Capitulo 14: Pasado de Raphtalia y Despedida de una Amiga.

https://youtu.be/TyNkl8lov2U

Así se encontraba esperando afuera hasta que Raphtalia emergió de la puerta, cubierta de sangre y con una mirada vacía.

"Vaya, mírala". —Tetrax comentó seriamente, observando a Raphtalia.

"Raphtalia, ¿estás bien?" —Ben preguntó con preocupación mientras se acercaba a ella para abrazarla.

"Oye Niña, ¿cómo te sientes?" —Tetrax preguntó con duda acercándose a ella.

"Estoy bien, supongo". —Raphtalia respondió seria, mirando a Tetrax con unos ojos que indicaban que había madurado. —"Ben, ¿ Puedes acompañarme ?". —Añadió con duda.

"Sí, claro". —Ben asintió para seguirla.

[Flashback de Raphtalia]

La bandera verde de los semihumanos ondeaba gracias al agradable viento de ese hermoso día. En ella, un escudo representaba al noble humano que los defendía.

En la aldea, todo era felicidad. Los niños jugaban tranquilos; todos, semihumanos, compartían una gran felicidad. Uno de ellos, un chico de aparentes diez o once años, llevaba consigo un balón. Cerca de la cancha de juego, bajo un árbol, dos niñas semihumanas.

— ¿A quién le gustas? — La amiga de Raphtalia le preguntó a la pequeña Raphtalia de doce años, quien se preguntó a sí misma antes de responder con una sonrisa: — A mi padre. — Su amiga de cabellos blancos negó con la cabeza.

— No me refiero a alguien así. — La amiga de Raphtalia continuó.

— ¿A alguien como quién? — Preguntó la pequeña Raphtalia con curiosidad

— En mi caso, quiero conocer al héroe de las leyendas. — La amiga de Raphtalia expresó con una leve sonrisa.

— ¿Aunque tú prefieres al héroe del escudo o no, Rifana? — Preguntó la pequeña Raphtalia con duda, y Rifana solo asintió.

— Cuando lo conozca, le pediré matrimonio. — Ambas sonrieron por esa confesión, compartiendo un momento de complicidad. Sin embargo, una luz dorada apareció de repente, tiñendo los cielos de rojo sangre. Las dos amigas se tomaron de las manos, visiblemente asustadas.

— ¡Miren! — Alguien gritó al ver una nube de calamidad que se acercaba, llenando el ambiente de temor.

[Fin del Flashblack de Raphtalia]

Así, el equipo de Ben descendió por aquellas escaleras que los llevarían al sótano, sumiéndose en la parte más oscura de aquel castillo y trayendo a la memoria de Raphtalia un recuerdo preciado:

— Nunca dejes de sonreír. — Recordó las palabras de su madre, quien le hablaba con una sonrisa.

— Tu sonrisa hará sonreír a los demás. — Evocó las palabras de su padre, también con una sonrisa en el recuerdo.

— Debes sonreír en toda situación siempre. — Agregó la madre con una leve sonrisa en su memoria.

De vuelta a la realidad, se veía a Raphtalia esforzándose por contener las lágrimas. — Papá, mamá, ya pude vengarlos. Voy a seguir adelante por ustedes. — Murmuró Raphtalia mientras rezaba frente a la tumba de sus padres. Luego, continuaron bajando las escaleras, una mano en su pecho, con la determinación de honrar la memoria de sus padres.

Ella solo recordó todo, cómo su pueblo, apenas en proceso de reconstrucción, fue atacado por soldados de la capital, el asesinato de los mayores allí presente, y cuando ella junto a Rifana fueron encerradas en el mismo lugar y la celda se abrió.

Al llegar al sótano, Gwen tomó el rostro de Raphtalia, reconociendo el peso de lo que estaban presenciando.

— Raphtalia, si quieres, puedes soltarlo. — Gwen habló con un tono amable y comprensivo hacia Raphtalia.

— G-Gracias, Gwen. — Raphtalia respondió, empezando a soltar lágrimas mientras continuaba caminando. Todo el grupo siguió a Raphtalia en aquel calabozo, donde cadenas colgaban del techo y de las paredes, y el frío se apoderaba del lugar.

