza entre sus manos.
- Me temo que esa es la verdad. – lamentó Izuku, cruzando los brazos y suspirando con pesadez. – También a mí me sorprendió su confesión.
Para alguien que había sido agredido de manera tan horrible, Izuku se había mantenido bastante calmado, si bien se notaba todavía molesto.
La mayor de las dos súcubos confesó que alguien dentro del gremio las había invocado con la intención de conseguir información privada sobre él, específicamente sus proclividades y posiblemente regalos para ofrecerle. Era bastante suave a comparación de otras posibilidades, casi lo suficiente como para dejarlo pasar. E Izuku no tenía manera de saber qué tanto de ello era mentira.
- Aunque no tuvieran intenciones malvadas, sigue siendo un crimen. – añadió Megumin, que parecía la más molesta de todos. – Y eso sin mencionar el lío en que nos metimos con la posada.
Su sueño había sido fantástico, conocer ese mundo con carruajes de metal que no necesitaban magia o caballos, torres gigantescas hechas de cristal y acero, conocer a su amorosa madre, y finalmente atreverse a bañarse con él... ¡solo para que el sueño se interrumpiera cuando estaban a punto de sacarse las toallas!
- ¡Ya entendí! – Luna inmediatamente comenzó a agitar las manos en un gesto de disculpa. – ¡El gremio pagará por todas las inconveniencias!
El cristal era muy caro, y muy pocos edificios lo tenían en las ventanas. Wiz era una experta en arreglarlo con magia, así que habría pocos problemas cuando Chika accidentalmente los rompía. El posadero había sido sorprendentemente muy comprensivo también. Lo que tenía molesto a Izuku, sin embargo, era la idea de tener que lidiar con una Liza enojada.
La chica cocodrilo había estado demasiado cerca de matar a sus prisioneras. Izuku realmente necesitaba encontrar una manera de enseñarle a controlar su fuerza... o más bien... encontrar la voluntad para enseñarle a contenerse.
- ¿Puedes hacer eso antes que lleguen los inquisidores? – preguntó Yunyun tímidamente. – Por muy divertido que sería iniciar una pelea con la iglesia...
Derrotar y capturar a súcubos eran hazañas que según se decía pertenecían a aquellos piadosos y devotos. Escuchar que un grupo de herejes lo hicieron sin ningún esfuerzo haría que la ya de por sí tensa situación explotara. Sus tendencias Chunni hacían que fuera difícil de resistir, pero ambas Demonios Carmesís sabían que su líder REALMENTE no quería dejar salir a la superficie su rabia.
Para ser honestas, preferirían no dejar que Liza se soltara. La sangre y las vísceras serían muy difíciles de limpiar de sus ropas después.
- ¡No te preocupes! – Luna rápidamente estuvo de acuerdo, pues sabía mejor que nadie que tener que lidiar con los inquisidores era malo para la salud de cualquiera. – ¡El gremio se asegurará de lidiar apropiadamente con todo este lío!
Conociendo a la iglesia de Eris, habría una larga investigación, y más que probablemente una purga interna en el gremio, pero eso sería mejor que lidiar con un caso de súcubos rondando libremente por la ciudad. Si acaso tenía suficiente suerte, y el culpable era capturado rápido, el único en ser ejecutado sería el invocador. No había necesidad de molestar más al Archidruida.
- Bueno, te deseo suerte con eso. – dijo finalmente Izuku, entregando un trozo de pergamino con la información de la posada, y el monto solicitado para las reparaciones. – Ahora nos marchamos.
Luna observó la cantidad de dinero que se pedía, y suspiró de alivio al ver que era una suma bastante modesta. Bendiciones pequeñas.
- ¡Chika agradece que ya esto se acabó! – murmuró Chika, cuyas preocupaciones de que todo este circo se extendiera hasta que su querido amo explotara finalmente eran enterradas. – Ahora podemos...
*¡CRASH!*
- ¡GGGAAAAAHHHHHHHH!
- ¡¿CÓMO DIABLOS PASÓ ESO?!
Los ruidos y gritos lograron penetrar hasta la sala privada.
Antes que Luna pudiese hacer o preguntar cualquier cosa, Izuku ya se estaba moviendo a la acción. Darkness y Aela seguían allí, manteniendo un ojo en las súcubos, así que temía que habrían salido heridas en un intento de liberar a las cautivas.
*¡BAM!*
Izuku abrió la puerta con tal fuerza que casi se rompió.
- ¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?!
Una sola mirada a la escena fue suficiente para contar toda la historia.
Aela estaba sentada en el piso, probablemente como resultado de caerse hacia atrás. Darkness, sin embargo, estaba sometiendo al aventurero Dust contra una pared. Había dos sacos yaciendo en el suelo, vacíos, y no había súcubos a la vista.
- ¡¿Por qué hiciste eso?! – le gritaba Darkness a su prisionero, que estaba lleno de lágrimas de dolor y miedo.
- ¡No lo sé! – explicó Dust entre sollozos.
Las súcubos eran hábiles en ilusiones y seducción, mientras que los hombres de Axel eran mayormente conocidos por sus proclividades. Por eso mismo había dejado a Darkness y Aela a cargo de las prisioneras, y aun así, parecía que había subestimado a los pervertidos.
- Aela, ¿estás bien? – preguntó Izuku amablemente, con su expresión suave denotando cuánto se preocupaba por el bienestar de sus compañeras de equipo antes que nada.
- Sí. – replicó la Cazadora mientras aceptaba la mano que le ofrecían. – Solo me empujó, eso fue todo. Fue más por la sorpresa.
- Ya veo. – replicó con una sonrisa amable, feliz de ver que no había pasado nada realmente malo. – Darkness, ¿qué sucedió?
Respirando profundamente, la Paladín rubia soltó a Dust. Pero no sin antes lanzarle una mirada asesina.
- Esas malditas demonios deben haber utilizado uno de sus hechizos de seducción sin que nos diéramos cuenta. – replicó Darkness suspirando. – Algunos aventureros se aproximaron a hacernos preguntas, y este... hombre... se coló por detrás con un cuchillo para cortar sus ataduras. Antes que pudiéramos reaccionar, esas desgraciadas se fueron volando como almas que lleva el diablo.
