Cap. 23: Valor es la palabra, parte 1

En algún lugar del espacio exterior

Una feroz batalla rompía la calma que suele haber en el universo. Cuatro miembros del Cuerpo de Linternas Verdes luchaban contra un gran número de buques de guerra.

Para resumirles: el Cuerpo de Linternas Verdes son como policías intergalácticos repartidos por los más de 3000 sectores en todo el universo. Son controlados por unos seres conocidos como los Guardianes ubicados en un planeta conocido como Oa. Sus poderes provienen de un anillo de poder verde que se encarga de elegir a su portador de acuerdo a su valentía.

En este momento, los Linternas Verdes que estaban sufriendo el ataque de las naves eran Katma Tui (sector espacial 1417), Kilowog (sector espacial 674), Galius Zed (sector espacial 1123), y Arkkis Chummuck (sector espacial 3014).

Galius: ¡Era una trampa, y caímos directamente en ella!

Mientras atacaba y gritaba, no se dio cuenta de que un misil se dirigía hacia él. Sin embargo, su compañera y líder estuvo atenta para salvarlo con un campo de fuerza.

Katma: ¡Cállate, Galius!

Arkkis: Se suponía que esto era una simple extracción – dijo mientras era salvado por Kilowog luego de recibir un impacto.

Katma: ¡Es hora de retirarnos!

Los cuatro Linternas se escondieron en una cueva de un planeta cercano. Kilowog destruyó parte de ella para bloquear el paso de los enemigos. Sin embargo, desde arriba otro grupo de naves ingresaron y abrieron fuego; fuego al que los Linternas respondieron.

Katma: ¡Galius, Arkkis: vigilen los francos izquierdo y derecho!

Ambos Linternas obedecieron la orden de Katma y con sus anillos destruyeron las paredes de la cueva. Los escombros acabaron con alguna de las naves.

La entrada a la cueva quedó totalmente bloqueada, pero los Linternas no pudieron relajarse mucho puesto que una explosión provino de la misma. Detrás de fuego, emergieron cuatro figuras envueltas en fuego morado. Uno de los atacantes disparó una llamarada hacia el grupo y éste se protegió con un campo de fuerza combinando el poder de sus anillos.

La llamarada fue más fuerte y destruyó el campo. Los Linternas se cubrieron detrás de unas rocas y dispararon sus anillos; pero los atacantes no se inmutaron y respondieron el fuego. Para protegerse, el grupo levantó una parte del suelo con sus anillos y lo usaron de escudo.

Galius: ¡A tu alto contacto en la resistencia obviamente se le escaparon algunos detalles!

Katma: ¡Deja de quejarte y haz tu trabajo!

La Linterna disparó un rayo de su anillo hacia unas estalactitas y estas cayeron sobre los atacantes. Estos salieron ilesos y dispararon más de sus llamaradas.

Galius: Es inútil, necesitamos más altura – se elevó en el aire.

Arkkis: Voy contigo.

Katma: ¡Alto!

Galius: ¡No tratas con simples reclutas, Katma!

Katma: ¡Esperen!

Ambos Linternas no escucharon a su líder y eso les costó muy caro. En el aire, se encontraron con una nave que tenía un gran cañón apuntando a ellos. Galius ni siquiera pudo quejarse por última vez cuando fue desintegrado junto con Arkkis.

Katma: ¡No! ¡Kilowog, debes alertar a los Guardianes!

Kilowog: ¡No me iré sin ti!

Katma: No, yo tengo que cubrir tu escape. Es la única salida.

Kilowog: Katma...

Katma: ¡Yo estoy al mando, Kilowog! ¡Vete!

La Linterna Verde del sector 1417 utilizó todo el poder de su anillo y creó un campo de fuerza a la vez que disparaba varios rayos que impactaron en los enemigos.

Katma: ¡VETE!

Kilowog también utilizó todo el poder de su anillo y salió disparado a gran velocidad en el cielo. Detrás, vio como una gran explosión cubrió el lugar donde su líder estaba.

Kilowog: No creo que los Guardianes sean de ayuda... Debo ir con alguien más.

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Bellwood, Nueva York

En las afueras de la ciudad que nunca duerme, Ben 10 y Supergirl estaban en otra sesión de entrenamiento. ¿Por qué entrenaban en las afueras de la ciudad? Porque Ben estaba probando las habilidades de una de sus nuevas transformaciones.

