Roma. Italia.

7 de enero de 2020

MARIA

Al entrar al cuarto donde yacía mi madre un sentimiento de tristeza me invadió y no pude contener el llanto al verla en ese estado. A Camila también se le escaparon algunas lágrimas, respiró hondo y se acercó a mi madre.

Un par de horas después mi madre despertó un poco alterada.Eso hizo que me asustara y diera un pequeño brinco hacia atrás haciendo que me cayera de la silla dándome un ligero golpe en mi espalda.

- Mari, ¿Estás bien? - me preguntó Camila.

- Si, solo fue un ligero golpe -

- ¿Dónde estoy? - preguntaba mi madre asustada.

- En el hospital - le dije mientras me paraba con ayuda de Camila.

- ¡¿Qué?! - dijo mi madre intentándose levantar de la cama.

- No te mueva mami, te puedes hacer daño - le dije acostándola que con ayuda de Camila.

- ¿Qué me pasó? -

- Te accidentaste -

- ¿Qué? - respondió sorprendida.

- ¿En serio no te acuerdas? -

- No, lo último que recuerdo es despedirme de ti en casa, de ahí para allá todo es muy borroso -

- Lo mejor es que descanses para que te mejores más rápido mamá -

- Si, eso haré, no te dejaré sola en casa y mucho menos con Camila, ¿Recuerdas cuando tenías trece y quince años? -

Cuando tenía trece años, mi madre me dejó en casa de la que era mi mejor amiga, pero terminé incendiando su casa accidentalmente comenzando así la enemistad entre su familia y la mía, además, terminamos mudándonos desde Ciudad de México a Los Ángeles. Dos años más tarde, durante el día de los inocentes, robamos el auto del profesor de matemáticas, el profesor que más odiábamos, desencadenando una persecución por una pequeña parte de Los Ángeles, en consecuencia, fuimos trasladadas a escuelas diferentes, además de seis meses de trabajo comunitario y una cuantiosa multa. Así que era lógico que mi mamá tuviera miedo de dejarnos solas. Por eso, decidimos quedarnos en casa de una tía en las afueras de Roma hasta que mi madre se mejorara.

Por desgracia, hoy también tengo una fiesta, pero con mi madre en este estado no dudaría en quedarme con ella.

- ¿Qué estás pensando? - pregunto mi madre.

- En nada -

- ¿Segura? -

- Solo que hoy tengo una fiesta, pero prefiero perdérmela y quedarme aquí contigo -

- No importa, ve con Camila y le presentas a tus amigos -

- No, me quedaré contigo -

- María, tu madre ha salido de peores situaciones, estaré bien -

- No madre ¿Qué tal te pase algo? -

- Tranquila, te prometo que no me pasará nada -

- Lo siento madre, pero no iré, me quedaré contigo -

- María, ve y diviértete, es una orden -

- No lo haré -

- Bien, entonces no irás a ningún lado durante todo el mes -

- ¿Qué? Eso no es justo - dije un poco disgustada.

- Bueno, entonces ve -

- No lo haré, prefiero el castigo injusto - dije de mala gana.

- Bien, espero que Esteban no se aburra tanto tiempo sin su mejor amiga -

- No utilices su nombre contra mi -

- Entonces ve, además, no se pueden quedar, el período de visitas termina en menos de diez minutos -

- Ningún hospital termina el horario de visitas a las cinco -

- Solo vallan y diviértanse. Mañana vienen y me cuentan que hicieron - decía mi madre con una gran sonrisa.

- Bien, llámame si necesitas algo. Cuídate - le dije dándole un cálido abrazo.

Salimos de la habitación con rumbo al ascensor, por suerte, estaba estacionado en nuestro piso ahorrándonos tiempo.

- ¿No crees que es mejor que nos quedemos con tu madre? -

- Ya la viste, no quiere vernos. Será mejor hacerle caso -

- Esta bien, si tú lo dices -

Al salir del hospital eran las cinco y media de la tarde, teníamos aproximadamente cuatro horas para la fiesta en la casa de campo del chico que me gusta.

Su nombre era Esteban.

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Hola amigos. Espero que estén bien y estén disfrutando la historia.

Quería avisarles que estaré subiendo capítulos todos los días. Así que, sin más que decir. Nos vemos mañana ✌