UN GRAN SUSTO
Roma. Italia.
7 de enero del 2020
MARÍA
Esteban y yo bailamos un par de minutos hasta que notamos que Pablo y Camila no estaban, así que comenzamos a buscarlos por toda la casa hasta que los encontramos caminando por la colina.
Esteban y yo no aguantamos la curiosidad y, sigilosamente nos acercamos a ellos escuchando todo lo que decían, hasta que Esteban, sin querer pisó una hoja que por desgracia Pablo escuchó y huyó junto con Camila hasta la cima de la colina donde, según Esteban, Pablo y él subían a observar las estrellas y a estudiarlas. Al menos creemos saber por qué subieron, ahora solo falta confirmar nuestras sospechas. Así que subimos por otro camino y nos escondimos detrás de un arbusto que estaba detrás de ellos.
Cuando miramos lo que ellos hacían nos sorprendió el ver a Pablo tan cerca de Camila mientras él señalaba las estrellas con la mano de ella, a juzgar sus rostros diría que tanto Pablo como Camila lo disfrutaban. Luego la situación se volvió más interesante cuando Pablo le entregó ese suéter a Camila y ambos comenzaron a hablar sobre la familia y lo distanciados que están ambos de sus respectivas familias, después, el choque de miradas de ambos. Y justo antes de que pasara algo más, Esteban entro en escena.
– ¡Quietos ustedes dos! – gritó Esteban mientras salía del arbusto tomando por sorpresa a Pablo y Camila. De repente, Pablo dio un pequeño brinco y cayó por la ladera un par de metros, mientras que Camila tomó una rama que estaba a su lado golpeando con esta a Esteban en el estómago.
Yo simplemente no pude contener la risa al ver tal escena.
– Maldita sea Esteban, casi me matas de un susto– decía Pablo mientras escalaba la colina.
– El que por poco muere aquí soy yo por aquel golpe con esa vara– dijo Esteban con sus manos en su estómago y con una mirada que expresaba dolor.
– Te lo mereces por ser un maldito chismoso– dijo Camila furiosa aún con la rama en sus manos.
– Cálmate Camila, solo fue una broma– le dije intentando calmarla.
– Cállate, o la siguiente en recibir un golpe eres tú–
– Perdón, solo quería ayudar–
– Pues no lo haces–
– Ok, perdón–
– Son unos idiotas– dijo Camila volviendo a la fiesta.
– ¡Camila, espera! – le grité intentando que volviera, pero fue inútil.
– Yo también me largo– dijo Pablo furioso.
– Creo que asustarlos no fue una buena idea– dijo Esteban aún adolorido por el golpe de Camila.
– Sí, creo que no lo pensamos bien, en fin, volvamos a la fiesta–
Varias horas después la fiesta acabó, pero durante todo ese tiempo Camila y Pablo no volvieron a hablar con nosotros, ni siquiera entre ellos, al parecer esto los afectó bastante.
Mientras volvíamos a mi casa me dio curiosidad el por qué Pablo estaba tan cerca de Camila cuando nos escondimos en el arbusto.
– Veo que te agradó Pablo ¿No? –
No tuve respuesta de parte de ella.
– Veo que también lo dejaste acercar mucho, tengo entendido que no dejas que cualquier hombre se acerque a ti–
– Solo me mostraba las constelaciones, no pasó nada más, así que no te hagas falsas suposiciones– me respondió con rabia.
– Ok, ¿Qué tal te pareció Esteban? –
– Que es un idiota que no sabe lo que hace, que es imprudente e inmaduro– me dijo casi gritándome con rabia.
– Muy bien, tranquila, no creí que te afectara tanto– le dije con un poco de miedo.
– Sabes bien que no me gusta que me asusten o interrumpan–
– Creí que sería divertido–
– Bueno, te equivocaste–
No volvimos a hablar durante el resto de la noche.
Al llegar a mi casa, Camila simplemente se encerró en su cuarto. Creo que todo esto la afectó demasiado.
Luego recibí una llamada.
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