Krypto-Knight: Fallaste de nuevo – dijo mientras esquivaba otro golpe de Kara.

Supergirl: ¡Ya deja de burlarte!

Durante gran parte del entrenamiento Ben y Kara estuvieron bastante parejos, pero había otros en donde el héroe sacaba a relucir su experiencia en el arte de la batalla.

Krypto-Knight: Ay, qué delicada. Relájate, estamos entrenando.

Supergirl: Entonces deja de hablar.

A una gran velocidad, Kara cargó para darle un golpe con su puño. Ben tuvo buenos reflejos y respondió con su puño, provocando una gran onda de aire con el impacto. Kara logró acertar dos golpes en el rostro al héroe; y cuando se disponía a dar un tercero, Ben la tomó del brazo, giró su cuerpo y la tomó del cuello mientras mantenía la tenía sometida del brazo.

Krypto-Knight: ¿Quieres terminar?

Kara con su brazo libre dio un fuerte golpe en su estómago que la liberó del agarre del héroe. Luego tomó distancia mientras sobaba su cuello.

Supergirl: Oye, fuiste muy rudo.

Krypto-Knight: L-Lo siento, aún no controlo bien esta forma – se rascó la cabeza avergonzado.

Ambos decidieron terminar con el entrenamiento y descendieron al suelo. Kara aprovechó el sol para poder recuperarse.

Supergirl: Ya te dije, tienes la fuerza suficiente como para levantar una base completa; pero hoy noté que pareces mucho más fuerte que un kryptoniano común. (Además, también es muy apuesto) – dijo lo último en su mente.

Krypto-Knight: Pero es realmente complicado contenerme en batalla. Aún me pregunto cómo es que Clark y tú lo hacen.

Supergirl: Bueno, creo que puedo...

Krypto-Knight: Espera... ¿escuchas eso?

Supergirl: ¿Escuchar qué...? Ah, espera, ahora lo oigo.

Lo que escuchaban ambos héroes era el ingreso de lo que parecía ser un meteoro a la Tierra. Ben usó su supervisión y vio mejor lo que ingresaba al planeta.

Krypto-Knight: ¡No puede ser! – sin pensarlo, salió disparado en el aire.

Supergirl: ¡Oye, espera! – la kryptoniana también salió disparada.

El par de héroes neoyorkinos llegaron en segundos a la zona de impacto. Dentro de un cráter, se encontraba un ser parecido a un cerdo humanoide musculoso con su ropa desgarrada y varias heridas. Al llegar, Ben volvió a su forma normal.

Ben: Oh no, es Kilowog.

Supergirl: ¿Lo conoces?

Ben: Es un Linterna Verde – se acercó hacia él y le palmeó el rostro – Kilowog, ¿qué paso?

Kilowog: Atraparon... atraparon a Katma... yo... – el Linterna cayó inconsciente.

Ben: Kilowog... Kilowog... – intentó despertarlo.

Supergirl: No entendí, ¿qué quiso decir con eso?

Ben: No lo sé. Hay que llevarlo con la Liga, allá estará bien.

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La Atalaya

En la famosa base y sede de la Liga de la Justicia ubicada en la órbita de la Tierra, Kilowog se encontraba en la sala médica junto a Superman, Supergirl, Ben, y otro miembro tanto de la Liga como del Cuerpo de Linternas Verdes: Hal Jordan (sector espacial 2814).

Superman: Hiciste lo correcto, Ben. Por suerte para Kilowog, tenemos los elementos suficientes para sanarlo.

Luego de un rato, el Linterna Verde a cargo del sector 674 despertó un poco adolorido.

Ben: ¿Qué onda, grandulón?

Kilowog: Hola, pequeño insecto – chocó su puño con Ben.

Superman: Se pondrá bien.

Hal: Hola Kilowog.

Kilowog: Hal...

Hal: Tranquilo. Quiero que me cuentes qué pasó.

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Kilowog: Se hacen llamar la Legión del Tercer Ojo, son fanáticos del planeta Kalanor. Invadieron Rastad VII, y nos llamaron. Era una misión simple: detener a su jefe Despero, e impedir su avance – el Linterna relató la situación mientras sanaban sus heridas.

Supergirl: Y por lo que veo, algo salió mal.

Kilowog: Subestimamos el poder de Despero, no pudimos hacer nada. Tuve suerte de llegar aquí... Perdí a mis buenos amigos.

Hal: ¿Qué pasó con Katma Tui?