El tono de Darkness estaba lleno de puro odio hacia las súcubos, lo cual era comprensible dada su religión. Izuku, por su parte, no sentía tanta animosidad hacia las fugitivas. Ellas habían tratado de usar su magia para meterse en sus sueños, cierto, pero la intención no era un acto de maldad, o ni siquiera de tratar de alimentarse de él. Le hizo preguntarse si realmente eran malvadas, o solo víctimas igual que los semihumanos.
- Pero... – la voz de Izuku atrajo la atención de sus compañeras – ¿ustedes dos están ilesas?
La preocupación en la voz del Archidruida hizo que los corazones de las chicas dieran un vuelco... de todas ellas. Era un muchacho tan amable, pensando en su bienestar antes que regañarlas por su fracaso. O por perderse la recompensa enorme por las cabezas de las súcubos.
- Sí. – replicó Aela, ahora de pie y mostrando un ligero rubor. – Solo me tomó por sorpresa, como dije antes.
- Yo estoy bien. – respondió Darkness, logrando contener exitosamente su decepción de no haber sido asaltada durante el escape. – Ni siquiera fui atacada.
Mientras Izuku suspiraba de alivio, Chika y Liza observaban toda la escena. La Harpía Negra, ahora más en sintonía con las artes mágicas, sabía que no se había conjurado ningún hechizo. También sabía que Megumin y Yunyun estaban muy al tanto de ese hecho, si esas miradas de enojo eran algún indicio. Liza, sin embargo, podía percibir que había un montón de feromonas en el aire; no femeninas, solo masculinas. Era como si la mayoría de los hombres en el salón estuviesen sintiendo lujuria voluntariamente por las intrusas a las cuales había atrapado.
Aunque no era su lugar decir nada, ambas llegaron a la misma conclusión; sería mejor preguntárselo a su amo después.
- Luna... – Izuku llamó a la recepcionista rubia, sonando bastante neutral en su tono. – ¿Puedo confiar en que el gremio manejará este problema?
Era una pregunta extraña, para ser honestos. Con todo lo demás que había en juego, cualquier aventurero podría fácilmente exigir lo que quisiera y salirse con la suya. Cualquier cosa era mejor que lidiar con los inquisidores, incluso permitirle a dicho aventurero hacer toda clase de cosas malvadas era mejor que permitir que la iglesia quemara todo el pueblo.
- ¡Sí, por supuesto! – respondió rápidamente Luna, y dispuesta a tomar cualquier oportunidad para no lidiar con la iglesia. – ¡Me aseguraré de enviarte una compensación apropiada a tu habitación esta misma noche!
Compensar al Archidruida por su amabilidad era lo menos que podía hacer. Por supuesto, si dicha compensación requería darle su atención mientras solo llevaba puesto un listón de regalo...
- No hace falta. – replicó Izuku mientras reunía a su grupo, dándoles unas palmaditas en la cabeza a las semihumanas, y un besito rápido a Megumin en la mejilla. – No regresaremos a la posada.
Eso tenía sentido, supuso Luna. Luego de ser asaltado por súcubos allí, nadie querría volver. El posadero sin duda experimentaría una reducción en la clientela debido a la nueva reputación que habría ganado su establecimiento.
- Ya veo... – Luna rápidamente comenzó a reconsiderar sus opciones, necesitaba dejar claro que ella... y el resto del gremio, estaban agradecidos. – Entonces... ¿dónde van a quedarse?
Izuku soltó un suspiro. Luego, Luna vio que el resto de las humanas en su grupo sonreían de manera presumida en su dirección.
- Ya no nos quedaremos en el pueblo. – reveló Izuku, dejando a la recepcionista incrédula y petrificada. – Hoy mismo nos vamos.
- ¿Se van? – Luna sabía que este giro de acontecimientos iba a suceder tarde o temprano, pero todavía esperaba que no fuese tan pronto. – ¿A dónde irán? ¿Cuándo regresarán?
- ¡JAJAJA! – La risa de Megumin hizo eco por todo el salón mientras posaba de manera extravagante. – Nos embarcaremos en un viaje muy peligroso. ¡Partiremos desde este pueblo de principiantes para poner fin al eterno conflicto!
Inmediatamente, Yunyun se unió en la pose, aunque parecía algo nerviosa.
- ¡Marcharemos hacia las líneas frontales, al filo del peligro! – continuó Yunyun, obviamente disfrutando de la oportunidad de demostrar su herencia. – ¡Pero no como guerreros, SINO COMO UNA FEROZ TORMENTA!
- Vamos a tomar una ruta de entrenamiento. – interrumpió Izuku, sabiendo que era mejor no dejarlas fantasear mucho sobre hacer llover hechizos masivos sobre campos de batalla potenciales. – Iremos a la siguiente ciudad importante para pasar el invierno allá, y luego procederemos hacia las siguientes paradas antes de adentrarnos en el territorio del Rey Demonio.
Izuku informó a todos en la sala de sus intenciones mientras daba otra mirada a Darkness y Aela. Realmente quería asegurarse de que estuvieran ilesas.
Luna había pasado de estar nerviosa a tener un ataque de pánico. El mejor aventurero que había agraciado al gremio acababa de declarar que se iba a ir en una ruta suicida. ¡No podía permitirlo!
- ¡IZUKU, ESPERA! – gritó Luna, alargando la mano para coger la túnica del Archidruida. – ¡Eso es demasiado peligroso!
Izuku se detuvo al sentir el jalón en sus ropas. Girándose para ver a la nerviosa recepcionista, notó que había preocupación sincera. Era una pena que hubiera pocas personas honestas en el pueblo.
- Las líneas frontales son para las tropas reales y los héroes elegidos. – Luna se esforzaba lo mejor posible en dejar claro su punto, sabiendo muy bien que todos los aventureros que habían ido tras el Rey Demonio y sus sirvientes habían sufrido muertes horribles. – El pueblo te necesita. Todos te necesitamos. ¡Tú mantienes este lugar a salvo!
Megumin y Yunyun adoptaron expresiones sombrías. Su querido líder era bastante débil a las damiselas que necesitaban ser salvadas, o protegidas. Luna siempre los había apoyado, y su actitud hacia Izuku había sido claramente dulce. Podían ver que fácilmente podría ceder, aceptar un rol más permanente en este lado del conflicto, no que les importara...
- No. – La respuesta de Izuku fue sorprendentemente firme, para incredulidad de sus compañeras. – La única razón por la que vine a esta tierra fue para derrotar al Rey Demonio.