"Raphtalia estuvo aquí. Tengo ganas de vomitar solo de pensarlo". — Gwen expresó su tristeza por Raphtalia, al igual que Ben y el abuelo Max. Ren, aunque estaba más afectado, se mantenía serio. En ese momento, Raphtalia solo tenía ojos para una celda en específico, la del equipo, donde sus ojos estaban ocultos tras sus mechones castaños.

[Flashblack de Raphtalia]

— ¡Grita! — Rabier vociferaba mientras golpeaba con su látigo a la pobre Rifana, quien solo sonreía, sin importarle los golpes. — ¡Qué aburrido, grita! — Rabier estaba enfadado, golpeando con más fuerza y Rifana comenzaba a gritar. — ¡Mucho mejor, grita más! — Golpeaba aún más fuerte, y Rifana lloraba y gritaba por el maltrato. La pequeña Raphtalia estaba en su celda, de rodillas, tapando sus orejas de mapache.

— R-Rifana... — Raphtalia pronunció entre lágrimas, tratando de no oír más de esos gritos. Así pasaron cinco minutos de tortura, y Rabier salió para que la pequeña de cabellos blancos descansara sobre una banca de madera, tratando de recuperarse del maltrato.

— Rifana, vamos a comer. — Raphtalia intentó hacer sonreír a su amiga con un plato para ambas.

— La bandera... — Rifana expresó con tristeza, confundiendo a la mapache. — Nuestra bandera, que sabe que somos un pueblo semi-humano, quisiera verla una vez más. — Rifana suspiró, sintiendo la necesidad de llorar.

— Tranquila, algún día la volveremos a ver. — Raphtalia tomó su mano, sonriéndole, intentando brindarle consuelo.

[Era noche - 2:34 am]

En ese momento, un guardia irrumpió en la celda y gritó: — ¡Oye tú! — Despertando a Raphtalia y Rifana, el guardia tomó a Raphtalia, pero Rifana no quería soltar a su amiga. — Raphtalia, p-por favor, no me dejes. — Rifana, con lágrimas en los ojos, suplicó. Raphtalia, con una leve sonrisa, dijo: — Tranquila, volveré con el héroe del escudo y te salvaré. — Le dio una pequeña bandera hecha de paja a Rifana.

— Sé que no me quedó muy bien, pero... — Raphtalia titubeó, pero Rifana interrumpió diciendo: — No, me gusta. Gracias. — Rifana le respondió con una leve sonrisa. En ese momento, el guardia soltó sus manos y se llevó a Raphtalia. Cuando llegaron al reino, la nieve caía, cubriendo todo el castillo de blanco.

— Está al comerciante de esclavos. — El guardia dejó a Raphtalia en un carruaje, con su destino ya marcado.

— ¿Y Rifana? — Preguntó Raphtalia con duda.

— Ella se queda, y tú te vas. — Con una sonrisa arrogante, el guardia le dijo antes de partir, saliendo por la gran puerta del castillo.

— ¿Cómo...? — Raphtalia estaba triste, cayendo de rodillas en la jaula sin emoción alguna. — ¿Cómo sonreír en este momento? — Se encontraba en esa celda encadenada, con la marca de la maldición en su pecho.

[Fin del flashback]

Ella apretó fuerte los barrotes de esa celda mientras lloraba; una mano se posó en su hombro, era el abuelo Max, que simplemente le acarició la cabeza. En ese momento, alguien gritó: — ¡Ben, aquí hay alguien! — Fue el grito de Ren, y el grupo corrió rápidamente para ver a un niño semihumano en el suelo. Rook cortó la celda y lo sacó de allí. Rápidamente, Raphtalia fue hacia el niño, y Ben puso una mano sobre él.

— Curación rápida. — Dijo Ben, sanando al infante en segundos, y este despertó. — ¡Aquí hay otro! — Gritó Melty, y Gwen fue a curarlo con su magia.

— Gracias. — Agradeció el niño a Ben.

— Hermanita, Ben. — Filo llamó a ambos, quienes se acercaron.

Al llegar y ver a un niño encadenado de un brazo, Raphtalia solo dijo una cosa al reconocer de quién se trataba.

Keel. — Dijo Raphtalia acercándose a él mientras Gwen lo curaba con su magia, y Raphtalia se sentó a su lado. — ¿Keel, estás bien? — Preguntó Raphtalia mientras acariciaba su cabeza.

— ¿Quién eres? — Preguntó Keel con duda, aunque estaba herido de gravedad, sus heridas poco a poco se estaban curando.