Kilowog: No estoy seguro de lo que pasó. Hay que decirle a John.

Hal: No lo creo. Él está en otra misión ahora; y ya sabes lo impulsivo que es, hará una locura.

Ben: ¿Entonces qué hacemos?

Hal: Yo iré. Investigaré si Katma sigue con vida; y si lo descubro, pediré ayuda. Por si acaso, me llevaré a la novata.

Kilowog: ¿A Jessica? ¿Estás seguro que está lista?

Hal: En algún momento tiene que estarlo, ¿no?

Kilowog: De igual forma, yo iré cuando me recupere.

Hal: Perfecto. Nos vemos después – abandonó la sala médica. Luego, fue a donde estaba la novata.

Ella era Jessica Cruz. Es una de las más recientes incorporaciones al Cuerpo de Linternas Verdes, además de una nueva protectora del sector 2814. Hal se había propuesto a ser su mentor, puesto que Jessica nunca se sintió segura de portar un anillo de Linterna Verde.

Hal: Hey, Jess; prepárate, nos vamos.

Jessica: ¿Irnos? ¿A dónde?

Hal: A buscar a una vieja amiga mía. Surgió un problema y Kilowog salió afectado.

Jessica: ¿Kilowog? ¿Él está bien? – para la novata, Kilowog fue otro entrenador al que le tenía mucho respeto.

Hal: Por supuesto, sabes que un tipo duro de matar.

Jessica: Entonces, ¿a dónde vamos?

Hal: A Kalanor, será un viaje largo. Espero que tengas recargado tu anillo.

Jessica: S-Sí, vamos.

Ambos Linternas Verdes partieron rumbo al planeta donde supuestamente estaba Katma.

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Órbita de Kalanor

Al llegar, vieron una nave del Cuerpo de Linternas Verdes totalmente destruida y con algunas marcas extrañas.

Hal: No es una buena señal.

Jessica: Tuvo que haber sido algo muy poderoso para destruir una nave como esta.

Ambos Linternas usaron sus anillos como rastreadores por toda la nave esperando encontrar alguna pista.

Hal: Espero que hayas sobrevivido, Kat.

Jessica: Hal, encontré algo – dijo mientras su anillo titilaba.

Hal: Es ella, vamos.

Los dos héroes entraron a Kalanor rápidamente y al llegar se escondieron en una ciudad. Pudieron notar que los habitantes eran de piel morada con una aleta en la cabeza. Uno que parecía huir de unos guardias llamó su atención.

Siguieron a ese chico hasta un túnel donde los guardias lo acorralaron. Uno de ellos le apuntaba con una lanza lista para disparar, por lo que Hal decidió actuar envolviendo a ambos en campos de fuerza.

Hal: ¿Es que nunca podemos llevarnos bien? ¿No hay nada que quieran decir?

– ¡Despero, sálvanos! – dijeron ambos al unísono.

Hal: No esta vez. Buenas noches – noqueó a ambos con un poco de energía y los dejó en el suelo. Luego vio al chico que salvó – En vez de darme las gracias, dame algo de información.

– ¡Despero, perdóname! – el chico salió huyendo.

Hal: ¡Espera...!

Ambos Linternas se dieron vuelta y vieron a varios ciudadanos observando la escena. Cabe aclarar que algunos sentían algo de miedo por ser extranjeros y haber derrotado a dos guardias de Despero.

Jessica: Estupendo, Jordan. ¿Quieres llamar más la atención? – los dos salieron volando sin decir nada.

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La Atalaya

Kilowog ya se encontraba recuperado y con su traje de Linterna Verde puesto cuando Ben, Supergirl y Superman entraron.

Superman: Aún no hay noticias de Hal y Jessica.

Kilowog: No me sorprende. Kalanor está en los confines de la galaxia, el peor lugar donde pudo perderse Katma.

Ben: Si es que aún está viva – Kara le dio un codazo.

Kilowog: La última vez que la vi lo estaba; pero ahora, no sé.

Supergirl: ¿Qué tal si ese tal Despero ya los capturó?

Superman: ¿Crees que puedas llevarnos a Kalanor?

Kilowog: Yo estoy bien, mi anillo no tiene energía. Necesito mi linterna.

Ben: Podrías usar la de Hal.

Kilowog: Tienes razón pequeño insecto, claro que sí – le dio una palmada fuerte en la espalda – ¿Sabes dónde la guarda?

