Entra a Escena A......
Ben, con un ruidoso sorbo final a su smoothie, entró en la sala de audiencias con Emily revoloteando nerviosamente a su lado. Los ojos de todos los presentes se clavaron en él, una mezcla de asombro y desconcierto en sus rostros celestiales.
"¿Llego tarde a la fiesta?" preguntó Ben con una sonrisa despreocupada, aparentemente ajeno a la tensión en el ambiente.
Emily, incapaz de soportar las miradas inquisitivas, murmuró un rápido "Con permiso" y voló hacia el estrado donde Sera permanecía de pie, su rostro una máscara de seriedad apenas contenida.
Sera aclaró su garganta, aprovechando la oportunidad para desviar la atención del caos anterior. "Hablando del rey de Roma," comenzó, su voz resonando con autoridad en la sala ahora silenciosa, "parece que nuestro invitado especial, y debo añadir, completamente inesperado, ya está aquí. Ben Tennyson, ¿podrías acercarte, por favor?" dijo Adan con desden y sarcasmo.
Los ángeles presentes intercambiaron miradas de confusión. Ninguno tenía la más mínima idea de quién era este humano o qué hacía en el Cielo. Sin embargo, en el momento en que Ben dio un paso al frente al estrado, todos sintieron el peso abrumador de su alma, una presencia tan pura que algunos serafines incluso retrocedieron instintivamente, pero no podían apartar la vista.
Ben, consciente del efecto que estaba causando, pero decidido a mantener la calma, se presentó: "Hola a todos. Soy Ben Tennyson, un humano que, por razones que aún desconozco, terminó en el Infierno. Desde entonces, he estado trabajando para cambiar las cosas allí, mejorando la infraestructura y la calidad de vida de sus habitantes."
Adán, incapaz de contener su escepticismo, soltó una carcajada burlona. "¿Mejorar el Infierno? Chico, ¿te follaron el craneo o algo? Eso es lo más estúpido que he escuchado en Milenios."
Charlie, con una sonrisa triunfante, intervino: "¿Ah sí? Pues permíteme mostrarte algo, Adán." Con un gesto decidido, activó la esfera que todo lo ve. "Observen los cambios en el círculo del Orgullo."
Las imágenes que se materializaron dejaron a todos boquiabiertos. El antes caótico y desolado paisaje infernal ahora mostraba signos de orden y progreso. Edificios restaurados, calles limpias, y lo más sorprendente: almas trabajando juntas en aparente armonía.
Adán, con la mandíbula desencajada, balbuceó: "Esto... esto es imposible. ¿Quién putas eres tú?" preguntó, girándose hacia Ben con una mezcla de asombro y recelo en su mirada.
Ben, tras un momento de reflexión, decidió ser completamente honesto. Consciente de que se encontraba en una especie de tribunal celestial, tomó una respiración profunda y comenzó su explicación:
"La verdad es que soy un héroe de otro universo," declaró Ben, su voz firme y clara. "En mi mundo, he salvado no solo a la Tierra, sino sin exagerar al universo entero.
Los ángeles presentes intercambiaron miradas de asombro e incredulidad. Ben, notando su escepticismo, continuó:
"Sé que suena difícil de creer, pero tengo algo que lo demuestra." Con un movimiento fluido, se apartó la manga de su chaqueta verde, revelando el Omnitrix. "Este es el Omnitrix, un dispositivo alienígena con el poder de cambiar el universo con mis propias manos."
Ben hizo una pausa, permitiendo que todos observaran el extraño reloj en su muñeca. Luego prosiguió:
"El Omnitrix me permite transformarme en cientos de especies alienígenas diferentes, cada una con habilidades únicas. Gracias a estos poderes, he logrado no solo mejorar las condiciones en el Infierno, sino también enfrentarme a los Overlords y someterlos."
Los murmullos en la sala aumentaron, pero Ben los ignoró, decidido a revelar toda la verdad:
"De hecho, usando una de mis transformaciones más poderosas, logré derrotar a Belial, el demonio del orgullo, de una manera que incluso a mí me sorprendió por su facilidad."