— Soy yo, Raphtalia. Me alegra que estés bien. — Dijo Raphtalia con alegría.

— No puedes ser, ¿eres realmente tú, Raphtalia? — Preguntó Keel con fatiga, pero sus expresiones revelaban que ya se estaba recuperando.

— ¿Recuerdas cuando te caíste en la playa? Nos pediste a Rifana y a mí que no le dijéramos a nadie. — Recordó Raphtalia con una sonrisa, y se podía ver que Keel estaba sorprendido. — Vaya, sí que creciste rápido. Eres toda una adulta. — Comentó Keel con una sonrisa.

— Sí, además, traigo conmigo al héroe del escudo. — Informó Raphtalia, y en ese momento, Keel vio sobre su hombro al héroe de las leyendas, aquel que valoraba la vida de los semihumanos frente a él, caminando con ellos.

— Bien, ya estás curado. — Anunció Gwen con una leve sonrisa.

— Lo encontraste, como le prometiste a Rifana. — Dijo Keel con una leve sonrisa, mirando al héroe del escudo.

¿Rifana aún está aquí? — Preguntó Raphtalia con duda y felicidad, corriendo hacia la celda donde fue encerrada con su mejor amiga, donde le dio ánimos y donde le prometió volver.

— Espera, ¡Raphtalia! — Gritó Keel, tratando de detener a Raphtalia, pero falló, ella solo corría con un pensamiento: "Rifana, cumplí mi promesa" .-Recordó las palabras resonando en su cabeza; "Raphtalia, si algún día conozco al héroe de las leyendas, al héroe del escudo le pediré que me haga su esposa". — Dijo Rifana con una leve sonrisa, esas fueron las palabras que le dijo a su amiga.

El equipo de Ben fue tras Raphtalia, hasta que

https://youtu.be/AIH-y6vAj2k

un grito los detuvo, uno de dolor y llanto. Keel bajó la cabeza ante eso y solo derramó unas lágrimas. Así, los demás entendieron que ya era muy tarde para Rifana. Filo estaba a punto de ir y consolar a su "mamá", pero Ben la detuvo.

Iré yo, Ren, te encargo a Keel. — Dijo Ben seriamente, y así Ren solo asintió, recibiendo al niño. Con paso lento, Ben llegó donde estaba Raphtalia, que lloraba.

— No puedo creer que esto pase en Melromarc. — Expresó Melty, triste, incapaz de creer que esto estuviera ocurriendo en el reino.

— No solo aquí, princesa Melty, en otras partes de este continente igual pasa. — Dijo Rook seriamente, recordando las guerras.

— No.....— Fueron las únicas palabras de Raphtalia ante esa revelación, recordando las palabras de su madre: "Melty, alguien tiene que decirle al rey sobre el atentado y los falsos crímenes que inculparon al héroe del escudo. Iría yo misma, pero..." .-Las imágenes de todo lo que vivió hasta hoy, todo sobre la secta de los tres héroes y cómo su hermana intentó quitarle la vida.

Ben se arrodilló a su lado, observando un esqueleto de una semihumana con sangre a su alrededor. Una de sus manos sostenía una pequeña bandera que parecía que nunca soltó.

— Fallé. — Dijo Raphtalia llorando, y el Héroe le acarició la cabeza para que pudiera desahogarse. — Rifana, ella era mi mejor amiga y una en la que podías confiar. — Limpiando algunas lágrimas. — Antes de que nos separaran, le hice una promesa: que te traería para salvarnos, que traería al héroe del escudo, pero fallé. — En eso, Ben la tomó de la mano y la miró a los ojos.

— Raphtalia, no te culpes. No importa lo que hayas hecho, no podías cambiar lo que pasó. Tu amiga, aunque no la conozca, fue una buena amiga para ti. Y no te culpes por haberla abandonado. Ella sabía que lo que hacías era lo correcto. Pero el dolor no desaparecerá de la noche a la mañana. No tienes que hacerlo sola. Yo estoy aquí para ti. No importa lo que pase, siempre estaremos aquí para ti. — Dijo Ben con una leve sonrisa mientras la acariciaba. Pero en eso, Raphtalia le dijo:— Ben, maté a alguien. No merezco estar contigo, no merezco esta pistola. — Dejando caer la pistola de los plomeros.