La severidad de la voz del Archidruida dejó congelados a todos en el gremio. No hubo proclamación de grandeza, ni demandas de reconocimiento o recompensas. Como si tales cosas estuviesen por debajo de los deseos de su corazón.
- Es cierto, he encontrado personas a quienes quiero, a quienes puedo llamar familia, en este pueblo. – reveló Izuku, regalándole a su novia una sonrisa tierna. – Pero en vez de echar raíces aquí, tengo la intención de volver a mi hogar luego de que mi misión esté cumplida. Con mi nueva familia.
Megumin tuvo que bajarse el ala de su sombrero para cubrirse el masivo rubor y sonrisa temblorosa en su cara. Su novio a veces podía volverse abrumadoramente romántico en los momentos más aleatorios. Yunyun, sin embargo, tenía la quijada colgando hasta el suelo. ¡Este chico acababa de declarar que se iba a robar a su amiga para llevársela a una tierra lejana!
Luna quería levantar un argumento, para convencer al joven Archidruida de que este pueblo de principiantes podría ser su hogar. Pero la memoria de todas las veces que este pueblo lleno de idiotas se la pasó alienándolo, la hostilidad de las dos iglesias...
Sin ninguna fanfarria o palabras dirigidas a los aventureros, o al personal del gremio, Izuku se llevó a su grupo y abandonó el edificio. Todo el salón cayó rápidamente en un espeluznante silencio.
Todos sabían qué clase de momento era éste. El héroe de Axel se marchaba para no volver, y absolutamente nadie trató de detenerlo, o de unírsele en su heroica cruzada... ni siquiera de ofrecerle alguna palabra de aliento. La gente de Axel, los aventureros, todos eran unos principiantes; marchar hacia las líneas frontales era para los veteranos, para gente con talento y verdadera fuerza. Todos sabían que nadie allí sería de mucha ayuda contra el Rey Demonio...
Y aun así, Izuku el Archidruida había declarado sus intenciones.
Los aventureros actualmente tenían problemas para olvidar que Izuku era quizás la más reciente adición al gremio. Se estaban esforzando mucho, tal vez demasiado, por convencerse a sí mismos que el peliverde había sido sabio y poderoso desde el principio, que su masivo poder debía provenir por los dotes de su herencia, no como resultado de trabajo duro e investigación.
Todos estaban esforzándose mucho por proteger su estilo de vida de holgazanes, y estaban fallando miserablemente en lograrlo...
- Tal vez deberíamos... – comenzó a hablar Dust, incluso en voz baja lo bastante fuerte como para que todo el salón lo escuchara – unirnos a él, ¿no? ¿Ayudarlo al menos hasta que llegue a las líneas frontales?
Lean apretó la mano del guerrero rubio, sonriendo de orgullo ante ese raro brillo de arrojo del hombre con quien estaba saliendo. Keith y Taylor pensaron profundamente en la propuesta, sabiendo que ninguno de ellos tenía talentos especiales para ofrecer, ni experticia social o reliquia que pudiera ser útil por el camino. Pero su necesidad de pagarle la deuda de vida al Archidruida era enorme, y su orgullo como hombres y aventureros consumía salvajemente su necesidad de evitar el peligro.
- Bueno... – continuó Keith, obviamente esforzándose por encontrar algún discurso para expresar su acuerdo. – Si le damos una mano para que llegue hasta las líneas frontales, ciertamente aumentaría sus posibilidades contra el Rey Demonio. Y si pasa por Alcanretia, podríamos incluso hacer una parada larga para abastecernos con agua bendita.
Alcanretia era la sede principal del culto de Axis, y aunque era muy molesto tener que lidiar con los fanáticos locales, las aguas termales y el agua bendita a bajo precio era más que suficiente compensación por esos cultistas tan fastidiosos.
- Y si decide llegar a las líneas frontales atravesando Monsbaya, podemos entrar al laberinto local para buscar objetos raros. – agregó rápidamente Taylor, con lo que aseguraba que, fuese cual fuese la ruta que escogiera el Archidruida, los beneficiaría enormemente. – ¡Ya está decidido, vamos a ofrecerle nuestro servicio como grupo de escolta!
Con un último grito triunfante, el grupo de mediocres abandonó el edificio, haciendo que el resto de aventureros se sintiera todavía peor.
Y sin que nadie lo notase, cierta ladrona de pelos plateados también acababa de dejar el lugar.
(-0-)
Más tarde, en la tienda de magia de Wiz...
Izuku miró hacia la tienda donde residía su amiga no-muerta. No tenían mucho tiempo de haberse hecho amigos, pero Wiz era alguien a quien consideraba una verdadera amiga. Reencarnarla iba a ser un regalo de despedida bombástico, y esperaba que su partida no le afectara demasiado.
De pie a su izquierda, las dos Demonios Carmesís se encontraban en una acalorada discusión sobre el proceso que estaba por venir, picándose una a la otra sobre la posibilidad de cambiar el conjuro para incrementar el factor de genialidad y el impacto que eso tendría en la calidad del hechizo.
A su derecha, Chika y Liza estaban hablando de lo que les gustaría de última comida en el pueblo antes de iniciar su viaje... o más bien, era Chika quien hablaba, ya que Liza solo estaba allí parada, aparentemente esperando que el chico se moviera o le ordenara algo.
Darkness y Aela se encontraban ausentes, ya que ambas tenían que resolver asuntos de familia de último momento.
Reencarnación era un hechizo muy agotador, y también costoso, pero el joven Archidruida pensaba que valía la pena, en nombre de salvar personas, especialmente si eran sus amigos. Aunque tendría que considerar la posibilidad de reclutar a un Arcipreste, ya que entendía que usar Reencarnación era para ser un último recurso, o una solución de emergencia, no la primera opción. Todavía temblaba al recordar la imagen de la maga de Lyndon, llorando desesperada por el cambio de razas...
Ingresando a la tienda, Izuku hizo su mejor esfuerzo por suprimir sus múltiples dudas y miedos. Wiz había declarado que no le importaba cambiar de raza, o incluso de género, si eso significaba que por fin sería libre de la carga que llevaba encima.
- ¡Wiz! – la llamó Izuku felizmente mientras ingresaba a la excéntrica tienda, seguida de cerca por Yunyun y las otras chicas. – ¡Venimos por un servicio especial!