El silencio que siguió a esta declaración fue ensordecedor. Sera, con los ojos muy abiertos, fue la primera en romperlo:
"Ben Tennyson, estas son afirmaciones extraordinarias. Si lo que dices es cierto, tu presencia aquí podría cambiar el equilibrio entre el Cielo y el Infierno... claro si lo que dices es verdad."
Adán, recuperándose de la sorpresa inicial, entrecerró los ojos con suspicacia. "¿Y esperas que creamos todo esto sin pruebas? Muéstranos, pendejo. Demuestra lo que dices."
Ben miró a Charlie, quien asintió
. Con una pequeña sonrisa, Ben activó el Omnitrix, preparándose para una demostración que seguramente dejaría a todos los presentes boquiabiertos.
Ben, con una sonrisa confiada, se preparaba para activar el Omnitrix y mostrar una de sus transformaciones más impresionantes. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, el dispositivo emitió un anuncio inesperado:
"Muestra genética de ADN de Lucifer de la especie Searafin celestial asimilada con éxito."
Un silencio sepulcral cayó sobre la sala. Ben, sorprendido pero intrigado, miró a Sera, cuyos ojos se habían abierto de par en par. Todos los presentes habían escuchado claramente las palabras del Omnitrix, y la tensión en el aire era palpable.
Con una mezcla de curiosidad y determinación, Ben giró la retícula del Omnitrix y presionó el núcleo. En ese instante, una luz cegadora envolvió su cuerpo, iniciando la transformación.
Los ángeles presentes retrocedieron instintivamente, una oleada de horror y desesperación invadiendo sus seres celestiales. La energía que emanaba de Ben era a la vez familiar y aterradora, reminiscente de aquel que una vez fue el más amado de Dios.
A medida que la transformación avanzaba, la apariencia de Ben cambió de manera sutil pero profunda. Su estructura física permaneció mayormente humana, pero su cabello creció y se tornó de un blanco resplandeciente, como si estuviera hecho de luz pura. De su espalda brotaron cuatro majestuosas alas, cada una cubierta de innumerables ojos que parecían contener galaxias enteras en sus iris.
Cuando la transformación llegó a su punto culminante, Ben exclamó con una voz que resonó con poder divino:
"¡Angelo!"
Al disiparse la luz, todos los presentes quedaron boquiabiertos. Ante ellos se erguía un ser de belleza indescriptible, un ángel cuya perfección superaba incluso los estándares celestiales más elevados. Su aura irradiaba una santidad tan pura que incluso Charlie, se sintió abrumada.
Sera, con lágrimas en los ojos, musitó: "Es... es magnífico. Jamás había visto algo así desde... desde Él."
Los demás ángeles cayeron de rodillas, incapaces de resistir la presencia divina que emanaba de Ben en su forma de Angelo. Incluso Adán, que momentos antes rebosaba de escepticismo, ahora miraba a Ben con una mezcla de temor reverencial y asombro.
Charlie, por su parte, no podía apartar la mirada. En Angelo, veía la encarnación de todo lo que había esperado lograr con su programa de redención.
Ben, en su forma de Angelo, observó las reacciones a su alrededor con una mezcla de sorpresa y comprensión recién adquirida. Con esta transformación, no solo había cambiado su apariencia, sino que había accedido a un conocimiento y poder que trascendían los límites del universo mismo.
Ben, en su majestuosa forma de Angelo, cruzó sus brazos, sus alas con decenas de ojos parpadeando en sincronía. Su voz, ahora con un timbre celestial, resonó en la sala:
"Como pueden ver, he obtenido una muestra genética del mismísimo Lucifer," declaró, causando jadeos de asombro y horror entre los presentes. "El Omnitrix no solo me transforma, sino que lo hace en la versión más perfecta y poderosa de la especie asimilada."
Hizo una pausa, permitiendo que la información se asentara antes de continuar con una revelación aún más impactante:
"Pero hay algo más que deben entender. Esta transformación prueba, sin lugar a dudas, que los ángeles son, de hecho, una especie alienígena."