Pero en eso, Ben agarra la pistola y se acerca poco a poco a ella. — No digas eso. No eres una mala persona. Todos alguna vez nos hemos echado la culpa de nuestros errores, pero eso no significa que no merezcas estar aquí. Eres mi compañera, y siempre voy a estar aquí para ti. Tu amiga debe estar orgullosa de ti por lo que hiciste. Y esta pistola es tuya, porque te la ganaste. No la tires a la basura. — Así, le da un beso aprovechando para dejar la pistola en la mano de Raphtalia. Logra estar feliz por esa acción del héroe que tanto ama, no desaprovechó, aún estando en esa situación, rodeando su nuca. Lamentablemente, ese beso no duró mucho, ambos castaños se separaron con un leve sonrojo, dejando un hilo de saliva que conectaba sus labios.

— Raphtalia, tal vez no la hayas salvado, pero podemos hacerle un entierro digno. Es lo mínimo que puedes hacer ahora. — Dice Ben con una leve sonrisa.

— Sí, tienes razón. — Responde Raphtalia con una leve sonrisa.

[Musica para el momento]

https://youtu.be/RgKAFK5djSk

De repente, todo se volvió blanco, y Raphtalia estaba sentada en medio de la nada, tapada por la niebla.

Y en eso, poco a poco, se vio a una niña de cabello blanco y ojos avellana. — Amiga. — Dice la chica con una leve sonrisa acercándose a Raphtalia. — Rifana... — Exclama Raphtalia sorprendida de verla, y así ella fue a abrazarla, llorando. Pasaron 4 minutos para verlas sentadas. — Hay muchas cosas de las que quería contarte, amiga. — Dice Raphtalia viéndola.

— Jaja, bien, entonces cuéntame. — Responde Rifana con una leve sonrisa.

Así, Raphtalia le cuenta todas sus aventuras con Ben y su equipo. — Vaya, te tengo envidia. Tienes una relación con ese chico. — Dice Rifana con un puchero tierno, pero después sonríe. — Raphtalia, eres una mujer muy linda. No me queda duda de por qué el héroe del escudo te escogió. — Añade Rifana con una leve sonrisa.

— Ja, gracias. — Responde Raphtalia. Pero en eso, Rifana se levanta ya que estaban desapareciendo, y Raphtalia, con un tono de voz casi quebrado, le dice: — Siento mucho por haberte abandonado y dejarte sola en ese lugar y por poner una falsa promesa, y por no poder estar viva aquí conmigo. — Estaba casi llorando, pero Rifana se acerca a ella y pone su mano en su hombro.

— No tienes por qué disculparte, Raphtalia. Y no creas que esa promesa que pusimos fue falsa, porque en verdad conseguiste traer al héroe del escudo. Pero sabes algo... Nunca me enojé contigo. — Dice Rifana con una leve sonrisa, sorprendiendo a Raphtalia.— Admito que siempre me hacía ilusiones de que a veces tú vendrías a buscarme con el héroe del escudo y que juntas nos casaríamos con él, aunque después de todo no pasó. — Rifana dice con una sonrisa mientras acariciaba a Raphtalia, quien estaba empezando a soltar lágrimas. — Pero ahora confío en ti, amiga. Siempre estaré orgullosa de ti, ya que sé que mi amiga cumplió con su promesa, y eso me pone muy feliz. — Añade Rifana con una gran sonrisa, y Raphtalia rompe en llanto. — Antes decía que vivía mi vida a merced de las olas de la calamidad y soñando ser esposas del héroe del escudo, y creo que por eso éramos hermanas. — Rifana continúa, para luego poco a poco desaparecer y decirle: — No importa dónde estés, si estás fuera de aquí o lejos, o donde quieras, y lo más importante en la vida siempre serán las personas que amamos. Y siempre estarás conmigo, y siempre serás mi hermana. — Así, abrazando a Raphtalia, que estaba llorando, y desapareciendo.

[asi Volviendo a la realidad]

Así, todos guardaron un minuto de silencio, y Raphtalia dejó la bandera que le había hecho a su amiga. — Descansa en paz, vieja amiga. — Dijo, y así el grupo salió del sótano. El abuelo Max cargaba a Keel en su espalda, Ren llevaba una bolsa, Rook llevaba en sus brazos a ambos niños rescatados.

Continuara....

https://youtu.be/HEwAiwttN10

Espero que les haya gustado el capitulo Catorce de esta Teoría, Si te gusta puedes darle un voto y darle a favoritos asi que sin mas me despido Bye.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top