Yunyun había estado excesivamente feliz al descubrir que se le permitiría ser testigo de este milagro. Tales ocurrencias eran muy raras, porque cualquier hechicero guardaría religiosamente cualquier secreto que le otorgase más poder de lo usual; esta sería su segunda vez, y todavía temblaba ante la oportunidad de aprenderlo.
- ¡Un momento, por favor! – replicó Wiz desde la trastienda, donde se podían oír ruidos de desorden y cosas siendo registradas. – ¡Acabo de terminar lo que me pediste!
El grupo se carcajeó amenamente, pues consideraban que las costumbres de la tendera eran muy encantadoras. Pero cuando ingresó a la sala...
- Tenía curiosidad sobre la función de las prendas que me solicitaste, así que hice algunas para mí con las especificaciones. – explicó Wiz mientras entraba, girando y posando por todo el camino. – ¡Esto se siente tan cómodo! ¡Mi espalda nunca se había sentido tan libre de dolores!
La despistada tendera no mostraba cambios visibles por afuera en su ropa, pues llevaba la misma túnica púrpura de siempre; y aun así se veía increíblemente diferente. Donde una vez sus senos rebotaban libremente a dondequiera que se moviera, ahora se mantenían firmemente en su lugar, como si estuvieran en exhibición.
Realmente se veían masivos...
- Espero que no te moleste. – añadió Wiz mientras comenzaba a colocar las prendas solicitadas sobre el mostrador, completamente fallando en notar que Izuku se había sonrojado y ahora trataba de mirar hacia otro lado.
Había una gran atracción en ver los pechos moverse libremente, y aun así, observarlos firmemente en su lugar también tenía su encanto.
- ¿Estos son para nosotras? – preguntó tímidamente Yunyun cogiendo una de las susodichas prendas. Parecía hecha a medida para su busto, y tras analizarla, se percató de que su forma era para aumentar la comodidad, y la pieza de metal debajo de las copas era para soporte.
- ¡¿Es algún encantamiento que estimula el crecimiento?! – Megumin rápidamente arrojó su propia pregunta, cogiendo una de las prendas que parecía más apropiada para Darkness o Liza. Le era fácil imaginarse a sí misma creciendo para poder llenarlo.
Los planos de Izuku incluían una gran diversidad de modelos. Los sostenes deportivos eran más cercanos a ser utilizables como ropa visible, a la vez que eran ajustables para pechos pequeños, así que los solicitó para Chika y Megumin; el trozo de tela negro sin duda se veía bien como parte del atuendo de Megumin, a la vez que fácilmente podría ser cubierto por el de Chika.
Los otros eran variantes del modelo clásico, por lo que las chicas de pecho más grande encontrarían un gran alivio en el soporte, aunque Yunyun tendría que cambiar su atuendo un poco, o sino el suyo se asomaría por su escote.
- No, no. – replicó Izuku, haciendo un esfuerzo por no pensar en sostenes que se asomaban y en chicas demasiado inocentes para saber lo que significaba. – Esto te ayudará mientras creces. Te dará soporte frontal para que no te duela la espalda y tampoco impida tus movimientos.
Aunque Izuku tenía problemas para encontrar palabras que explicaran las cosas apropiadamente sin sonar como un completo pervertido, su mente no se podía despegar del hecho de que su pequeña novia en efecto estaba creciendo.
Ahora que ya no agotaba todo su maná a diario al invocar la magia explosiva, y podía comer de manera regular y completa, su cuerpo había comenzado a desarrollarse. Había crecido poco más de un centímetro de estatura, su vestido empezaba a mostrar signos de volverse demasiado corto, y unos pequeños bultos de carne comenzaban a sobresalir también de su pecho. Quizás todavía no llegaba a ser de copa A, pero si lograba dar un buen estirón de crecimiento...
- Muy bien entonces. – replicó Megumin, fallando en esconder su sonrisa presumida, sabiendo que su novio efectivamente la estaba viendo como mujer.
- También, aquí está tu bastón. – habló de repente Wiz, recuperando la atención de todos y dejándoles ver su anticipación. – Lo mejoré un poco.
El bastón que le fue presentado al joven Archidruida tenía una nueva adición. El pico de cocatriz había sido tallado y moldeado en la forma de una punta de lanza, y había sido colocado en el extremo del bastón, convirtiéndolo en una especie de bastón-lanza. Izuku finalmente tenía un arma de combate cercano funcional, aunque se viera algo primitiva en su naturaleza.
Tomando el bastón entre sus manos, Izuku podía sentir que encajaba perfectamente con su alma. La naturaleza protectora de Liza en las escamas que cubrían el borde, la velocidad de Chika en las plumas que adornaban la parte superior, y la fe de Wiz en el esmero puesto en crearlo.
- Wiz... – La voz de Izuku llamando a silencio atrajo toda la atención hacia él. – ¿Estás lista?
La tendera no-muerta asintió, mostrando un raro brillo de determinación.
Estaba lista para esto, ya que incluso si el hechizo fallaba, tendría todo preparado. Su muerte marcaría el inicio de la caída del Rey Demonio, su reencarnación significaría su libertad, y de cualquier manera su querido amigo estaría a salvo.
(-0-)
Entretanto...
Chris siguió a Izuku y a su grupo usando Sigilo, y bendiciendo sus atributos con su autoridad divina. No podía permitirse volver a cometer un error.
Había aceptado el hecho de que metió la pata hasta el fondo en sus interacciones anteriores. Le encantaba jugar el papel de ladrona pícara, tanto así que se le había olvidado que, en la mayoría de versiones de Japón, tomar las cosas de los demás sin permiso era considerada una seria ofensa. Debería haber demostrado algo de cortesía básica antes de presumir de sus habilidades.
El amor del Archidruida por la Harpía, aunque erróneo, también era comprensible.
Sin el contexto apropiado, y una minuciosa lección de historia, la mayoría de los reencarnados de otros mundos verían el trato hacia las Harpías como algo tiránico. Ella estaba segura de que, después de mostrarle la verdad, él por lo menos sería más cauteloso con las Harpías. Aunque siguiera mimando y abrazando a su compañera.
Infortunadamente, las estrellas parecían haberse alineado para dificultarle cualquier posible interacción todavía más.