El silencio que siguió fue ensordecedor. Los rostros de los ángeles pasaron del asombro a la indignación en cuestión de segundos. Sera, visiblemente perturbada, abrió la boca para protestar, pero las palabras parecían habérsele escapado.
Justo cuando la tensión alcanzaba su punto máximo, una carcajada estruendosa rompió el silencio. Todos se giraron para ver a Adán, doblado de risa, con lágrimas en los ojos, pero era un sentimiento genuino.
"¡Por todos los cielos!" exclamó entre risas. "¡Chico, has logrado humillar a estos pomposos emplumados y Pendejos como nadie en la historia de la creación! ¡Y yo que pensaba que ya lo había visto todo!"
Adán se acercó a Ben, dándole una palmada en la espalda que hizo que algunas de sus plumas se erizaran. "Tengo que admitirlo hijo de perra, esto es lo más divertido que he presenciado en un buen rato. ¡Alienígenas! ¡Ha!"
La reacción de Adán solo sirvió para aumentar la confusión y el desconcierto entre los ángeles. Charlie, por su parte, observaba la escena con una mezcla de fascinación y preocupación, consciente de que este giro de los acontecimientos podría tener profundas implicaciones para su proyecto de redención.
Ben, aún en su forma angélica, mantuvo la compostura, aunque una leve sonrisa se dibujó en sus labios. "No pretendo ofender," aclaró, "sino mostrar una verdad que podría cambiar nuestra comprensión del universo y, quizás, abrir nuevas posibilidades para la redención y el entendimiento entre todas las especies, celestiales, infernales o de cualquier otro origen."
La sala quedó sumida en un silencio contemplativo, mientras todos los presentes luchaban por asimilar esta nueva y revolucionaria perspectiva sobre la naturaleza misma de la existencia celestial.
Sera, visiblemente afectada por las revelaciones de Ben, luchó por mantener la compostura. Su rostro, normalmente sereno, ahora mostraba una mezcla de indignación y desprecio apenas contenido. Con voz fría y calculada, se dirigió a la asamblea:
"Hermanos celestiales, no nos dejemos confundir por las palabras de este... forastero," comenzó, escupiendo la última palabra como si fuera veneno. "Nuestra existencia trasciende las limitaciones de la simple biología. Somos la manifestación divina de la voluntad del Todopoderoso, no meras criaturas 'alienígenas' como sugiere tan blasfemamente el señor Tennyson."
Girándose hacia Ben, continuó con desdén apenas disimulado: "Quizás en su universo, señor Tennyson, los seres celestiales sean simplemente otra especie más. Pero aquí, somos el pináculo de la creación, elegidos por Dios mismo para mantener el orden cósmico."
Adán, aún riendo por lo bajo, murmuró: "Oh, esto se pone cada vez mejor."
Sera, ignorando a Adán, se dirigió a Charlie y Ben: "Creo que esta audiencia ha llegado a su fin. Han presentado sus... argumentos, y serán considerados. Pueden retirarse."
Ben, aún en su forma de Angelo, no se dejó intimidar. Con una sonrisa desafiante, respondió: "Entiendo su posición, Sera. Pero recuerde, si deciden continuar con los exterminios en el Infierno, estaré allí para enfrentarlos. Y ahora, como pueden ver, estoy más que preparado para ello."
Estas palabras cayeron como una bomba en la sala. Los ángeles presentes intercambiaron miradas de preocupación y algunos incluso de miedo. Sera, por su parte, sintió cómo su odio hacia Ben se solidificaba en ese instante.
"Salgan. Ahora," ordenó Sera, su voz temblando ligeramente de rabia contenida.
Mientras Ben, Charlie y Vaggie se dirigían hacia la salida, Adán los siguió, aún riendo. "Oh, chico," dijo, dándole una palmada a Ben en la espalda, "has hecho más en una reunión que yo en milenios de burlarme de estos estirados. Eres mi nuevo favorito."
Cuando las puertas se cerraron tras ellos, el silencio en la sala de audiencias era ensordecedor. Sera, con los puños apretados, miró fijamente el lugar donde Ben había estado de pie incluso Emily le estaba relamando.