Ben: Ah, pensé que tú lo sabías – el Linterna hizo una seña de no saber.

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Kalanor

Adentrándose más en la ciudad, Hal y Jessica consiguieron unas capas con capuchas nativas para camuflarse. Lograron seguir el rastro del anillo de Katma hasta una casa humilde. Cuando se dispusieron a entrar, alguien los interceptó.

– ¿Qué buscan?

Jessica: Nada que a ti te interese.

– Me interesa si quieren entrar a donde está Katma.

Hal: ¿Conoces a Katma Tui?

– Soy Radoko, su amigo; pero no los conozco, creo que deben irse – el hombre desenfundó una espada.

Hal: Estamos cumpliendo una misión de Despero – esto hizo que Radoko quedara boquiabierto.

Jessica: ¿Ahora si quieres evitar problemas?

Radoko: Por supuesto que sí, discúlpenme – luego salió corriendo.

Jessica: Cobarde.

Hal: Mira quién lo dice. Mejor entremos.

Hal usó su anillo para abrir la puerta. Ya dentro, no encontraron nada más que cosas desordenadas y algunas botellas vacías. Debajo de las almohadas de una cama, encontraron el anillo de Katma.

Hal: Kat, ¿dónde estás...?

Hal/Jessica: ¡AHHHHHHHH!

Ambos Linternas cayeron inconscientes luego de ser electrocutados por dos guardias que entraron sin que el dúo los notara.

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Ciudad Costera

En el departamento de Hal Jordan, Ben Tennyson y Kilowog entraron para buscar su batería de poder en forma de linterna para recargar el anillo de este último.

Ben: Vaya, veo que Linterna es un gran fanático del orden – dijo sarcásticamente viendo varias cosas desordenadas – Bien, ¿por dónde empezamos?

Kilowog: Tenemos que encontrar su compartimiento ultradimensional. Tardaré un segundo – dijo mientras usaba su anillo para buscar dicho compartimiento.

Ben: Genial, avísame cuando lo encuentres – se dirigió hasta el refrigerador de Hal y buscó algo para comer.

Kilowog: No creo que lo guarde ahí.

Ben: No es eso lo que busco – tomó una pata de pollo – No eres el único que necesita recargarse, viejo – luego abrió el congelador – Mira que tenemos aquí – sacó un bote de helado de moras – ¿Te gusta el helado?

Kilowog tomó el bote... y se lo engulló entero, con cartón y todo. Lo masticó y luego lo tragó.

Kilowog: Delicioso.

Ben: Claro. Quédate conmigo amigo, y descubrirás un mundo totalmente nuevo – luego se fue hasta la sala – Oye, mira esto. Grandes clásicos de la comedia, fiel amigo.

El héroe le dio al Linterna un DVD recopilatorio de películas cómicas... y también se lo engulló entero.

Kilowog: Delicioso.

Ben: ¿Qué más podemos encontrar?

Repentinamente, una figura se acercó detrás de ellos de forma amenazante. Ambos se dieron vuelta y abrieron los ojos como platos.

Ben: ¡Ah, santo cielo!

Kilowog: ¿Qué es eso?

– ¿Qué hacen ustedes en mi edificio? Y tú, ¿por qué usas la ropa del señor Jordan?

El, o mejor dicho la atacante; era una anciana que aparentemente era la dueña de lugar. Lo que preocupó a ambos es que tenía una escoba como arma.

Ben: Señora, podemos explicárselo... – la anciana comenzó a atacar al héroe – ¡Señora, por favor...! – Kilowog aprovechó para seguir buscando la batería de Hal.

– ¡El señor Jordan me había hablado de monstruos como ustedes, pero no dejaré que me absorban el cerebro!

Ben: ¡Señora, somos los buenos! ¡Somos sus amigos!

Kilowog: ¡La encontré!

Ben: ¡Deje de golpearme señora, por favor! ¡Yo...! – se dirigió al Linterna – ¿Qué estás esperando? – ambos héroes salieron corriendo del departamento – ¡Fue un placer conocerla, señora; si quiere le presento al señor Baumann! – la anciana le lanzó la escoba.

– ¡Y no regresen!

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Kalanor

Dentro del castillo de Despero, un montón de soldados leales a él se encontraban observando cómo dos guardias trasladaban a Hal y Jessica hasta el soberano.

El tan mencionado Despero se encontraba flotando y meditando en pose de loto, para luego darse vuelta y ver a ambos Linternas. Cabe aclarar que Despero tenías dos grandes diferencias respecto a su gente: era mucho más musculoso y tenía un tercer ojo.