Como la Diosa Eris, le enfurecía el hecho de que las dos iglesias hubiesen alienado de esa forma al joven héroe, tratando de acusarlo incluso sin que fuese parte de ningún grupo, y luego tuvieron la audacia de tratar de justificar sus malas acciones invocando su posición "superior". Ya les había mandado sueños proféticos a todos ellos para regañarlos, y exigiéndoles que corrigieran ese camino tan retorcido.
Y aun así, sabía que su decisión no bastaba.
Ahora, encogida y acechando desde el techo de la tienda de magia de Wiz, Chris hacía su mejor esfuerzo por infiltrarse en el local y observar con mucho cuidado lo que estaba sucediendo. Wiz era una gran fuente de entretenimiento y artefactos raros, pero incluso ella se lo pensaría dos veces antes de echarle los dedos a cualquier cosa sin la supervisión de la despistada tendera.
- Entonces, ¿qué estás haciendo aquí? – murmuró Chris para sí misma, antes de entrar a través de una de las ventanas en el piso superior. – ¿Qué clase de rareza estás tratando de conseguir antes de partir hacia tu siguiente aventura?
Mirando a través de las grietas en el suelo, la ladrona de pelo plateado logró ver tanto a la tendera como al grupo de Izuku. No le tomó mucho tiempo antes de notar que las cosas se estaban poniendo muy, muy raras.
- "Eso es... ¿un círculo sacrificial?" – pensó la ladrona mientras observaba todo lo que estaba apilado en el interior de dicho círculo. – "¿Para qué necesitaría un Druida hacer eso? ¡¿Para qué querría alguien usar eso?!"
Los círculos sacrificiales eran inútiles, un desperdicio absoluto de recursos. Hasta los magos más desesperados solo usarían uno de ellos en las peores circunstancias como última opción. Pero el piso era demasiado grueso, y la magia demasiado densa como para escuchar bien lo que estaba pasando, así que solo pudo esperar y ver. Con suerte podría entender mejor al joven héroe, y así convencerlo de aceptar sus servicios.
La magia comenzó a fluir adentro de la tienda; fue una cantidad masiva, y resonaba tan hermosamente que la ladrona no pudo evitar sentirse cautivada momentáneamente.
- "¿Este es su talento divino?" – pensó Chris para sí misma, sin entender por qué Izuku podía invocar hechizos de este nivel. – "¿Acaso pidió los secretos de las artes arcanas? ¿O tal vez los secretos de la naturaleza de la magia? ¿Por qué esto se siente tan... familiar?"
(-0-)
Adentro de la tienda...
- ¡REENCARNACIÓN!
Izuku concluyó su hechizo, y Wiz se vio envuelta en lo que parecía ser un capullo de luz esmeralda. Para la desorientada tendera, se sentía cálido y agradable, como si estuviese envuelta en el abrazo de una madre amorosa. Los escasos segundos que duró, fueron de los mejores que había tenido en toda su existencia; si el hechizo llegaba a fallar y ella terminaba muerta, igualmente se sentiría satisfecha con el resultado.
Cuando la luz al fin disminuyó, los cambios fueron aparentes. Lo primero y principal, sus orejas se habían alargado, volviéndose rígidas y puntiagudas. Segundo, se había vuelto ligeramente más baja de estatura, con una constitución delgada que también había afectado sus masivos pechos... aún eran grandes, pero ahora estaban más de la talla de Yunyun, en lugar de la irrazonablemente grande que solía tener.
- Se terminó... – Izuku exhaló un suspiro de alivio al ver que su amiga retornó a la vida y mantuvo su género al menos. – Me alegra que no haya pasado nada drás...
- Ugh...
El gruñido de Wiz interrumpió a Izuku, dándole un caso severo de un ataque de pánico. Al ver a la antes no-muerta encogerse de manera aparentemente incómoda le hizo comenzar a lamentar sus acciones. El pensamiento de causarle sufrimiento a alguien a quien quería era insoportable.
- ¿Wiz? – preguntó Izuku tímidamente hacia la adolorida tendera, acción imitada rápidamente por Megumin y Yunyun.
- ¿T-te encuentras bien? – preguntó Yunyun tartamudeando. El haber podido ver de nuevo el super hechizo había sido un regalo para ella, pero ver a una amiga potencial sufriendo por él comenzaba a afectarla.
- ¡AAHHH! – Wiz gritó de pronto mientras arqueaba la espalda, y entonces...
*¡RRIIIPPPPP!*
Su túnica casi explotó, revelando un par de hermosas alas blancas que crecían desde su espalda. Eran un poco más cortas que las de Chika, y las plumas no se parecían a ningún tipo que Izuku pudiera reconocer, pero eran preciosas y parte de su nuevo cuerpo.
El Archidruida Esmeralda estaba viendo no a una elfa, sino a una Avariel.
- ¡EEEPPP! – Izuku también se percató de que, por alguna razón, Wiz había diseñado su sostén con encajes.
Y fue en ese instante que las cosas comenzaron a caer en catarata, en una serie de eventos inusuales.
*¡CRACK! ¡WHAM!*
Desde el techo, cayó una ladrona de pelo plateado. Aterrizando torpemente, y apuntando un dedo tembloroso a la recién reencarnada tendera, dicha ladrona comenzó a balbucear y tartamudear.
- ¡LA RAZA DE AMADOS! – gritó incoherentemente Chris. – ¡LOS QUERIDOS...!
*¡WHAM!*
Solo para recibir un coletazo violento de Liza en su cabeza, noqueándola al instante.
Para la Mujer Cocodrilo, esto era lo más obvio. Después de todo, la ladrona había sido muy cruel con Chika, así que le parecía razonable pensar que tal vez odiaba a los amigos emplumados. Y ya que ser malo con sus amigos enfurecía a su querido amo, lo más lógico era remover a tales fuentes de ira.
- ¡Hola! – Keel abrió la puerta e ingresó a la tienda, seguido de cerca por su esposa. – Sé que es temprano... ¿llegamos en mal momento?
El ex-lich miró la sala por menos de medio segundo antes que las cosas volvieran a escalarse de nuevo.
- ¡EEEEEKKKKKK! – gritó Wiz mientras se cubría rápidamente el pecho, en una rara muestra de vergüenza.
- ¡AAAUUUU! – El Nigromante lanzó un grito ahogado cuando su esposa saltó para cubrirle los ojos.