"Esto no ha terminado, Ben Tennyson," murmuró para sí misma. "Has ganado un enemigo que no olvidará ni perdonará tu insolencia."
Mientras tanto, en el ascensor de regreso al Infierno, Ben volvió a su forma humana, intercambiando miradas con Charlie y Vaggie.
"Bueno," dijo con una sonrisa irónica, "eso salió mejor de lo que esperaba."
Charlie, aún procesando todo lo ocurrido, solo pudo asentir en silencio, preguntándose cómo estos eventos cambiarían el futuro del Infierno y del Cielo para siempre.
Apenas habían recorrido la mitad del camino de regreso cuando Adán apareció frente a ellos, su rostro aún iluminado por una sonrisa burlona. "¡Ben, muchacho! Una vez más, mis felicitaciones. Nunca había visto a esos putas palomas tan descolocadas."
Charlie, aún procesando los eventos recientes, lanzó una mirada de desprecio hacia Adán. Su odio hacia él permanecía intacto, si no intensificado.
Adán, disfrutando claramente del momento, continuó: "Ah, pero debo agradecerte, Ben. Nos has dado una excelente razón para hacer el próximo Exterminio aún más... memorable." Su sonrisa se tornó siniestra mientras señalaba a Ben. "Por tu culpa, me temo que lo tomaremos bastante personal esta vez, será mejor que prepares el culo."
Vaggie, incapaz de contenerse, dio un paso adelante para protestar, pero antes de que pudiera hablar, Lute apareció a su lado, apuntándole con su lanza celestial. "Silencio, traidora," siseó Lute, sus ojos brillando con desprecio.
Charlie, sorprendida por la interacción, miró a Vaggie con confusión. Adán, viendo la oportunidad de causar más dolor, intervino:
"Oh, ¿no lo sabías, princesita? Tu querida Vaggie solía ser una de mis ángeles... una de las más putas perras y locas de mi escuadrón de zorras personal, de hecho, era casi tan sanguinaria como Lute aquí presente."
Lute asintió, una sonrisa cruel en sus labios. "Es cierto. Vaggie era una de las mejores... hasta que se volvió débil. Esa debilidad le costó todo."
Charlie sintió como si el suelo se desvaneciera bajo sus pies. Se giró hacia Vaggie, la traición grabada en cada línea de su rostro. "¿Es... es cierto? ¿Eras un ángel? ¿Por qué nunca me lo dijiste?"
La mente de Charlie daba vueltas. Recordó cómo incluso Ben, apenas conociéndola, le había confiado el secreto del Omnitrix cuando ella preguntó. Y Vaggie, su pareja, su confidente, le había ocultado algo tan fundamental durante todo este tiempo.
Vaggie intentó hablar, pero Charlie, cegada por la ira y el dolor, la interrumpió. "No. No quiero oírlo ahora. Nos vamos de aquí. Inmediatamente."
Mientras el grupo se preparaba para partir, Emily se acercó para despedirse. Sus ojos se posaron en Ben, quien había vuelto a su forma humana. La joven ángel parecía luchar con emociones conflictivas.
"Yo... lo siento mucho por todo esto," dijo Emily, su voz cargada de desencanto. "Nunca imaginé que el Cielo... que nosotros..." Se detuvo, incapaz de continuar.
Ben le ofreció una sonrisa comprensiva. "A veces, Emily, descubrir la verdad puede ser doloroso. Pero es el primer paso hacia el cambio, sé que harás lo correcto cuando llegue el momento, eres una buena persona."
Mientras el ascensor comenzaba su descenso de vuelta al Infierno, el grupo quedó sumido en un silencio tenso. Charlie evitaba mirar a Vaggie, Ben reflexionaba sobre las consecuencias de sus acciones, y Vaggie luchaba por encontrar las palabras para explicarse.
El viaje de regreso prometía ser largo y lleno de confrontaciones pendientes, mientras cada uno de ellos se preguntaba cómo estos nuevos desarrollos afectarían su lucha por cambiar el Infierno.
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