⚔️ 17 ⚔️
Arsen Makri. 9 de enero del 2016, el Olimpo.
Faltaban solo unos cuantos meses para terminar la misión, cinco para ser exactos, en ese tiempo tendrían que encontrar a la persona y llevarla al Olimpo. Zeus y los dioses ya estaban ansiosos.
Los poderes de la persona se sentían en diferentes ocasiones, demasiado fuertes como para ser de una niña de casi diecisiete años, pero la sensación no duraba demasiado ya que en unos segundos se iba haciendo que el rastrearla fuera imposible.
Todos los dioses estaban alerta por si la magia volvía el tiempo suficiente, pero lo único que cambiaba era que el tiempo entre cada aparición era más corto. Era poderoso, demasiado en realidad, más de lo que cualquiera se habría imaginado.
Zeus se levantó de su trono furioso, y con un grito que fácilmente pudo haber sido un gruñido arrojó un jarrón hacia el pilar más cercano. El objeto se fracturó en mil pedazos justo cuando Arsen iba entrando.
—¿Encontraron algo? —preguntó mientras se volvía a sentar con las manos en la cabeza.
—Aparte de una ciudad sin rastro de magia, no hemos encontrado nada —suspiró.
—Maldición —susurró.
—Los semidioses de mi grupo no creen que encontremos a la persona, están diciendo que prefieren volver al Olimpo y empezar a entrenar por completo, hay que aprovechar al máximo el tiempo que tengamos. Así que vengo a pedir su autorización para retirar al equipo cuatro de la misión de búsqueda de la persona.
—Ya veo que solo me hablas formalmente cuando pides algo. Bueno… —se masajeó el puente de la nariz para pensar—. Supongo que los otros equipos pueden continuar con la misión. Bien, Arsen, acepto el retiro del equipo cuatro, tienen una semana para volver al Olimpo o la aceptación será reconsiderada.
—Gracias.
Arsen hizo una reverencia y salió del salón del trono mientras que Zeus suspiraba, más estresado que antes. No era el primer grupo que dejaba la misión, en realidad era el cuarto, sólo quedaba el equipo dos buscando a la persona. Esperaba que el equipo de Evan la encontrara.
Astra. 13 de febrero del 2016, el Olimpo.
Golpe, patada, golpe, esquivo.
Golpe, esquivo, patada, patada, esquivo.
El equipo cuatro estaba entrenando en su sala propia sala de entrenamiento un mes después de retirarse de la misión. Entrenaban todo el tiempo posible, no podían detenerse ni un momento aunque supieran que aún faltaban algunos años para la verdadera batalla.
A veces se saltaban el almuerzo para perfeccionar nuevas técnicas, ya fuera espada, arco, barra, y un sinfín de cosas más. El arma favorita de Astra eran las dagas largas y los cuchillos para lanzar.
Así que ahí estaba, parada frente a una diana a veinte metros de distancia, del cinturón que cruzaba su torso del hombro a la cadera colgaban diez cuchillos pequeños, la cuchilla media poco más de quince centímetros y el filo no era más grueso que un cabello, pero con la puntería de Astra, un solo cuchillo podría ser mortal.
Relajó el cuerpo, se puso en posición, y con un suspiro lanzó el cuchillo alcanzando el círculo interior, casi el centro perfecto.
—Perfecto, como siempre —dijo Arsen al llegar, aprovechándose de los diez centímetros de diferencia le revolvió el cabello.
—Pensaba que íbamos a entrenar juntos, ¿dónde estabas? Te esperamos una hora —regañó en voz baja mientras tiraba otro cuchillo.
—Zeus llamó a los jefes de los cinco equipos. No sabía que sólo el equipo de Evan seguía en la misión, los dioses deben estar bastante nerviosos. Aún no encuentran a la persona —explicó mientras fijaba la vista en la diana cuando Astra lanzó un cuchillo más.
—No creo que lo hagan, ya recorrimos prácticamente todo el mundo, con ayuda de los dioses incluso, pero no hay ni un rastro de su poder, aparte de las repentinas apariciones, no sé por qué siguen buscando —negativa como siempre, desde que habían empezado la misión ella nunca creyó en encontrar a la persona. A diferencia de Arsen—. El equipo de Evan es de los más poderosos, ellos son los que deberían estar entrenando a morir en estos instantes, la sombra ya tiene a la persona, deberían entenderlo.
—Zeus llamó a los jefes para retirar al equipo dos de la misión. Así que si la sombra ya tiene o no a la persona ya no importa, porque con nosotros no va a…
Un fuerte trueno interrumpió la oración de Arsen, iluminó la tarde y partió el cielo en dos, el sonido llegó a cada pared del Olimpo y pronto supieron que algo había pasado. Se miraron mutuamente con los ojos totalmente abiertos y no esperaron más para salir corriendo de la sala de entrenamiento hasta el salís del trono.
Al llegar empujaron la pesada puerta y Evan ya estaba ahí, frente a un Zeus con los ojos brillantes y los puños apretados.
—¡Ve, ya! —gritó lleno de furia.
Evan salió del lugar pasando al lado de los semi dioses que se habían reunido en la entrada, Astra y Arsen entre ellos, pero éstos dos últimos lo siguieron hasta llegar a una de las armerías.
—¿Qué pasó? —preguntó Arsen con firmeza.
—La encontró —Evan limpiaba rápidamente el filo de una pequeña espada de punta curva, tenía grabados en la cuchilla.
—¿La encontró, dónde está? —esta vez Astra fue la que habló.
—Orlando, ya me dio las coordenadas, voy a salir ahora. La chica tuvo una descarga de poder, eso quiere decir que algo pasó.
—¿Es una mujer?
—Mujer albina de diecisiete años, no se sabe nada más de ella aparte de las coordenadas.
—Voy contigo —ordenó Arsen mientras llenaba una aljaba con flechas de plata.
Evan lo detuvo con la mano sus ojos destellaban levemente en muestra de que estaba ansioso.
—Me mandaron sólo por algún razón, si está en peligro, lo mejor es una huida sigilosa, mientras más gente vaya, lo menos que vamos a ser es sigilosos. Quédate aquí, tranquiliza a Zeus y asegúrate de que todo esté en orden.
Evan salió de la armería armado hasta los dientes, su cabello hasta los hombros se movió conforme sus movimientos.
—La encontraron —Astra suspiró y se dejó caer de rodillas mientras pasaba sus manos por su cabello.
—Vaya que sí —Arsen sonrió.
[ EDITADO ☑️ ]
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