- ¡Yunyun! – gritó Megumin, sabiendo que era la única que podía tomar el control de la situación. – ¡Ve y consigue una túnica de repuesto!
Mientras la tímida Demonio Carmesí salía corriendo hacia la parte trasera de la tienda sin saber siquiera dónde empezar a buscar, la pequeña Archimaga optó por usar su enorme sombrero para proveerle algo de modestia a la pobre mujer que estaba en pánico en ese instante.
No había fallado en notar que a Wiz no le había importado que Izuku la viera, algo que luego tendría que preguntarle, luego que las cosas se hubieran calmado.
(-0-)
Una hora más tarde...
- Y eso fue lo que sucedió. – Sasha terminó de contar lo que había pasado para que pudieran reunirse todos.
Atrás de ellos, una ahora vestida Wiz estaba persiguiendo a una asustada Harpía Negra, gritando alegremente cómo ahora eran hermanas emplumadas, y cómo deberían pasar tiempo acariciándose una a la otra con sus alas.
- No puedo creer que todo eso haya pasado tan rápido. – Izuku estaba sorprendido por la información.
Sin que les hubiesen dicho absolutamente nada, las cosas simplemente se habían alineado por su cuenta para colocar a Keel y Sasha como los nuevos dueños de la tienda de magia, mientras Wiz había hecho todo el papeleo para dejar atrás su vieja vida y empezar de nuevo, o para morir sin arrepentimientos.
A Izuku le dolía mucho pensar que su amiga estaba preparando todo lo necesario para su propio entierro.
- Lo sé. – replicó Sasha, mostrando su propia sorpresa. – ¡Uno pensaría que alguien así de despistada también sería desordenada con el papeleo!
Ahora Liza estaba sirviendo de muro para ayudar a Chika a escaparse de la loca tendera. La Guerrera Tótem, mostraba aburrimiento en sus ojos ante las acciones de las chicas aladas, al parecer incapaz de preocuparse por ellas, al menos por el momento.
- Sigue siendo una persona desordenada. – añadió Keel mientras emergía desde la trastienda. – Quizás llame a esto una tienda, pero las piezas que hay aquí quedarían mejor en un museo. ¡Casi nada es utilizable!
Izuku solo pudo reírse nerviosamente ante la información. También había notado esa peculiaridad, pero había sido demasiado amable como para mencionárselo a Wiz en la cara.
- Estoy seguro que se las arreglarán. – declaró Izuku con buen humor. Todavía le preocupaba lo que iba a hacer Wiz ahora.
(-0-)
Afuera de la tienda...
- ¿Y bien? – preguntó Yunyun a la ahora amarrada ladrona, demasiado enojada como para demostrar su usual timidez.
- ¡Esa es una de los amados! – continuó declarando Chris, demasiado hundida en lo que fuera que estaba haciendo. – ¡Se extinguieron una vez, pero ahora que ella está aquí, pueden regresar!
Para la Diosa Eris, ver a sus hijos amados una vez más, aunque fuera solo una de ellos, la llenaba de esperanza. Hasta estaba empezando a hacer planes para encontrarle el esposo perfecto, un Elfo Alto de sangre pura que le daría las mejores oportunidades de continuar a la raza Avariel. Con la crianza correcta, podrían incluso volver a ser de sangre pura en solo unas cuantas generaciones, y tendría de vuelta a sus hijos perfectos para mimarlos a sus anchas.
- Olvídalo. – Las palabras de Megumin golpearon con fuerza a la ladrona, que se preguntó por qué su idea de perpetuar la raza de sus hijos era algo malo. – Tal vez se haya reencarnado en una Avariel, pero no es ninguna profeta de Eris. Si planeas llevártela a hacer alguna locura, aprenderás a la mala que nos gusta proteger a nuestros amigos.
Yunyun asintió ferozmente a su declaración, todavía apuntándole con su varita a la intrusa.
- ¿Y qué tal si ella quiere venir a la iglesia de Eris? – preguntó Chris, superando finalmente el shock de ver a un Avariel después de tanto tiempo. – ¿No creen que disfrutará de una vida mejor bajo el cuidado de...?
*¡BAM!*
- ¡KKUUUUEEEEE!
Cualquier cosa que fuese a decir, fue interrumpida por un chirrido horroroso que provocó que todos a excepción de Yunyun se encogieran de dolor. La Harpía Negra y la reencarnada Avariel ahora estaban volando en círculos alrededor del grupo, con la primera huyendo de la segunda.
- ¡Ahora somos iguales! – gritó Wiz demasiado feliz, estirando los brazos con la esperanza de atrapar a la chica aviana. – ¡Déjame acariciarte las plumas! ¡Te dejaré acariciar las mías!
Ver a la única Avariel en existencia perseguir a una harpía como si obviamente estuviese enamorada hizo que la sangre de Eris hirviera. La última Avariel estaba eligiendo a una harpía por encima de ella. Pero rápidamente se tragó su rabia, porque eso no le iba a ayudar en nada aquí. Tenía que ser astuta y ganarse el corazón de su amada hija sin importar el costo, incluso si eso significaba formar equipo con una harpía.
- No creo que tu diosa le permita jugar con harpías. – dijo despreocupadamente Yunyun expresando sus pensamientos, riéndose de lo infantil que se veía la tendera mientras perseguía a la pequeña harpía. – Y tampoco creo que Wiz se lo tome bien si ve cómo Eris trata a sus queridas harpías.
Esa información hizo que Chris se congelara. ¿Cómo podría curar a la Avariel de su enamoramiento?
- ¿Listas para irnos? – preguntó Izuku mientras salía de la tienda, seguido de cerca por el Elfo Oscuro y la Elfa Alta. – Wiz también se nos unirá, por cierto.
- ¡¿QUÉ?! – gritaron Megumin y Yunyun al mismo tiempo. Una porque temía que eso disminuyera la atención que recibía, y la otra porque ahora tendría que añadir otro obstáculo a su meta de conseguir más atención.
- ¡Entonces yo también me uniré a tu grupo! – gritó también Chris, con los ojos llenos de determinación. El primer paso para ganarse el corazón de su hija era pasar tanto tiempo como fuera posible con ella, y para eso, necesitaban estar en el mismo grupo. – ¡Necesitarás mi experticia!