Despero: Dos Linternas Verdes más, esto se está volviendo monótono. Pero sé bien que no es su culpa, sólo estaban obedeciendo las órdenes de su amo.

Hal: Despero, supongo.

– ¡Despero es todo! – gritaron todos los presentes.

Hal: Y con un club de fans, además.

Despero: A los Guardianes les conviene hacerse a un lado. Surge un nuevo orden en el universo, cuya historia se escribirá con fuego y la sangre de quienes se opongan. Les sugiero que se unan a mí.

Hal: No sé lo que estás vendiendo, pero no quiero comprarlo.

Despero: Lo que tú quieras es irrelevante. La única voluntad que importa es la mía, la única voz genuina de la Llama de Py'tar; la cual me fue otorgada desde tiempos inmemoriales.

El gobernante de Kalanor se aventuró en sus pensamientos, recordando el origen de su fuerza y el motivo de sus objetivos.

Despero: Yo era un simple campesino desterrado del pueblo por mi deformidad. Sólo y desesperado, vagué por el desierto, guiado por la invisible mano del destino. Fue al ser atacado por una pandilla de ladrones dispuestos a quitarme lo poco que tenía, que se me reveló la verdad suprema. Antes de que los ladrones pudieran huir, la tierra se abrió bajo sus pies. Se alzó una llama ardiente y destruyó a mis atacantes... Pero yo me salvé. Mi tercer ojo se abrió y la llama me habló con una voz que sólo yo podía oír. Me habló de una época en la que Kalanor se convertiría en un paraíso. Py'tar me concedió a mí el honor de guiar a los míos a la grandeza, y extender su luz a toda la galaxia.

Hal: Tu historia es bastante increíble – dijo con sarcasmo.

Despero: Dudas de mi palabra. ¡Observa, la Llama de Py'tar!

Unas puertas de gran tamaño se abrieron detrás de todos. Del otro lado, una gran llama morada se alzaba más viva que nunca. Todos parecían disfrutar del calor que la llama ofrecía.

Hal: Encendiste una hoguera, ¿con eso quieres impresionarme?

Despero: No eres el primer escéptico, y no serás el último.

Los soldados alrededor de ambos Linternas intentaron electrocutarlos de nuevo. Sin embargo, los dos liberaron gran poder de su anillo y se liberaron.

Despero: ¡Abran sus ojos y podrán ver!

El soberano disparó un rayo morado de su tercer ojo, Hal y Jessica hicieron lo mismo con sus anillos. Ambos ataques parecían estar parejos en fuerza, pero...

Despero: ¡Sientan el poder de mi rabia! ¡Sientan el poder de mi odio!

Despero aumentó la fuerza de su ataque y venció a ambos Linternas, quemando sus manos en el proceso.

Despero: ¿Ven que es inútil resistirse?

Hal intentó volver a atacar con su anillo. Despero fue más rápido y disparó otro rayo morado de su ojo que mandó al Linterna a rodar por unas escaleras. Cuando terminó de caer, se hallaba en frente de una mujer.

Jessica: ¡Hal, no!

Despero: Sacerdotisa, llévalo a las llamas. Guardias, lleven a esta chica a las mazmorras.

En frente de Hal, se hallaba Katma Tui. Pero esta lucía muy diferente. Prácticamente gran parte de su cuerpo estaba expuesto; sus pechos estaban protegidos por un sostén dorado y llevaba una especie de falda larga que sólo cubría sus partes íntimas, dejando al descubierto ambas piernas. Tenías varias pulseras en ambos brazos y un collar dorado en el cuello.

Katma golpeó a Hal con una lanza y luego lo arrojó a una fosa de fuego morado hacia su muerte. A simple vista, parecía haberle importado poco y nada cometer tal acto. Todo esto mientras Jessica era despojada de su anillo y llevada a una celda, muy probablemente para convertirla en sacerdotisa.

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– Atención, aumentar a 20 mega-ciclos.

Dos nativos de Kalanor se encontraban frente a lo que parecía un teletransportador. Dentro del mismo, salió Hal Jordan pero aparentemente inconsciente.

– ¡Lo perderemos!

– ¡Cambiar a energía auxiliar ahora!

Uno de ellos aumentó la potencia del teletransportador, pero parecía no querer funcionar. Entonces, el otro le dio un simple golpe y se arregló (como la televisión de mi casa).

– Con eso bastará.

Hal Jordan salió despedido de la máquina, cayendo de cara al suelo. Cuando levantó la vista, vio a los dos hombres que lo trajeron.

– Bienvenido a la resistencia, compañero – dijo mientras lo levantaba del suelo – Mi nombre es Shiflett, a Radoko ya lo conoces.

Hal: ¿Cómo no lo supuse antes? Siempre hay una resistencia.

Shiflett: Siempre que hay opresión, tiene que haber resistencia. Creo que eso dice el dicho.

Hal: Gracias. Pero la gran pregunta es: ¿cómo es que estoy vivo?

Shiflett: Te salvaste de morir en las llamas gracias a nuestro transportador de materia.

Hal: ¿Tienen un transportador? – Shiflett señaló la máquina detrás suyo.

Shiflett: Es un poco rudimentario pero ha salvado a muchos como tú.

– Y fue lo mejor que pude conseguir en tan poco tiempo.

Desde una puerta, Katma Tui se apareció frente a los tres hombres aún con sus ropas de sacerdotisa.

Hal: ¡Kat! – se acercó para saludar a su compañera pero ella le dio un golpe en el rostro.

Katma: ¿Qué estás haciendo aquí?

Hal: A mí también me alegra verte. Creí que estabas en problemas.

Katma: ¿Y desde cuándo necesito ayuda para salir de ellos? – lo ayudó a levantarse.

Hal: Bueno, tal parece que me equivoqué. Toma, un anillo de poder no es algo que dejas olvidado.

Katma: Lo es cuando haces trabajo encubierto.

Hal: ¿Encubierto?

Katma: Entrar por la puerta principal no funciona. Perdimos a Arkkis y Galius.

Hal: Oh, no...

Katma: Afortunadamente yo pude escapar. Ellos me ayudaron a ocultarme, y desde entonces estoy reuniendo información.

Hal: Usar la astucia, clásico de Kat.

Katma: Qué bueno que lo recuerdas.

Hal: ¿Y bien, qué trama Despero?

Katma: Se prepara para iniciar una gran guerra de conquista. Rastad VII sólo fue una prueba para él, no sé cuándo empezará la verdadera campaña. Y gracias a ti casi quedé al descubierto.

Hal: Oye, lo siento, no pude evitarlo.

Katma: ¿Y quién es la mocosa con la estabas?

Hal: Una novata, la tengo bajo mi cuidado... Bueno, la tenía.

Katma: ¿Y John?

Hal: No está disponible... Lo siento.

Katma: Ya veo... No importa, el deber llama. Ahora también debo rescatar a la chica que debías proteger.

Hal: Iré contigo.

Katma: Ah ah, Hal Jordan, quédate aquí y ayúdalos.

Hal: ¿Segura? – observó a Shiflett y Radoko – Parecen tener todo bajo control.

Katma: Ya te dije, no necesito ayuda para salir de un apuro. Además, no te verías bien en un bikini de metal. Nos vemos... novato.

Hal: ¡Por si lo olvidaste, llevo cinco años en el Cuerpo! – le gritó pero Katma lo ignoró.

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Despero: Antigua Llama de Py'tar, el momento ha llegado. Transmíteme tus poderes para que pueda hacer tu voluntad.

El soberano se encontraba frente a la fosa ardiente. Esta, luego de que Despero le hablara, se hizo más grande. Todos los soldados presentes vieron como parte de la llama envolvía al villano. Entre los presentes, se encontraba Katma.

Despero: Juntos transformaremos Kalanor en un paraíso, y extenderemos tu luz por todo el universo... Comienza ahora.

– ¡Larga vida a Despero! ¡Despero es el comienzo! ¡Despero es el fin! ¡Despero es todo!

Despero: ¡Prepárense para recibir ahora el don de Py'tar! ¡Abran sus almas a la voluntad de la Llama!

Después de eso, varios rayos salieron de la llama en dirección a todos los soldados. Uno por uno, fueron envueltos en luz morada y comenzaron a flotar como si fuera que sus almas salían de sus cuerpos.

Despero: ¡Vayan! ¡La conquista comienza ahora! ¡Hagan cumplir mi palabra y mi voluntad en todo el cosmos!

Uno por uno, cada soldado salió volando fuera de Kalanor en diferentes direcciones, todos dispuestos a seguir las órdenes de su soberano.

Una vez más, el universo corría peligro.

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