- No, no la necesito. – Izuku ya empezaba a sentirse molesto; tenía que salir del pueblo antes del anochecer si quería llegar al siguiente con tiempo de sobra antes del invierno, así que no se podía permitir entretener a fanáticos locos. – ¿Por qué no te llevas tu experticia a otra parte?
- Te haré saber que soy la... – Lo que fuera que Chris iba a decir, se vio interrumpida por una muy enojada mujer cocodrilo albina.
- Amo... decir... – repitió con calma Liza, mientras su mano de garras envolvía la cabeza de la ahora aterrada ladrona. – ¡Otra... PARTE!
Y con eso dicho, Chris salió lanzada por los aires, más o menos en la dirección del gremio de aventureros. Al hacerlo, se unió a la lista de los pocos que podrían presumir de haber sobrevivido un encuentro con un semihumano cocodrilo, aunque en su caso le ayudó su resistencia divina, más que su habilidad o suerte.
- ¿Creen que va a estar bien? – preguntó Izuku, ligeramente preocupado de haber podido matar a alguien con su elección de palabras.
- ¿Quieres que esté bien? – preguntó Megumin, sabiendo que la ladrona solo seguiría causándoles problemas si la dejaban suelta y viva.
En lugar de responder, Izuku decidió que ahora era el mejor momento para marcharse. Ya se estaba saliendo de su horario, y todavía tenía que modificar el arreglo de los asientos ahora que Wiz también se uniría al grupo, aunque fuera solo hasta que decidiera dónde comenzar de nuevo.
(-0-)
Más tarde, en las puertas de Axel...
Darkness y Aela aún no aparecían, pero Izuku tenía fe en ellas. Al ver la carreta frente a él se llenó de una extraña sensación de logro a pesar de todo. Los enanos a quienes les había comisionado construirla habían hecho un trabajo soberbio.
El cuerpo principal estaba hecho de madera gruesa y aislada, reforzada con un armazón de acero de alta calidad. Había runas grabadas por todo el chasis para asegurarse de que resistiría cualquier cosa excepto los monstruos de más altos niveles que incluían a los dragones, y la madera había sido especialmente tratada para que no pudiese arder con nada menor que ser arrojada a un volcán activo. El interior estaba acojinado para máximo confort, y un juego de piedras encantadas ayudarían a regular la temperatura hasta cierto punto.
Las ruedas también eran algo digno de admirar. En lugar de las típicas ruedas sujetas por una viga, o un disco plano de madera, estaban hechas con placas redondas de metal, lo bastante gruesas para ofrecer suficiente contacto con el suelo, lo que ayudaría a distribuir el peso. También estaban cubiertos con las vides de Izuku, que funcionarían como los neumáticos de su propio mundo. Para rematar, los enanos habían utilizado sus planos para darle un sistema de suspensión, lo que aseguraría un viaje mucho más placentero para todos.
Aunque, parecía haber un pequeño problema...
- ¿Quién, o qué va a mover esta...? – comenzó a preguntar Megumin, sin poder contener su curiosidad.
- ¿Monstruosidad de fortaleza? – terminó Yunyun la pregunta, a partes iguales asombrada por el diseño, y confundida por el obvio fallo en el mismo.
Antes que Izuku pudiera responder, Liza se movió hacia el vehículo, y comenzó a moverlo hacia atrás y hacia adelante unos pocos centímetros, mostrando solo un poco de esfuerzo. Luego le sonrió a su amo, esperando ser designada para hacer el trabajo de mover esta cosa, para demostrar lo útil que podía ser.
Ambas Demonios Carmesís no pudieron evitar echarse para atrás ante el despliegue de fuerza monstruosa.
- No tienen que preocuparse por eso, vamos a utilizar esto. – Izuku les restó importancia a las preocupaciones mientras sacaba una pequeña bolsa. – ¡Chika, ven aquí!
Izuku llamó a la chica aviana, que al instante voló hacia su lado, evitando a Wiz que todavía la estaba persiguiendo. Liza sabía que su amo necesitaba toda la atención de la pequeña Bromista, así que, con una agilidad y velocidad que no tenía derecho a poseer, capturó a la Avariel. Wiz no parecía incómoda por ser sujetada como una gatita por alguien tan fuerte, y en vez de eso siguió agitando sus brazos en un fútil intento de atrapar a Chika.
- ¿Amo? – susurró Chika tímidamente, sin esperarse un regaño, sino deseando algunas palabras dulces.
- ¿Recuerdas tu huevo? – La pregunta de Izuku recibió un asentimiento de la chica aviana. – Le pedí a Wiz que lo convirtiera en esto, el fertilizante más fuerte conocido por el hombre.
Chika soltó un chillido de alegría. Tal vez no hubiese entendido todas las palabras, pero sí pudo entender que su huevo le había sido muy útil a su querido amo.
- Ahora, lo usaremos para crear a un nuevo amigo. – añadió Izuku, mientras introducía una Baya Fértil dentro de la bolsa. – Un amigo muy fuerte para nuestro nuevo hogar móvil.
Mientras Izuku colocaba la bolsa sobre el suelo, reflexionó sobre la habilidad que había comprado recientemente. Le había costado mucho, pero la descripción había sido lo bastante atrayente como para que pudiera resistirse.
Activando Crecimiento de Plantas y Manipulación de Plantas, Izuku dirigió la Baya Fértil para que germinase y creciera en una planta con forma definida. Ante las asombradas Demonios Carmesís, una nueva criatura vegetal estaba siendo creada. Vides con espinas fueron expandiéndose, retorciéndose y amarrándose para formar un cuerpo. Parecía como un bovino, pero mucho más grande, alcanzando fácilmente los dos metros de alto. Sus pezuñas eran masivas, la cola terminaba en una bola de picos, y los cuernos se parecían más a los de un alce.
La planta parecía una especie de toro verde con los tendones expuestos, o más bien...
- Un Behemot... – Yunyun habló sin pensar, seguida de cerca por una Megumin que tragaba saliva. Ambas veían esto como otra criatura mitológica que acababa de nacer frente a sus ojos.
- Ahora, viene el trabajo real. – declaró Izuku mientras comenzaba a apretar el agarre en su bastón, listo para conjurar su nuevo hechizo.
- Yo te invoco, espíritu de los bosques, que humildemente te encuentras frente a mí.
Izuku hablaba en tono profundo, sin notar que todos los bosques afuera de Axel estaban prestando atención a su voz.
- Escucha a mi voluntad mientras te guío hacia un llamado mucho más alto, a un destino mucho más grande.
El toro hecho de vides comenzó a brillar, resonando hermosamente con el maná de Izuku.
- Libre y sin cadenas, únete a mí en mi viaje mientras aprendes el significado de la vida.
Sin que las Archimagas lo supieran, de nuevo Izuku había modificado el conjuro, eliminando las menciones de servidumbre forzada.
- ¡Porque la vida tiene forma, y la forma tiene vida! ¡DESPERTAR!
Con el hechizo completado, el bovino cobró vida. No hizo ningún sonido verbal, pero los pasos que dio hacia Izuku hicieron que el suelo temblara un poco.
- ¿Amigo? – preguntó Izuku mientras extendía su mano abierta hacia la criatura que se acercaba.
El gigantesco bovino felizmente se frotó contra dicha mano.
- ¡Amo! – Chika estaba demasiado feliz de ver al nuevo amigo que fue creado con su huevo. – ¡El nuevo amigo es como un bebé!
Megumin se encogió ante la comparación, sin que se le escapara entender el tono utilizado por la harpía.
Mientras Izuku comenzaba a atar a la recién creada criatura alrededor de la carreta, no percibió que unas nubes oscuras se aproximaban. Su viaje estaba a punto de comenzar, pero no estaría exento de sus complicaciones.
Esta historia continuará
(--0--)
Omake – El reto de un hombre.
Kyouya Mitsurugi, joven de otro mundo elegido por una diosa, y autoproclamado héroe, estaba regresando de trabajar en las minas. No era un trabajo glamoroso, y la paga era muy pobre, pero con la marca en su tarjeta de aventurero, tenía prohibido incluso tomar peticiones para recolección de materiales y objetos.
- Solo un poco más... – se lamentó Kyouya mientras se aproximaba a la posada de tercera categoría donde había reservado, siendo el pensamiento de su Lady Diosa dándole la bienvenida lo único que lograba mover sus músculos. – Una semana más de este tormento, y podremos permitirnos ese boleto a Alcanretia...
Era una mierda, en serio. Aunque era cierto que habían metido la pata hasta el fondo en la mazmorra de Keel, tampoco era que hubiese sido un desastre tan grande, especialmente si los rumores eran ciertos, y el Druida había arreglado todo sin ayuda. Muy probablemente, los no-muertos habrían quedado debilitados como resultado del sello divino de su amada Aqua. Los cargos de poner en peligro a todo el pueblo deberían haber quedado nulos y sin efecto, pero el Rey había decidido lo contrario, y él no podía hacer otra cosa al respecto.
- ¿Por qué me denunció de esa manera? – Kyouya hizo una pequeña pausa para pensar en los otros cargos.
Lo que le hicieron a su compañera, o mejor dicho, excompañera Cazadora, fue visto como un acto de lo más despreciable. Aunque el procedimiento no hubiese sido ilegal, dejar a alguien más con tus deudas era considerado un acto de traición. Lo peor de todo fue la vergüenza adicional de descubrir que la chica había podido pagar toda la deuda por sí sola en un corto período de tiempo, haciéndolo quedar como un aventurero poco confiable.
- No me merezco nada de esto... – gimió Kyouya mientras entraba a la posada.
- ¡Hey! ¡Niño bonito! – La posadera, una mujer enorme y obesa que lucía como si tuviera algún ancestro Orco en su árbol genealógico, lo llamó desde el mostrador. – No te atrevas a retrasarte con el pago. Ya sabes lo que te haré si no me pagas a tiempo, ¿verdad?
La sonrisa salvaje en la cara de la mujer le daba escalofríos a Kyouya.
- ¡Pagaré mañana, igual que los demás! – La réplica de Kyouya estaba cargada de miedo. En verdad no quería tener que pasar un día entero... entreteniendo... a esta mujer y a sus amigas solo para pagar su habitación.
Los últimos escalones de subida fueron aterradores y a la vez reconfortantes, señalando el final del día, y marcando el inicio de más quebraderos de cabeza.
A Aqua no le gustaba hacer sacrificios ni compromisos. Quería su licor, y recibir sus mimos. Kyouya tuvo que aprender muy rápido que, para tener un paladar tan refinado, su Lady Diosa era incapaz de reconocer su vino de frutas favorito y diferenciarlo del sake barato y destilado en los bares cutres. También tuvo que aprender que la cama solitaria de su cuarto jamás le daría la bienvenida, pues su Lady Diosa REALMENTE no quería compartirla.
- ¡Ya llegué! – dijo Kyouya casi cantando al entrar al diminuto cuarto.
Aunque ya había dejado de esperar el saludo tradicional hacía tiempo, ahora se esperaba algún tipo de regaño o queja de parte de su amada diosa al entrar al cuarto. En vez de eso, hubo un silencio bastante intranquilizador, y una diosa que se veía sospechosamente calmada, sentada en la cama... mirando hacia otro lado, y escondiendo un trozo de tela enrollado.
- ¿Lady Diosa? – La ceja de Kyouya comenzó a moverse con un tic. – No estás ocultándome nada, ¿verdad?
Sabía que él tenía la culpa. Le había prometido abundancia de lo mejor de todo, y no había podido cumplir. Sin embargo, se esperaba al menos un cierto nivel de comprensión, como que debía entender que necesitaban ahorrar dinero si querían llegar hasta Alcanretia.
- No tengo idea de lo que hablas... – La pobre negativa de Aqua fue más que suficiente.
No le tomó mucho esfuerzo arrebatarle el rollo de tela a la Arcipreste, mucho menos descubrir que la chica de alguna manera había encontrado una manera de usar sus ahorros para comprar más licor... otra vez.
- Lady Diosa... – Kyouya estaba cayendo en la desesperación; esto significaba que tendría que trabajar otra semana más y comer solo la mitad de lo usual. – Iba a usar ese dinero para pagar la renta...
- ¿La vieja gorda no te dio una opción para pagar sin dinero? – replicó Aqua con un puchero.
Kyouya rápidamente comenzó a reconsiderar la opción de regresar a Axel, tal vez entonces podría encontrar la manera de hacer que levantaran las marcas de su tarjeta, y reclutar de nuevo a la Cazadora, que sin duda sería más útil que la Ladrona que se escapó con la mitad de su dinero.
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